Recuerdo el primer regalo que me hizo mi novio. Un abrigo que con sólo mirarlo provocaba desnudarse. No es que me pusiera cachonda o me den envidia los  exhibicionistas  pero tenía tanto pelo por todas partes... ¿Cómo no vio antes el hombre que lo más abrigado de mi  armario  era una cazadora vaquera?


"¿No te ha gustado nada, verdad?"
"Sí, sí, me encanta...pero tiene que abrigar..."
"Ya, vivimos en León, Rosa. ¿Qué querías? ¿Un bikini para el invierno?"
"Pero...es que yo nunca llevo ropa de abrigo."
"Pues ya es hora de que empieces a hacerlo."


Nunca me perdonó que poco tiempo después se lo regalara a mi hermana.  No pude evitarlo. Ella estaba fascinada con tanto pelo y a mí me pesaba tanto cada vez que lo ponía.
Y llegó nuestra primera  Navidad juntos. Y decidimos que como no teníamos mucho dinero, nos regalaríamos  un detalle "original".  Yo no pude evitarlo y  le compré un regalo estupendo. A cambio él me regaló un colador gigante para la cocina envuelto en papel de periódico. Recuerdo perfectamente el momento en el que abrió el paquete  porque fue la primera vez que me insultó. En realidad, la primera vez que le escuchaba una palabrota. ¡Qué jartá a reír!  Si llegó a saber la cara que se le iba a quedar le habría comprado una Play3.


Desde entonces ha habido más cumpleaños y muchas celebraciones. A veces con regalo, a veces sin el. La falta de tiempo, la falta de transporte, el trabajo, las niñas...
¡Con lo fácil que soy! Antes de cualquier celebración voy por todas partes repitiendo: ¡Me encanta esto! ¡Me compraría eso! ¿Te has fijado?" Hasta mi hija de 7 años le dijo la última vez: "Dani, hijo, míralo bien que ya nos lo ha dicho 100 veces." Mi insistencia en el último cumpleaños dio sus frutos. Y me encantó  su regalo. Lo que no entiendo muy bien es por qué no se mordió la lengua antes de decir: "Entré en la tienda y cogí lo primero que vi." Lo peor es que no era una frase hecha. Días después pasé por allí por casualidad  y era cierto. Mi regalo estaba más fuera de la tienda que dentro.


Para Reyes tenía pensado comprarle un regalo realmente original, el último disco de Arsel Randez,  pero días antes a qué no adivináis que me dijo:  


"Rosa, hemos quedado que este año no nos regalamos nada para Reyes, ¿Verdad? No me fastidies que te conozco…”