Trabajo en una empresa en la que todo el mundo tiene mucho que callar y aún así todo el mundo parlotea  incesantemente. Como en muchas otras, todos nos consideramos imprescindibles cuando, en realidad si desapareciéramos mañana,  la vida seguiría igual.  Subestimamos el trabajo de los demás porque en general estamos plenamente convencidos que todos son unos putos  inútiles…menos nosotros…claro. Observamos y analizamos los fallos de los demás ignorando vilmente los nuestros (No nos da la concentración  para tanto). Criticamos en unos lo mismo que alabamos en otros y viceversa. Entramos en un  conflicto bélico incesante de  manera gratuita. Es el fruto de estar  con el hacha en pie de guerra inagotablemente. A veces tengo la sensación de que vivimos como esas divorciadas con hijos que dedican el resto de sus vidas a joder a sus exmaridos en lugar de disfrutar de su propia vida.
Llegan las cenas de Navidad y como no…las de empresa. Esas en las que los jefes bajan, que no se rebajan, al nivel de los empleados matándose por demostrar que son guays y que todos podemos ser colegas. Y es que colegas somos…lo que no somos es amigos. Si todos tuviéramos eso claro, todos disfrutaríamos por igual sin perder el norte. Ir de cena no consiste en celebrar una terapia de grupo para conseguir que todo el mundo se quiera. Para eso están los psicólogos y en este caso en concreto,  de una especialidad todavía desconocida.  Ir de cena de empresa solamente se basa  en comer y beber mientras te echas unas risas con colegas. Necesidades básicas de todo ser humano que no requieren de  un gran esfuerzo mental.
Tú haces una simple pregunta: ¿Vas o no vas? y en lugar de encontrarte las dos únicas respuestas posibles, lees: “¿Quién va?, ¿Dónde va a ser?, ¿Cuántos se han apuntado? ¿Va la jefa?”.  
Como todas las bodas, una cena de empresa es fuente de todo tipo de críticas y comentarios. Críticas previas a los esquiroles que no van. Críticas de los esquiroles a los hipócritas que se juntan por una noche. Los que se amotinan y no respiran a dos días de apuntarse. Críticas post a los modelos, a los que se emborracharon, a los que no lo hicieron, a la jefa. Fotos del delito en el facebook (nunca he entendido muy bien por qué la gente las cuelga voluntariamente). Críticas a la que se encarga de organizarla…cuidado con éstas que ya me encargaré yo de escribir una entrada contando los detalles…