Con la tecnología de Blogger.
¿Cuántas veces has dicho “Ya no puede pasarme nada peor” y te has equivocado? ¿Cuántas veces has dicho: “Algún día me reiré de esto…pasará mucho tiempo pero terminaré viéndole la gracia”?


Si has tenido un mal día, si crees que ya no puede pasarte nada peor o todavía no has olvidado eso de lo que tardarás mucho en reírte, entra en este blog y comprobarás que no eres el único. La idea no es consolarse con las “desgracias” ajenas, sino aprender a reirse de lo que haya podido convertir tu día en un infierno.

miércoles, 30 de junio de 2010

En la vida estamos rodeados de señales (no me refiero a las de tráfico).  Lo único que tenemos que hacer es saber interpretarlas. Algunas  son tan claras como un rayo que te cae en la cabeza partiéndote por la mitad. Pero ahí estoy yo negándome  a sacar conclusiones evidentes…o ya no.
Llevo 5 años en el mismo trabajo, haciendo las mismas cosas día tras día…las mismas y alguna más. Es lo que tiene ser la puta del reino.  Veo como lo demás mejoran (Unos merecidamente  y otros sin mérito alguno), con superiores (en todos estos años han ido cambiando),  que una y otra vez deciden que voy a la cola de todas las listas…menos en la de pedir que  lo que ellos pasan a sus superiores respectivos esté actualizado y correcto. Hace unos días la nueva jefa vino de una reunión en Madrid y dijo: “Allí todos  creen que el administrativo de León es una súper woman teniendo en cuenta todas las cosas que haces”. Ayer supe quienes van a subir de categoría en el mes de julio. Me pareció justo los que aparecían en la lista pero que yo no estuviera una vez más ya no lo entendí muy bien. Pero como dice mi jefa: “¿Cómo iba a justificarlo?” Claro…es más fácil justificar que personas que llevan 5 meses haciendo una tarea sean reconocidos antes que yo,  que llevo 5 años siga con la misma categoría. En realidad,   no tendría nada de malo si no fuera porque soy la única en la empresa…y no somos precisamente 4.  Todo llegará…ó  a lo mejor no. A lo mejor  la vida simplemente  me está enviando una señal tras otra para que espabile.
Mi novio dice que todos “mis problemas” en el trabajo  vienen por qué soy una persona sin más aspiraciones  que vivir tranquila y feliz y así no se llega a ninguna parte. El conformismo está reñido con las mejoras. No causo problemas ni los tengo con nadie, no llamo la atención, no me quejo, y tampoco recibo quejas sobre  mi trabajo…cosa difícil de conseguir teniendo en cuenta que lo único que nos importa como trabajadores (horario, nómina, y vacaciones),  dependen en mayor o menor medida  de lo que yo haga. 
Mi novio también dice y para algunas cosas es muy sabio que todos trabajamos por dinero, no dejamos de ser putas que hacemos las cosas en función de lo que nos pagan. Y cobrar menos ahora que hace años es tan triste…Dejo esta entrada porque el rayo que me cayó encima ayer  me ha dejado un poco payá y otro que me ha caído esta mañana a ver la nómina me ha deja ya K.O. Menos mal que no me gasto un puto duro en rodilleras.

martes, 29 de junio de 2010

Si todos fuéramos claros y directos, ¿Cuánto tiempo nos ahorraríamos? Tengo amigos / as que mantienen relaciones de esas que consisten en perder más tiempo imaginando qué es lo que quiere o piensa el otro que en disfrutar de la relación. ¿Me llamará? ¿No me llamará? ¿Qué habrá querido decir con…? ¿Crees que le gusto?, ¿Crees que el gustó?, y un montón de preguntas que se hacen ellos mismos o a algún amigo en lugar de preguntárselo todo al interesado en cuestión que realmente es el único que sabe las respuestas.
Yo conocí a mi novio una noche en la que me negué  a darle el número de teléfono con la chulería  de: “Sí, claro…para que luego me estés dando la chapa todo la semana llamando”. Su respuesta no se hizo esperar  y una semana más tarde cuando lo encontré por casualidad ME IGNORÓ. No me podía creer que alguien fuera más chulo que yo. Me ofendí tanto que dije: “Con que esas tenemos…” Lo siguiente ya fue un ataque frontal por mi parte. Vamos lo que él quería…desde el primer día…que fuera yo como una corderina. Claro que yo,  más que corderina, soy  como un búfalo y no doy rodeos ni vueltas a las cosas. Después de unos besos de esos en los que no tuve que pensar para donde mover la cabeza ni que hacía el otro con la lengua (seguro que eso os ha pasado alguna vez), le dije directamente: “Voy a ser sincera y después de unos meses de sequía no pensarás quedarte aquí toda la noche dándonos besitos.” Respuesta: “No”. “Eso sí,  sólo 3 cosas antes de ir al tema. ¿Tienes lo que hay que tener o vamos a comprarlos ahora?” Respuesta: “Sí”. “No serás  de esos a  los que hay que decirles  lo que tienen que hacer, ¿verdad?” Respuesta: “No”. Y ya por último: “Esto es lo que es. Mañana no me vengas con que quieres casarte y tener hijos porque por ahí no…”. Respuesta: “Noooooooo”.
5 años más tarde cada uno se puede comer sus palabras pero por lo menos no perdimos el tiempo. A ver si el resto hace lo mismo…

lunes, 28 de junio de 2010

Los niños no dejan de sorprenderme. El otro iba con mi hija (la chivata)  camino de la feria.
Caminando por la orilla del río vimos como por el puente venían dos niños con sus padres. El primero tendría unos 10 años y cargaba un globo gigante de Bob  Esponja. El pequeño  venía detrás con su padre (tendría unos 6 o 7 años). De repente se le escapó su globo y cayó al río. Al verlo le dije a Adriana: “Mira, seguro que ahora se pone a llorar  como un memo.”
“Pues no entiendo por qué. Es una bobada. Puede venir otro día a la feria y le dan otro.” Yo no daba crédito a tanta madurez.
Cuando nos lo cruzamos, el niño venía a grito pelado con la boca abierta como un paraguas. En lugar del globo parecía que le hubieran  robado un riñón.
 “¿Ves? Acerté. Me acuerdo que cuando eras pequeña,  a ti te pasó algo parecido.”
“¿Ah sí? No me acuerdo.” Dijo como que no iba con ella la cosa. “¿Cuándo fue eso?”
“Tenías 3 años…creo. Ibas en el carrito y la yaya te ató el globo a la silla. Al poco  se soltó y por tu forma de llorar se enteraron en todo el vecindario. Ahora no me acuerdo cual era la figura del globo.”
“Y, ¿Por qué se soltó?”
“Me imagino que la yaya no lo ató bien. Pero ¿No te acuerdas?”
“No”
Unos segundos más tarde me miró y dijo con todo condescendiente: “¡Era un dálmata!”
Hay traumas de la infancia que no se olvidan nunca…

domingo, 27 de junio de 2010

Por culpa de Doña Mercedes me quedé sin saber en qué acabó el encuentro entre Marco Rossi y la Pilu. Si esa mujer hubiera sabido retirarse a tiempo, esta rosaleda hubiera sido testigo del cotilleo más perseguido durante días en el pueblo. Por lo que me ha dicho Enrique hay más paparazzi en las Redes del Valle que en la Moraleja.



(En la habitación de Isadora. Mathías está tumbado encima de la cama. Ella está sentada en el alfeizar de la ventana con la mirada perdida)


“¿Te lo dije o no te lo dije? ¿Había mono o no había mono?” Pregunta Mathias sin moverse de la cama.
“¡Qué fuerte! ¿no? La Pilu de picos pardos por Italia. Y yo pensando que no tenía más vida que los rulos y los bigudíes.
“Siempre te he dicho que es la mujer más despampanante del pueblo.” (En la cara de Mathias se aprecia lo mucho que le gustan las curvas de la Pilu)
“Pues no sé por qué no la retratas a ella. (Isadora se levanta y le mira con cara de reproche)
“No te pongas celosa. No hay mejor modelo que tú. Lo de la Pilu lo digo como artista. Reconoce que no era muy normal que una mujer así no tuviera pareja. La mitad de los hombres de este pueblo estarían encantados de tener un lío con ella.” (Mathías sonríe)
“¿Vas a seguir con el temita?  Todavía te voy a cruzar la cara y te quito esa sonrisa de cínico.”
“Por cierto, ¿Qué ha pasado con el mono? ¿Ha aparecido?” (Mathías cambiando de tema)
“Nadie ha vuelto a verlo y el hombre ese,  desde que vio a la Pilu tampoco ha tenido tiempo de buscarlo”
“¿Dónde está el cafre de tu padre? Te veo muy tranquila hoy.”
“Ha ido a pasar un par de días a Madrid. Dijo que iba a hacer un curso sobre una técnica nueva de masajes   pero no me dejó que lo acompañara. Para mí que tiene un lío.”
“¿Un lío?  Tiene unos cuantos. Y los que no tiene él, los tiene el otro. Yo creo que hablan por las noches y se los reparten.  Lo que más me jode es que  después a ti el muy cabrón no te deja ni salir de casa.”
“Mathias estás hablando de mi padre. Relaja.  Cuando vuelva ya le preguntaré. Ahora vamos a aprovechar que no está aquí porque como sigas hablando te voy a echar de aquí a patadas y no te va a hacer falta ni el almendro para bajar.” (Isadora se tira encima de él en la cama…)
“ummmm. ¡Qué rico Pilu!” (Mathías riéndose de Isadora)
Isadora le da un bofetón. Se levanta de la cama y le agarra de las solapas para levantarlo. “A tomar por culo. ¡Pírate de aquí pero ya!”
“Vale, vale, ¡Qué poco sentido del humor! Pensaba que querías una relación libre y abierta”
“¡Fuera de aquí o busco la escopeta de mi padre!”





En Las Redes del Valle  nunca se acaban las sorpresas.  Para uno de los pocos habitantes  que pensábamos que no daban juego, nos ha dejado a todos con la boca abierta. En el pueblo no se habla de otra cosa. El Macario anda como alma en pena desde entonces. Se había puesto sus mejores galas para ir al baile con la Pilu. Medio frasco de Varon Dandi. Hasta  se dice por ahí  que su madre había estado toda la tarde planchándole la raya del pantalón de los domingos. Intuyo sus calzoncillos de la suerte llevarían 3 días a remojo en azulete.  Tanta pena da, que se han organizado turnos entre las abuelas para limpiar las calles. Como ellas dicen: el pobre no tiene fuerzas ni para levantar la escoba.  La peluquería lleva dos días cerrada. Eso si ha causado una gran conmoción en Las Redes del Valle.  El comentario general el domingo fue lo mal peinadas que iban las mujeres  en la misa de una y eso sí  que no sé si se lo podrán perdonar. Los rasos y las lycras de los trajes  no lucen igual sin medio kilo de laca Nelly sujetando sus cuatro pelos en la cabeza.
En realidad nadie sabe si La Pilu y Marco Rossi se han dado una segunda oportunidad o simplemente están buscando a Amelio entre las sábanas  pero el viernes por la noche se les vio entrar juntos en la casa que la peluquera tiene a las afueras del pueblo. Ya han pasado 48 horas desde entonces pero nadie ha denunciado su desaparición. Ah…claro que la Pilu no tiene familiares. Y ¿Dónde habría puesto  la denuncia si nuestros queridos Hernández y Fernández están apostados en lo alto de un monte con un equipo de vigilancia esperando a que salgan? Bueno…esperando a que salgan o intentando ver algo más que el resto. Esta blogera ha visto  tentada a llamar al Hola.


“Sí, doña Mercedes. Eso es todo.”
“¿Y no ha escrito nada más? ¿Está segura?” (Doña Mercedes impaciente por saber inmediatamente el contenido del blog)
“Estoy segurísima. ¿Debería haber escrito algo más?” Pregunta la señora Amalia.
“No, pensé que la listilla que escribe el chisme ese sabría más detalles.  ¡Qué poca vergüenza! No tiene ningún reparo en criticar a todo el pueblo. Algún día descubriremos quien es y la exiliaremos.”
“Usted estaba allí cuando se vieron después de tanto tiempo. ¿Qué paso realmente?”
“Fue increíble. Cuando Marco Rossi se giró, a la Pilu se le cayeron las tijeras, el tinte de las mechas,  se le doblaron los tacones y tuve que sujetarla para que no  aterrizara en el suelo. Estaba blanca como el papel.”
“Y él, ¿Qué hizo?”
“Según la vio, se quedó paralizado. Ella estaba guapísima y él no pudo articular palabra hasta pasados unos minutos. Tuve que toser varias veces para sacarlos de su ensimismamiento.”
“Y después, ¿Qué pasó?”
“El le reclamó que hubiera desaparecido, que hubiera pasado los peores meses de su vida angustiado buscándola y no sé cuántas cosas más. Hablaba muy deprisa y la mitad de las cosas las decía en italiano. Una lástima.”
“Y ella, ¿Qué dijo? ¿Se besaron? ¿Se reconciliaron?”
”¿Puede dejar ya de interrumpirme?”
“Perdone, perdone…es que es tan romántico…Mi Eustaquio lo más bonito que me dice es que le lleve una cerveza al sofá mientras ve el fútbol.”
“Primero le dijo que se quitara el turbante que le hacía parecer  ridículo. Ya sabes…La Pilu antes muerta que sencilla.  Y después  le pidió muy seria que fueran a otro sitio para hablar más tranquilos. Me quedé allí  con dos palmos de narices. Desde entonces estoy en un sin vivir. No como, no duermo, no atiendo ni la recepción. Paso todo el tiempo maquinando una excusa creíble  para ir a su casa pero  hasta ahora no se me ha  ocurrido nada.”
“Cualquier pretexto bastaría. Prepare su flan Merceditas y se lo lleva como regalo de bienvenida. Nadie se atrevería a rechazárselo Doña Mercedes.”
“Ha tenido usted una idea genial. Ahora tengo que dejarla para pedirle a Enrique unos huevos frescos y un poco de leche de cabra.” Doña Mercedes sale corriendo. “Últimamente me paso la vida corriendo de un lado a otro. ¡Qué vida más emocionante!”



“Estúpida engreída. ¿Quién se habrá creído que es? A lo mejor ahora vamos a tener  que disfrazarnos de botones del Ritz  para recibirla a ella en la casa como se merece…” Enrique se encuentra dando de comer a las cabras cuando entra Doña Mercedes corriendo.
“¿Con quien hablas Enrique? Aquí no hay nadie.”
“Conmigo mismo. El otro día cuando usted fue con el italiano ese de compras, vino una mujer a la recepción y  criticó mi indumentaria. Menuda estirada.”
“¿Está alojada en la casa?”
“No, Doña Mercedes, se marchó toda ofendida. ¿Sabe lo que le digo? Que mejor. Ojalá esté ya muy lejos del pueblo o mejor aún, durmiendo debajo de un  puente.”
“Yo venía a por unos huevos para hacer un flan. Hay un cotilleo que ahora  me urge más que el de esa chica pero en cuanto conozca todos los detalles del mío vuelvo para que me cuentes los del  tuyo. ¡Qué pena! En este pueblo a veces no pasa nada y ahora llevamos una temporada que no damos abasto.” (Doña Mercedes incapaz de disimular la satisfacción)




“No lo vamos a celebrar de verdad. Sólo quiero darle un escarmiento.” (Lola caminando de un lado a otro de la barra del bar mientras friega el suelo).
”Pero, ¿Por qué un escarmiento? Por una vez estoy de acuerdo con él. No entiendo esa  fijación  tuya de hacerlo todo juntos como si fuéramos el trío los Panchos.   Es una humillación para él.” (Lucas está tomándose un café irlandés mientras intenta hacer razonar a Lola.)
“No entiendo por qué tiene que ser una humillación para él cuando para ti no lo es.”
“Porque yo paso de ti, ¿Quizás?”
“Tú eres el tío de la niña y tú serás el padrino… a no ser que tú no quieras y espero que quieras porque si no,  te pongo una orden de alejamiento.” (Lola amenaza a Lucas con la fregona en alto)
“Yo sí quiero pero lo que  no quiero ahora es  tener más líos con mi hermano. ¿Te parece poco todo lo hemos pasado para que tú sigas ahí metiendo el dedín en la llaga?”
“No se hable más. Lo tengo todo planeado. Publicaremos el anuncio del bautizo en el ayuntamiento esta semana para ver si así espabila. Y si no lo hace, pues seguiremos adelante hasta que lo haga. Veremos quien es capaz de llegar más lejos.” (De la fuerza con la que escurre la fregona se le cae el cubo al suelo esparciéndose  toda el agua por el suelo). “Mierda”.
“Todo esto terminará explotándote en la cara y si no, al tiempo.”
”Es un testarudo pero al final entrará por el aro. Toda la vida ha sido un calzonazos. Nunca se ha atrevido a decir que no  y justo ahora  se me va a poner chulito. Pues como me llamo Lola que esta partida la gano yo” (Lola recogiendo el agua del suelo se acerca al carrito de Julia).”Mira Julia, mira al tito Luquitas. No es papá. Es el tito. A ver si te vas a confundir de mayor y tu padre te echa de casa.”
“No le digas esas cosas a la niña.”
“Hablaré  con el padre Damián para concretar la fecha esta semana. Seguro que así no le queda ninguna duda de que voy a celebrar el bautizo sin él.”
“Te lo he dicho mil veces Lola. Las cosas no tienen que ser siempre como a tú dispongas.”
“blablabla, blablabla. Si no tienes nada más interesante que decir, voy  a preparar  las tapas para el bar. Desde que tu hermano no me habla, me toca trabajar el doble. Pero no importa,  ya me lo cobraré.”
“Vamos cosita. El tito Lucas te va a llevar al parque. Vamos a dar un paseo hasta casa de la Pilu a ver si nos enteramos de algo.” (Lucas sale del bar haciéndole carantoñas a Julia)


“Buenos días a todos. Me llamo Olivia y soy la nueva profesora de inglés.”
“Desde luego es bastante más guapa que Don Eufrasio.” Rodrigo le susurra a Gabriela.
“He preparado un examen tipo test  para comprobar cual es vuestro nivel.” Olivia baja de la tarima y comienza a repartir el examen a todos.
“Pues empezamos bien. Prefería al otro aunque fuera un cardo”
45 minutos más tarde suena el timbre. Olivia recoge todos los exámenes. Pero antes de dejar el aula atrae la atención de los alumnos.
“Antes de marchar  me gustaría deciros que si alguno de vosotros  sabe de algún piso o casa que se encuentre en alquiler en el pueblo me lo diga. Me estoy quedando en un hotel en el pueblo de al lado y me gustaría vivir lo más cerca posible. No soy muy buena conductora.”
“El padre de Gabriela tiene una casa rural. ¿Por qué no se aloja ahí hasta que encuentre lo que busca? Está muy cerca del colegio y es preciosa” Sugiere Rodrigo.
“¿Te refieres a La Rosaleda?” Pregunta con cara de asco.
“Sí, esa.”
“Lo pensaré. Gracias.”
“¿Qué habrá querido decir con lo pensaré?”
“Y esa cara que ha puesto. No me ha gustado nada.”
“Seguro que esconde algo.Tiene una pinta de oscura…”
“Para ti todo el mundo te parece oscuro. ¿Vamos hasta casa de la Pilu a ver si vemos algo a través de alguna ventana? He traído en la mochila los prismáticos de largo alcance.”
“Llevan dos días sin levantar ninguna ventana  pero vale, vamos. Después pasaremos por tu cueva. Tenemos que ver qué tal se encuentra el mono.”
“Yo creo que ya está casi recuperado. Esta mañana he cogido un par de plátanos de casa. Ya verás qué contento se pone.”
“Mira. La profe nueva  ha puesto un anuncio en el tablón buscando piso. ¿Por qué no le dices a tu madre que le alquile la casa de tus abuelos? Desde que murieron el año pasado esta vacía. Además así la tendríamos vigilada. Desde la bodega de tus padres hay acceso directo al patio de tus abuelos.”
“Hoy se lo digo a mi madre. Esa Olivia promete…”




















jueves, 24 de junio de 2010

Cuando estaba en la Universidad y de eso hace ya 15 fugaces años..., unas amigas y yo decidimos escribir un libro. Cada una tomó caminos diferentes al conseguir el título. Y durante meses el libro viajó por distintas ciudades de España y también por Europa. Teníamos  que escribir una página y pasarlo a la siguiente. El tiempo pasaba volando y  el libro cada vez viajaba más despacio. Lástima entonces no disfrutábamos de  Internet como ahora. Finalmente terminó en mi casa en una carpeta cuando sólo llevábamos 30 páginas.
He decidido rescatarlo y publicarlo  cada jueves. Algunas de las personas que comenzaron a escribirlo,  leen  este blog. Otras se perdieron igual que el libro. Las que lo recordáis, podéis seguir escribiendo vuestra página… o disfrutando de la novela (Ana L., Marta S., Rosa D., Loly G., Celia, Mar R.)

El libro empezaba así…

“Aunque todavía faltaban cuatro largos meses para que llegara otro caluroso agosto, Julia no podía pensar en otra cosa que no fuera el viaje que entonces la llevaría  a Italia. Siempre había querido ir allí pero hasta ahora nunca había encontrado ni el momento ni el compañero de viaje idóneo. Así que, ahora que tenía un trabajo estable, y que, a los 30 años, por fin  se había dado cuenta que la mejor compañera que podía encontrar,  era ella  misma, decidió emprender el que  consideraba el viaje de su vida.
Julia era traductora. Llevaba tres años trabajando en una prestigiosa editorial  y disfrutaba con  lo que hacía. Excepto los dos o tres inevitablemente pesados que sufren todas las empresas, el resto de  la plantilla era aparentemente agradable. Pero algo la diferencia de sus compañeros. Era la única mujer soltera. Eso la hacía sentirse más independiente y libre que los demás. Sin embargo, esa autonomía de la que ella se enorgullecía, era también motivo de dimes y diretes  por parte del resto. Julia estaba al tanto de esas habladurías pero hacía caso omiso de tanto cotilleo  porque, al fin y al cabo, su vida y lo que hiciera con ella, sólo le incumbía a ella…”

Espero disfrutéis de la vida de Julia los jueves,   igual que de las peripecias de los habitantes de Casa Rural La Rosaleda los domingos. Para no perder el hilo de cada una de ellas, entrad en el enlace correspondiente donde podréis leerlo sin interrupciones. Eso no implica que no haya una entrada diaria… o casi… porsihastenidounmaldía….






miércoles, 23 de junio de 2010

Hoy me voy a permitir  imitar  a Barden  en la entrega de los globo de oro. Carezco de su profunda  voz  y mi novio tampoco tiene la melena al viento de Pé, pero le voy a dedicar esta entrada  porque  hoy es su cumpleaños. 33 añitos cumple el yogurín.
A mi gaseosilla particular que un día se va a volatilizar  por combustión espontánea cuando algo no le guste. Te quiero,  aunque con ese carácter tan dócil, menuda vejez nos espera. Emprendedor donde los haya. Siempre viendo el negocio del siglo en unas  cabras o incluso en perritos calientes callejeros. Ojala algún día dejes de convertir nuestra economía familiar en una ONG ambulante…de esas que ni siquiera desgravan.  
            Tengo que agradecerte que en  estos 5 años de relación hayas tenido la paciencia suficiente para tolerar que mi exmarido entre en nuestra casa como Pedro por su casa. Que arregle enchufes que tú ya  habías desahuciado, y que grifos que se movían más que los precios en rebajas, quedaran firmes como una roca. Todavía recuerdo el día que llegaste a casa y te encontraste la puerta cerrada. (Yo no tengo la culpa que tu hija Valentina se intente escapar de casa cada vez que nos despistamos). Recuerdo tu mirada asesina cuando por fin abrí la puerta. Miraste a la derecha, viste las niñas en el sofá. Miraste a la izquierda y allí estaba Gustavo en la cocina colocando la comida en el frigorífico. ¿Y yo????? ¿Qué hacía yo en la cocina sola con él y con la puerta de casa cerrada con llave???
 Pero 5 años más tarde ya has aceptado  que para mí todo eso es normal, que no le veo el drama a  situaciones en las que otro sufriría un infarto tras otro. Eso se llama fase de entendimiento, fase a la que pocas parejas llegan porque ya lo han dejado antes. Para ti: “fase de resignación y paciencia”. Menos mal que sé que estás enamorado…y no sólo de las cabras.
No creo en el matrimonio. Sólo sirve para perjudicar una relación,  sentimental y económicamente. A veces crees que lo digo porque yo ya viví esa experiencia….y  menuda experiencia…e ignoro lo que tú puedas querer. Para que veas que no es así, elige un aniversario, el  que quieras, para celebrarlo a lo grande…como si fuera una boda auténtica,  pero sin papeles…odio esos papeles en los que uno echa una firma y parece que ha cedido los dos riñones.
Espero tu propuesta en mi blog….ya sabes que se puede colaborar.

martes, 22 de junio de 2010

CASA RURAL LA ROSALEDA

CAPITULO 3. FINAL…


“Enrique, ¿No hay nadie en la recepción? ¿Sabes dónde está mi madre?” (Basilio acaba de salir de la cocina con dos cazuelas en la mano.)
“No tengo ni idea. La vi salir por la tarde con un hombre pero no la he vuelto a ver desde entonces.”
“¿Un hombre?, ¿Mi madre? A saber qué se le habrá ocurrido ahora” (Basilio levanta las cazuelas al aire. Es inútil entender la actitud de su madre.) “Necesitaba su ayuda para la cena de esta noche pero me las arreglaré solo.
“Hola señorita. ¿Podemos ayudarle en algo?” (Enrique pregunta a una mujer morena que acaba de entrar en La Rosaleda. Es atractiva. Lleva el pelo tapado por una gorra de ganchillo rosa fucsia. Tiene los ojos verde botella y una sonrisa que deslumbra con sólo abrir la boca.)
“¿Es usted el encargado de la casa?” (Pregunta sorprendida mirando el atuendo de Enrique)
“Sí, ¿Le sorprende?” (Enrique pregunta sorprendido). “¿No me ve capacitado para atenderle correctamente?”
“Uy, ¡Qué quisquilloso! Yo sólo hice una pregunta. Me sorprendió que alguien con esa pinta y ese olor a oveja  llevara la recepción de un sitio tan bonito y tan fino como éste.”
“Cabra, señorita, cabra”.
“Y ahora, ¿Por qué me insulta, estúpido?”
“Yo no la he insultado, estirada. Sólo le he dicho que huelo a cabra, no a oveja, ignorante.”
“¿Sabe lo que le digo? Que hasta que no haya una persona capacitada para atender este sitio, buscaré otro  donde alojarme”.
“Usted misma. Y ahora si me permite voy a darme una ducha. No quiero seguir espantando a una clientela tan distinguida.”
Olivia abandona la recepción de La Rosaleda sin mirar atrás, agitando la cabeza y las manos.
“¿Quién era esa?” (Sebastián pregunta a Enrique después de haberse cruzado con Olivia en al entrada)
“Una petarda.”
“Sí, sí, será una petarda pero está para hacerle un favor.” (Sebastián observando el movimiento de Olivia  alejándose)

Doña Mercedes y Marco Rossi entran en la casa. Vienen cargados con bolsas de ropa.

“Corra a la habitación a arreglarse. Queda poco para que llegue La Pilu, bueno Pilar. Cuando esté listo me avisa para prepararlo todo.”


Marco Rossi llega a la recepción. Doña Mercedes aparece con una toalla y una silla.

“Ya lo tengo todo listo. Verá usted qué sorpresa se va a llevar mi amiga.” (Doña Mercedes empuja a Marco hacia el patio. Lo sienta en la silla. Y le coloca la toalla en la cabeza como si llevara un turbante.)
“¿Cree que esto es necesario?” (Marco parece una mujer en un salón de belleza, sentada de espaldas a la puerta. Incapaz de mantener quietos los pies, sus rodillas suben y bajan mientras se come las uñas).
“Hola, Doña Mercedes. Menudas horas para teñirle las canas a su hijo. Por cierto,  ¿Dónde está?” (La Pilu entra con todo el kit de peluquería. Ataviada igual que un arbolito de Navidad al que no le falta un detalle. Peinada de peluquería, camiseta palabra de honor, y una falda de shantung. Todo acompañado por unos peep toes estampados)
“Veo que viene usted lista para salir de fiesta. ¿Ha quedado finalmente con Macario?” (Doña Mercedes no aguanta la curiosidad).
“Sí. Esperaré a que termine su turno y después iremos a bailar a las fiestas de Las Muñecas del Valle”.
“Yo creo que va a cambiar usted de opinión.” (Doña Mercedes está tan nerviosa que no es capaz de mantener el secreto por más tiempo).

Y Marco Rossi se gira…




lunes, 21 de junio de 2010





Todavía tengo las espinas de mi rosal como escarpias. No os podéis imaginar lo que han visto estas rosas durante el fin de semana. El amor ha invadido Las Redes del Valle. Cupido ha estado  alojado en Casa Rural la Rosaleda  y yo, fan número uno de las telenovelas, he podido disfrutar de una  que ni Delia Fiallo habría soñado con escribir.

El viernes por la noche ocurrió lo siguiente:

“Buenas noches, Doña Mercedes. He recibido una nota de mi marido esta tarde invitándome a venir.” (La mujer de don Julián está apoyada en la recepción de la casa. Lleva un vestido de cocktail  de color  rosa palo y el pelo en un recogido como las actrices de las películas antiguas.)
“Oh, sí, sí, pase, pase. Don Julián es todo un caballero, un auténtico jentelman, como Jon Vaine. No me recuerda para nada a mi Genaro, que en paz descanse. Era un inútil, un gañán. No había por donde cogerlo. En cambio, don Julián ha dejado el patio precioso.
“Mamá, ¿No puedes estar calladita?” Grita Basilio desde la cocina. “Y deja de meterte con mi padre. Ni muerto lo dejas tranquilo.”
“Voy  a hacer como que no te he oído Basilio. Y a usted,  ya  no le digo nada más que voy a estropear la sorpresa. Pero, es que estoy tan emocionada.”

Llegan al patio de la casa. La piscina está llena de pequeñas velas  encendidas. De los árboles cuelgan farolillos de colores  y luces típicas de los árboles de Navidad. Todo parece estar lleno de diminutas estrellas. En una esquina del jardín, justo delante de la rosaleda, han colocado  una mesa con la mejor cubertería y cristalería de la casa.  Empieza a sonar un bolero de los Panchos y Don Julián aparece en el jardín, vestido como Humphrey Bogart en Casablanca.

“No me lo puedo creer. ¿Dónde lo has conseguido?” Pregunta doña Violeta señalando el traje de Don Julián. “Es el mismo traje con el que él me  pediste  que me casara contigo hace 40 años.”
“Mejor no me  preguntes. Habría hecho  cualquier cosa porque volvieras a enamorarte de mí pero no quieras saber cuánto me va a costar conseguirlo. Tú estás espectacular, preciosa como siempre.”

“Yo te quiero Julián,  pero no puedo dejar que los días pasen así sin más. No después de haber vivido todos estos años juntos como los hemos vivido. ¿Qué fue del Carpe Diem?”
“Siéntate. Vamos a cenar. Me he permitido elegir yo el menú  y el vino. Espero haber acertado. Claro que Basilio ha tenido mucho que ver”. (Don Julián retira la silla para que ella se siente.  Sigue sonando la música.)

“Basilio, sal ahí fuera y cuéntame de qué hablan. Mira a ver si ya le ha perdonado.” (Doña Mercedes empuja  a Basilio para que salga al patio con la comida)
“Déjame mamá. Se me va a quemar la  vichyssoise por tu culpa.”  (Basilio corriendo de un lado a otro de la cocina con una sartén en la mano)
“¿Bichos para cenar?  No entiendo por qué  no les has  hecho unos langostinos al ajillo y el cordero de toda la vida….”
“Mamá. ¿Puedes dejarme tranquilo, por favor? Te prometo que luego te cuento todos los detalles. Dile a Sofía que venga ya y vaya sirviéndoles los aperitivos.”
“Puedo ir yo. No hace falta que la molestemos a estas horas.” (Doña Mercedes ya ha cogido la bandeja de los aperitivos sin que a Basilio le de tiempo a detenerla)


Hay momentos en los que entiendo por qué quería tanto a Enrique y el viernes  por la noche fue uno de ellos. Colocó la mesa en el sitio perfecto para que no me perdiera   ningún detalle. Don Julián y doña Violeta se dijeron cosas tan bonitas…La noche transcurrió lentamente como en las mejores películas en blanco y negro. Recordaron algunos  de los momentos más románticos de su vida, hicieron manitas y en algún momento de la cena vi como los pies de Doña Violeta jugueteaban con  la entrepierna de Don Julián.
Llegando al postre,  Don Julián sacó una cajita azul turquesa del bolsillo con un lazo azul celeste  y se la colocó a su mujer encima del plato.
“¡Es de Tiffany! El anillo de mis sueños.”
“Sí, es el anillo que no pude comprarte hace 40 años y que debería haberte regalado hace mucho tiempo. Espero que quieras volver a casarte conmigo.”
“Sí, sí, sí….”

Lo mejor estaba por llegar.  Para ellos y para mí. Ya estaban a punto de retirarse a la habitación cuando  empezó a sonar algo que me resultó  muy familiar. “El amor es una gota de agua en un cristal, es un paseo largo sin hablar, es una fruta para dos…” y en el jardín apareció José Luis Perales. Habría dado cualquier cosa por salir corriendo, por abrazarle, por saltar, por aplaudir… a Doña Violeta se le cayeron las bragas al suelo en ese mismo momento (perdonadme la expresión pero no podría describirlo de una manera mejor).  Y yo allí, las rosas se me salían de los tallos, las lágrimas cubrían todos los pétalos. Repito lo que os dije anteriormente.  Enrique es lo mejor que me pasó en la vida y después… también. Si llega a traerme a Franco de Vita, resucito allí mismo. Don Julián y doña Violeta bailaron bajo la luz de la luna, como si se hubieran conocido allí mismo, con la misma emoción del primer día y sentí envidia, endivia de verdad.

(En la recepción de Casa Rural la Rosaleda.)

“Buenos días. ¿Tenía usted una reserva hecha?” (Pregunta Doña Mercedes a un hombre de unos 40 años. Es pelirrojo, con perilla y el pelo recogido en una coleta.)
“No, me llamo Marco Rossi. He llegado a este pueblo en busca de una mujer, la mujer de mis sueños. Ella lo es todo para mí.”
“Ay, no me diga. Y, ¿Cómo se llama?” Pregunta doña Mercedes que todavía no se recuperado de todo el romanticismo entre  Don Julián y doña Violeta.”
“Pilar. Se llama Pilar.  Pasamos juntos una semana en Génova. Fue la semana más maravillosa de mi vida. Después desapareció y desde entonces estoy buscándola. Mi mono Amelio me ha ayudado hasta ahora pero lo he perdido. Hace unos días desapareció y creo que fue en este pueblo. ¿No lo han visto ustedes?”
“¿Un mono? Pues la verdad es que en este pueblo vemos de todo pero… ¿monos? Usted  se llama Marco, su novio Amelio…esa historia me suena de algo.”
“A Pilar la conocí en Roma. Estaba bañándose en la Fontana di Trevi  como si fuera Anita Ekberg en La Dolce Vita de Federico Fellini. Desde el momento en el que la vi bañándose en la fuente supe que quería pasar toda la vida con ella. Era espectacular.”
“Pilar, Pilar, no sabría decirle. ¿Tiene usted una foto de ella para que pueda ayudarle?”
Marco Rossi sacó una foto de su cartera. La desdobló y se la mostró a Doña Mercedes que según la vio se quedó boquiabierta.
“¿La conoce usted?” Preguntó Marco Rossi.
Doña Mercedes asintió con la cabeza sin poder articular palabra.
“Sí, sí la conozco. Vive en el pueblo.”
“Y ¿cómo puedo llegar hasta ella? Necesito verla, preguntarle por qué se fue, por qué desapareció sin decir nada. Estoy desesperado, signorina.”
“No se preocupe.  Yo puedo hacer que venga”. Doña Mercedes emocionada con el posible encuentro, coge el teléfono y hace una llamada.
“¡Pilu! ¡Te necesito!”
“¿Pilu? ¿Chi é Pilu?” Pregunta Marco sorprendido.
“La Pilu es su Pilar, nuestro Rupert particular  del pueblo.” Responde Doña Mercedes tapando el auricular del teléfono.
“Dígame, Doña Mercedes, ¿Qué necesita?” Pregunta la Pilu al otro lado del teléfono.
“Es urgente que vengas esta tarde. Mi hijo Basilio quiere ponerse mechas para parecer más joven pero le da vergüenza ir a tu  salón de belleza.”
“Doña Mercedes, tenemos mucho jaleo toda la tarde. No tengo ningún hueco libre.”
“Y ¿Cuándo cierres el salón? ¿No podrías hacerme ese favor? Es muy importante.”
”Es que cuando salga de trabajar he quedado con Macario.”
“¡Con Macario! ¿Por fin le dijiste que sí?”  Pregunta  Doña Mercedes un poco contrariada.”¿Justo ahora?”
“¿Cómo que justo ahora? ¿Le ocurre algo Doña Mercedes? Está usted muy rara. Si le digo que no a Macario ahora,  con todo lo que ha luchado el hombre por conseguir una cita,  le puede dar algo.”
“Y  si fuera Macario  el que te dijera que no puede quedar. ¿Vendrías?”
“Sí, si él no pudiera  quedar,  yo iría a ponerle  mechas a su hijo. No entiendo muy bien qué le pasa ni ese empeño en quitarle las  canas a su hijo pero sí, iría.”
“De acuerdo, entonces a las 8 te espero aquí cuando salgas.” Mercedes cuelga el teléfono como una niña con zapatos nuevos.
Doña Mercedes sale corriendo de la recepción dejando allí a Marco que todavía no tiene muy claro si aquella mujer le va a llevar con su Pilar o le va a dejar allí plantado. 
Doña Mercedes  se coloca al lado de  Almudena que está  dando de comer a las cabras.
“Almu, Almu, tienes que hacerme un favor.” (Le pide Doña Mercedes dando pequeños saltitos y con las manos juntas como si tuviera 3 años).  
“¿Qué le ocurre? ¿Se ha pasado usted con el orujo de hierbas?”
“Necesito que llames ahora mismo a tu novia y le pidas que le ponga a Macario doble turno limpiando el pueblo.”
“¿Qué pasa? ¿Ya estuvo usted comiendo pipas con las amigas en la plaza del ayuntamiento?” Pregunta con sarcasmo Almudena mientras carga un saco de pienso.
“Si lo haces,  te prometo que luego te cuento todos los detalles. Vas a morirte cuando te lo diga.”
“No sé por qué me da a mí que no,  pero bueno espere que ahora llamo. Estoy segura que si no lo hago la tendré aquí pegada todo el día pegando saltitos y terminará por asustarme a las cabras”
Durante unos minutos Almudena habla con Covadonga. “Mira cariño, yo no sé qué manía le ha entrado ahora con que el pobre Macario trabaje hoy por la noche pero tú sabes como es. Si no le digo que lo harás,  es capaz de presentarse ahora mismo en el ayuntamiento.” Segundos más tarde cuelga.
“De acuerdo Doña Mercedes. Hoy Macario estará limpiando el pueblo por la noche.”
“Gracias, gracias, guapa.” Sale corriendo de allí de nuevo en dirección a la recepción.
“Todo arreglado. La Pilar de tus sueños estará hoy por la tarde aquí en nuestra casa. ¿Ya sabes que vas a decirle?”
“Todavía no. Estoy muy nervioso. Han pasado ya meses desde que estuvimos juntos y desapareció misteriosamente. Necesito una habitación y una tienda donde comprar algo de ropa. No puedo ver a Pilar en este estado.”
“Yo le acompaño. No se preocupe.” Dice Doña Mercedes cogiendo su bolso.

……………












viernes, 18 de junio de 2010

Despues de semejante inicio la cosa podía llevar muchos caminos...

Es lo que tiene la interculturalidad, que el típico 'sentido común',  ese que nunca funciona, funciona mucho menos de lo esperado... Esas pequeñas cosas que tenemos tan cotidianas,  que son más mecánicas que procesadas en nuestras vidas,  va y le resultan extrañamente dificiles de seguir a otra person.  Queda asumido que no te sientes conmigo a comer, que tenga que hacer respiraciones profundas para poder andar a esa velocidad tan sumamente pausada teniendo las piernas el doble de largas que yo, si, llego a conseguir disfrutar de una conversación con mi nivelazo de inglés.

Ya cogimos un hábito: antes de dormir charrabamos hasta que nos moriamos de sueño, (bueno me moria yo, q el dormia más). Llegamos un dia, le comento que puede usar la lavadora y le explico como funciona... me hacia tanto caso que se cambió de ropa mientras yo estaba concentrada traduciendo a un idioma rarismo el más raro todavia lenguaje de mi lavadora... se habia puesto cómodo con un pareo (de thailandia), me siento en una silla mientras nos encendiamos el cigarrillo de antes de dormir y mientras estamos charrando se sienta en el sofá y se empieza a espatarrar, ese pareo tardó unos segundos en convertirse en una minifalda con apertura lateral por la cual se podia comprobar que unicamente llevaba el pareo... en ese mismo instante en el cual yo no tenia ningun tipo de deseo ni hacia él ni hacia hablar de ese tema en inglés, me faltaba techo pa mirar y no ver lo que no podia evitar ver cada vez que intentaba mirarle encima de las cejas, para hacer como si no pasara nada, que debió pensar que me habia dao un tirón en la nuca... y goodnight, buenas noches, me fui pitando a mi cama.

Ala, ahora vete a dormir con ese pareo en tu sofá, sin puerta, sin cerrojo, sin ná..... me dormí tan rápido, que si intento hacer algún tipo de danza de seducción por el pasillo ya no estaba consciente ni antes de apollar la cabeza en la almohada.

Si, huyo, pero no me salió mal porque no paso nada...pero a veces..... veo el pareo thailandés..

miércoles, 16 de junio de 2010

En todas las empresas grandes (que no siempre grandes empresas), hay distintos prototipos de trabajadores y en la mía no iba a ser menos. Tenemos de todo:

El que por más que lo intente no le da para más.
El que no da palo al agua pero parece, que si no fuera por él, la empresa se iría al garete.
El que se considera imprescindible.
El que no hace otra cosa que currarse la mesa del jefe.
El que va de aquí para allá y en todas partes suelta alguna perla para provocar enfrentamientos.
El que siempre cree que los demás  ascienden pero no precisamente  por méritos propios.
El que siempre se arrima al árbol que mejor sombra le proporciona.
El telarero / a  (dícese de aquel que siempre esta metido en telares).
El que nunca se alegra por nada bueno que les pase a los demás.
El que siempre se alegra (aunque intente disimularlo) cuando alguno sale jodido.
El trepa come pollas que en su día le hizo la cama a otro y ahora vive eternamente preocupado pensando que le van a hacer lo mismo.
El stresaó que se comporta todo el tiempo como si la empresa fuera suya.
Al que le molesta hasta la goma de la ropa interior.
El desubicado (dícese de aquel que cree que vive rodeado de amigos en lugar de compañeros de trabajo).
El cuelga medallas.
El que cae bien a todo el mundo
El que cae como el culo a todo el mundo
El jeta que con una sonrisita te ha encalomaó su trabajo.
El portador de “buenas” noticias que cada vez que viene de visita trae unas cartas  debajo del brazo.
El que no sabe detrás de lo que anda… (Muchas veces altos cargos).
La puta del reino (dicese de aquella que vale para todo y a la que nadie valora para nada).

¿Sabríais ponerle nombre  a cada uno? 

martes, 15 de junio de 2010

Seguro que más de uno  ha leído el poema “Si por un instante” que se atribuye a Gabriel García Márquez  sin ser realmente de él. http://www.rompecadenas.com.ar/marquez.htm). Pero… ¿Alguna vez os habéis planteado qué pediríais si os quedara poco tiempo de vida? Yo,  muchas veces. El paso del tiempo es de las cosas que más me agobian del  mundo mundial. En realidad una de las pocas…
He aquí mi lista de deseos por si algún día me dicen que mi paso por aquí se ha terminado:

Compartir unas cervezas con las amigas.
Escuchar a mi hija Valentina decir con orgullo: “Mí mamá é Rosa, é mía” mientras sonríe con su bocota y sus dientotes.
Escuchar con satisfacción  alguna ironía de mi hija Adriana, fiel ejemplo de su mamá.
Tener la seguridad de que mis hijas no van a vivir separadas y que siempre se llevarán bien.
Ir a un restaurante de esos pijos en los  que no sabes ni lo que te estás comiendo pero en los que al camarero sólo le falta comerte el chete.
Disfrutar de sexo salvaje con mi pareja
Saber que mi hermana llegará a ser lo que ella se proponga…una de las dos tenía  que conseguirlo.
Caminar de nuevo por las playas de arena blanca de Roatán.
Ver una telenovela con todos los ingredientes para estar pegada a la tele del 1er al último capítulo.
Un café vainilla a las 10:30 para grabar porque no tiene desperdicio.
Un viaje por toda Guatemala
Disfrutar de una noche frente a una chimenea
Escuchar a mi novio por las mañanas decirme al oído  lo rica que estoy.
Disfrutar de un libro de amoríos en los que todo es maravilloso.
Conocer la India.
Disfrutar de muchas horas de conversación con “galletina”.
Saber que una vez que ya no esté aquí, las personas que quiero de mi familia van a tardar mucho en visitarme.

Si  no tienes tu lista, hazla ya.  Trata de cumplir todos tus deseos lo antes posible. Cada año, una lista y en cada lista habrá  deseos que quieras repetir de nuevo, deseos pendientes que dejaste sin cumplir, y nuevos deseos, listos para ser cumplidos cuanto antes. Nunca dejes las cosas para más adelante…

domingo, 13 de junio de 2010


(En el bar Los Contrarios)

“Por supuesto que el padrino será Lucas.” (Grita Lola mientras seca las copas de cerveza y las coloca encima de la barra)
“Por supuesto que no. ¿No te das cuenta que es humillante para los dos? Pero bueno,   supongo que eso a ti te da igual.” (Hugo está molesto con Lola porque siempre lo decide todo sin preguntarle)
“La verdad es que tus estupideces y tus prejuicios me importan muy poco. Es su único tío y será su padrino. Te guste a ti o no.” (Lola se acaba de cargar una copa de vino al secarla con tanta fuerza)
“Pues si esa es tu última palabra yo no iré. Y esa sí que es mi última palabra.” (Hugo se gira y se marcha del bar dando un portazo)
“Eso lo veremos.” (Lola sonríe pensando ya  cómo convencerle)


(Almudena y Covadonga en la nave donde ordeñan las cabras)

“Todavía no entiendo por qué te importa tanto lo que dicen esos carcas del pueblo.” (Almudena le reprocha a Covadonga su cobardía por no salir del armario)
“¿Porque soy la alcaldesa, quizás?”
“Ya lo sé pero no me parece un motivo lo bastante importante para no vivir tu vida  sin que te importe lo que digan los demás.” (Almudena va colocando las cabras en la maquina de ordeño mientras Covadonga intenta mantenerse de pie sobre unos tacones de aguja de 10 centímetros).
“Tú no tienes ni idea de lo que es tener a todos hombres y mujeres  del pueblo haciendo cola en la puerta de tu despacho.” (Pega un salto para evitar que una cabra le toque su traje de Hugo Boss al pasar)
“¿Por qué dejas que se metan en tu vida privada? Eso es lo que no puedo entender. (Almudena mira a Covadonga de arriba abajo intentando no reírse) Algún día descubriré quien escribe ese maldito blog en el que se cuentan todas nuestras intimidades.”
“Anda, no seas tonta. Como me pone ese olor a cabra, cariño.” (Covadonga intenta acercarse a Almudena tocándole sólo con la punta de las uñas por miedo a que se le estropee la manicura que se acaba de hacer en el salón de belleza de La Pilu.)
“Quita, que tengo que terminar de ordeñar. Va a venir Enrique y todavía está la mitad sin hacer.” (Covadonga da un paso atrás al ver acercarse a Almudena con los guantes de fregar)
“¡Qué sexy estás con ese mono y oliendo a abono! ¿No tenéis pajar en esta casa?”
“¡Fuera!
“Anda…déjate boba, que no te va a doler.”
“¡Fuera, fuera, fuera! Además tenemos pajar pero no tiene perchas para colgar ese traje que llevas.”











(En la habitación de Isadora)


“Acabo de ver un mono colgando de ese árbol ahí fuera.” (Mathias tumbado  en una hamaca con los colores de la bandera del orgullo gay  que atraviesa la habitación de Isadora de lado a lado)
“¿No crees que últimamente estás fumando demasiado, cariño?” (Isadora bebe una Mahon sentada con las piernas cruzadas encima de la cama)
“Que no hombre, que lo he visto. Mira.” (Mathias intenta levantarse de la hamaca y cae al suelo dando dos vueltas del colocón que lleva)
“Déjalo Mathias. Vete pensando en irte. Como llegue mi padre vas a ver monos pero por todas partes.” (Isadora se ha levantado de la cama para ayudarle a incorporarse)
“Tienes razón. El primer mono  él, que parece un orangután con esa escopeta todo el día. A ver cuando le explicas que ya eres mayor de edad para hacer lo que te parezca.”
“Explícaselo tú si tienes valor.”
“Yo soy más de haz el amor y no la guerra, amorcito.  Y tu padre es más de te disparo y después pregunto.” (Mathías sale por la ventana de la habitación de Isadora deslizándose a duras penas por un almendro)


(En la recepción de Casa Rural La Rosaleda)


“Buenos días, Don Julián. ¿Ha pasado buena noche? Y su mujer. ¿Ha ido a nadar en la piscina como de costumbre?” (Doña Mercedes tan amable como siempre con todos los clientes).
“Buenos días, Doña Mercedes. Voy a ver si la encuentro para desayunar juntos.”
“Su mujer vino a desayunar a primera hora y dejó esta nota para usted” (Basilio sale de la cocina al oír la voz del Don Julián.)

Querido Julián,

Pensé que esta semana,  en esta maravilla de casa,  podría aportar a  nuestra relación  un poco  de la pasión que hemos ido perdiendo durante estos últimos meses pero me he dado cuenta que ya no es posible.
Si me muriera mañana, mi último día no querría pasarlo contigo.
Siento poner fin a nuestros 40 años de relación con esta nota. Te deseo que seas muy feliz y encuentres eso que nosotros ya no tenemos desde hace unos meses..


“¿Qué le ocurre Don Julián? ¿Se encuentra usted bien?”. (Doña Mercedes se preocupa por Don Julián al observar que el hombre buscar rápidamente un lugar  donde apoyarse)
“Sí, sí,  no se preocupe. Voy a buscar a mi esposa. Creo que me he despistado un poco en este último año  y ahora tengo que hacer algo para solucionarlo.”
“¿Necesita que le ayudemos?”
“No gracias. Tengo que hacerlo yo solo.” (Don Julián sale de la casa con paso firme.)


(Basilio se gira rápidamente para entrar de nuevo en la cocina pero Doña Mercedes les corta el paso)


“Basilio. ¿Dónde estuviste anoche? Fui a buscarte a tu habitación para llevarte un chocolate caliente y no estabas allí.” (Doña Mercedes tira de la oreja a Basilio mientras le pregunta.)
“¡Ay! Mamá. Fui a tomar un café con un amigo al bar de Lola. No tienes que perseguirme todo el tiempo.” (De nuevo intenta escapar)
“¡No me dejes aquí con la palabra en el boca! Sabes que no lo soporto. Si me llegó a enterar que andas por ahí engañando a alguna  mujer, te obligaré a cumplir con ella. Ya va siendo hora de que me hagas abuela.”
“Mamá, por Dios, pero si ya tengo edad para ser abuelo.” (Basilio se lleva las manos a la cabeza)
“¿Qué me estás llamando? ¿Anciana? Mira, guapín,  todavía tengo edad para partirte la cara por faltarme el respecto de esa manera.”  (Doña Mercedes alcanza a darle una colleja antes de entrar en la cocina)
“¡Ay!, mamá, te juro que no estoy con nadie. No sé cuántas veces te lo tengo que decir.”
“Basilio, tú no tienes paciencia para mi vejez. Pero no te atrevas a enterrarme en un jeroglífico de esos porque te desheredo.”
“Paciencia, paciencia. Paciencia es lo que me sobra. Lo que me falta es la escopeta de Sebastián.”
“Te dejaré sin un céntimo, Basilio. Y entonces podrás usar la escopeta para atracar bancos.” (Doña Mercedes vuelve a  la recepción murmurando barbaridades)



“Como predije hace unas semanas, el  primer anuncio de compromiso entre dos mujeres se ha hecho oficial. Almudena,  ayudante de Enrique de Casa Rural La Rosaleda y Covadonga nuestra alcaldesa se casarán el 31 de octubre en el ayuntamiento, noche de Halloween…Me imagino que lo han pensado muy bien…teniendo en cuenta todas las brujas que hay en el pueblo y que esperarán  ese día para sacar su escoba a pasear.
Mathías, nuestro particular e incomprendido  artista,  acaba de vender una escultura al British Museum. Se trata de una mujer,  conocida por todos, sentada sobre el tronco de un almendro. ¿Qué habrá encontrado en Las Redes Del Valle un artista  tan afamado para querer asentarse aquí?
En estos días ha pasado por la casa una pareja para celebrar sus 40 años de casados pero ha sucedido algo inexplicable. La mujer le ha abandonado sin más explicaciones  y ahora el hombre está decidido a recuperarla cueste lo que cueste.
El próximo día os contaré si lo consigue o no, cómo van los planes de boda entre nuestras dos mujeres, y algo que me ha dejado sin palabras…”


           
















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