Con la tecnología de Blogger.
¿Cuántas veces has dicho “Ya no puede pasarme nada peor” y te has equivocado? ¿Cuántas veces has dicho: “Algún día me reiré de esto…pasará mucho tiempo pero terminaré viéndole la gracia”?


Si has tenido un mal día, si crees que ya no puede pasarte nada peor o todavía no has olvidado eso de lo que tardarás mucho en reírte, entra en este blog y comprobarás que no eres el único. La idea no es consolarse con las “desgracias” ajenas, sino aprender a reirse de lo que haya podido convertir tu día en un infierno.

martes, 28 de diciembre de 2010

Si alguien me preguntara qué recuerdos me trae la Nochebuena diría que el de mi abuela cocinando desde por la mañana y ese olor indescriptiblemente jugoso y apetitoso que salía de la cocina cuando llegabas a la cena. ¡Cuánto amor en esas cazuelas!  Los años han pasado. Por desgracia ella ya no está para cocinar y ahora su nieta corre por los pasillos de los supermercados buscando todos los precocinados  con aspecto de delicatessen,  a ser posible de los que no dejan ningún olor en casa una vez te los has comido. Pero entre Ferrán Adriá  y el McDonalds  hay muchos “restaurantes”  intermedios…Primera opción: Mi madre. Menú tradicional (sopa, langostinos y cordero, todo muy bien cocinado). Segunda opción: Otra madre (patatas fritas con aceitunas y ganchillos, fritos de bolsa como para una boda, sopa de sobre, carne, langostinos,  latas de melocotón en almíbar y piña fresca como la  guinda sofisticada  de todo el menú). Tercera opción: Otra madre (Todo el surtido de quesos existentes en el mercado, trozo de carne desconocido  al horno después de sacar todas las sartenes que lo ocupan desde la última Nochebuena, y turrones). Cuarta opción: Última madre: 7 primeros, 7 segundos, 7 postres y menú personalizado para cada invitado. (Las 4 de la mañana y los comensales a punto de ir a urgencias sin haber llegado aún al postre.)
Y esto después de sondear sólo a 4 personas…
Si en la comida hay gustos para todos, hay tradiciones que no cambian nunca y en esa coincidimos todos.  Salir a beber champán con los amigos por la tarde, exaltación de la amistad después de 3 copas, besos y abrazos de despedida a gente que casi ni conoces (¡¡de los de palmada en la espalda!!) sentimientos de bondad que afloran sólo en esta noche, gente que canta villancicos a los que les arrearías con la botella de anís en al cabeza, poner de mala hostia a tu madre según te ve entrar por la puerta de lado a lado, intentos infructuosos por no dormirte encima del plato, comer como si acabaras de salir de una huelga de hambre…¿Alguien da más?

lunes, 27 de diciembre de 2010

CAPITULO SEIS





“Como ya sabéis, el bautizo no tuvo lugar. Lola había fijado la fecha con el único fin de presionar a Hugo. Su primera  intención no era celebrarlo,  sino conseguir que él cediera y aceptara a Lucas como padrino. Ni adrede le habría salido  peor la jugada.  Me encanta este pueblo. Siempre tendré una  fuente inagotable de inspiración para mi blog. La iglesia abarrotada. Sus habitantes, sin excepción, apretados culo con culo en los bancos recién barnizados. Todo sucedió  como en un partido de tenis. De un lado, en el altar,  Lucas y Lola con una indumentaria un poco de andar por casa. Y… ¿en la puerta? Todos sabéis quien apareció…Los que pensáis que el bautizo se suspendió  debido al golpe recibido  por  don Damián en la cabeza, os alegrará saber que ya se encuentra mejor.  El misal pesaba lo suyo pero con  un bordado de 4 puntos en cruz,  lo tendremos  de nuevo en la sacristía a lo largo de la mañana. Muy a su pesar  tuvo que  permanecer ingresado una noche y todos sabéis  que por una costurita de nada no te dejan ocupando una cama en el hospital. ¿Qué le pasaría realmente a Don Damián? Esta que escribe lo sabe pero por ahora no puede contarlo. Recordaréis  que hace tiempo os dije que algún día soltaría una bomba que dejaría al pueblo petrificado. Ya queda menos…”



De espaldas a la iglesia Lucas y Lola mantienen una acalorada conversación.

Lucas: “Te lo dije. Sabía que esto iba a acabar mal.”

Lola: “Cállate. Todavía puede llegar.”

Lucas: “Sí, claro,  para partirme la cara. Te dije que hablaras con él, que no importaba que yo no fuera el padrino, pero tú no, tú siempre tienes que hacer lo que te da la gana y al final aquí estamos haciendo el ridículo delante de todo el pueblo.

Lola: “Yo pensaba que él cedería antes, que aceptaría mi decisión, y organizaríamos el bautizo juntos. Ni siquiera deberíamos estar aquí. Lo de poner fecha fue una broma para presionarle.”

Lucas: “Pues a ver cómo le explicas ahora a don Damián que hemos venido aquí  a hacerle perder el tiempo.  Después les dices a todos esos que están ahí sentados,  que han venido  aquí para nada.”

Lola se gira. Los bancos están repletos de gente.  Todos están pendientes de su conversación. Si alguno se atreviera a toser ahora, el resto le saltaría a la yugular sin pensarlo.


Lola: ¿Y tú crees que han venido aquí para ver cómo bautizamos a nuestra hija o para disfrutar  del espectáculo? Marujas que son todos unas marujas.
De repente los habitantes de las Redes del Valle se giran de nuevo. Acaba de entrar Hugo. Va vestido como un pincel. El bautizo de su hija no es cualquier cosa. Traje oscuro con un toque metalizado de Antonio Miró, chaleco y corbata  en color verde botella a juego con el vestido de su acompañante.  Lola se queda sin respiración. Si le pinchan en ese momento no sangra. Y en cuestión de segundos pasa de no respirar a hacerlo de manera entrecortada cuando se da cuenta que Hugo no viene solo. A su lado camina Isabel, su novia de toda la vida hasta que la conoció a ella.

Lola: “¿Se puede saber que hace esa aquí?”

Hugo: “¿Quién? ¿Lisie?”

Lola: “¿Todavía la llamas así? ¿Lisie? Y ¿Por qué lleváis esa pinta?”

Hugo: “¿A que pinta te refieres? ¿A la nuestra que venimos a un bautizo o la vuestra zarrapastrosa?” Espera un momento… ¡No pensabas celebrarlo! Eres tan retorcida y maquiavélica que has preparado todo este teatro para jugármela.”

Lola: “Pues sí, ¿Qué pasa? Yo quería que tu hermano fuera el padrino porque es como tiene que ser. Es su tío. Y tú no querías. Pensaba que así te daba tiempo a recapacitar pero eres tan terco que al final llegó el día y no me he atrevido a decírselo a don Damián.”

Hugo: “Pues ya que estamos aquí lo podemos celebrar.”

Lola: “¿Y ella que pinta aquí?”

Hugo: “Lo mismo que ése. Será la madrina”

Lola: “¿Te has vuelto loco? ¿Tu novia de toda la vida?”

Hugo: “Igual que él, tu novio de toda la vida y además ex-marido”.

Lola: “No es lo mismo. El es su tío”

Hugo: “Y ella su tiíta y podría ser su madre si tú no te  hubieras interpuesto en su camino y te me hubieras  metido por los ojos.”

En ese momento Lola se pone fucsia, la vena del cuello parece que le fuera a estallar, mira alrededor buscando algo. Finalmente sube los dos peldaños que la separan del altar, agarra el misal que está encima y con todas sus fuerzas lo arroja a la cabeza de Hugo,  con la mala suerte de que Don Damián se interpone  en el camino  justo cuando salía de la sacristía con gesto de dolor. Cae al suelo en el acto.

Hugo: “Mira lo que has hecho. Estás loca de atar”.

Lola: “Ha sido sin querer. Yo quería darte a ti.”

Argensola: “¡Dios mío! Está sangrando. Que alguien llame a una ambulancia.”

Don Damián: ¡Ay, qué golpe! Pero, ¿Qué ha pasado? ¿Qué hace aquí mi misal? No recuerdo nada.”

Don Damián  es llevado al hospital en una ambulancia del Samur. Le dan 4 puntos en la cabeza pero eso no es  lo que ha ocasionado que permanezca  en el hospital durante toda la noche ingresado. La causa había ocurrido unas horas antes…

Don Damián y doña Argensola en la sacristía

Argensola: “Te he planchado ya la casulla, cariño.”

Don Damián: “No me diga cariño, un día se te va a escapar y verás el lío en el que nos metemos.”

Argensola: “Perdona cariño, quiero decir, Damián. Es que estás tan guapo cuando te pones la casulla roja.”

Don Damián: “Me estás poniendo nervioso y tengo un bautizo en 10 minutos. La iglesia está llena. No entiendo por qué ha venido todo el pueblo.”

Argensola: “¿No te has enterado? Lola va a celebrar el bautizo de Julia sin Hugo.”

Don Damián: “Y me imagino que todo el pueblo ha venido exclusivamente a ver si aparece.”

Argensola: “Me imagino. Ya sabes cómo son. Si algún día se enteran de lo nuestro.”

Don Damián: “Ni lo digas. Voy al baño. Me han entrado ganas de hacer pis con los nervios.”

Don Damián se mete en el baño. Unos segundos más tarde, Argensola entra en el baño de puntillas y le rodea la cintura con los brazos.

Argensola: “Te quiero”.

Don Damián: “Ay, ay, ay. Me muero de dolor.”

Argensola: “¿Qué te ha pasado?”

Don Damián: “Me has pegado un susto de muerte y me he pillado con la cremallera. Me duele. Creo que estoy sangrando.”

Argensola: “Déjame ver, a ver si te has hecho herida”.

Don Damián: “Levántate mujer. Imagina que entra alguien ahora y te ve ahí de rodillas mirándome la entrepierna. ¿Qué crees que pensarían?”

Argensola: “Pero te has hecho sangre. Déjame que te cure.”

Don Damián: “Ahora no, tengo que salir ya. Es la hora del bautizo. Sólo me falta la estola. Pásamela, por favor.”

Todavía dolorido,  Don Damián sale por la puerta de la sacristía. No le hace falta llegar al altar para empezar a leer el misal…


CAPITULO SIETE


“¡No me puedo creer que me hayas humillado de esa manera!” Lola está muy alterada mientras prepara las tapas para los vinos de la tarde.

“¡¡¡¡Yo!!!¡¡¡¿¿Te he humillado yo??!!!! Tú no estás bien de la cabeza. Te recuerdo que gracias a ti, la iglesia se llenó por primera vez desde iba con mis padres de pequeño y todo porque estaban esperando ver cómo agachaba las orejas una vez más. Eso fue lo que realmente te jodió, que por primera vez, yo salí triunfador.” Hugo con cara de satisfacción.

“¿Por qué tuviste que ir con esa fulana a restregármela por la cara?”

“Isi no es ninguna fulana. Es una chica bien maja.”

“Mira Hugo, si vuelves a hablar bien de ella delante de mí no sé lo que soy capaz de hacer. Te juro que el bautizo ya va a ser lo de menos.”

“¡Cuidado! ¡Tienes una avispa en la mano!”

“¡Ahhhhhhhhh! Me caguen  tó lo que se menea. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Ay!!!!!!!!!!!!!! ¡Me ha picado! ¡Me escuece muchísimo!”

“Ven, que te echo una crema que hay en el baño para las picaduras. Pero… ¡Madre de Dios! Lola,  tranquila,  pero por favor no mires para abajo.”

Hugo intenta impedir que Lola baje la cabeza y vea el dedo gordo de su pie a escasos centímetros del resto de su cuerpo. El cuchillo jamonero ha caído de punta, con tan mala suerte que le ha seccionado el dedo.

“¿Qué es lo que no puedo ver?” A Lola le puede la curiosidad y al ver el dedo se desmaya

“¿Para qué le diría nada? Como si no supiera que es una cotilla.”


En el hospital. Lola está tumbada en una camilla con el pie vendado. Hugo está sentado a su lado agarrándole la mano y llorando como un niño.

“No te mueras Lola, por favor, no te mueras. Soy un bobo. Todo esto es por mi culpa. Si te hubiera dicho que sí desde el principio no habría pasado nada.” Hugo poniendo perdida la mano de Lola con las lágrimas y los mocos que se le escapan.

“¿Qué ha pasado? ¿Y mi dedo? ¿Dónde está mi dedo?” Lola acaba de despertar.

“Te lo pudieron coser. Lo metí en la cubitera hasta que llegaron los de la ambulancia. Eran los mismos que llevaron a Don Damián.  No veas el cachondeo que se traían.”

 “¿Qué estabas diciendo cuando desperté?” Pregunta Lola con una sonrisa de triunfo.

“Nada Lola, nada….que estoy muy contento de que estés bien.”

FIN DE LA PRIMERA TEMPORADA.

SEGUNDA TEMPORADA EL 7 DE ENERO…

CAPITULO CINCO

Es increíble ver cómo una persona de 15 años tiene la capacidad de manipular a todo un pueblo. Mi hija Gabriela  es única. En estos momentos   mantiene a todos revolucionados.  Es indudable que algún día llegará a ser alguien realmente  importante.

“Este mono es una monada. Mírale  cómo come.” Gabriela acariciando a Amelio.

“No le cojas cariño, Gabriela. En algún momento tendremos que soltarle. No podemos  tenerle  toda la vida  encerrado en la cueva” Rodrigo intenta quitarle a Amelio de los brazos.

“Ya pero es tan mono. Además su dueño sigue muy entretenido.” Gabriela mira a su amigo y le dedica una sonrisa picante.

“Eso no lo sabemos. El otro día cuando fuimos hasta allí  no pudimos ver nada”

“¿Volvemos hoy? En algún momento se quedarán sin comida y tendrán que salir”

“Hoy ya sabes lo que nos toca. Es 2º martes del mes.”

“¿Estás seguro que quieres seguir yendo? El día que nos pillen,  se nos va a caer el pelo.” Gabriela vuelve a soltar al mono.

“Sabes que necesito ir. Es muy importante para mí y para ellos también.”

“Para mí también,  pero robarle la moto a mi padre una vez al mes me provoca  ansiedad.”

“No te preocupes. Iremos por el monte. Por ahí no se pone nunca la guardia civil.”

“¿Me dejas llevar al mono? Les va a encantar. Por fa, por fa, por fa.”Gabriela junta las manos en señal de súplica.

“Tira anda. Te aprovechas porque sabes que no te puedo decir que no.”

Rodrigo sale de su cueva secreta ayudando a Gabriela que sujeta al mono entre sus brazos para que no se caiga.


“porsinotienesmásvacasqueordeñar.blogspot.com”


“Menuda cola había hoy en el salón de belleza de la Pilu. Ni cuando hay empanada de bonito gratis en las fiestas del pueblo,  se forma una fila tan larga. Su “libertina”  dueña (palabras de doña Eveline,  no mías…Dios me libre),  después de una semana sin salir de casa, por fin ha decidido volver a trabajar. Creo que ha sido fruto de todas las plegarias y velas ofrecidas a San Pancracio en la iglesia.   Había más canas en el pueblo que en el  rebaño de ovejas de Don Emiliano. Tengo que resaltar  que me he fijado bien y en la cola no sólo  había señoras necesitadas de un tinte; También observé desde la distancia  otras caras conocidas, entre ellas,  algún calvo ávido de cotilleos. No creo que les diera hoy por ir a pulir la  coronilla. A las 8 de la tarde como de costumbre La Pilu ha colgado el cartel de cerrado y a  esa hora todavía nadie sabía  realmente lo que ha ocurrido entre ellos. Craso error por parte de  la interesada no haberlo aclarado.  Su hermetismo sólo ha contribuido a alimentar todo tipo de teorías. Desde la más absurda según la cual  Marco Rossi sería   impotente, pasando por otra también descabellada que afirma  que a la Pilu le gusten  las mujeres, hasta la  única con final feliz, que nos alegra con el anuncio de  su matrimonio en unos días. Porsinotienesmásvacasqueordeñar puede asegurarles que se han separado definitivamente y también conoce  el verdadero motivo. Marco Rossi sí está enamorado de la Pilu. El problema no es ese. La Pilu también está enamorada de él. Eso tampoco es un handicap para la relación. Pero querer abrir una  puerta  sin haber cerrado otra,  puede provocar una  corriente tan fuerte que haga que lo que más quieres,  salga volando. Marco Rossi ya no está entre nosotros. No quiero decir que se haya muerto. Puntualizo esto porque seguro que Doña Amalia haría correr el  rumor  como la pólvora. Os comunico que el apuesto amante de la esteticista  abandonó el pueblo ayer  a las 4 de la madrugada disfrazado de superman. Me pregunto si la Pilu no tendría un disfraz un poco más discreto que ese.   Menos mal que Hernández y Fernández no estaban de guardia…al menos en el pueblo. De haber estado trabajando,  le  habrían detenido ipso facto. Llevar las bragas por fuera de los pantalones les habría parecido seguramente  un delito de  escándalo público.  Afirmo a ciencia cierta que no estaban de guardia porque sé de buena tinta que estaban vigilando (desde dentro), el único local de striptease que hay en 50 kilómetros a la redonda.”


“¿Qué cree usted que ha querido decir con eso de las puertas y el aire?” Doña Mercedes pregunta intrigada.

“No sé, señora Mercedes, la persona que escribe esto a veces es muy enigmática y usa palabras que no entiendo.” Doña Amalia contrariada.

“La muy cotilla se las da de saberlo todo pero nos deja igual que estábamos. Y ahora a ver quien le pregunta a la Pilu si es verdad que se han separado y por qué.”

“¡Qué pena!, ¿verdad? Tan jóvenes y tan guapos.”

“No te preocupes. Ya  veremos como le hacemos para que vuelvan a estar juntos. ¡Era tan romántico! Nos han dado tanto juego estos días…”


En la parroquia de Las Redes del Valle.


“Padre Damián. Usted no mentiría nunca, ¿Verdad?” Pregunta  Hugo con desesperación.

“No, hijo. Yo sé lo mismo que tú. Tu mujer vino a reservar hora para el bautizo de vuestra hija. Se celebrará  dentro de  dos semanas.”

“¿Sabe si cumplimentó los papeles con los datos de los padrinos?”

“Claro. Yo no estaba cuando los trajo pero me dijo Doña Argensola que vino ayer por la tarde a  dejarlos.”

“Necesito saber qué puso. Déjeme verlo padre.”

“¿Tu mujer y tú no habláis? La comunicación es uno de los pilares de toda relación.”

“Me va a disculpar padre pero déjese de monsergas y dígame a quien escribió mi mujer como padrino.”

“Ya se lo busco hijo. Espere aquí un momento mientras voy a la sacristía.

Aproveche este ratito para rezar un padre nuestro  a San Pancracio. Pídale el sosiego que te falta.” Hugo recorre el altar de un lado a otro.

 “Como haya tenido el valor de escribir el nombre de Lucas me divorcio. ¿Dónde se habrá visto que un padre no sea invitado al bautizo de su hija?”

“¡Aquí está!” El padre Damián sale de la sacristía con un sobre en alto. Hugo de dos zancadas se lo arranca de las manos.

“Perdone padre pero estoy muy nervioso.” Hugo rompe el sobre y saca un papel  con un post-it encima.

 “¿Qué significa esto?”

“Eso no es de la parroquia. ¿Qué pone, hijo?”

Sí has sido invitado al bautizo de tu hija, gañán que eres un gañán.  Eres tú el que no quiere ir porque no te gusta el padrino. Y si estás pensando en divorciarte de mí por elegir a tu hermano para ese papel, piénsatelo dos veces porque soy capaz de sacarte hasta los ojos en el divorcio. Y cuidadín   con lo que le dices al Padre Damián porque me enteraré…”

Por culpa de Doña Mercedes me quedé sin saber en qué acabó el encuentro entre Marco Rossi y la Pilu. Si esa mujer hubiera sabido retirarse a tiempo, esta rosaleda hubiera sido testigo del cotilleo más perseguido durante días en el pueblo. Por lo que me ha dicho Enrique hay más paparazzi en las Redes del Valle que en la Moraleja.


(En la habitación de Isadora. Mathías está tumbado encima de la cama. Ella está sentada en el alfeizar de la ventana con la mirada perdida)

“¿Te lo dije o no te lo dije? ¿Había mono o no había mono?” Pregunta Mathias sin moverse de la cama.
“¡Qué fuerte! ¿No? La Pilu de picos pardos por Italia. Y yo pensando que no tenía más vida que los rulos y los bigudíes. Siempre te he dicho que es la mujer más despampanante del pueblo.” En la cara de Mathias se aprecia lo mucho que le gustan las curvas de la Pilu.
“Pues no sé por qué no la retratas a ella”. Isadora se levanta y le mira con cara de reproche.
“No te pongas celosa. No hay mejor modelo que tú. Lo de la Pilu lo digo como artista. Reconoce que no era muy normal que una mujer así no tuviera pareja. La mitad de los hombres de este pueblo estarían encantados de tener un lío con ella.” Mathías sonríe.
“¿Vas a seguir con el temita?  Todavía te voy a cruzar la cara y te quito esa sonrisa de cínico.”
“Por cierto, ¿Qué ha pasado con el mono? ¿Ha aparecido?” Mathías cambiando de tema.
“Nadie ha vuelto a verlo y el hombre ese,  desde que vio a la Pilu tampoco ha tenido tiempo de buscarlo”
“¿Dónde está el cafre de tu padre? Te veo muy tranquila hoy.”
“Ha ido a pasar un par de días a Madrid. Dijo que iba a hacer un curso sobre una técnica nueva de masajes pero no me dejó que lo acompañara. Para mí que tiene un lío.”
 “¿Un lío?  Tiene unos cuantos. Y los que no tiene él, los tiene el otro. Yo creo que hablan por las noches y se los reparten.  Lo que más me jode es que  después a ti el muy cabrón no te deja ni salir de casa”
“Mathias estás hablando de mi padre. Relaja.  Cuando vuelva ya le preguntaré. Ahora vamos a aprovechar que no está aquí porque como sigas hablando te voy a echar de aquí a patadas y no te va a hacer falta ni el almendro para bajar.” Isadora se tira encima de él en la cama…
“ummmm. ¡Qué rico Pilu!” Mathías riéndose de Isadora.
Isadora le da un bofetón. Se levanta de la cama y le agarra de las solapas para levantarlo. “A tomar por culo. ¡Pírate de aquí pero ya!”
“Vale, vale, ¡Qué poco sentido del humor! Pensaba que querías una relación libre y abierta”
“¡Fuera de aquí o busco la escopeta de mi padre!”

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En Las Redes del Valle  nunca se acaban las sorpresas.  Para uno de los pocos habitantes  que pensábamos que no daban juego, nos ha dejado a todos con la boca abierta. En el pueblo no se habla de otra cosa. El Macario anda como alma en pena desde entonces. Se había puesto sus mejores galas para ir al baile con la Pilu. Medio frasco de Varón Dandi. Hasta  se dice por ahí  que su madre había estado toda la tarde planchándole la raya del pantalón de los domingos. Intuyo sus calzoncillos de la suerte llevarían 3 días a remojo en azulete.  Tanta pena da, que se han organizado turnos entre las abuelas para limpiar las calles. Como ellas dicen: el pobre no tiene fuerzas ni para levantar la escoba.  La peluquería lleva dos días cerrada. Eso si ha causado una gran conmoción en Las Redes del Valle.  El comentario general el domingo fue lo mal peinadas que iban las mujeres  en la misa de una y eso sí  que no sé si se lo podrán perdonar. Los rasos y las lycras de los trajes  no lucen igual sin medio kilo de laca Nelly sujetando sus cuatro pelos en la cabeza. En realidad nadie sabe si La Pilu y Marco Rossi se han dado una segunda oportunidad o simplemente están buscando a Amelio entre las sábanas  pero el viernes por la noche se les vio entrar juntos en la casa que la peluquera tiene a las afueras del pueblo. Ya han pasado 48 horas desde entonces pero nadie ha denunciado su desaparición. Ah…claro que la Pilu no tiene familiares. Y ¿Dónde habría puesto  la denuncia si nuestros queridos Hernández y Fernández están apostados en lo alto de un monte con un equipo de vigilancia esperando a que salgan? Bueno…esperando a que salgan o intentando ver algo más que el resto. Esta blogera ha visto  tentada a llamar al Hola.”

“Sí, doña Mercedes. Eso es todo.”
“¿Y no ha escrito nada más? ¿Está segura?” Doña Mercedes impaciente por saber inmediatamente el contenido del blog.
“Estoy segurísima. ¿Debería haber escrito algo más?” Pregunta la señora Amalia.
“No, pensé que la listilla que escribe el chisme ese sabría más detalles.  ¡Qué poca vergüenza! No tiene ningún reparo en criticar a todo el pueblo. Algún día descubriremos quien es y la exiliaremos.”
“Usted estaba allí cuando se vieron después de tanto tiempo. ¿Qué pasó realmente?”
“Fue increíble. Cuando Marco Rossi se giró, a la Pilu se le cayeron las tijeras, el tinte de las mechas,  se le doblaron los tacones y tuve que sujetarla para que no  aterrizara en el suelo. Estaba blanca como el papel.”
“Y él, ¿Qué hizo?”
“Según la vio, se quedó paralizado. Ella estaba guapísima y él no pudo articular palabra hasta pasados unos minutos. Tuve que toser varias veces para sacarlos de su ensimismamiento.”
“Y después, ¿Qué pasó?”
“El le reclamó que hubiera desaparecido, que hubiera pasado los peores meses de su vida angustiado buscándola y no sé cuántas cosas más. Hablaba muy deprisa y la mitad de las cosas las decía en italiano. Una lástima.”
“Y ella, ¿Qué dijo? ¿Se besaron? ¿Se reconciliaron?”

” ¿Puede dejar ya de interrumpirme?”
“Perdone, perdone…es que es tan romántico…Mi Eustaquio lo más bonito que me dice es que le lleve una cerveza al sofá mientras ve el fútbol.”
“Primero le dijo que se quitara el turbante que le hacía parecer  ridículo. Ya sabes…La Pilu antes muerta que sencilla.  Y después  le pidió muy seria que fueran a otro sitio para hablar más tranquilos. Me quedé allí  con dos palmos de narices. Desde entonces estoy en un sin vivir. No como, no duermo, no atiendo ni la recepción. Paso todo el tiempo maquinando una excusa creíble  para ir a su casa pero  hasta ahora no se me ha  ocurrido nada.”
“Cualquier pretexto bastaría. Prepare su flan Merceditas y se lo lleva como regalo de bienvenida. Nadie se atrevería a rechazárselo Doña Mercedes.”
“Ha tenido usted una idea genial. Ahora tengo que dejarla para pedirle a Enrique unos huevos frescos y un poco de leche de cabra.” Doña Mercedes sale corriendo. “Últimamente me paso la vida corriendo de un lado a otro. ¡Qué vida más emocionante!”

“Estúpida engreída. ¿Quién se habrá creído que es? A lo mejor ahora vamos a tener  que disfrazarnos de botones del Ritz  para recibirla a ella en la casa como se merece…” Enrique se encuentra dando de comer a las cabras cuando entra Doña Mercedes corriendo. “¿Con quien hablas Enrique? Aquí no hay nadie.”
“Conmigo mismo. El otro día cuando usted fue con el italiano ese de compras, vino una mujer a la recepción y  criticó mi indumentaria. Menuda estirada.”
 “¿Está alojada en la casa?”
“No, Doña Mercedes, se marchó toda ofendida. ¿Sabe lo que le digo? Que mejor. Ojalá esté ya muy lejos del pueblo o mejor aún, durmiendo debajo de un  puente.”
“Yo venía a por unos huevos para hacer un flan. Hay un cotilleo que ahora  me urge más que el de esa chica pero en cuanto conozca todos los detalles del mío vuelvo para que me cuentes los del  tuyo. ¡Qué pena! En este pueblo a veces no pasa nada y ahora llevamos una temporada que no damos abasto.”
Doña Mercedes incapaz de disimular la satisfacción.


“No lo vamos a celebrar de verdad. Sólo quiero darle un escarmiento.” Lola caminando de un lado a otro de la barra del bar mientras friega el suelo.

”Pero, ¿Por qué un escarmiento? Por una vez estoy de acuerdo con él. No entiendo esa  fijación  tuya de hacerlo todo juntos como si fuéramos el trío los Panchos.   Es una humillación para él.” Lucas está tomándose un café irlandés mientras intenta hacer razonar a Lola.
“No entiendo por qué tiene que ser una humillación para él cuando para ti no lo es.”
“Porque yo paso de ti, ¿Quizás?”
“Tú eres el tío de la niña y tú serás el padrino… a no ser que tú no quieras y espero que quieras porque si no,  te pongo una orden de alejamiento.” Lola amenaza a Lucas con la fregona en alto.
“Yo sí quiero pero lo que  no quiero ahora es  tener más líos con mi hermano. ¿Te parece poco todo lo hemos pasado para que tú sigas ahí metiendo el dedín en la llaga?”
“No se hable más. Lo tengo todo planeado. Publicaremos el anuncio del bautizo en el ayuntamiento esta semana para ver si así espabila. Y si no lo hace, pues seguiremos adelante hasta que lo haga. Veremos quien es capaz de llegar más lejos.” De la fuerza con la que escurre la fregona se le cae el cubo al suelo esparciéndose  toda el agua por el suelo.
 “Mierda”.
“Todo esto terminará explotándote en la cara y si no, al tiempo.”

”Es un testarudo pero al final entrará por el aro. Toda la vida ha sido un calzonazos. Nunca se ha atrevido a decir que no  y justo ahora  se me va a poner chulito. Pues como me llamo Lola que esta partida la gano yo” Lola recogiendo el agua del suelo se acerca al carrito de Julia. “Mira Julia, mira al tito Luquitas. No es papá. Es el tito. A ver si te vas a confundir de mayor y tu padre te echa de casa.”
“No le digas esas cosas a la niña.”
“Hablaré  con el padre Damián para concretar la fecha esta semana. Seguro que así no le queda ninguna duda de que voy a celebrar el bautizo sin él.”
“Te lo he dicho mil veces Lola. Las cosas no tienen que ser siempre como a tú dispongas.”“Blablabla, blablabla. Si no tienes nada más interesante que decir, voy  a preparar  las tapas para el bar. Desde que tu hermano no me habla, me toca trabajar el doble. Pero no importa,  ya me lo cobraré.”
“Vamos cosita. El tito Lucas te va a llevar al parque. Vamos a dar un paseo hasta casa de la Pilu a ver si nos enteramos de algo.” Lucas sale del bar haciéndole carantoñas a Julia.

“Buenos días a todos. Me llamo Olivia y soy la nueva profesora de inglés.”
“Desde luego es bastante más guapa que Don Eufrasio.” Rodrigo le susurra a Gabriela.
“He preparado un examen tipo test  para comprobar cual es vuestro nivel.”
Olivia baja de la tarima y comienza a repartir el examen a todos.
“Pues empezamos bien. Prefería al otro aunque fuera un cardo.”
45 minutos más tarde suena el timbre. Olivia recoge todos los exámenes. Pero antes de dejar el aula atrae la atención de los alumnos.
“Antes de marchar  me gustaría deciros que si alguno de vosotros  sabe de algún piso o casa que se encuentre en alquiler en el pueblo me lo diga. Me estoy quedando en un hotel en el pueblo de al lado y me gustaría vivir lo más cerca posible. No soy muy buena conductora.”
“El padre de Gabriela tiene una casa rural. ¿Por qué no se aloja ahí hasta que encuentre lo que busca? Está muy cerca del colegio y es preciosa” Sugiere Rodrigo.
“¿Te refieres a La Rosaleda?” Pregunta con cara de asco.
“Sí, esa. Lo pensaré. Gracias.”
 “¿Qué habrá querido decir con lo pensaré?”
“Y esa cara que ha puesto. No me ha gustado nada.  Seguro que esconde algo. Tiene una pinta de oscura…”
“Para ti todo el mundo te parece oscuro. ¿Vamos hasta casa de la Pilu a ver si vemos algo a través de alguna ventana? He traído en la mochila los prismáticos de largo alcance.”
“Llevan dos días sin levantar ninguna ventana  pero vale, vamos. Después pasaremos por tu cueva. Tenemos que ver qué tal se encuentra el mono.”
“Yo creo que ya está casi recuperado. Esta mañana he cogido un par de plátanos de casa. Ya verás qué contento se pone.”
 “Mira. La profe nueva  ha puesto un anuncio en el tablón buscando piso. ¿Por qué no le dices a tu madre que le alquile la casa de tus abuelos? Desde que murieron el año pasado esta vacía. Además así la tendríamos vigilada. Desde la bodega de tus padres hay acceso directo al patio de tus abuelos.”
“Hoy se lo digo a mi madre. Esa Olivia promete…”

CAPITULO 3


En el bar Los Contrarios


“Por supuesto que el padrino será Lucas.” Grita Lola mientras seca las copas de cerveza y las coloca encima de la barra

“Por supuesto que no. ¿No te das cuenta que es humillante para los dos? Pero bueno,   supongo que eso a ti te da igual.” Hugo está molesto con Lola porque siempre lo decide todo sin preguntarle

“La verdad es que tus estupideces y tus prejuicios me importan muy poco. Es su único tío y será su padrino. Te guste a ti o no.” Lola se acaba de cargar una copa de vino al secarla con tanta fuerza

“Pues si esa es tu última palabra yo no iré. Y esa sí que es mi última palabra.” Hugo se gira y se marcha del bar dando un portazo

“Eso lo veremos.” Lola sonríe pensando ya  cómo convencerle

(Almudena y Covadonga en la nave donde ordeñan las cabras)

“Todavía no entiendo por qué te importa tanto lo que dicen esos carcas del pueblo.” Almudena le reprocha a Covadonga su cobardía por no salir del armario.

 “¿Porque soy la alcaldesa, quizás?”

 “Ya lo sé pero no me parece un motivo lo bastante importante para no vivir tu vida  sin que te importe lo que digan los demás.” Almudena va colocando las cabras en la maquina de ordeño mientras Covadonga intenta mantenerse de pie sobre unos tacones de aguja de 10 centímetros.

“Tú no tienes ni idea de lo que es tener a todos hombres y mujeres  del pueblo haciendo cola en la puerta de tu despacho.” Pega un salto para evitar que una cabra le toque su traje de Hugo Boss al pasar“

¿Por qué dejas que se metan en tu vida privada? Eso es lo que no puedo entender.” Almudena mira a Covadonga de arriba abajo intentando no reírse

“Algún día descubriré quien escribe ese maldito blog en el que se cuentan todas nuestras intimidades.”

“Anda, no seas tonta. Como me pone ese olor a cabra, cariño.” Covadonga intenta acercarse a Almudena tocándole sólo con la punta de las uñas por miedo a que se le estropee la manicura que se acaba de hacer en el salón de belleza de La Pilu.

“Quita, que tengo que terminar de ordeñar. Va a venir Enrique y todavía está la mitad sin hacer.” Covadonga da un paso atrás al ver acercarse a Almudena con los guantes de fregar.

 “¡Qué sexy estás con ese mono y oliendo a abono! ¿No tenéis pajar en esta casa?”

“¡Fuera!“Anda…déjate boba, que no te va a doler.”

“¡Fuera, fuera, fuera! Además tenemos pajar pero no tiene perchas para colgar ese traje que llevas.”


(En la habitación de Isadora)

“Acabo de ver un mono colgando de ese árbol ahí fuera.” Mathias tumbado  en una hamaca con los colores de la bandera del orgullo gay  que atraviesa la habitación de Isadora de lado a lado.

“¿No crees que últimamente estás fumando demasiado, cariño?” Isadora bebe una Mahou sentada con las piernas cruzadas encima de la cama.

 “Que no hombre, que lo he visto. Mira.” Mathias intenta levantarse de la hamaca y cae al suelo dando dos vueltas del colocón que lleva.

 “Déjalo Mathias. Vete pensando en irte. Como llegue mi padre vas a ver monos pero por todas partes.” Isadora se ha levantado de la cama para ayudarle a incorporarse

“Tienes razón. El primer mono  él, que parece un orangután con esa escopeta todo el día. A ver cuando le explicas que ya eres mayor de edad para hacer lo que te parezca.”

“Explícaselo tú si tienes valor.”

“Yo soy más de haz el amor y no la guerra, amorcito.  Y tu padre es más de te disparo y después pregunto.” Mathías sale por la ventana de la habitación de Isadora deslizándose a duras penas por un almendro.

En la recepción de Casa Rural La Rosaleda

“Buenos días, Don Julián. ¿Ha pasado buena noche? Y su mujer. ¿Ha ido a nadar en la piscina como de costumbre?” Doña Mercedes tan amable como siempre con todos los clientes.

“Buenos días, Doña Mercedes. Voy a ver si la encuentro para desayunar juntos.”

 “Su mujer vino a desayunar a primera hora y dejó esta nota para usted”

(Basilio sale de la cocina al oír la voz de  Don Julián.)

Querido Julián,
Pensé que esta semana,  en esta maravilla de casa,  podría aportar a  nuestra relación  un poco  de la pasión que hemos ido perdiendo durante estos últimos meses pero me he dado cuenta que ya no es posible. Si me muriera mañana, mi último día no querría pasarlo contigo. Siento poner fin a nuestros 40 años de relación con esta nota. Te deseo que seas muy feliz y encuentres eso que nosotros ya no tenemos desde hace unos meses...

“¿Qué le ocurre Don Julián? ¿Se encuentra usted bien?”. Doña Mercedes se preocupa por Don Julián al observar que el hombre buscar rápidamente un lugar  donde apoyarse

“Sí, sí,  no se preocupe. Voy a buscar a mi esposa. Creo que me he despistado un poco en este último año  y ahora tengo que hacer algo para solucionarlo.”

“¿Necesita que le ayudemos?”

“No gracias. Tengo que hacerlo yo solo.” Don Julián sale de la casa con paso firme.

Basilio se gira rápidamente para entrar de nuevo en la cocina pero Doña Mercedes les corta el paso

“Basilio. ¿Dónde estuviste anoche? Fui a buscarte a tu habitación para llevarte un chocolate caliente y no estabas allí.” Doña Mercedes tira de la oreja a Basilio mientras le pregunta.

“¡Ay! Mamá. Fui a tomar un café con un amigo al bar de Lola. No tienes que perseguirme todo el tiempo.”

“De nuevo intenta escapar ¡No me dejes aquí con la palabra en el boca! Sabes que no lo soporto. Si me llegó a enterar que andas por ahí engañando a alguna  mujer, te obligaré a cumplir con ella. Ya va siendo hora de que me hagas abuela.”

“Mamá, por Dios, pero si ya tengo edad para ser abuelo.” Basilio se lleva las manos a la cabeza.”

“¿Qué me estás llamando? ¿Anciana? Mira, guapín,  todavía tengo edad para partirte la cara por faltarme el respecto de esa manera.”  Doña Mercedes alcanza a darle una colleja antes de entrar en la cocina.

“¡Ay!, mamá, te juro que no estoy con nadie. No sé cuántas veces te lo tengo que decir.”

“Basilio, tú no tienes paciencia para mi vejez. Pero no te atrevas a enterrarme en un jeroglífico de esos porque te desheredo.”

“Paciencia, paciencia. Paciencia es lo que me sobra. Lo que me falta es la escopeta de Sebastián.”

“Te dejaré sin un céntimo, Basilio. Y entonces podrás usar la escopeta para atracar bancos.” Doña Mercedes vuelve a  la recepción murmurando barbaridades.



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“Como predije hace unas semanas, el  primer anuncio de compromiso entre dos mujeres se ha hecho oficial. Almudena,  ayudante de Enrique de Casa Rural La Rosaleda y Covadonga nuestra alcaldesa se casarán el 31 de octubre en el ayuntamiento, noche de Halloween…Me imagino que lo han pensado muy bien…teniendo en cuenta todas las brujas que hay en el pueblo y que esperarán  ese día para sacar su escoba a pasear. Mathías, nuestro particular e incomprendido  artista,  acaba de vender una escultura al British Museum. Se trata de una mujer,  conocida por todos, sentada sobre el tronco de un almendro. ¿Qué habrá encontrado en Las Redes Del Valle un artista  tan afamado para querer asentarse aquí?
En estos días ha pasado por la casa una pareja para celebrar sus 40 años de casados pero ha sucedido algo inexplicable. La mujer le ha abandonado sin más explicaciones  y ahora el hombre está decidido a recuperarla cueste lo que cueste. El próximo día os contaré si lo consigue o no, cómo van los planes de boda entre nuestras dos mujeres, y algo que me ha dejado sin palabras…”

Todavía tengo las espinas de mi rosal como escarpias. No os podéis imaginar lo que han visto estas rosas durante el fin de semana. El amor ha invadido Las Redes del Valle. Cupido ha estado  alojado en Casa Rural la Rosaleda  y yo, fan número uno de las telenovelas, he podido disfrutar de una  que ni Delia Fiallo habría soñado con escribir.

El viernes por la noche ocurrió lo siguiente…

“Buenas noches, Doña Mercedes. He recibido una nota de mi marido esta tarde invitándome a venir.” La mujer de don Julián está apoyada en la recepción de la casa. Lleva un vestido de cocktail  de color  rosa palo y el pelo en un recogido como las actrices de las películas antiguas.

 “Oh, sí, sí, pase, pase. Don Julián es todo un caballero, un auténtico jentelman, como Jon Vaine. No me recuerda para nada a mi Genaro, que en paz descanse. Era un inútil, un gañán. No había por donde cogerlo. En cambio, don Julián ha dejado el patio precioso.”

 “Mamá, ¿No puedes estar calladita?” Grita Basilio desde la cocina. “Y deja de meterte con mi padre. Ni muerto lo dejas tranquilo.”


 “Voy  a hacer como que no te he oído Basilio. Y a usted,  ya  no le digo nada más que voy a estropear la sorpresa. Pero, es que estoy tan emocionada.”

Llegan al patio de la casa. La piscina está llena de pequeñas velas  encendidas. De los árboles cuelgan farolillos de colores  y luces típicas de los árboles de Navidad. Todo parece estar lleno de diminutas estrellas. En una esquina del jardín, justo delante de la rosaleda, han colocado  una mesa con la mejor cubertería y cristalería de la casa.  Empieza a sonar un bolero de los Panchos y Don Julián aparece en el jardín, vestido como Humphrey Bogart en Casablanca.

“No me lo puedo creer. ¿Dónde lo has conseguido?” Pregunta doña Violeta señalando el traje de Don Julián. “Es el mismo traje con el que él me  pediste  que me casara contigo hace 40 años.”

“Mejor no me  preguntes. Habría hecho  cualquier cosa porque volvieras a enamorarte de mí pero no quieras saber cuánto me va a costar conseguirlo. Tú estás espectacular, preciosa como siempre.”

“Yo te quiero Julián,  pero no puedo dejar que los días pasen así sin más. No después de haber vivido todos estos años juntos como los hemos vivido. ¿Qué fue del Carpe Diem?”

“Siéntate. Vamos a cenar. Me he permitido elegir yo el menú  y el vino. Espero haber acertado. Claro que Basilio ha tenido mucho que ver”. Don Julián retira la silla para que ella se siente.  Sigue sonando la música.

“Basilio, sal ahí fuera y cuéntame de qué hablan. Mira a ver si ya le ha perdonado.” Doña Mercedes empuja  a Basilio para que salga al patio con la comida.

 “Déjame mamá. Se me va a quemar la  vichyssoise por tu culpa.”  Basilio corriendo de un lado a otro de la cocina con una sartén en la mano.

“¿Bichos para cenar?  No entiendo por qué  no les has  hecho unos langostinos al ajillo y el cordero de toda la vida….”

“Mamá. ¿Puedes dejarme tranquilo, por favor? Te prometo que luego te cuento todos los detalles. Dile a Sofía que venga ya y vaya sirviéndoles los aperitivos.”

“Puedo ir yo. No hace falta que la molestemos a estas horas.” Doña Mercedes ya ha cogido la bandeja de los aperitivos sin que a Basilio le de tiempo a detenerla.

Hay momentos en los que entiendo por qué quería tanto a Enrique y el viernes  por la noche fue uno de ellos. Colocó la mesa en el sitio perfecto para que no me perdiera   ningún detalle. Don Julián y doña Violeta se dijeron cosas tan bonitas…La noche transcurrió lentamente como en las mejores películas en blanco y negro. Recordaron algunos  de los momentos más románticos de su vida, hicieron manitas y en algún momento de la cena vi como los pies de Doña Violeta jugueteaban con  la entrepierna de Don Julián. Llegando al postre,  Don Julián sacó una cajita azul turquesa del bolsillo con un lazo azul celeste  y se la colocó a su mujer encima del plato.

“¡Es de Tiffany! El anillo de mis sueños.”

“Sí, es el anillo que no pude comprarte hace 40 años y que debería haberte regalado hace mucho tiempo. Espero que quieras volver a casarte conmigo.”

“Sí, sí, sí….”


Lo mejor estaba por llegar.  Para ellos y para mí. Ya estaban a punto de retirarse a la habitación cuando  empezó a sonar algo que me resultó  muy familiar.

“El amor es una gota de agua en un cristal, es un paseo largo sin hablar, es una fruta para dos…” y en el jardín apareció José Luis Perales. Habría dado cualquier cosa por salir corriendo, por abrazarle, por saltar, por aplaudir… a Doña Violeta se le cayeron las bragas al suelo en ese mismo momento (perdonadme la expresión pero no podría describirlo de una manera mejor). Y yo allí, las rosas se me salían de los tallos, las lágrimas cubrían todos los pétalos. Repito lo que os dije anteriormente.  Enrique es lo mejor que me pasó en la vida y después… también. Si llega a traerme a Franco de Vita, resucito allí mismo. Don Julián y doña Violeta bailaron bajo la luz de la luna, como si se hubieran conocido allí mismo, con la misma emoción del primer día y sentí envidia, endivia de verdad.


En la recepción de Casa Rural la Rosaleda.


“Buenos días. ¿Tenía usted una reserva hecha?” Pregunta Doña Mercedes a un hombre de unos 40 años. Es pelirrojo, con perilla y el pelo recogido en una coleta.

 “No, me llamo Marco Rossi. He llegado a este pueblo en busca de una mujer, la mujer de mis sueños. Ella lo es todo para mí.”

“Ay, no me diga. Y, ¿Cómo se llama?” Pregunta doña Mercedes que todavía no se recuperado de todo el romanticismo entre  Don Julián y doña Violeta.”

“Pilar. Se llama Pilar.  Pasamos juntos una semana en Génova. Fue la semana más maravillosa de mi vida. Después desapareció y desde entonces estoy buscándola. Mi mono Amelio me ha ayudado hasta ahora pero lo he perdido. Hace unos días desapareció y creo que fue en este pueblo. ¿No lo han visto ustedes?”

“¿Un mono? Pues la verdad es que en este pueblo vemos de todo pero… ¿monos? Usted  se llama Marco, su novio Amelio…esa historia me suena de algo.”

“A Pilar la conocí en Roma. Estaba bañándose en la Fontana di Trevi  como si fuera Anita Ekberg en La Dolce Vita de Federico Fellini. Desde el momento en el que la vi bañándose en la fuente supe que quería pasar toda la vida con ella. Era espectacular.”

“Pilar, Pilar, no sabría decirle. ¿Tiene usted una foto de ella para que pueda ayudarle?”

Marco Rossi sacó una foto de su cartera. La desdobló y se la mostró a Doña Mercedes que según la vio se quedó boquiabierta.

“¿La conoce usted?” Preguntó Marco Rossi.

Doña Mercedes asintió con la cabeza sin poder articular palabra. “Sí, sí la conozco. Vive en el pueblo.”

“Y ¿cómo puedo llegar hasta ella? Necesito verla, preguntarle por qué se fue, por qué desapareció sin decir nada. Estoy desesperado, signorina.”

“No se preocupe.  Yo puedo hacer que venga”. Doña Mercedes emocionada con el posible encuentro, coge el teléfono y hace una llamada.

“¡Pilu! ¡Te necesito!”

“¿Pilu? ¿Chi é Pilu?” Pregunta Marco sorprendido.

“La Pilu es su Pilar, nuestro Rupert  particular  del pueblo.” Responde Doña Mercedes tapando el auricular del teléfono.

“Dígame, Doña Mercedes, ¿Qué necesita?” Pregunta la Pilu al otro lado del teléfono.

 “Es urgente que vengas esta tarde. Mi hijo Basilio quiere ponerse mechas para parecer más joven pero le da vergüenza ir a tu  salón de belleza.”

“Doña Mercedes, tenemos mucho jaleo toda la tarde. No tengo ningún hueco libre.”

“Y ¿Cuándo cierres el salón? ¿No podrías hacerme ese favor? Es muy importante.”


”Es que cuando salga de trabajar he quedado con Macario.”

“¡Con Macario! ¿Por fin le dijiste que sí?”  Pregunta  Doña Mercedes un poco contrariada. “¿Justo ahora?”

“¿Cómo que justo ahora? ¿Le ocurre algo Doña Mercedes? Está usted muy rara. Si le digo que no a Macario ahora,  con todo lo que ha luchado el hombre por conseguir una cita,  le puede dar algo.”

 “Y  si fuera Macario  el que te dijera que no puede quedar. ¿Vendrías?”

“Sí, si él no pudiera  quedar,  yo iría a ponerle  mechas a su hijo. No entiendo muy bien qué le pasa ni ese empeño en quitarle las  canas a su hijo pero sí, iría.”

 “De acuerdo, entonces a las 8 te espero aquí cuando salgas.” Mercedes cuelga el teléfono como una niña con zapatos nuevos. Doña Mercedes sale corriendo de la recepción dejando allí a Marco que todavía no tiene muy claro si aquella mujer le va a llevar con su Pilar o le va a dejar allí plantado.  Doña Mercedes  se coloca al lado de  Almudena que está  dando de comer a las cabras.

“Almu, Almu, tienes que hacerme un favor.” Le pide Doña Mercedes dando pequeños saltitos y con las manos juntas como si tuviera 3 años.

 “¿Qué le ocurre? ¿Se ha pasado usted con el orujo de hierbas?”

“Necesito que llames ahora mismo a tu novia y le pidas que le ponga a Macario doble turno limpiando el pueblo.”

“¿Qué pasa? ¿Ya estuvo usted comiendo pipas con las amigas en la plaza del ayuntamiento?” Pregunta con sarcasmo Almudena mientras carga un saco de pienso.

“Si lo haces,  te prometo que luego te cuento todos los detalles. Vas a morirte cuando te lo diga.”

“No sé por qué me da a mí que no,  pero bueno espere que ahora llamo. Estoy segura que si no lo hago la tendré aquí pegada todo el día pegando saltitos y terminará por asustarme a las cabras”


Durante unos minutos Almudena habla con Covadonga. “Mira cariño, yo no sé qué manía le ha entrado ahora con que el pobre Macario trabaje hoy por la noche pero tú sabes como es. Si no le digo que lo harás,  es capaz de presentarse ahora mismo en el ayuntamiento.” Segundos más tarde cuelga. “De acuerdo Doña Mercedes. Hoy Macario estará limpiando el pueblo por la noche.”

 “Gracias, gracias, guapa.” Sale corriendo de allí de nuevo en dirección a la recepción. “Todo arreglado. La Pilar de tus sueños estará hoy por la tarde aquí en nuestra casa. ¿Ya sabes que vas a decirle?”

 “Todavía no. Estoy muy nervioso. Han pasado ya meses desde que estuvimos juntos y desapareció misteriosamente. Necesito una habitación y una tienda donde comprar algo de ropa. No puedo ver a Pilar en este estado.”

 “Yo le acompaño. No se preocupe.” Dice Doña Mercedes cogiendo su bolso.
……………

Enrique, ¿No hay nadie en la recepción? ¿Sabes dónde está mi madre?” Basilio acaba de salir de la cocina con dos cazuelas en la mano.

“No tengo ni idea. La vi salir por la tarde con un hombre pero no la he vuelto a ver desde entonces.”

“¿Un hombre?, ¿Mi madre? A saber qué se le habrá ocurrido ahora”. Basilio levanta las cazuelas al aire. Es inútil entender la actitud de su madre.

“Necesitaba su ayuda para la cena de esta noche pero me las arreglaré solo.”

“Hola señorita. ¿Podemos ayudarle en algo?” Enrique pregunta a una mujer morena que acaba de entrar en La Rosaleda. Es atractiva. Lleva el pelo tapado por una gorra de ganchillo rosa fucsia. Tiene los ojos verde botella y una sonrisa que deslumbra con sólo abrir la boca.

“¿Es usted el encargado de la casa?” Pregunta sorprendida mirando el atuendo de Enrique.

“Sí, ¿Le sorprende?” Enrique pregunta sorprendido. “¿No me ve capacitado para atenderle correctamente?”

“Uy, ¡Qué quisquilloso! Yo sólo hice una pregunta. Me sorprendió que alguien con esa pinta y ese olor a oveja  llevara la recepción de un sitio tan bonito y tan fino como éste.”

“Cabra, señorita, cabra”.

“Y ahora, ¿Por qué me insulta, estúpido?”

“Yo no la he insultado, estirada. Sólo le he dicho que huelo a cabra, no a oveja, ignorante.”

“¿Sabe lo que le digo? Que hasta que no haya una persona capacitada para atender este sitio, buscaré otro  donde alojarme”.

“Usted misma. Y ahora si me permite voy a darme una ducha. No quiero seguir espantando a una clientela tan distinguida.”

Olivia abandona la recepción de La Rosaleda sin mirar atrás, agitando la cabeza y las manos.

“¿Quién era esa?” Sebastián pregunta a Enrique después de haberse cruzado con Olivia en al entrada.

“Una petarda.”

“Sí, sí, será una petarda pero está para hacerle un favor.” Sebastián observando el movimiento de Olivia  alejándose.

Doña Mercedes y Marco Rossi entran en la casa. Vienen cargados con bolsas de ropa.

“Corra a la habitación a arreglarse. Queda poco para que llegue La Pilu, bueno Pilar. Cuando esté listo me avisa para prepararlo todo.”

Marco Rossi llega a la recepción. Doña Mercedes aparece con una toalla y una silla.

“Ya lo tengo todo listo. Verá usted qué sorpresa se va a llevar mi amiga.” Doña Mercedes empuja a Marco hacia el patio. Lo sienta en la silla. Y le coloca la toalla en la cabeza como si llevara un turbante.

“¿Cree que esto es necesario?” Marco parece una mujer en un salón de belleza, sentada de espaldas a la puerta. Incapaz de mantener quietos los pies, sus rodillas suben y bajan mientras se come las uñas.

“Hola, Doña Mercedes. Menudas horas para teñirle las canas a su hijo. Por cierto,  ¿Dónde está?” La Pilu entra con todo el kit de peluquería. Ataviada igual que un arbolito de Navidad al que no le falta un detalle. Peinada de peluquería, camiseta palabra de honor, y una falda de shantung. Todo acompañado por unos peep toes estampados.

“Veo que viene usted lista para salir de fiesta. ¿Ha quedado finalmente con Macario?” Doña Mercedes no aguanta la curiosidad.

“Sí. Esperaré a que termine su turno y después iremos a bailar a las fiestas de Las Muñecas del Valle”.

“Yo creo que va a cambiar usted de opinión.” Doña Mercedes está tan nerviosa que no es capaz de mantener el secreto por más tiempo.

Y Marco Rossi se gira…

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