En algunos aspectos, la vida siempre me ha sonreído y he sido muy afortunada. Me he liado única y exclusivamente con puros manitas, Harry Potters que  levantan una pared de la nada o McGyvers que  construyen un centro comercial con una navaja.
El destino es sabio. Mi no gen “bricomanía” procede en su totalidad de mi padre, o lo que es lo mismo, de Pepe Gotera y Otilio. Para él, una navaja sólo sirve para cortar chorizo en el monte, cascar nueces o arreglarse las uñas. Todo muy práctico.
El problema viene cuando tienes dos McGyvers juntos cerca de ti. Inevitablemente los duelos de titanes pueden ocurrir. Es cierto que yo podría evitarlos, o por lo menos  no provocarlos pero,  ¿Qué puedo hacer yo, una mujer inútil e indefensa ante las adversidades de la vida?

Situación. El store de la niña no funciona. Sube pero no se sujeta arriba.

Yo: “Amor, ¿Arreglas el store de la niña?

Mi novio: “Sí. El fin de semana traigo el atornillador de la nave y lo arreglo.”

2 meses más tarde.

Mi exmarido: “¿Qué le pasa al store de la niña?”

Yo: “Sube pero no se sujeta arriba. Lleva así ya dos meses”.

Mi exmarido: “¡Qué desastre! A ver…” (Tocando aquí, tocando allí)

Mi yo bueno: “Rosa, no dejes que lo arregle. Luego vendrá Dani y te la vas a cargar. Ya sabes cómo se pone cuando otro hace las cosas que debería hacer él.”

Mi yo malo: “Anda ya….no le hagas ni puto caso a tu yo bueno. Es un pringadillo.  Llevas dos meses sin poder subir el store y en 5 minutos estará como nuevo. Que  lo arregle, que  lo arregle…”

Yo: (Como quien no quiere la cosa) “¿Tiene fácil arreglo?”

Mi exmarido: “Falta una pieza pero si meto esto aquí y le cuelgo esto allá, mira, ya sube y baja sin problemas.”

1 mes más tarde. Sin querer.

Yo: “Amor, sube el store de la niña.”

Mi novio: “No funciona. Ya te lo dije la última vez que no tiene arreglo.”

Yo: “Pero, si al final ni lo miraste.”

Mi novio de mal humor se acerca al store para ver qué cojones le pasa (palabras textuales farfulladas pero audibles). Yo cruzo los dedos. Que no lo note, que no lo note.

Mi novio: “Pero…, si ya sube y baja. ¿Cuándo se arregló esto? Se gira, levanta la ceja y me mira con cara de asesino en serie.
Yo: “Es que un día, como no lo arreglabas y no quería agobiarte para que lo hicieras,  me subí a la cama a ver qué podía hacer, me di cuenta que si metía la punta de un lápiz en el agujero del que cuelga la cuerda se quedaba enganchado arriba, así que le metí ahí una pieza y arreglé.”

Mi novio (no acierto a  describir su color). “Y, ¿Qué más hiciste tú solita con esas manitas?  Porque también veo que se te ocurrió colgar de la cuerda esto otro para que no subiera sólo. Vamos…que de repente descubriste como se abría la caja de herramientas y sin contármelo decidiste hacer un curso de Bricomanía con CCC. Mira Rosa, no te voy a decir lo que pienso porque ya lo sabes y da igual que te diga só que arre pero %&/$%&$%$/&/()&?)(/?=)(/)(&/%=/&=)(¡!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!”