Después de muchos años trabajando en el mismo sitio, un día me gustaría descolgar el teléfono y escuchar: “Hola, soy fulanitO, (no fulanita). Hoy no puedo ir porque mi hijo está enfermo.”

Adivina, adivinanza:      “Madres trabajan y cuidan hijos enfermos.
                                   Padres trabajan.
                                   ¿Quién llegará a ser algo más que una madre en la vida?”

Ummmm….Pues sí que es difícil…

Hace muchos, muchos años, la empresa para la que trabajo estaba dominada por chichis. Un buen día llegó un gran pito (si también tiene el pito grande, lo desconozco) y decidió rodearse de pitos de todos los tamaños. Los chichis fueron progresivamente relegados a la categoría de “secres” y el organigrama quedó plagado de pitos. Con el paso de los años, los chichis y los pitos tuvieron hijitos, pero los pitos fueron más listos porque tenían chichis en casa para cuidar de sus minipitos y sus minichichis.
Tan descarada es la supremacía del pito que si yo  fuera uno de los pocos chichis supervivientes con un puesto relevante, me colocaría un calcetín en la entrepierna  para marcar paquete.

¿Culpa nuestra? En parte.

Detesto a las mujeres que al ver el puntito rosa del Predictor, de repente tienen lumbago permanente y no vuelven a aparecer. Me molestan como mujer, las que si su hijo está malito son incapaces de decir a su pareja: “hoy lo cuidas tú que mi trabajo es tan importante como el tuyo.” Y, ¿Qué puedo decir de los machos dominantes que creen que por ser jefes les crece el pene 20 centímetros cada vez que dan una orden?

Si algún día me veo obligada a buscar otro trabajo, actualizaré mi currículum. En observaciones añadiré:

  • Ligadura de trompas 100% fiable.
  • Dispongo de dos pitos para cuidar de mis minichichis (uno a tiempo completo)

A ver cuantos pitos pueden mejorar eso…