Erase una vez una niña llamada Valentina. Era una niña encantadora y cariñosa que no daba un ruido hasta que un día…

“¡Hoy viene la tata!, ¡Hoy viene la tata!”

Aparentemente Valentina estaba muy feliz pero…después de los primeros besos y abrazos del reencuentro se dio cuenta que no todo era tan bonito como parecía,   que no todas las atenciones eran para ella y pensó: “¡Pues vaya caca!, Me encanta que estés aquí pero tú a mí no me quitas protagonismo, guapinina.”
Desde entonces todos somos “tontos”. Sus palabras favoritas son: “No quiero”, “Recoge tú”, “Ya no te quiero nunca más” y  “Eres malísima”.  Ha protagonizado escenas tan entrañables como: “¿Me sale sangre, tata?” (Esto mientras acerca las tijeras a su boca cansada de recortar papelitos), o decide sacudir  sus zapatos llenos  de arena por la ventana de su habitación con medio cuerpo fuera. Por supuesto,  no entiende los castigos porque todo “¡HA FUIDO CULPA DE LA TATA! y ¡YO NO HE FUIDO!

¿Qué será peor? Tener celos de tu hermano pequeño y estar un poco amargado porque nadie te presta atención  o tener celos de tu hermano mayor y convertirte en una bestia parda como la adorable Valentina