No todos los días se celebra un evento en Las Redes del Valle pero cada vez que ocurre,  todo el mundo saca sus mejores galas. Unos se engalanan con  la ropa de los domingos y otros incluso con  la del día de Navidad. L            os poco  previsores que no habían reservado hora en el salón de la Pilu tuvieron que ponerse los rulos en casa.  Ella misma  tuvo que  arreglarse su propio cardado camino de la iglesia.


Talán, talán, talán…din, don, dan…talán, talán, talán, talán… din, don, dan…

(Isadora y Mathias tumbados en la cama de ella)

Mathias: “¿Qué la pasa hoy a Don Damián? ¿Se habrá  quedado colgado de las campanas?”

Isadora: “Creo que hoy por fin se celebraba el bautizo de Julia. Bueno…eso habrá que verlo.”

Mathias: “¿Consiguieron ponerse  de acuerdo para el padrino y la madrina?”

Isadora: “No tengo ni idea Mathias pero no te preocupes que dentro de un rato el cotilleo ya estará en boca de todo el pueblo y  nos enteraremos aunque no queramos.”

Mathias: “Te he echado de menos. Dos semanas sin tocar este cuerpecito tan rico.”

Isadora: “Es para lo único que me buscas. Me estoy empezando a hartar  de esta relación.”

Mathias: “Acabo de llegar de Nueva York hace un par de horas y lo primero que he hecho ha sido venir hasta aquí arriesgando mi vida subiendo por el almendro.”

Isadora: “No está mi padre. Se ha ido pronto por la mañana a León así que podías haber entrado por la puerta”

Mathias: “¿Dónde ha ido? ¿A comprar munición para la escopeta?”

Isadora: “No me  cambies de conversación que te conozco.”

Mathias: “Cuando nos conocimos  sabías lo que había y estabas encantada. Presumes de ser una mujer moderna y liberal y ahora resultará que quieres tener una relación seria conmigo. Igual hasta quieres casarte y tener hijos…”

Isadora: “No digas tonterías. No quiero nada de eso pero sí me gustaría que nos viéramos en algún otro sitio que no fuera mi cama o la tuya.”

Mathias: “¿Quieres que le pida permiso a tu padre para cortejarte?”

Isadora: “Déjame en paz. Anda, vete  antes de que vuelva.”

Mathias: “No te pongas así mujer. Te conozco, si algún día consiguieras lo que pides ya  no lo querrías. Tiempo al tiempo…Creo que no eres consciente de las veces que me han ofrecido mudarme a Nueva York. Si viviera allí sería un artista famoso y sin embargo, aquí sigo. ¿Crees que es porque me gusta pasarme la vida huyendo de tu padre?”

Isadora: “¿Lo dices en serio?”

Mathías: “Pues claro, mema. Ven aquí que todavía nos da tiempo a disfrutar otro ratito antes de que vuelva el matón.”


“!$%&$%&!!!·$%& !$%&$%&!!!·$%& !$%&$%&!!!·$%&……”


La gente va llegando a la iglesia. Custodiando la puerta se encuentran Hernández y Fernández vestidos de servicio. Uno a cada lado van  dando la bienvenida a todos los que han venido  a cotillear.”


Catalina: “¿Qué harán esos dos en la puerta?”

Doña Mercedes: “Pasar el rato que es lo único que saben hacer”

Hernández: “Lo siento mucho pero la iglesia está llena.”

Doña Mercedes: “¿Cómo dices?”

Fernández: “La iglesia está completa  y hasta que no salga alguien no puede entrar nadie más.”

Catalina: “Pero, ¿Qué creéis que es esto? ¿Un garito de copas? Ahora va a resultar que las iglesias tienen aforo limitado.”

Hernández: “Estamos velando por la seguridad de los habitantes de este pueblo.”

Don Damián (el párroco): “¿Pueden dejar ustedes de hacer el ganso? En la casa del señor tienen cabida todos sus hijos. No se reserva el derecho de admisión. Me imagino que tantos  feligreses  han venido hoy  para ver el espectáculo…pero no podemos hacer nada por evitarlo.”

Doña Mercedes: “Aparta, ridículo.”

Don Damián entra en la iglesia y comienza a sonar “Música del agua” de G.F. Haendel. Una vez él llega al altar,  entra Hugo empujando la silla de ruedas en la que va sentada Lola cargando a Julia que por ahora está profundamente dormida. En el altar esperan La Pilu y Macario.


Catalina: “Y al final, ¿Por qué son ellos los padrinos?”

Doña Mercedes: “Debes de ser la única que no se ha enterado. Lucas no podía ser el padrino porque Hugo se lo prohibió a Lola, y la exnovia de Hugo tampoco porque ella juró que no bautizaba a la niña si esa pilingui cogía su hija en brazos. Al final se les ocurrió la estupidez de sortear una cesta en el bar. Los hombres apostaban por un lado y las mujeres por otro para que hubiera dos ganadores. Por esas ironías de la vida los vencedores  fueron la Pilu y el Macario.”

Catalina: “Y, ¿Qué tiene que ver la cesta con los padrinos?”

Doña Mercedes: “Pues se descubrió que todo formaba parte de  un plan infantil de Hugo y Lola para elegir a los padrinos que ahora además de compartir la cesta también compartirán la educación de Julia.”

Catalina: “Pobre Macario. No sé si algún día podrá superar la indiferencia de  la Pilu.”

Doña Mercedes: “Nunca se sabe…a veces el que la sigue la consigue.”

Catalina: “Pero,  ¿tú no te fijaste bien en Marco Rossi, verdad? Era como un galán de las telenovelas. Y, ¿Macario? Como sacado de los Serrano.”

Doña Mercedes: “Macario es muy buena persona.”

Catalina: “Sí, sí, buena persona…con eso ya tiene la mitad del camino hecho. Jajaja.”

Suena “Aire” de J.S. Bach.

Don Damián: “Por fin Julia ya ha sido bautizada. Ya pertenece al reino del Señor. Sus padres me han pedido que les comunique que la fiesta continuará en su bar. Están todos invitados a comer.”


En el bar Los Contrarios la gente se agolpa a la entrada. Todo el pueblo ha querido compartir su alegría y comer gratis…claro.

Covadonga intercepta a Almudena cuando ya se iba con Enrique: “¿Qué haces por aquí, guapa?”

Almudena: “Hemos venido a traer unos cabritos para la comida.”

Covadonga: “Ya me parecía a mí que olía a macho por aquí”

Almudena: “¡Qué fina me saliste! Seguro que luego comes la carne igual que los demás.”

Covadonga: “Y a ti también si te dan vuelta y vuelta con una manzana asada en la boca.”

Almudena: “Nos vemos esta noche después de la fiesta. Cuando llegues a casa ya me habré duchado para la señora finolis.”

Covadonga: “Jurl, jurl, jurl. ¡Hoy me toca premio!”

Olivia (la nueva profesora) se acerca a Gabriela que ha acudido a la fiesta para no perder detalle y tener algo interesante que contar en el post de mañana de su blog.

Olivia: “¿Sabes quien es ese?” (Señalando con la cabeza a Enrique)

Gabriela: “¿Por qué quieres saberlo? ¿Te interesa?”

Olivia: “Ni lo más mínimo. Es un soberano  imbecil pero tenía curiosidad por saber quien era.”

Gabriela: “El ímbecil ese es mi padre.  Ya cambiarás de opinión. A todas las mujeres les pasa…en realidad lo raro es que no te haya parecido un encanto desde el primer momento.”

Olivia: “Lo siento. Yo no quería ofenderte.”

Gabriela: “Nada, nada…ya me lo contarás  dentro de unos meses.” (Se aleja)

Olivia: “Tierra trágame”.

Enrique: “Hola de nuevo, simpática. ¿Estás hablando sola?”

Olivia: “¡Ah! Me has asustado payaso.”

Enrique: ¡Joder, qué asco de tía! Que te den mucho por ahí. Yo sólo quería saber si habías encontrado alojamiento pero sinceramente como si duermes debajo del puente.”

Olivia: “Tu hija tiene razón. Seguro que cambio de opinión…pero ya será en otra vida.”


Catalina (la pescadera)  se coloca detrás de Sebastián y le tapa los ojos.


Catalina: “¿Quién soy?”

Sebastián: “Mientras sigas cortando pescado sin ponerte los guantes,  la verdad es que me lo pones muy fácil.”

Catalina: “Es que por la tarde antes del bautizo traje unas cigalas para la cena  y se me quedó un poco el olor en los dedos.”

Sebastián: “¿Has visto a mi hija Isadora? Acabo de llegar de León y me gustaría hablar con ella.”

Catalina: “No estaba ni en la iglesia ni ha aparecido por aquí.”

Sebastián: “Espero que no esté donde creo que está.”

Catalina: “¿Quieres venir a cenar mañana a mi casa?”

Sebastián: “Preferiría no hacerlo. No tendría ningún problema en liarme contigo de vez en cuando si estuviera seguro que no quieres nada más conmigo pero no es el caso Catalina.  Ya me estoy viendo comiendo lenguado fresco el resto de mi vida.”

Catalina: “No es necesario ser tan grosero. Te propongo algo. ¿Por qué no seguimos acostándonos hasta que aparezca mi príncipe azul? Mientras aparece y no, me conformo con el bastardo azul.”

Sebastián: “Gracias por la parte que me toca. Esta noche no puedo porque quiero hablar con mi hija pero mañana a las 11 entraré por tu jardín. Te tiraré piedrecitas a la ventana para que tu madre no se entere.”

Catalina: “Te estaré esperando a no ser que mañana aparezca mi príncipe. Prometo ponerme los guantes de goma.”

Sebastián: “Con que los pongas en la pescadería me conformo.”

Catalina: “Pues claro… ¿Dónde creías que me los iba a poner?”

Sebastián: “Yo qué sé. Como tienes esa obsesión con sorprenderme…”

Catalina: “No sé qué habré visto en ti.”

Sebastián: “Si te lo explico vas a volver a enfadarte así que mejor dejamos la conversación aquí.”


Lola: “¿Crees que habremos escogido bien a los padrinos de la niña?”

Hugo: “Con la de disgustos que nos ha traído, la verdad es que ya poco me importa.”

Lola: “Con lo contento que se puso Macario cuando se lo dijimos…”

Hugo: “Ya, pero le podías haber dicho que la madrina iba a ser la Pilu. A lo mejor no hubiera aceptado.”

Lola: “Pues por eso no se lo dije.”

Hugo: “Si es que parece un alma en pena. Claro que ella desde que se fue Marco Rossi tampoco es que sea la alegría de la huerta.”

 Lola: “¿Quién sabe? A lo mejor ahora se dan otra oportunidad.”

Hugo: “¿Otra? Será la primera. Ya es mala suerte…un año para decidirse y cuando por fin lo hace se le adelanta el italiano.”

Lola: “Mira Julia, ahí viene el tito Lucas.”

Hugo: “Creo que llegó la hora de buscar una copa.”



Macario: “Hola Pilar. Estás muy guapa hoy…bueno siempre pero hoy más”

La Pilu: “Gracias. Tú también te has puesto muy elegante.”

Macario: “Sí, es el traje que me compró mi madre para llevarte a cenar el otro día antes de…”

La Pilu: “Hace un poco de frío a estas horas, ¿Verdad?”

Macario: Si, está refrescando. ¿Te gustaría ir conmigo a cenar este sábado por la noche? Han abierto un nuevo restaurante en Las Muñecas del Valle.”

La Pilu: “Me encantaría.”

Una chica desconocida para todos se acerca a la Pilu y le toca en el hombro.

“Hola, ¿eres La Pilu?”

La Pilu: “Sí, y tú, ¿Quién eres?”

“Me llamo Roberta, Roberta Rossi y me gustaría hablar contigo sobre mi padre.”


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EN EL PRÓXIMO CAPÍTULO... ¿Qué tendrá que contarle  Roberta a La Pilu? ¿Encontrará a su mono Amedio? ¿Quiénes serán los próximos huéspedes de la casa Rural la Rosaleda? ¿Serán capaces Olivia y Enrique de mantener una conversación sin insultarse?......