Ayer murió Whitney Houston e igual que ella, cada día, muchas otras personas, que no son capaces de ver otra salida a la vida que les ha tocado vivir, que morirse. La mayoría mueren a causa de las drogas pero digo yo que después de llevar un tiempo tomándolas a lo tonto, tendrán algún motivo en especial para llegar un día y decir: “hala, hoy lo voy a tomarlas en cantidades industriales”. Yo voto por la debilidad, pero mi opinión no cuenta, que para eso soy prima lejana del hombre de hojalata del Mago de Oz y mi debilidad, lo más atrevido que me permite hacer, es darle mozzarella a mis hijas para desayunar. Lo sé, soy débil pero me lo piden con esas caras de “si no piensas salir de la cama por lo menos deja que comamos lo poco que queda a nuestra altura”.
Si uno muere antes de tiempo se convierte en leyenda pero si sigue vivo, igual nunca llega a ser nadie en la vida o si alguna vez tuvo la suerte de disfrutar de ser alguien ya no vuelve a ser ni la mitad de lo que fue o la gente sólo la recuerda como “la pobrecita desgraciada que jodió su vida y que en sus últimos días sólo daba pena”.
¡Qué raros somos! Ahora compraremos más discos que nunca, igual que le pasó a Michael Jackson que el pobre, en sus últimos días ya no era ni la sombra de lo que había sido cuando tenía su propio parque de atracciones. Hasta una semana antes, todos le recordaban como el hombre que sacó a sus hijos colgando por la ventana. Va el tío, se muere y entonces resulta que sus últimas canciones eran la bomba. Definitivamente somos raritos.
Ahora, hasta el maltratador del ex marido de Whitney llora sin consuelo por su muerte. Tiene que ser horrible pensar que ya no podrá volver a darle de leches.
Cuando tenía 18 años lloré muchísimo por la muerte de Freddy Mercury, incluso más que la última vez que me clavé una esquina del sofá entre los dedos de los pies. Hoy por hoy ya no lloro por este tipo de noticias. Me da pena… eso no lo niego, pero sobre todo al preguntarme cómo se puede ser tan idiota de tenerlo todo y joderla de esa manera. Dios da pan al que no tiene dientes….
Si fuera hija mía le habría dicho hace mucho tiempo: “Como encima te mueras, te doy de hostias a ver si espabilas de una vez que pareces tonta, coño”.
A mi me dio muchisima pena por que realmente se fue una gran voz. Por desgracia ese mundo parece que a todos los arrastra por los mismos derroteros, drogas , alchol y demás lindezas de la vida de las estrellas... Eso si que da pena... En fin, que así son las cosas... Un besazo, ya hacía tiempo que no sabía de ti!!! Muacckkk