Nunca te acostarás sin saber una cosa más. Después de estas Navidades ya sé que uno de los tres Reyes Magos tenía apellidos. Melchor y Baltasar huerfanitos, sin antepasados…pobrecitos.  En cambio Gaspar…a éste, según mi hija Valentina,  lo puedes encontrar en las páginas amarillas por la letra C: “Cagal Palomo, Gaspar”.
Este año decidió pedirle los regalos a Baltasar porque le parecía el más guapo de los tres (fijo que en alguna foto le vio  con una túnica de color rosa fucsia…Por ahora es el único criterio que sigue para distinguir lo guapo de lo feo). 17 días de vacaciones navideñas no bastaron para descubrir el origen de su empeño en presentar a los Reyes Magos como: Melchor, Baltasar y Gaspar Cagal Palomo. Tuvimos que regresar al crudo invierno para descubrir la verdad. Eso y que una mañana la escuché cantar en el baño: “Baltasar viaja en un calamar, Melchor en una ballena y Gaspar cagal palomo de un caballito de mar”.
Con tan solo 4 años recién cumplidos, si la dejara, iría todos los días al colegio,  maquillada como una puerta  y con tacones.  Usaría  mascarilla para el pelo, exfoliante y mi perfume favorito de Christian Dior. En realidad,  si el propio diseñador  la hubiera conocido  personalmente la habría contratado como la mejor Nariz para su negocio de perfumes. Hasta el momento,  esa olorosa  virtud sólo ha derivado en  vergonzosas consecuencias. ..para mí.  La sinceridad de los niños puede ser a menudo bastante cruel y ella no iba a ser la excepción.  Le he escuchado decir (nunca me pregunta antes si puede decir según qué cosas a según qué personas): “Te huelen los pies”, “¿Te has bañado hoy?” “¿Te has lavado los dientes?  Apesta cuando hablas”. “Hueles o en esta casa  huele a piscina…a acetona, caca de perro, caca de vaca, caca de oveja, neumático, guante,  semana santa, pescado, quemado,…” Casi nunca falla,  pero alguna vez  estaría más guapa calladita.