Dicen las malas lenguas que cuando las mujeres están embarazadas, están más guapas que nunca. Eso me recuerda una clase de preparación al parto una semana antes de salir de cuentas. Mi novio también la recuerda y más aún, el codazo que le asesté  en las costillas. “Fíjate en todas las tías que estamos aquí sentadas y si tienes cojones, eh, si tienes huevos, dime en mi cara que estamos todas estupendas y preciosas.”
Si eres guapa, eres guapa. Y seguramente estabas más guapa antes y lo volverás a  estar después. Y si eres un adefesio, un bombo no va a arreglarte de repente. Puedes despertar más cariño pero hasta donde yo sé, los huevos kinder no se venden en los sex shop. Acaso has escuchado a algún hombre mirar a Elsa Pataky y decir: “Si estuviera embarazada, ya sería la hostia.”
En esa misma reunión una iluminada dijo: “Me siento mejor que nunca y el sexo ahora es una maravilla.” Ojiplática me quedé al oír estas palabras. De repente se me agolparon en la mente las 4 maniobras que yo hacía cada noche SÓLO para girarme en la cama. Había leído en Internet que si practicabas sexo los días antes del supuesto día “D”, podías provocar el parto. Claro que eso sólo debe de funcionar  con niños muy obedientes.  Por desgracia la  mía ya era una necia incluso antes de salir. Ni puto caso que me hizo a pesar de mi esfuerzo. Y yo descubrí por qué algunos, en lugar de decir “hacer el amor”,  decían “joder”, pero “joder al prójimo” debería añadir. “Arriba no porque estoy como para hacer el mono en estas circunstancias; debajo tampoco que aplastas a la criatura; si me giro tardaré tanto que se te habrán quitado las ganas y si  me vuelvo a girar pareceré una contorsionista del Cirque du Soleil”. Conclusión: “Acaba de una puta vez porque me estas jodiendo y no sabes cuánto.”
Y allí estaba aquella mujer vendiéndome el sexo como algo maravilloso. Mi novio me miró fija y profundamente intentando traspasarme su pensamiento: “Ni se te ocurra preguntar”. Y me aguanté aunque casi doy a luz allí mismo del esfuerzo por no preguntar.
Los números nunca han sido mi fuerte así que mi cuarentena duró solamente una interminable semana. Tampoco se me dan bien las acrobacias pero sentir que mi cuerpo giraba 180 grados sin necesidad de una grúa, fue una de las mejores sensaciones  que he experimentado en la vida.
Y mi novio dijo: “Lo peor de todo es que seguro ahora  te estarás  acordando de aquella mujer de las clases del parto, que después de 40 días (probablemente más  por si acaso), seguirá practicando el sexo como  antes de…vamos, como si fuera Robocop.

Jajajaa… ¡Qué cabrón! ¿Cómo hará para leerme el pensamiento?