Conversación de una pareja enamorada. (no es autobiográfico)

“El sexo no tiene ninguna importancia”
“Ninguna cosa tiene importancia mientras las tienes. Los problemas vienen cuando careces de ellas. Y si no, mira el dinero. ¿No dicen que cuando sale por la puerta, el amor sale por la ventana?”
“Vaya comparación más tonta. Sin dinero no se puede vivir.”
“Y sin sexo tampoco. Que yo he envejecido 10 años en los últimos meses. Esta abstinencia está acabando con mi juventud.”
“¡Cuántas estupideces eres capaz de decir por segundo!”
“Estupideces ninguna  que ya no me acuerdo de la última vez que te vi las tetas.”
“Pues será porque no te fijas”
“¿Qué no me fijo? ¿Qué no me fijo? Pero si me estoy quedando ciego de tanto fijarme a ver si veo  algo a través de las camisas que te pones, que no te has dado cuenta pero las meto en la lavadora cuando no estás,  a ver si se desgastan.”
“Luego te quejas de que soy una derrochona.  Además… si ya te arreglas muy bien tú solito,  que te he visto las revistas.”
“¿No me lo estarás echando en cara, verdad? No me siento orgulloso, pero, ¿Qué quieres que haga si ya no me acuerdo de cómo eres? Que por tu culpa estoy al borde de una tendinitis en la muñeca.”
“A ver, ¿Qué propones?”
“En un par de meses, celebraremos nuestras bodas de plata. Quiero que leas los siguientes votos”.
“¿Qué se te ha ocurrido ahora? Que te quede claro que yo no pienso prometerte nada raro.”
“He estado dándole vueltas a todo esa palabrería barata  de en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad y me he dado cuenta que no son más que tonterías de las que la gente se olvida cuando llega la  primera  dificultad. Que si se pudiera denunciar cada vez que alguien se salta ese acuerdo, no habría juzgados suficientes para tanta demanda. Hay cosas mucho más importantes...donde va a parar…”
“Sorpréndeme”
“Yo, tu sirena de los mares, te prometo a ti, mi príncipe azul, que haré el amor contigo por lo menos la mitad de las veces que tú consideres necesarias. Prometo arreglarme, cuidarme y pasearme en tanga una vez al día para tu recreación  personal de la vista. Juro hacerte ver la luna y las estrellas al menos una de cada 5 veces que me lo pidas. Te escucharé como si me importaran las cosas que me cuentas. Nunca te preguntaré ni   donde vas, ni de donde vienes y te recibiré siempre en casa con una sonrisa de oreja a oreja.”
“¿Sólo eso?  Está chupaó.”
“¿De verdad?”
“Te voy a decir yo los votos que me tienes que decir tú: Yo, tu calimero particular, te prometo a ti, mi diosa inalcanzable, que cada que te pida hacer el amor será porque sé que voy a estar  a la altura de las circunstancias. Prometo cuidarme, mantenerme estupendo de por vida para que no tengas que pensar en otro mientras me llevas al cielo y las estrellas. Nunca te preguntaré ni donde vas ni de donde vienes ni qué hiciste por el camino. Alguna vez diré algo interesante para que me prestes atención. Juro te haré pasar un rato agradable antes de dormirte o al levantarte para evitar tener que suplicar y babearme poniéndolo todo perdido. Y si aún así, no puedo evitarlo, lo fregaré todito. ¿Qué te parece, chupaó eh?”
“Uy… no sé si podré aprenderme tantas líneas. Pero he oído hablar de un tal http://www.divorcioya.com/ que a lo mejor…”