¿Quién no ha conocido en su vida a una de esas personas a las que estás convencido que les robaban el bocadillo de pequeño? A menudo nos cruzamos con gente que te provoca preguntarles: “Pero, a ti ¿Qué coño te pasa? ¿Te pegaba los niños en el cole? ¿Eras de esos con los que los compañeros se ensañaban y les gritaban en el patio: Cuatro ojos o rompetechos? O las otras niñas escribían en la pizarra mensajes del palo: “Eres más fea que un coche por debajo”.

A veces las experiencias que sufrimos  de pequeños deberían servirnos para hacer justo lo contrario a lo que vivimos. Ya sabes: “No hagas nunca lo que no te gustaría que te hicieran a ti”. Sin embargo, mucha gente opta por  la reacción contraria. Hacen una libre traducción  de la frase a su propio antojo y dicen: “Ahora os vais a cagar. Ha llegado mi momento y voy a jartarme a bocadillos…todos los que me quitaron y más.” Como si del zorro se tratara se dedican a hacer justicia jodiendo a gente que ni les va ni les viene. Cualquier blanco es bueno para descargar su frustración.

No hay nada peor que vivir anclado en el pasado y no avanzar. No fuiste feliz entonces  y tampoco creo que convertirte en un cabrón /a ahora,  consiga  que las cosas vayan a mejorar para ti.

Y si finalmente decides seguir así y ya no tienes remedio,  puede que algún día te encuentres a un enajenaó  que decida volver a quitarte el bocadillo y darte un par de hostias a ver si así espabilas de una vez. No querías “pasado” pues toma “pasado”.