8:30 AM.  EBANISTERIA DEL VALLE. Jaime, un carpintero perfeccionista y enamorado de la madera,  da los últimos retoques a un paragüero en el que lleva trabajando algo más  de una semana. Lo mira con orgullo y dice en voz alta: “Mañana al barnizador. Te llamarás Nicolás”.

Esa noche, Jaime tiene un sueño muy extraño. Su hada madrina, (Liébana), visita el hogar familiar. Lleva días pensando cómo puede ayudar al honesto carpintero. Nada más atravesar el umbral,  el paragüero capta su atención.
Tanto,  que ipso facto toma una extravagante decisión. Agita su varita mágica en círculos sobre el paragüero y trascurridos 5 segundos, éste queda convertido  en un niño de verdad: El divertido y saltarín Nicolás.

Cuando Jaime se despierta  no da crédito a lo que ven sus ojos. Nicolás se mueve, camina, habla y se ríe  como un niño de verdad. Se pone tan contento que le pide que vaya  a la  tienda de muebles que tienen en CALLE ROA DE LA VEGA, 22 para que todo el mundo conozca la magia de sus muebles. Está convencido que a partir de ese momento, la gente que pase por allí deseará tener  un mueble SAN NICOLÁS. Por miedo a que pueda ocurrirle alguna desgracia, Jaime coge el lápiz rojo que siempre le acompaña detrás de la oreja y le dice: “Pepito Grillo, cuida de mi hijo Nicolás como lo has hecho hasta ahora de mí.”

De camino a la tienda, Nicolás se hace  amigo de otros muebles de mala calidad hechos en melamina. Ignorando los sabios consejos de Pepito Grillo y el deseo de su padre, Nicolás decide seguir a sus nuevos amigos en busca de aventuras. Enfadada al ver esta situación, el hada Liébana lanza sobre él un hechizo. Por desobedecer a su padre, envuelve su preciosa madera de ébano  con papel de periódico: “Cada vez que digas  una mentira, encogerás y encogerás hasta convertirte en un paragüero insignificante en el que nadie se fijará”. Nicolás va transformándose poco a poco  en una simple papelera. La gente empieza a tirarle  dentro todo tipo de  porquerías y Nicolás termina no soportando su propio hedor. Arrepentido, decide buscar a su padre. Pero por desgracia,  éste ha sido secuestrado por la competencia. Quieren que les rebele sus secretos como ebanista para que sus muebles tenga  el mismo acabado mágico que los Muebles San Nicolás.

Nicolás, con la ayuda de  Pepito  Grillo, el lapicerillo,  decide  rescatar a su pobre padre que lleva ya días sin trabajar por su culpa. Cuando por fin lo encuentra, ambos se abrazan y  lloran mientras deciden cómo escapar de allí. Encienden una fogata y los secuestradores temiendo que su negocio se convierta en cenizas, les echan a patadas de allí.

Nicolás regresa  a casa y a la tienda. A partir de ese día vivirá  feliz con sus padres y su hermanita Lara.  Jaime vuelve a su trabajo. Tiene la responsabilidad de cumplir los sueños de mucha gente  que desea  un mueble San Nicolás a toda costa  en su casa.

 Si algún día pasan por Mueble Artesano San Nicolás puede que encuentren allí a Nicolás. Su padre  se acerca sólo de vez en cuando a firmar autógrafos. Prefiere  mantenerse en el anonimato de su ebanistería. Los artistas ya se sabe