Es humillante tener que escuchar “Te lo dije” a alguien que te está apuntando con un dedo inquisidor cuando tú sabes que las has cagado y encima, no será porque no te  había avisado. Esas palabras retumbarán en tu cabeza durante días. Pero si eso es humillante, más frustrante aún es que nadie te conceda el derecho a decir: “Te lo dije” cuando es otra persona la que la ha mangado. En ese momento, de ganas le meterías el dedo en el ojo y le darías vueltas a ritmo de: “Te-lo-dije, Te-lo-dije y TE-LO-DI-JE”.

No hay nada mejor para desahogarse que darle de hostias a uno pero si no puedes porque ves que no estáis de igual a igual y además condenas cualquier forma de violencia, ¡Qué menos que tener el derecho a la pataleta! Y si no te lo dan, pues sin darte cuenta, te empieza a hervir la sangre, entras en combustión espontánea, y sacarías la recortada: “Yo no me quejaré, no, pero tú tampoco. Es más, tú no harás nunca nada más en la vida.” (http://efectos-de-sonido.anuncios-radio.com/ametralladora-fusil.mp3)

¿Dónde se vio que el culpable en lugar de agachar las orejas y pedir disculpas se ponga gallito y te diga que no le marees con tus reproches? Yo sé donde se vio y donde se sigue viendo pero dudo mucho que se vuelva a ver. Hasta ayer no tenía permiso de armas pero un día más tarde ya tengo la escopeta cargada.

¡Espabila pa otra vez, mema! Se titula la película.