Desde pequeña ya apuntaba maneras. Cuando oigo decir que los/as adolescentes de ahora cada vez empiezan antes, me acuerdo de mi primer beso a los 12 años. Ya entonces empezaba a ser un poco díscola. He de decir a mi favor que apenas posó sus labios sobre los míos y al día siguiente le dejé porque me parecía que había abusado de mí.
Después vinieron otros. Y algunos pagaron el “contigo es imposible aburrirse” con alguna que otra maldad.

23/08/1991 Fin de semana sola en casa de mis padres.

“He invitado a tomar café a mis amigas un ratín pero ven a las 10 y preparo una cena romántica para los dos, churri.”

            Lo que iba a ser un cafetín se convirtió en un botellón de órdago. Bebimos todas las botellitas que mis padres tenían de adorno en una vitrina e incluso una botella de vermouth rojo que conseguimos abrir con unos alicates. Cantamos y bailamos sobre las sillas del comedor a ritmo de Eloise de Tino Casal. Y en esas estábamos cuando….

DING, DONG.

“¿Quién será ahora?.....”Upps. ¡Chicas, hay un señor con corbata y americana de pata de gallo en la puerta! Uy, pero si es mi novio que se ha vestido para la ocasión.”

            Aunque yo ya veía doble, la velocidad a la que bajó las escaleras me permitió descubrir por primera vez el sorprendente mundo del 3D.

24/08/1991

            Resaca. Olor extraño en la cocina. Concretamente debajo del fregadero.

“¡Ahhhhhhhhhhh! Ahí descubrí que mi capacidad pulmonar era infinita y que los ratones me provocaban un pánico totalmente irracional.

            Ni corta ni perezosa.

Ring….ring….

“¡Ahhhhhhhhhhhh! Ven por favor. Bua, bua, bua”
“Tranquila churri. Estoy ahí en dos minutos.”

            1 hora más tarde yo ya no tenía ratones en casa y él ya me había perdonado. Hizo un amago de venganza acercándomelos antes de tirarlos pero…seguro que su tímpano todavía se resiente.