Con la tecnología de Blogger.
¿Cuántas veces has dicho “Ya no puede pasarme nada peor” y te has equivocado? ¿Cuántas veces has dicho: “Algún día me reiré de esto…pasará mucho tiempo pero terminaré viéndole la gracia”?


Si has tenido un mal día, si crees que ya no puede pasarte nada peor o todavía no has olvidado eso de lo que tardarás mucho en reírte, entra en este blog y comprobarás que no eres el único. La idea no es consolarse con las “desgracias” ajenas, sino aprender a reirse de lo que haya podido convertir tu día en un infierno.

lunes, 17 de septiembre de 2012


Está visto que hoy es el día de los noticiones. Por un lado va y dimite Esperanza Aguirre (la mujer del rictus más odiado y desagradable  sobre la tierra). Y otro y no por ello de menos trascendencia mundial,  está  el escándalo de  Kate  Media tonelada (Kate Middleton para los amigos). ¡¡¡¡Se le han visto las tetas!!! Los titulares de  los periódicos sobre este tema me dejan perpleja. Me han hecho recordar una vez que fui a la piscina con mi novio (uno que tenía con 16 años) y al darme la vuelta en la toalla se me salió una pecho  del bañador. Su cara fue un poema pero aún así mantuvo la compostura e hizo como que no lo había visto. Años más tarde me   confesó  que sí y también que se había puesto como una moto ante  semejante visión. ¿Será que a la gente que le ve las tetas a la Middleton le  pasa lo mismo? Si no es así, no entiendo la escandalera por unas putas tetas que encima como mucho son de la talla 85 que ya me dirás tú…Y ella como loca intentando confiscar lo que todo el mundo ya ha visto. Claro,  como no la persigue nunca nadie, seguro que  dijo: “Me voy a despelotar aquí, Willy my Darling, que no nos ve nadie.”

Entre tanta pechuga no me voy a olvidar de la Espe que ahora ha decidido convertirse en gallinita para sus polluelos. Me parece estupendo, dando ejemplo de los preceptos de su partido. Las mamás en casa a cuidar de sus hijitos y sus nietos. De aquí a hacerles comiditas no queda  nada.  Eso sí, a comer todos en casa  que el comedor del cole está por las nubes y ahora te cobran hasta por calentar el tupper. La única  pena de su decisión  es que no lo hubiera tomado  hace miles de años pero claro…de haberlo hecho antes   no se habría enriquecido  a costa de los demás y ahora, ¿Cómo iba a vivir ella sin su chofer, su personal de servicio, sus trajes, su personal shopper  (ya me dirás tú de qué le sirve) y un sinfín de detalles  sin importancia que la invalidan para tomar decisiones muy serias sobre el resto de los mortales. Subo el transporte público pero nunca lo uso. En general… predico sobre la austeridad cuando tengo un patrimonio de millones de euros ganado honradamente  con tu sueldo de político.

Ay, Espe, la falta de humanidad se paga y como dice el dicho: “Siéntate a esperar y verás pasar el cadáver de tu enemigo.”

Por cierto, mira a ver si convences a la Botella que también tiene muchísimos nietos que cuidar y un marido al que atender.

lunes, 10 de septiembre de 2012


                La noticia del día de hoy  es que los niños volvían al cole. Guauuu!!!Menudo notición. Pues sí, de una tontería como esa que sólo debería preocuparnos e indignarnos por el precio de los libros y el negocio que tienen montado las editoriales, los programas del cotilleo consiguen llenar  horas muertas. Fotos y más fotos  de  famosos con sus mejores galas acompañando a sus retoños en su primer día de clase. En muchos casos con padre y madre incluidos  que queda mucho mejor y da una imagen de unidad familiar incuestionable.  

Hace un año Cayetana enviaba  a su hija a un internado en Londres durante todo el año. En cambio ahora la lleva al cole con su propio coche. La pobre sólo  tiene 13 años y no puede ir sola. Anda que como la infanta Cristina tenga que meter a sus 4 churumbeles junto al pequeñín y honrado de su marido en el Volkswagen Golf  que usa ahora… Ya me estoy imaginando la  conversación mantenida  hace un par de semanas entre ella y una de las mujeres de servicio:

-“Venga, anda, devuélvemelo que me ha dicho el asesor de imagen que tengo que parecer una mujer austera.”

-“Santa Rita, Rita, Rita, lo que se da no se quita”

-“Venga, vale, te  lo cambio por un Audi A3 que de esos me sobran  4. Ahora lo que necesito es mi Golf. A ver cómo consigo meter dentro  a todos los guajes  el día que empiecen las clases. Si encontrara a alguien que tuviera un Seat 131 Ranchera, ya  sería la leche porque el pequeño Juan entraría perfectamente en el maletero”.

-“Bueno, pero quiero uno que sea gris perla. Y, ¿Qué me dijo usted que hiciera con estas zapatillas de los niños?”

-“Mételas en la lavadora tantas veces como haga falta hasta que parezca que las han heredado de sus primos. Total a Felipe Juan Froilán de todos los Santos no le vale ninguna desde que se disparó el dedo.  Y vete cosiendo coderas y rodilleras en los jerséis y en los pantalones. Si consigues encontrar   unos con bolas te subo el sueldo. Dile a uno de los guardaespaldas que  te lleve hasta  Caritas. Seguro que allí hay de todo pero dile que no aparque el Mercedes cerca. Los muy cabrones se niegan a usar los Dyane 6  que nos costaron una pasta para la “operación austeridad”.

Aunque pueda parecer una madre desnaturalizada este año ya sé cómo se llaman las profesoras de mis hijas. Voy mejorando. No me ha llevado todo el curso. De aquí a llevarlas yo  al cole el primer día, hablar con el resto de las madres, parecer que me va la vida en ello,  echar almidón al babi de las niñas y plancharlo, apuntarlas a tenis, golf y macramé no me queda nada.

 

 

viernes, 7 de septiembre de 2012


 

 

¿Quién no ha conocido en su vida a una de esas personas a las que estás convencido que les robaban el bocadillo de pequeño? A menudo nos cruzamos con gente que te provoca preguntarles: “Pero, a ti ¿Qué coño te pasa? ¿Te pegaba los niños en el cole? ¿Eras de esos con los que los compañeros se ensañaban y les gritaban en el patio: Cuatro ojos o rompetechos? O las otras niñas escribían en la pizarra mensajes del palo: “Eres más fea que un coche por debajo”.

A veces las experiencias que sufrimos  de pequeños deberían servirnos para hacer justo lo contrario a lo que vivimos. Ya sabes: “No hagas nunca lo que no te gustaría que te hicieran a ti”. Sin embargo, mucha gente opta por  la reacción contraria. Hacen una libre traducción  de la frase a su propio antojo y dicen: “Ahora os vais a cagar. Ha llegado mi momento y voy a jartarme a bocadillos…todos los que me quitaron y más.” Como si del zorro se tratara se dedican a hacer justicia jodiendo a gente que ni les va ni les viene. Cualquier blanco es bueno para descargar su frustración.

No hay nada peor que vivir anclado en el pasado y no avanzar. No fuiste feliz entonces  y tampoco creo que convertirte en un cabrón /a ahora,  consiga  que las cosas vayan a mejorar para ti.

Y si finalmente decides seguir así y ya no tienes remedio,  puede que algún día te encuentres a un enajenaó  que decida volver a quitarte el bocadillo y darte un par de hostias a ver si así espabilas de una vez. No querías “pasado” pues toma “pasado”.

miércoles, 5 de septiembre de 2012


 

 

Vas a la peluquería a cortarte el pelo y tienes que escuchar: “Pero…¿¿¿Qué le haces al pelo???? ¿¿¿Con qué lo lavas??? ¿¿¿Con jabón Lagarto???

Tú, ya con miedo,  le respondes: “Lo lavo cada 3 días con champú normal  y como mucho me atrevo a hacerle coletas”.

La peluquera te mira como si tuvieras tres años y fuera tu madre a punto de darte un bofetón para que espabiles: “Pues hija no tiene  brillo ninguno. Se te va a terminar cayendo enterito y luego vendrás a que hagamos milagros…como si lo viera”.

Me humilla, le pago y me voy corriendo a comprar mascarilla Kerastase.

Vas a la esteticién  a hacerte una limpieza y tienes que escuchar: “Pero… ¿Qué crema usas para la cara? La tienes hecha un asco. Parece el desierto del Gobi, toda cuarteada”.

Con miedo y al borde de las lágrimas respondo casi en un susurro por miedo a que me arree una torta: “Pues yo me echo la crema del Mercadona que dicen que es muy buena”.

“Pues hija, cambia de crema porque esa te viene fatal. Dentro de nada tendrás la piel de una mujer de 70. A ver qué opina tu pareja entonces…si todavía la tienes, claro.”

Me humilla, le pago y me voy corriendo a comprar una de Clinique.

Vas al dentista a hacerte una limpieza y sales de allí con un presupuesto de 1300 euros dentro del bolso. “Pero… ¿Cuánto hace que no te haces una limpieza? Esta muela está para quitar, esta también, ésta no sé si tendrá arreglo, necesitas dos empastes...Apunta, Puri, la 36, la 37, la 38, la 39 y así hasta un número que no sabía ni que existiera dentro de la boca.”

Me humilla, le pago la consulta y salgo  de allí después de haber pedido disculpas por tener una boca que  ni la del cuñaó en sus peores momentos y después de haber dejado voluntariamente que le hagan una fotocopia a la cartilla del banco para que me pasen todos los meses una cómoda cuota mensual y arreglar así el desperfecto.

            Vas a comprar ropa y coges la misma talla de siempre. Llegas al probador y casi no te sube de las rodillas.  ¿Cada vez hacen la ropa más pequeña o quieren amargarme la vida? Pareciera  que el mundo entero se ha confabulado contra mí.

            Traducción positiva de tanta humillación: Voy al bar, bebo 4 cervezas. Me las ponen con tapa y sin preguntar: ¿¿¿Te vas a meter todo eso para el cuerpo??? Me alegran la tarde. Nadie me humilla. Pago mucho menos que en los demás establecimientos de personas sin sentimientos y durante un rato se me olvida que se me va a caer el pelo, que tengo la piel como un lagarto, que estaré destentada en breve y que dentro de nada tendré que ir a tiendas XXXL.

 

 

lunes, 3 de septiembre de 2012


Después de 5 o 6 meses (ya perdí la cuenta)  por fin volvemos a tener mando a distancia de la tele. Muchos se preguntarán: ¿Cómo podías vivir sin él? Pues te adaptas. Bueno…puntualizo, mi novio sube y baja el volumen y  también cambia de canal  según sea necesario y yo me adapto desde mi nuevo chaise longue. …Sin mando a distancia  es cuando  te das cuenta realmente de que debería haber una ley que regulara que la publicidad y el resto de la  programación se emitieran al mismo volumen. Para alguien como  yo, que  sólo puedo escuchar  la tele al 8 y sólo al 8, esa diferencia resulta crucial. Al 7  no oigo nada (mi novio me grita: “¿Te traigo unos “cuitis”? que deben de ser la versión venezolana de los bastoncillos de toda la vida y otras veces desde la otra punta de la casa le oigo susurrar: “Mierda pa los sordos” esperando que le conteste con algún insulto. Pues va listo…) Y si pongo la tv…bueno, mi novio la pone  al 9 estoy convencida de que acabaré sorda de los agudos que me lo han dicho en el reconocimiento médico de empresa.

Yo podría quedarme tirada en el sofá  como una vaca aunque en la pantalla sólo salieran  puntitos y rayitas pero él es capaz de sentarse aguantando el equilibrio en un lateral del mueble, ver la tele de perfil y apretar sin parar el botón de subir y bajar tantas veces como sea necesario con tal de ver la final del Roland Garros y los penalties de la selección en el mundial al mismo tiempo. Y yo al final ya no distingo  a Nadal de Iniesta. Y mira que es difícil confundir a este desnutrido con el de Man´s Health.

En breves se cumplirán también dos años desde que decidí retirar la plancha a alguna esquina olvidada del trastero. Habrá quien se pregunte: ¿Cómo podéis vivir sin planchar la ropa? Pues no sólo te adaptas. Además te das cuenta de todo el tiempo que perdiste haciéndolo hasta entonces. Pensar que mi madre me planchaba  las bragas doblándolas en tres partes...  Por suerte o por desgracia a la generación de nuestras madres y abuelas nadie les explicó que los vibradores ya se vendían  en la sección de electrodomésticos de los supermercados  mucho antes que la plancha y la aspiradora.  De haberlo sabido seguro que muchas de ellas no se hubieran molestado tanto en plancharlas. ¿Para qué…?

Siguiendo esta misma línea de abandono de las últimas tecnologías, mi novio y yo ahora sólo tenemos un móvil para los dos y vamos intercalando las tarjetas. La verdad es que tenemos otro pero cada vez que tengo que pulsar una de las opciones en la pantalla me quedo sin huellas dactilares de tanto apretar. No es la primera vez que nos dan las dos de la mañana intentando poner la alarma del despertador y me duermo con agujetas en los dedos.

¿Cuál será el siguiente paso en la vuelta a la prehistoria tecnológica? Mi novio votaría por el ordenador. Si pudiera lo haría desaparecer  hoy  mismo...ahora mismo diría yo a juzgar por su cara. Alberga la extraña esperanza  de que si  eso sucediera y yo ya no perdiera mi tiempo delante de la pantalla, él conseguiría sus “sanos” propósitos mucho antes de lograr poner la alarma en el último grito de la tecnología…

domingo, 3 de junio de 2012


El viernes presenté un libro de relatos. Mío sólo era uno pero  como lo presenté yo misma pues como si lo hubiera escrito entero.  La presentación comenzaba a las 7 y media. Mi novio y yo llegamos 15 minutos antes. La puerta estaba bloqueada. Las cámaras y los micrófonos impedían la entrada. No acertábamos a ver el final de la fila de gente que había ido sólo para verme y escucharme. Noté que unas enormes lágrimas comenzaban a caerme por las mejillas. Mi novio dijo: “Cariño, toma, coge mi pañuelo que te están haciendo fotos. Sonríe”.

………………………………………

Mi novio: “Rosa, despierta, amor. ¿Qué estabas soñando?  Te reías y después llorabas y después te reías otra vez”

Yo: “Jolina… ¿Para qué me has despertado? Era famosa, la gente me quería, se mataban por hacerse fotos conmigo. Si hubieras visto la cola que había para que les firmara el libro…”

Mi novio: “Anda bonita, despierta que llegamos tarde a la presentación del libro y mira que si está la prensa esperándote”.

Media hora más tarde… en la biblioteca de Padre Isla, un chalet remodelado de tres plantas. Mi novio y yo de pie apoyados en la barandilla del último piso mirando desde las alturas la puerta de entrada como las vacas al tren.

Mi novio: “Esta escena me recuerda a las películas del oeste. Ahora mismo estoy viendo esas bolas de heno que se movían con el aire y la musiquita sonando antes del tiroteo…tiririri…”

Yo: “Quedan 5 minutos. Digo yo que alguien vendrán, ¿no?”

Mi novio: “Hombre, claro, siempre están las pringadillas de tus amigas que  van a todos los telares en los que participas y tus padres y tu hermano Jaime”.

Se abre la puerta. Mi padre. Mira hacia arriba y pregunta a voces si ha llegado mi madre y mi prima.

Yo: “No hay nadie todavía.” El todavía es muy importante. Significa que todavía no he perdido la esperanza. Lo pronuncio con fuerza dándome ánimos.

Sonora carcajada de mi padre que retumba en todas las paredes del edificio. “Entonces casi que la espero fuera.” Otra risa de nuevo mientras sale.

Se abre la puerta. Las pringadillas de mis amigas. ¡¡¡¡Bien!!!! Aún queda esperanza.

19:30. Empezamos. Total: 15 personas. La coordinadora de las bibliotecas, una mujer encantadora,  me presenta igual que si el recinto estuviera abarrotado.  Y después yo suelto mi  discurso  con el mismo entusiasmo que si las cámaras de Antena 3 me estuvieran enfocando con miles de  flashes. Un éxito. La única pena es que se me olvidó invitar a Buenafuente. Si me hubiera escuchado seguro me contrataba para su programa.  

20:05. Fin. Entra mi amiga Pilar, su novio y sus hijos. Pues estos también  cuentan. Ya somos 20 si me incluyo yo. Un éxito. Gracias a todos por haber ido. Sé que os lo pasasteis tan bien como yo. Eso se notaba en el ambiente y en las cervezas que nos tomamos después. Os espero el 21 de diciembre para invitaros a una copa de champán. Si ese día toca empezar un nuevo ciclo, que lo hagamos a lo grande.


lunes, 16 de abril de 2012

Me gustan las mujeres. No en el sentido genérico, en el que nosotras les gustamos a los hombres (tetas y chichi). A mí me encanta  todo  lo  demás.  Mi novio dice que en realidad,  si no fuera porque me va  “el tema”,  tenía que haber sido lesbiana. Yo no iría tan lejos  pero  sí es cierto que  veo muchos  pros y muy pocos contras en el  género femenino.

Tuve unos  padres machistas. Los dos,  no sabría decir cual más. Y no hay nada peor que una mujer machista,  de las que dividen las tareas y las aspiraciones que puedas tener,  en función del sexo que tengas. Cuando creces sólo pueden pasar dos cosas, que la imites porque te convenció de que la vida era así de frustrante o que optes por ser radicalmente todo lo contrario. Es decir, mi caso. Eso se traduce en: limitaciones cero.  No soy de las que piensa que los hombres y las mujeres somos iguales. Ni mucho menos. Somos muy diferentes.  Tengo claro que no somos inferiores  ni peores…más bien  lo contrario.  No tenemos la misma fuerza física. De acuerdo. Y, ¿Para qué querríamos tenerla? ¿Es útil realmente? Nosotras tenemos la fuerza mental. Esa sí es práctica,  y con ella paliamos la debilidad de otros músculos. No entiendo muy bien para qué iba yo a levantar un elefante si tengo la capacidad de liar a un  hombre para  que lo haga y encima se sienta  bien presumiendo de macho man.

Escucho normalmente frases como: “Es mucho más fácil trabajar con hombres que con mujeres”. Eso es como decir que prefieres a Pep antes que a Mou. Y a mí, sinceramente,  dame a Mou y quítame de mi vista al “noble, bueno, humilde, tranquilo….”. Me gusta la gente a la que veo venir. Algunos/as dicen en tono despectivo  que somos histéricas. ¿Histéricas?  Una mujer puede “dar mucho pol culo”. En cambio un hombre es tranquilo, colega, no da un puto ruido en el trabajo…hasta que lo da. Y cuando lo hace, no sabes ni por donde te viene porque hasta ese momento no te ha ido dejando ninguna pista.

Cuando oigo decir a un hombre: “Las mujeres son   retorcidas, problemáticas, complicadas….” me ofende profundamente  pero cuando se lo escucho a una mujer,  la abofetearía. O cuando alguna dice: “Mis mejores amigos son hombres…es que  las mujeres somos muy malas”. Pero…si somos la hostia. ¿Cómo has podido llegar a esa conclusión? Ocurre lo mismo cuando alguien dice: “Prefiero tener niños a niñas. Las niñas son repipis y los niños son tan buenos y nobles…” Vuelta la burra al trigo con la nobleza. Los niños saltan, corren, son brutos como arados. Mis hijas son divertidas, irónicas, entretenidas y desde pequeñitas ya saben que son lo más. Eso sí…las veo venir de largo y eso me gusta.

Aquí va un pequeño ejemplo de lo que ellos calificarían como retorcida pero nada más lejos de la realidad.

Esta mañana. Medio dormida. Abrazo a mi novio.

Mi mente: “Ummmm. Pero si no lleva ropa…es mi momento. Joderrr… ya empezó la Fórmula Uno. Si  le digo se jodió el tema.”


Mi novio: “Ummmm. Queremos temita, eh?”

Mi mente: “Se lo digo o no se lo digo. ¿Hamilton o un gustico a primera hora? Ay… ¡Qué difícil! Jajajaja. Eso último es broma.”

Yo: “Sí. ¿En qué lo has notado?”

(Aquí vendría el ruido de fuegos artificiales)

Resuelto el tema, más feliz que una perdiz, alargo la mano hacia la mesita, cojo el mando a distancia, y se lo pongo encima.

Yo: “Toma. Todavía te da tiempo a ver las últimas vueltas de la Fórmula Uno”.

Él: “Hija puta, mal parida.”

Nosotras somos así…mola, eh?








miércoles, 11 de abril de 2012

No puedo ni  remotamente quiero  imaginarme que me habría hecho mi madre si con 4 años le hubiera dicho que quería hacerme dos pirsíns, uno en el ombligo y otro en la nariz. Probablemente la cabeza me habría dado dos vueltas de 360 grados. (Descabezada seguro que no me quedaban tan bonitos los pirsíns). Desde entonces han pasado   36 años pero  la reacción del padre de la mongólica de mi hija pequeña no ha sido mucho más  light que la de la cafre de mi madre.

“¡Qué qué! ¡Rosaaaaa! ¿Qué dice la  chalada de tu hija? (¿Por qué las niñas siempre serán  mías cuando hacen algo que no le gusta?)  ¡Piercings! ¡Con la pistola de puntas de metal de la ebanistería te voy a hacer yo el piercing en la frente! Ya verás qué guapa quedas. ¡Descerebrada! Pero, ¿A quién ha salido esta niña?” Hay una serie de preguntas retóricas que si las pusieras en el traductor de google, la traducción sería: "La culpa es tuya".

No sé puede tener una hija de casi 9 años  que quiere hacer la comunión en chándal y otra de 4 que ya ha decidido,  con 5 años de antelación, que cuando ella la haga quiere llevar un vestido de novia con todos sus complementos.

“¿Que  quieres ponerme el de mi hermana? Jajaja.  Es una broma, ¿verdad? No pensarás que voy a llevar un vestido usado. ” Todo esto lo dice con la naturalidad que podáis encontrar en un meneo de pelo hacia un lado a lo Carmina Ordoñez mientras  estira la otra mano y la apoya sobre el pecho con cara de asco.

Ya sin cabeza porque mi madre  me la habría arrancado de cuajo  por cualquiera de las geniales ideas anteriores, paso de pensar  en lo que me habría dicho si al verla  despedirse de mi padre para ir al trabajo, se me hubiera ocurrido decirle a mi primo de 6:

“Mira, mira, ahora se van a dar un beso de novios. Les vas a ver hasta la lengua”

Ella mal, pero anda que la respuesta de su primo...

“Tu madre no puede darse un beso de novios con tu padre porque el novio de tu madre es Gustavo.” (Ya verás tú como al final  la pistola de puntas de metal sale a pasear esta semana…)

“Mentiroso. Mi padre sí  es su novio y además se van a casar aunque no quieran.”

“Estás loca. Tu madre ya se casó con Gustavo y son novios. No puede casarse otra vez”

“Déjame en paz. No sabes nada de nada.” (meneo de pelo para el otro lado y vuelta de ojos hacia arriba con cara de desesperación)

Todavía no me he recuperado de la conversación entre estos dos micos, y voy con la otra (la del chándal) , que lleva ya casi 10 días en la playa.

“¿Nos echas de menos? ¿Tienes ganas de volver?” (No sé para qué se lo pregunto si ya sé la respuesta y la desidia con la que me va a contestar).

“Sí, mamá. La verdad es que ya  me aburro bastante. Tengo muchas ganas de veros a todos. Te paso con papá.”

Oigo esas palabras y sufro un momento de euforia indescriptible pero por desgracia me  dura tan sólo unos segundos.

“Oye, dice la niña que quiere volver, que se aburre contigo y nos echa de menos.” (Esa soy yo chinchando a su padre donde más le duele que para eso  sufro yo de esa misma enfermedad todo el año)

“Adrianaaaaaa!!!!!Así que ya tienes ganas de irte, eh??? Y te aburres conmigo, ehhh?????”

Desde la distancia pero con la suficiente claridad como  para que yo pueda  escucharla  a través del teléfono.

“¡¡¡¡Pero, papá,  no me has dicho que le diga eso cuando llame!!!!!”

martes, 6 de marzo de 2012

A veces voy a trabajar con la impresión de entrar en un parque de atracciones. Todo lo que sucede en ese maravilloso mundo es fascinante. Nos entretenemos desde  el  principio hasta el  final  de nuestra jornada  laboral y a menudo nos quedamos incluso sin palabras con las cosas que suceden.
Al  igual que en un gran parque, tenemos distintas zonas de recreo donde podemos,  o bien disfrutar participando en algunas de las  actividades programadas,  o bien sentarnos como meros espectadores y comentar lo que vemos. Esta última opción es la más demandada entre los trabajadores.
Una de las atracciones preferidas y que más éxito tiene,  es el juego de las sillas. Observamos de continuo un numeroso grupo de personas todo el día venga a correr y correr al ritmo de la música que les ponen,  intentando mantener su silla sin caerse y sin tropezar con el pie de algún otro. Si  a pesar de tus esfuerzos   tienes la mala suerte de quedarte sin silla te pueden pasar  dos cosas. O no te dejan volver al parque y te tienes que buscar otro donde seguir jugando o te llevan a otra zona también muy divertida: “La ludoteca”. Aquí  principalmente se juega con plastilina, kilos y kilos de plastilina para tenerte entretenido y evitar,  de esta manera tan didáctica,  que puedas dar guerra. A mí este sitio me encanta. Te pagan por no dar por saco. Un sueño hecho realidad.
En otra zona del parque un poco más alejada están los que manejan los hilos del tinglado. En este grupo hay varios subgrupos. Están los que saben detrás de lo que andan y hacen su trabajo sin depender de nadie. Están los que sólo saben espantar su desidia con algún grito a destiempo para intimidar a sus inferiores  y por último los superhéroes que viven en la creencia de  que  sin ellos todo el parque se vendría abajo (de estos hace poco hemos perdido a uno). Ilusos.
A pesar de su deserción, el parque sigue en pie. Ya sea por inercia, ya sea porque todo el mundo sabe lo que tiene que hacer,  pero está claro que nadie es imprescindible. ¡Cuánta dosis de humildad para muchos!  Lástima ni lo verán así.
A mí me gusta estar subida en la noria. Sube, baja, sube, baja. Nunca sabes cuándo va a parar pero mientras tanto,  me divierto viendo todo lo que ocurre en el parque cada día. Espero cuando me toque bajar,  me ofrezcan la ludoteca con la plasti,  no sin antes haber disfrutado de un mes y medio de vacaciones pagadas a cargo del parque.


martes, 28 de febrero de 2012

Cuando escucho en las noticias que un padre ha dejado a su hijo olvidado  en el coche durante  toda la mañana, nunca pienso: “¡Qué desnaturalizado!” Simplemente cruzo los dedos  y pienso: “Que no me pase a mí, por favor, que no me pase a mí”.
Todos los días al llegar al trabajo repaso mentalmente el trayecto que dista entre el lugar  en el que aparco el coche y la puerta del colegio. “Las dejé, sí, las dos, llevaba a las dos, llevaban las mochilas, el bocadillo, el zumo, iban peinadas, sí…hoy iban peinadas. Uff, menos mal…lo hice bien. Soy la leche.” Pero claro, como en esa asignatura ya progreso adecuadamente, en el colegio deciden marcarme nuevos retos, complicados retos he de añadir. Los miércoles no vale con llevar la mochila de los libros, el bocadillo y el zumo,  también tengo que coger  la de natación y claro, ahí puede  pasar que llegues al trabajo y de repente repares  en el asiento del copiloto donde ves  todos los enseres de Esther Williams. Por un momento piensas en llamar a tu ex marido para decirle que venga a buscarlo (son unos 10 kilómetros de nada) pero en el colegio parecen haberse confabulado contra mí y me llama la profe de la otra mongola que tengo por hija, para decirme que se ha hecho pis encima (mi hija…no la profesora) y entonces se me plantea la disyuntiva: “¿Le digo a mi ex que venga por la mochila y a mi novio que vaya caminando hasta el colegio a cambiar a la otra o lo hago yo todo?” Por alguna extraña razón, ruge en mi interior la llamada de la maternidad y acudo al rescate de mis hijas. Por el camino recibo una llamada. Lo sabía. No se iba a aguantar.
Mi ex marido: “¿Te acordaste de llevar la mochila de natación a la niña?”
Yo: “Por supuesto. ¿Con quien te crees que estás hablando?”
Mi ex marido: “Contigo”.
Cuelgo.
Llamo a mi novio de camino para que corra a casa, busque ropa limpia para Valentina y la tenga lista en su trabajo para cuando yo pase con el coche por allí.
Yo: (llegando a la nave y subiendo a la acera sin parar el motor ni el coche) “¿Está todo?” pregunto  mientras abro la mochila…no me fio ni un pelo.
El: “Hostia las bragas”
Sale corriendo hacia casa en busca de las bragas olvidadas y yo detrás. Le persigo con el coche. Menudo par de gilipollas.
Llego al colegio en un tiempo record.
Yo: “Hola, venía a traer esta mochila a Adriana y a cambiar a Valentina…..”
Conserje: “¿En qué clase está Adriana?”
Yo: “Ummm” (Ni puta idea. Pero...y digo yo, ¿No tendrá una  lista con todos los alumnos para que lo busque ella? Vaya conserje…si se lo tengo que decir yo todo no le veo la gracia.)
Conserje: “¿El nombre de la profesora lo sabes?”. Menos mal que esto no es el Trivial que sino, me quedo sin quesitos.
Yo: “Un momentito que voy a hacer una llamada”
Mi ex: “¿¿¿Qué quieres ahora???”
Yo: “Una duda… ¿Cómo se llama la profesora de Adriana?”
Mi ex: “¿Para qué quieres saber eso ahora?”       
Yo: “Por saber…”
La conserje me mira con cara de ¿pensará decirme el nombre de la profesora algún día?
Mi ex: “Estás en el colegio …jajaja, no me lo puedo creer… te olvidaste de la mochila. ¡Qué fuerte, qué fuerte, qué fuerte!”

viernes, 24 de febrero de 2012

Dedico este premio a los que nunca confiaron en mí porque vuestro escepticismo me motivó más que los ánimos que otros pudieron darme. Se lo dedico a todos los que día a día me enseñaron como no tengo que ser y lo que no tengo que hacer  porque esos han sido realmente  el mejor ejemplo a no seguir, los que  verdaderamente  me  han ayudado  a intentar no ser  así día a día. Siento si a veces no lo consigo.
Se lo dedico a todos aquellos que pensaron que era simple y carente de aspiraciones porque su pensamiento me convirtió en la hormiguita que nunca he dejado de ser y me motivaron a no parar hasta conseguir lo que quería por mis propios medios.  
También tengo un recuerdo especial para todos los que con su actitud me han ayudado a construir  un karma que ya lo quisieran muchos; para todos aquellos que me miraron alguna vez como si no valiera más que lo que les mostraba mi apariencia o mi nómina, aquellos que,  por alguna extraña razón que desconozco,  estaban convencidos de que no podría hacer nada mejor en la vida.  Os equivocasteis…las personas son algo más que lo que se ve a simple vista.


A José Coronado (mi ídolo desde que era adolescente) le costó 25 años conseguir el Goya. Todavía estoy a tiempo…y mira que de dramática tengo poquísimo.



martes, 14 de febrero de 2012

A veces he tenido la tentación de colgar mi nómina en el  puesto de trabajo para que de esa manera,  si  el resto de mis compañeros  ha tenido un mal día,  se eche unas risas y trabaje con otro ánimo. A pesar de la risa que me da cuando recibo el sms del banco que me confirma que ya la tengo ingresada y veo el importe, todo el mundo dice que hay que dar gracias porque por lo menos la tengo. Es más, tan agradecidos tenemos que estar por tener trabajo que a partir de ahora ese va a ser la frase que más escuchemos en las empresas.
JEFE:
“Nos hemos querido reunir contigo para recordarte que deberías darnos las  gracias por tener trabajo y teniendo en cuenta que te estamos haciendo un favor al  mantenerlo, hemos decidido como pobres empresarios que somos, reducirte el sueldo por razones administrativas, económicas, organizativas, o de producción. Espero estés plenamente de acuerdo con nuestra sabia  decisión puesto que seguirás con trabajo, lo cual es un lujo hoy en día. ¿Qué importancia pueden tener unos euros para ti  en una nómina que  ya de por si  es irrisoria? Sin embargo, piensa en la pobre empresa,  piensa en la de tiempo que llevamos remando a brazo partido para abrir filiales aquí y allá y poder crecer,  en todo lo que hemos sufrido esos últimos días pensando que no podríamos mandar a tomar por culo a todo  el personal antiguo  de la empresa porque nos iba a resultar tan caro como hasta ahora. Pero después,  nos calmamos y  empezamos a leer la letra pequeña y oh lalá!!! Descubrimos que sí se puede hacer!!!  Sólo tenemos que darle la vuelta a la tortilla!!! Ya no tendremos que pagarte 45 días por librarnos de ti. Ahora te decimos,  que por miles de motivos diferentes (la variedad es casi interminable),  ya no podremos contar contigo a no ser que aceptes un salario inferior al que tienes  y un horario de mierda. Imaginamos  lógicamente que no nos dirás  que no  y además nos darás las gracias por darte a elegir  entre cogerlo o ir a la puta calle procedentemente. Pero bueno, si no estás de acuerdo y   tampoco quieres  aceptar los 20 días que generosamente te damos, estás en tu derecho de recurrir  a un  juez y tratar de demostrar que tu despido es improcedente. Pero...¿Por qué me miras así? No me digas que no lo sabías…no te creo… ¿Que no te habías enterado que ahora eres tú el que tiene que demostrar que tu despido no es procedente? Ayyy, pobrecito. Entre lo poco que cobrabas, lo que te vamos a quitar, la indemnización que te vamos a pagar si tienes suerte, no te preocupes que seguro que puedes costear un juicio para demostrar que nuestros infinitos criterios para mandarte a freír churros no existen”

lunes, 13 de febrero de 2012

Ayer murió Whitney Houston e  igual que ella,  cada día,  muchas otras personas,  que no son capaces de ver otra salida  a la vida que les ha tocado vivir,  que morirse. La mayoría mueren a  causa de las drogas pero digo yo  que después de  llevar un tiempo tomándolas a lo tonto,   tendrán algún motivo en especial  para llegar un día y decir: “hala, hoy  lo voy a tomarlas  en cantidades industriales”. Yo voto por la debilidad,  pero mi opinión no cuenta, que para eso soy prima lejana del hombre de hojalata del Mago de Oz y mi debilidad,  lo más atrevido que me permite  hacer,  es darle mozzarella   a mis  hijas para desayunar. Lo sé, soy débil pero me lo piden con esas caras de “si no piensas salir de la cama por lo menos deja que comamos lo poco que queda  a nuestra altura”.
Si uno  muere antes de tiempo  se convierte en leyenda pero si sigue  vivo,  igual nunca  llega  a ser nadie en la vida  o si alguna vez tuvo la suerte de disfrutar de ser alguien  ya no vuelve a ser ni la mitad de lo que fue o la gente sólo la recuerda como “la pobrecita desgraciada que jodió su vida y que en sus últimos días sólo daba pena”.
¡Qué raros somos! Ahora compraremos  más discos que nunca,  igual que le pasó a Michael Jackson que el pobre,  en sus últimos días  ya no era ni la sombra  de lo que  había sido cuando tenía su propio parque de atracciones. Hasta una semana antes, todos le recordaban como el hombre que sacó a sus hijos colgando por la ventana. Va el tío, se muere y entonces resulta que sus últimas canciones eran la bomba. Definitivamente somos raritos.
Ahora,  hasta el maltratador del  ex marido de Whitney llora sin consuelo  por su muerte. Tiene que ser horrible pensar que ya no podrá volver a darle de leches.
Cuando tenía 18 años lloré muchísimo por la muerte de Freddy Mercury, incluso  más que la última vez que me clavé una esquina del sofá entre los dedos de los pies.  Hoy por hoy ya no lloro por este tipo de noticias. Me da pena… eso no lo niego,  pero sobre todo al preguntarme  cómo se puede ser tan idiota de tenerlo todo y joderla de esa manera. Dios da pan al que no tiene dientes….
Si fuera hija mía le habría dicho hace mucho tiempo: “Como encima te mueras, te doy de hostias a ver si espabilas de una vez que pareces tonta, coño”.

viernes, 10 de febrero de 2012

Odio a los bancos. Algún día me imagino viviendo esa escena de “Pretty Woman” en la que entra en la tienda de Rodeo Drive y dice: “¿Te acuerdas de mí? Pues la cagaste…y no sabes cuánto”.  Si Dios existe,  algún día tendré mi momento.
No sé qué odio más si su manía de tratarte como un mendigo que no tiene donde caerse muerto  o esa actitud de “tengo la sartén por el mango y sólo la  voy a soltar para metértelo por el culo.” En los bancos,  como en muchas  otras empresas,  a los que más odio son las que se esconden, los que nunca dan la cara pero toman decisiones y les mandan a otros que las ejecuten. Esos que cobran un sueldo igual que el resto pero por momentos se comportan como si fueran a heredar la empresa. ¡Pero… “gilipollas” que te va a dar igual cuanto  nabos o el chetes comas…que el día que te tengan que dar por culo van a usar el mismo lubricante que con el resto!  A ver si te crees que el tuyo va a ser de sabores….ahh  no, que ese ya lo has agotado tú practicando sexo oral a diestro y siniestro.
No sé cuánta gente conocéis de esa que te dice: “Pero… ¡Qué miserias eres!” pero luego no pagan nunca una ronda, te piden dinero, te deben dinero, te cobran comisiones de 0,15 hasta por mirar el cajero cuando pasas por la puerta del banco. Y tú, ahí como una idiota, pagando todo,  todos los meses y sin ver nunca un puto número rojo en la cuenta.  Ahhhh…pero eso no es suficiente. Estás en la lista de riesgo.  Hoy todos estamos en esa lista excepto los empleados del departamento de riesgos. Si lo que todavía no me explico es cómo no te reciben con trajes NBQ cuando te ven entrar por la puerta del banco.
Y todo por pedir que me devuelvan MI dinero. Pero, ay guapa,  resulta que cuando firmé la hipoteca también firmé un anexo que decía que tenía que tener 6000 euros de mis ahorros “congelados” hasta que la cancelara…vamos, que me los devolverán dentro de 28 años!!!!!!!!!! Eso sí, me dan intereses todos los años: 20 euros exactamente,  que multiplicados  por 28 años hace un total de 560€. Una fortuna.   
Lo mejor de toda la historia  es que no me devuelven  mis 6000€  porque todavía y mientras tenga hipoteca y coche  soy personal de riesgo. Pero si quiero pedir otro crédito más,  por 12000€,  ese sí me lo dan,  que para eso ya no soy de riesgo porque han comprobado que los pago todos sin problemas.  
¿Dónde estará  el banco dentro de 28 años? ¿Dónde estaré yo? Igual confían en que para entonces sufra de Alzeihmer y se me olvide que el dinero está ahí y no lo pida. Y, la pregunta clave: ¿Dónde estará  el come pollas del departamento de riesgos? Si una vez más se cumplen mis deseos que seguro que sí, estará en la puta calle desde hace años y guardando los céntimos  con los que sobreviva  a duras penas debajo del colchón porque a fin de cuentas  de los bancos no se puede fiar uno.

jueves, 9 de febrero de 2012

Circula entre algunos miembros de mi familia una teoría,  un tanto peculiar,  sobre el origen de la felicidad. “Si no tienes aspiraciones en la vida y vives rayando eternamente el filo de la mediocridad,  no puedes tener muchas frustraciones. Si te conformas con poco, puedes ser muy feliz porque “poco” es muy fácil de conseguir.”
Yo soy más partidaria de la teoría 90/10. En la vida lo que nos pasa sólo cuenta un 10%. El otro 90% depende de nuestra actitud ante lo que nos sucede. Sin embargo, tiendo a rodearme de gente dramática, no de la que hace una drama de todo en la vida, que también, si no de la que debería cruzarse en el camino de Almodovar para rodar la segunda parte de Mujeres al borde un ataque de nervios. A todas estas,  mis hijas, mi madre, mi hermana las quiero…es un sentimiento que viene de serie pero mi novio dice que si me las presentaran ahora mismo como personas  totalmente ajenas a mí, a los 10 minutos sentiría un impulso irrefrenable de abofetearlas gritando al mismo tiempo: “Cálmate, mujer”.
Mi hija...
En lugar de empezar todas las frases con un: “Vale, ya voy”, mi hija Adriana prefiere usar un: “Jopela”, acompañado de un tono de voz que  me taladra el cerebro. Cuando llora, emite un ruido similar al de la sirena de los bomberos, mezclado con el nino nino de las ambulancias, ruido que va in crescendo mientras las lágrimas le llueven a mares por sus mejillas. ¿Por qué? Pues por cosas como éstas…
Yo: “Adriana, en esta línea te has comido una palabra”
Ella: “Ahhhhhhhh, jópela, nino nino nino…ahora tengo que borrar toda la redacción y volver a escribirla con todo el esfuerzo que me ha costado…ahhhhhhh, nino nino nino.” (las letras empiezan a borrarse con las lágrimas)
Yo: “Hija, por Dios, cállate ya. Borra la palabra de antes y de después. Las escribes más pequeñas y metes la otra en el medio.”
Ella: “Ah”. El nino nino cesa de repente y la sirena se queda sin pilas. Ella, tranquila. Yo, de los nervios pensando ya en el reconocimiento médico de la próxima  semana en el que me volverán a decir que estoy sorda.
Mi hermana, artista y cantante en potencia, con las locuras de los artistas y la histería de los músicos. Vamos…un show. Recuerdo ahora una profesora de música de EGB. Nos tenía toda la hora (dividida la clase en dos grupos) cantando: “Nosotros” y el otro grupo respondía: “Vosotros”. Si alguien tenía los huevos de desentonar, le tiraba el pupitre al suelo. Si aquella señora que no cantaba ni debajo de la ducha era así, imaginaros a mi hermana, la fan número 1 de Maria Callas. Yo,  sorda como una tapia y la tía con un oído tan fino capaz de distinguir entre todos los componentes de una orquesta, quien está tocando una octava más alto. Ese súper personaje ayer me dijo una frase que estoy por patentar para alguna campaña de publicidad.
Ella: “Rosa, estoy hablando con…., que es el…… Me está entrando una ansiedad que me muero. Ay, madre. Uff, uff lo que me está diciendo. Me estoy poniendo mala.” Y ahora viene la súper frase: “Te dejo  y te llamó después. No, mejor, te dejo, termino de hablar, vomito dos veces y te vuelvo a llamar."
Y ya por último tendría que hablar de mi madre pero eso ya requiere muchos capítulos. Mejor aún, os remito al blog “Como no ser una drama mamá”. Risas aseguradas de principio a fin.

martes, 7 de febrero de 2012

                Para los que no sabéis lo que es una pista americana, os explicaré que es una práctica un tanto rústica que inventaron los americanos para el entrenamiento de sus soldados. Consiste en arrastrase por la tierra debajo de una alambrada,  llenándose de barro hasta las cejas al tiempo que parecen estar buscando petróleo a ras del suelo. 
Mi ex marido, como militar convencido que es, de los que ya de pequeño recorría el  pasillo de su casa arriba y abajo cuando se enfadaba, metralleta al hombro, es un aficionado a este tipo de prácticas para súper machotes. En su caso,  a falta de alambradas y de prados, el tío lo practica en su propia casa, esa en la que no encontrarías una mota de polvo ni buscando dentro de los cajones de las persianas.
Yo (entrando en su casa): “Tengo hambre. ¿Tienes algo rico de comer?”
Él: “No, que seguro que lo tiras todo por el suelo, que no sabes comer y he estado fregando toda la mañana.”
Yo (cogiendo una tostada de pan integral)

Él (Tumbado en el sofá con todos los nervios del cuerpo a flor de piel) “Cuidado con lo que haces que he fregado el  suelo esta mañana y no hay ni un pelo.”
Yo  (Muerdo el pan y como me temía,  un trocito sale disparado a metro y medio de donde me encuentro. Lo veo salir volando y desgraciadamente, él…también.)
                Se respira la misma tensión que en  los reportajes de Félix  Rodríguez de la Fuente cuando algún depredador acechaba a su presa. Intento moverme sin que lo note pero se me adelanta. Salta del sofá como esos muñecos que salen de una caja impulsados por un resorte de alambre.
Él: “Lo sabía”
Yo: “¿Él qué? No sé a qué te refieres.”
Él: “¡Que no sabes comer, que necesitas una bandeja de 2 por 2 hasta para comerte una miga de pan!”
Yo: “Pero…si no he hecho nada.”
Él: “Ha salido volando un trozo de pan, que lo he visto.  Tiene que estar en algún sitio. (En cero coma segundos se lanza al suelo, cual zapador paracaidista. Para no mancharse con la miga de pan que yo ya he divisado, se apoya sobre las manos y los dedines de los pies como si estuviera haciendo una flexión y, en esa posición tan cómoda, empieza a moverse agachando la cabeza unos centímetros para mirar debajo  del sofá y del radiador).
Yo: “Mira que eres exagerado (Lo digo mientras comienzo a caminar hacia la miga, me sitúo delante para que no la vea, me agacho sutilmente  y la meto en la boca rápidamente.) “Te digo yo que no hay nada. Lo sabré yo…”
Él (levantándose): “Aparecerá cuando menos me lo espere”.

Lo mejor de todo…después de esta particular sesión de pista americana a la Míster Propper, se sacude la ropa como si llevara toda la tarde en la ebanistería con mi novio.

sábado, 4 de febrero de 2012

Promocionar un libro cuando no te conoce nadie es bastante difícil…por no decir, desesperante a veces.  Aunque yo soy como soy y rara vez me hundo en la miseria,  a veces escucho cada cosa…que a más de uno  le hacía comer el bendito libro.
Ayer en un colegio.
Yo (a la encargada del departamento de literatura de primaria): “Hola, escribí un libro blablabla…, me lo publicaron el año pasado, blablabla…, este año se presentó al departamento para que lo pusieran como lectura para los niños de la ESO blablablabla….al final no lo eligieron porque se decantaron por Lope de Vega (me alegro mucho por él… los dos tenemos mucho en común y  como escritores noveles  que somos ambos, necesitamos el apoyo de los colegios) blablabla… Me habían comentado que a veces vienen escritores y hacen alguna actividad con los niños en el horario escolar  blablabla….”
Ella: “Sí, es cierto. A veces hacemos actividades culturales de ese tipo pero este curso ya está cerrado. No podemos organizar nada más.”
Mi pensamiento: “Joder, pues sí que me ha tomado en serio”
Yo: “Vale, pues entonces nada.”
Ella: “La verdad es que yo es que pensaba que venías a hablar de un libro…”.
Mi pensamiento: “La verdad es que  yo  pensaba  que me habías estado escuchando mientras hablaba.  ¿Y a ti te dejan niños a tu cargo?”
Yo: “Gracias. Adiós.”
Hace unas semanas en un instituto.
Él: “Me han dicho que escribiste un libro.”
Yo: “Sí”
Él: “Antes de nada…nos lo regalarás para la biblioteca, ¿verdad?
Mi pensamiento: “Ya empezamos mal…”
Yo: “jajaja”
Él: “Pues… para las fiestas del instituto organizamos alguna actividad cultural y podíamos meterte ahí para que hicieras algo durante  dos horas más o menos. Los honorarios puessssss…”
Mi pensamiento: “Puessssss si no pensáis comprar ni el libro porque quieres que lo regale…puessss”
Él: “Podíamos darte una nota para que lo puedas poner en tu curriculum”
Mi pensamiento: “Rosa, no te rías. Ahora no, joder. Jajajajajaja. A mis casi 40 años poner que hice un taller infantil de dos horas tiene que ser la hostia para encontrar mi próximo trabajo como animadora infantil. Jajajaja. Ay, madre, que no me aguanto. No sí todavía me convertiré en la nueva Gloria Fuertes. Jajajaja.”
Yo: “…..sí, sí….”
Y  ya sin ir a colegios. El otro día
Mi ex marido: “La niña tiene un cumpleaños. Ya compro yo el regalo”.
Yo: “Le puedes comprar mi libro”
Mi ex marido: “No pienso regalar tu libro (con un tono que parecía le había dicho que le regalara ácido). Le voy  a comprar una Monster High”.
Yo: “Pero si son mucho más caras que el libro”
Mi ex marido: “Rosa, sólo a ti se te ocurriría regalar un libro a un niño. Yo odiaba me regalaran libros. ¿Qué tipo de regalo es ese?”
Yo: “Todavía a día de hoy me pregunto cómo tardamos 7 años en separarnos”
Aunque este tipo de situaciones me exasperan un poco, que no me desesperan, daré las gracias a todos los que lo han comprado y lo han regalado, en especial  a mi hermana que es la primera en promocionar al libro y mí en particular, su novia, una genio del marketing, a mi novio que se pasa el día arreándome para que haga algo de provecho en la vida y también en especial a mi amiga H. que  ha convertido mi libro  en el único regalo existente en el mercado desde que se publicó y va convenciendo a los demás para que sigan su ejemplo. Si me gustaran las chicas, no dudes llegaríamos  a las bodas de plata.

jueves, 2 de febrero de 2012

Mi abuela era de esas mujeres que venía a casa y lo notabas. Abrías la puerta al volver del colegio y allí estaban, delante de ti, unas bayetas que ella misma había cosido aprovechando  cualquier  jersey de mi padre al que le hubieran salido bolas. No te había dado tiempo a subir en ellas y ya la oía gritar: “Usa las bayetas que he estado sacando brillo al suelo toda la mañana”. En realidad no sé para qué gritaba si en un segundo ya habías recorrido 10 metros del tirón  y  te habías plantado en el salón. Si el dueño del Carrefour hubiera probado tan sólo una vez las bayetas de mi abuela, ya no existirían  los empleados esos que van en patines. Irían todos en las bayetas de mi abuela y habrían duplicado su productividad.
Mi abuela era “lo más” y yo creo que como la adoraba, Dios me quiso premiar  años más tarde  dándome la oportunidad de que se reencarnara…con un pequeño fallo en la ejecución. Mi abuela era una mujer que no daba un ruido jamás  y su reencarnación, o sea mi ex marido, un toca pelotas de mucho cuidado.
Después de Navidad llegó un día y me dijo: “Que no te moleste, eh! pero… ¿Te importaría que a partir de ahora le lavara yo la ropa a la niña? Es que tú con dos o tres lavados la estropeas toda. Yo creo que es porque no la pones a remojo (he ahí la primera señal de que mi abuela había retornado. No  oía  esa palabra desde que se la escuché a ella refiriéndose a las lentejas). Y siguió: “Es que he comprado ya 5 productos de limpieza para que le salgan esos lamparones (¡¡¡ole mi abuelita!!!) y no hay manera de sacarlos por mucho que la  restriegue” (¡¡¡Vamos allá…otra vez!!!)
Mi cara tenía que ser todo un poema pero mantuve la compostura y respondí fríamente: “¿Sólo quieres llevarte la de ella?”
Después de mantener esa amena conversación con  la reencarnación de mi abuela Iluminada, llegó el iluminado de mi novio y esta fue la conversación:
Yo: “Amor, chuchi, corazón…”
Él: ¿Qué quieres de mí? Si es sexo ok, si no, estoy agotado. Echa la solicitud mañana.”
Yo: “No, cariño si es una tontería de nada”.
Él: “Uy  madre, yo me siento”
Yo: “A partir de ahora si por casualidad pusieras una lavadora, acuérdate de separar la ropa de Adriana y la metes en una bolsa”
Él: “Como…¿Por qué?”
Yo: “Es que ha dicho su padre que prefiere lavarle él la ropa. Total… ¿Qué más nos da?”
Él: “Me estás vacilando, ¿Verdad? Esto es de esas cosas de cámara oculta…fijo”
Yo: “Pues….no”
Él: (su cara era indescriptible. Ya siento no poder encontrar los adjetivos para que os hagáis  a la idea)
Yo: “Joderrrrr….Pero si tú nunca pones la lavadora, ya me dirás tú a mí en que te viene y en qué te  va la historia”
Él: “No,  si encima le darás la vuelta a la tortilla para meterte conmigo en lugar de decirle a él cuatro cosas. Pues a partir de ahora, ¿Sabes lo que te digo? Pues que  las pienso poner yo todas y pienso juntar la ropa blanca con la de color y con la del trabajo. Hala…todo lleno de serrín a ver qué tiene que decir a eso Mister Propper.”

martes, 31 de enero de 2012

Año nuevo, vida nueva. En mi caso, ocupación nueva. Como tenía pocas pues he tenido una ocurrencia más para rellenar las dos horas libres que me quedaban a la semana.
Imagino todos habréis oído hablar del tupper sex, el hermano espabilado del tupper ware de antaño. Mientras escribo esto, me parece estar escuchando algún: “Uy…oy…ay…” y me estoy imaginando a más de uno/a cubriéndose los ojos con los dedos entreabiertos  o tapándose la boca como si le hubiera dicho que estoy fabricando una bomba de neutrones para cumplir la predicción de los Mayas.
Cuando recibí la maleta con todos los productos me sentí como deben de sentirse  los niños el día de Reyes: “Venga a abrir cajas, venga a abrir cajas  y de repente estaba  allí,  sentada, mirando alguna de aquellas naves especiales sin saber con cual jugar”. 5 segundos en estado de  shock y una semana de enfado  (arrastrado desde hacía días) más tarde  (¡Qué momento más oportuno para no dirigirte la palabra con tu pareja!), una noche escuché una vocecita archiconocida susurrándome  al oído: “Chuchi… ¿No sería mejor probar algunas de esas cositas para poder explicarlas mejor después?” Ay madre… Otra vez estoy escuchando los uys, los oys y los ays. Me deja fascinada  cuando alguien me pregunta: “Y a tu novio, ¿Qué le parece que te dediques a esto?”  No sé...a veces tengo la ligera sospecha de  que la gente se imagina que llego a las reuniones vestida con el disfraz de enfermera y me ofrezco  para probar los productos in situ con los asistentes. Otra cosa…
Los vibradores se inventaron antes que la plancha o el aspirador. Se vendían en las revistas de moda o en los estantes de algunas tiendas como cualquier otro electrodoméstico,  allá por el 1900. Mira…sin quererlo acabo de encontrar un nexo entre el cangrejo y las mujeres…las dos vamos para atrás.
El sábado hice mi debut en la profesión. Todavía tengo algunas cosillas que pulir. Usar la palabra “chisme” para referirme a todos los artilugios y aparatos y el adverbio “ahí” para hacer referencia a todas las partes del cuerpo no fue muy profesional. Y el pequeño detalle sin importancia de ofrecer a probar los lubricantes de sabores y después preguntar sutilmente: “¿Quién ha probado el de mora? Uy…lo siento,  eso era aceite de masaje no comestible…” tampoco fue para ponerme un  10…pero mejoraré...no puede haber mucha diferencia entre explicar el verbo "to be" y las distintas velocidades de un chisme de esos...otra vez he vuelto a hacerlo...un cero patatero me van a poner el próximo sábado...como si lo viera.

lunes, 30 de enero de 2012

Nunca te acostarás sin saber una cosa más. Después de estas Navidades ya sé que uno de los tres Reyes Magos tenía apellidos. Melchor y Baltasar huerfanitos, sin antepasados…pobrecitos.  En cambio Gaspar…a éste, según mi hija Valentina,  lo puedes encontrar en las páginas amarillas por la letra C: “Cagal Palomo, Gaspar”.
Este año decidió pedirle los regalos a Baltasar porque le parecía el más guapo de los tres (fijo que en alguna foto le vio  con una túnica de color rosa fucsia…Por ahora es el único criterio que sigue para distinguir lo guapo de lo feo). 17 días de vacaciones navideñas no bastaron para descubrir el origen de su empeño en presentar a los Reyes Magos como: Melchor, Baltasar y Gaspar Cagal Palomo. Tuvimos que regresar al crudo invierno para descubrir la verdad. Eso y que una mañana la escuché cantar en el baño: “Baltasar viaja en un calamar, Melchor en una ballena y Gaspar cagal palomo de un caballito de mar”.
Con tan solo 4 años recién cumplidos, si la dejara, iría todos los días al colegio,  maquillada como una puerta  y con tacones.  Usaría  mascarilla para el pelo, exfoliante y mi perfume favorito de Christian Dior. En realidad,  si el propio diseñador  la hubiera conocido  personalmente la habría contratado como la mejor Nariz para su negocio de perfumes. Hasta el momento,  esa olorosa  virtud sólo ha derivado en  vergonzosas consecuencias. ..para mí.  La sinceridad de los niños puede ser a menudo bastante cruel y ella no iba a ser la excepción.  Le he escuchado decir (nunca me pregunta antes si puede decir según qué cosas a según qué personas): “Te huelen los pies”, “¿Te has bañado hoy?” “¿Te has lavado los dientes?  Apesta cuando hablas”. “Hueles o en esta casa  huele a piscina…a acetona, caca de perro, caca de vaca, caca de oveja, neumático, guante,  semana santa, pescado, quemado,…” Casi nunca falla,  pero alguna vez  estaría más guapa calladita.

¡Colabora!