El cabrero ha pasado por varias fases desde la publicación de su respuesta.

DECEPCIÓN. Salí de fiesta la noche en cuestión. Volví a las 3 de la mañana malísima (Esta vez no bajo los efectos del alcohol…incrédulos). Leí la entrada aunque el dolor de cabeza me llevaba directamente a la cama. Me gustó… me gustó muchísimo y así se lo dije. Estaba tan dormido que ni se enteró así que sufrió una gran decepción porque esperaba que  cayera rendida a sus pies, llorara de la emoción y gritará SÍ, SÍ a los cuatro vientos. Pero yo estaba afónica. ¿Cómo iba a gritar?

REPROCHE. “Pues vaya, ya veo que mi entrada no  cumplió  tus expectativas. Eso me pasa por ponerme a darte gusto en todo. ¡Qué tía más exigente!”

CHULERÍA. “A lo mejor lo que te jode es que mi entrada era mejor que la tuyas y eres incapaz de reconocerlo. Sí, sí, seguro que por eso no te has emocionado nada.”

VARGAS LLOSA. “¿Qué se siente cuando el alumno supera al maestro? Puede que la gente comente que ahora prefiere que escriba yo el blog y no tú…”

Yo sólo he pasado por una. ILUSIÓN. Y la tonta de mi hermana por otra: NO SABER LEER. ¡No va y me llama a las tantas para preguntarme si es verdad que me caso el año que viene! ¿Dónde lo leería ella?

No nos casamos (por si alguno tenía alguna duda) porque  no creemos en la firma de papeles (con los de la  hipoteca nos sobra).  Eso sí, dentro de dos semanas nos vamos de luna de miel de una “no boda”  que celebraremos el año que viene. Soy de las cree que en esta vida hay que celebrarlo todo  incluidos  los aniversarios. El de los 6 años es el del hierro o los dulces. Si puedo,  lo celebraremos un poco más a lo grande que el resto…por si no llegamos al 7º…que con Vargas Llosa nunca se sabe.