A veces he tenido la tentación de colgar mi nómina en el  puesto de trabajo para que de esa manera,  si  el resto de mis compañeros  ha tenido un mal día,  se eche unas risas y trabaje con otro ánimo. A pesar de la risa que me da cuando recibo el sms del banco que me confirma que ya la tengo ingresada y veo el importe, todo el mundo dice que hay que dar gracias porque por lo menos la tengo. Es más, tan agradecidos tenemos que estar por tener trabajo que a partir de ahora ese va a ser la frase que más escuchemos en las empresas.
JEFE:
“Nos hemos querido reunir contigo para recordarte que deberías darnos las  gracias por tener trabajo y teniendo en cuenta que te estamos haciendo un favor al  mantenerlo, hemos decidido como pobres empresarios que somos, reducirte el sueldo por razones administrativas, económicas, organizativas, o de producción. Espero estés plenamente de acuerdo con nuestra sabia  decisión puesto que seguirás con trabajo, lo cual es un lujo hoy en día. ¿Qué importancia pueden tener unos euros para ti  en una nómina que  ya de por si  es irrisoria? Sin embargo, piensa en la pobre empresa,  piensa en la de tiempo que llevamos remando a brazo partido para abrir filiales aquí y allá y poder crecer,  en todo lo que hemos sufrido esos últimos días pensando que no podríamos mandar a tomar por culo a todo  el personal antiguo  de la empresa porque nos iba a resultar tan caro como hasta ahora. Pero después,  nos calmamos y  empezamos a leer la letra pequeña y oh lalá!!! Descubrimos que sí se puede hacer!!!  Sólo tenemos que darle la vuelta a la tortilla!!! Ya no tendremos que pagarte 45 días por librarnos de ti. Ahora te decimos,  que por miles de motivos diferentes (la variedad es casi interminable),  ya no podremos contar contigo a no ser que aceptes un salario inferior al que tienes  y un horario de mierda. Imaginamos  lógicamente que no nos dirás  que no  y además nos darás las gracias por darte a elegir  entre cogerlo o ir a la puta calle procedentemente. Pero bueno, si no estás de acuerdo y   tampoco quieres  aceptar los 20 días que generosamente te damos, estás en tu derecho de recurrir  a un  juez y tratar de demostrar que tu despido es improcedente. Pero...¿Por qué me miras así? No me digas que no lo sabías…no te creo… ¿Que no te habías enterado que ahora eres tú el que tiene que demostrar que tu despido no es procedente? Ayyy, pobrecito. Entre lo poco que cobrabas, lo que te vamos a quitar, la indemnización que te vamos a pagar si tienes suerte, no te preocupes que seguro que puedes costear un juicio para demostrar que nuestros infinitos criterios para mandarte a freír churros no existen”