El primer día de cualquier año no es un día cualquiera. Marca un comienzo y  a los supersticiosos como yo, nos dice bastante de lo que pasará en los próximos 364.  Eso mismo debe de ser lo que pensó mi sobrina Carla cuando decidió congregar a la policía, el 112, y a los bomberos en el bar en el que había ido a tomar un inocente  chocolate con churros con sus padres y su hermano. Ella es divina de por sí, con su boina color beige, sus zapatos de charol con lacitos de terciopelo y su muñeca “rosapink”.  Probablemente cuando tenga 20 años tenga la misma capacidad para  reunir a multitudes agolpadas en las ventanas esperando a que se digne a aparecer y les honre con su presencia pero a sus 3 años no creo que fuera consciente del revuelo que estaba preparando en quizás, el punto más céntrico de la ciudad con la catedral como testigo.  Quedarte encerrado en un baño cuando tienes 38 puede resultar embarazoso pero cuando sólo tienes 3 acojona al más pintado. Todo para al final como dijo mi novio: “Para llegar y tirar la puerta abajo como si no hubiera niña dentro, la hubiera tirado cualquiera hace media hora.”
Mi hija Valentina también tiene  tres años. No es ni la mitad de divina pero  cuando va al baño dice: “¿Me acompañas?” Yo formo parte del  grupo de mi sobrina, de las que creen que hay cosas que una tiene que hacer sola pero mi hija ya  pertenece a ese otro  grupo de mujeres que siempre va acompañada al baño. Las razones son variadas y de lo más variopintas: Para que alguien te  sujete el bolso y no lo tengas que posar en un montón de agua sin definir que corre por el suelo, para que se apoye contra el pestillo que nunca cierra bien y tape algún agujero hecho a mala fe en la puerta, para que te de  la mano evitando así que te sientes en una taza de vater asquerosa que ya has cubierto con papel como para empapelar una pared, para que te abra el grifo y te inspire  con el sonido del agua (es dificilísimo hacer pis con testigos…se te corta radical), para que te cuente su último rollo o tú le digas con quien te vas a liar cuando salgas, para que cuando salgas no lleves un trozo del vestido metido dentro de las bragas por accidente  y vayas haciendo el ridículo.…
Desde luego que igual es más digno ir sólo pero menos práctico también…si no que se lo digan a mi sobrina.