Cuando era pequeña uno de mis libros favoritos era “La vida es sueño” de Calderón de la Barca.

¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

Tenía 15 años y soñaba con casarme y tener hijos al cumplir los 20. Cumplí 20 y soñaba con ser  famosa antes de los 30. Ahora tengo 38 y sueño con lograrlo  antes de los 40. En todos estos años mis sueños no han mermado en número pero  sí han ido adaptándose a las circunstancias...y a los fracasos, claro.  Pasé de soñar que algún día viviría   en Nueva York a soñar con  llevar una vida de ermitaña en algún pueblo perdido de la montaña. Pasé de soñar que algún día trabajaría  como traductora simultánea en Bélgica a tener un trabajo del que prefiero no hablar.

Pasan los años y los sueños no desaparecen. Sólo varían. Y con el gusto  me ha pasado algo parecido. Cuando era adolescente me gustaban los chicos de gran corazón. También es cierto que tenía un imán para los maquis y los cabrones en general y los realmente buenos me duraban un telediario. Cuando cumplí los 20 cambié el chip. “Se acabó esa tontería de que la belleza está en el interior. Si a partir de ahora el sexo va a ocupar una parte importante en mi vida, hagamos que merezca la pena y busquemos  buenos ingredientes”. Ahora tengo los 40 a la vuelta de la esquina y espero que mi relación dure siempre,  pero si no fuera así, y me viera  en la tesitura de elegir otro candidato ya no me importará tanto que sea bueno ni que esté bueno. Una visa Platino será el único requisito imprescindible,  una de esas de las que salen chispas con sólo pasarla.
 “Eso tiene un nombre, Rosa”. Igual, sí, pero toda la vida persiguiendo sueños por el camino correcto y avanzando tan despacio termina siendo agotador y a menudo frustrante. ¿Por qué no coger un atajo por una vez en la vida? Si no saltan las chispas entre nosotros, ya saldrán de su tarjeta.
Recuerdo ahora algo que me dijo una exsuegra que tuve (una estupidez entre muchas otras de las que salían por su boca): “Rosa, cuando tengas hijos ya no tendrás sueños propios. Tus sueños y tus ilusiones serán las de tus hijos.” Pobre mujer…