Con la tecnología de Blogger.
¿Cuántas veces has dicho “Ya no puede pasarme nada peor” y te has equivocado? ¿Cuántas veces has dicho: “Algún día me reiré de esto…pasará mucho tiempo pero terminaré viéndole la gracia”?


Si has tenido un mal día, si crees que ya no puede pasarte nada peor o todavía no has olvidado eso de lo que tardarás mucho en reírte, entra en este blog y comprobarás que no eres el único. La idea no es consolarse con las “desgracias” ajenas, sino aprender a reirse de lo que haya podido convertir tu día en un infierno.

lunes, 14 de noviembre de 2011




Sólo me  queda un año para empezar década nueva. Un año para ser “alguien” en la vida. 365 días  para conseguir algunos de mis pendientes (no me refiero a los de las orejas que de esos ya casi llego al centenar). Un año para cumplir 40 y con un poco de suerte llegar a la mitad de mi vida. Ya tengo un libro con mi foto en la solapa, he salido en los  periódicos y en las noticias y no por haber atracado un banco o en una esquela. He dado un paso más hacia la fama aunque no podría precisar cuántos más me quedan hasta que me sienta de verdad importante.

Si echo la vista atrás tengo recuerdos…muchos…Cierto es que la mayoría son de mi adolescencia en adelante…desde el momento en el que yo misma empecé a fabricarlos. Antes de eso…algunos,  pero no definiría mi infancia como una época memorable…más bien diría que no tuve infancia…al menos no lo que los niños llaman niñez  (bici, patines, pueblo, piscina, calle, parque, niños…).   Desde que cumplí los 12 tengo novio,  sin descanso entre uno y otro. ¡Qué fuerte… tengo novio desde hace 27 años! He pasado ya las bodas de plata.  ¿A ver quién puede decir eso? Hay personas que asocian los años de su vida  a los trabajos que han tenido o los lugares en los que han vivido. Si fuera escritora a los libros que hubiera publicado pero como no lo soy, pues yo los asocio al novio en cuestión y de esa manera puedo establecer fácilmente una cronología hasta el día de hoy. Si los analizo fríamente  no puedo decir que haya habido una constante en mi vida a la hora de elegirlos. Debe de ser que no tengo el gusto muy definido. He probado desde  el lanzado “te doy un beso en la primera cita” (con 12 años me pareció que estaba salido…con 39 seguro  ya habría cambiado sustancialmente mi obtusa  visión de la realidad);  el macarra “te voy a buscar de lado a lado y no sé cómo he llegado hasta aquí”; el pijo integral “me invitas tú a todo aunque yo esté forrado”;  el facha radical “me fascinan las hippies como tú”; el soso con cojones “aburre hasta las ovejas”; el infiel compulsivo; el te la busco pero no te la encuentro y por ello mismo,  lamentablemente  te dejo; el delincuente “imposible llevar una vida más animada con otra persona”;  el marine “señorita Mrs Propper todo en uno”;  el guaperas mala hostia “estás para unos cuantos viajes y por eso me la aguanto” y alguno más que seguro se me olvida.
Prototipos muy variados con los que si fuera Mary Shelley me haría mi propio Frankenstein…y mientras tanto, espero para los 40 seguir  disfrutando del “viajero”.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Si quieres que  un rumor surja, se extienda como la pólvora, cree  una psicosis que ni Alfred Hitchcock  y de qué hablar durante días,  sólo tienes que lanzarlo en Digiworld, la tierra de las oportunidades de los rumores. Lo mejor de estas bombas de relojería es que tienen garantía de por vida. Cuando crees que ya han  perdido toda su  fuerza y  están  próximas a extinguirse, resurgen  de nuevo, se transforman   y durante días otra vez tenemos de qué hablar y de qué preocuparnos.  
A veces tienen nombre propio. El último se llama ERE, y digo se llama porque todavía sigue entre nosotros.  Con ese nombre tan poco agradecido, pocas cosas buenas puede traer. Llegó por sorpresa en el verano y se instaló en el primer piso. Allí se quedó durante un  tiempo. La gente pensaba:” ¿A ver cómo afrontamos ahora  la compra de los libros y el uniforme del cole?”  En el resto de las plantas respirábamos  tranquilos…como si trabajáramos en otra empresa.  Pero entonces,  todo dio un giro de 180 grados y el rumor comenzó a subir las escaleras hasta la 3ª planta donde  se han asentado  ahora tan a gusto.
En mi empresa hoy despiden a 5 y mañana el resto de los trabajadores ya hemos   confeccionado una lista con los siguientes candidatos a abandonar la academia. Lo malo no es hacerla, lo peor es cuando  a alguien  de buen “samaritano”  le da por llamar a otros empleados  que están  de vacaciones o baja médica para preguntarles  si ya han recibido el buro fax correspondiente. Estoy  convencida de que alguno en mi trabajo le robó la bola  a  Rappel  o  los perejiles a  Paco Porras. Una “porra” es lo único que  nos queda por hacer  para  apostar sobre  quiénes serán  los siguientes en caer…igual no debería estar dando ideas. ..
Hasta hace unos meses vivíamos en el paraíso, en la planta del  progreso. Todos teníamos un futuro prometedor mientras abajo nuestros compañeros jugaban al juego de las sillas para no quedarse sin ella. Ahora de repente todo ha cambiado. La gente nos mira con cara de pena.  “Pobrecitos” piensan “¿Qué será de ellos a partir de enero?” Digo  a partir de enero porque según los rumores como mucho llegaremos al carbón de Reyes.  Ahora somos nosotros los que pertenecemos a otra empresa.
Si cuelgo los descansos para la semana y se me olvida alguno de los casi 200 trabajadores,  viene el  afectado en cuestión  y me pregunta si es que le piensan echar la próxima semana y por eso ya ni me molesto en ponérselos. Un día de estos los ojos se me quedarán virolos.
Esto me trae a la memoria un episodio muy  “gracioso” que ocurrió  cuando trabajaba  en otro edificio en el que pasábamos la tarjeta por un lector. Un día llegó una trabajadora y la suya no pasaba. Otra trabajadora que entraba le dijo: “Eso es que te han echado, jajajaja”. Y resultó que era cierto.  Desde entonces  el protocolo es mucho más elaborado. Ya no te van dejando pistas para que lo vayas pillando. Claro que a alguno le hacen falta algo más que pistas.
Ejemplo: Llamas a un trabajador (13:30). Le dejas un recado importante. Te dice que ok, que no se le olvida. El trabajador llega a las 15:00 y te pregunta: “Oye, tenía una llamada perdida tuya. ¿Qué querías?”
Otro ejemplo: Llamas a un trabajador (13:00) le dices: “Mañana tienes el reconocimiento médico a las 9:00. ¿Podrás ir?” Te responde: “Sin problema”.  (14:00) Su hermana: “Oye Rosa, mi hermano me ha dicho que tiene el reconocimiento médico mañana. ¿Cuándo es el mío?” (15:00) Viene la coordinadora del chico en cuestión: “Rosa, le he recordado lo del reconocimiento médico a…..y me dice qué qué es eso, que primera noticia que tiene porque nadie le ha avisado. Además se acuerda perfectamente que nunca firmó el consentimiento para hacerlo.” ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Se acuerda!!!!!!!!!!!!! ¿¿¿¿¿Perfectamente????

Y luego mi novio me dirá que yo tengo demencia senil….




martes, 1 de noviembre de 2011

Dicen que no se puede vivir de  recuerdos porque te quedarías anclado en el pasado. Mucho mejor seguir fabricando una buena memoria  constantemente.  Yo fabrico y fabrico pero nadie me quita la satisfacción ni la necesidad   que siento  a menudo,  de cerveza en  mano,  rodeada de velas,  oliendo a incienso,  recordar  tantas cosas inolvidables  que he vivido mientras escucho música que me  trae esos momentos  a la memoria. Está bien fabricar pero también es innegable que  el que guarda encuentra,  y a veces me gusta tanto  lo que encuentro…
1 de Julio de 1998
Nuevo trabajo. ¿Por qué lo llamo  así cuando es un lujo con el que pocos podrían soñar?  Delante de la recepción del hotel en el que trabajo,  veo un gran restaurante, diáfano, sin mesas, listo para llenarse sin darse uno cuenta  cuando llegue la hora de la cena.  Hasta ese momento en el que se llene de turistas observo el fondo  la bahía,  llena de yates de lujo. Salgo de la recepción, atravieso el salón  y salto al  muelle,  maravillada con lo que veo. Tan sólo hace par de días  repartía por la noche  leche y galletas a niños de  la calle. Y ahora estoy aquí,  rodeada de lujo y gente que deja 100 dólares de propina. Soy consciente que necesitaba un cambio pero no sé si uno tan radical. Definitivamente nunca he conocido el gris. O blanco o negro pero lo intermedio me resulta  anodino.
En la vida hay  ocasiones en las que necesitamos  parar, respirar hondo y pensar hacia dónde vamos.  Yo lo hice y vi que iba hacia el precipicio. Lo supe el día que salí de casa cargando un cuchillo,  que camuflado dentro de los pantalones me llegaba hasta la rodilla. Y no sólo lo llevaba. Lo chocante  si lo analizo 13 años más tarde es que entonces me resultaba cómodo y estaba dispuesta  a usarlo. Afortunada o desafortunadamente en un momento de lucidez mi cerebro hizo clic y dijo “Ya, para”.
En este hotel de 5 estrellas  sólo me tengo que preocupar de disfrutar. De repente me encuentro con otro mundo que creía ya olvidado. Me invitan a cenar en yates, en restaurantes sobre el agua más transparente que uno pueda imaginar, tengo una habitación en la que cabrían 50 personas cuando tan sólo hace una semana dormía sobre la tierra cruzando los dedos para que no me mordiera ningún bicho extraño. Termino de trabajar, salgo, bailo y bebo hasta el amanecer que vuelvo a trabajar. Así no pienso. Me gusta lo que veo, disfruto de lo que vivo,  pero me gustaría más si no hubiera visto nunca  que hay más vida al margen de esta  que me resulta tan fácil, tan  cómoda, tan…aburrida. ¿Quién me iba a decir a mí que vivir así me resultaría tedioso  en algún momento de mi  vida?
Me atrae  mucho más la idea de  levantarme por la mañana sin saber qué me deparará  el día. Cada 24 horas  una caja de Pandora. Ahora todo es previsible y cuando vuelva, será  más  asquerosamente predecible.   Esto sólo es un intermedio, no tan aburrido como el siguiente acto, pero una  oscura premoción de lo que está por venir.  ¿Cuánto aguantaré a la vuelta?
A lo mejor todavía hay una salida. Quizás la distancia te haga pensar  y encuentres  la solución a esta encrucijada. No quiero quedarme aquí.  Tampoco   quiero volver a lo que tenía hace un año. En realidad sé lo que quiero. Lo tengo muy claro pero lamentablemente no me lo podrás dar
Un año más tarde…

Tenía razón...tristemente te equivocaste con la solución.  Habrá otras pero ya  no serán  la que yo realemente quería.

¡Colabora!