Si todos fuéramos claros y directos, ¿Cuánto tiempo nos ahorraríamos? Tengo amigos / as que mantienen relaciones de esas que consisten en perder más tiempo imaginando qué es lo que quiere o piensa el otro que en disfrutar de la relación. ¿Me llamará? ¿No me llamará? ¿Qué habrá querido decir con…? ¿Crees que le gusto?, ¿Crees que el gustó?, y un montón de preguntas que se hacen ellos mismos o a algún amigo en lugar de preguntárselo todo al interesado en cuestión que realmente es el único que sabe las respuestas.
Yo conocí a mi novio una noche en la que me negué  a darle el número de teléfono con la chulería  de: “Sí, claro…para que luego me estés dando la chapa todo la semana llamando”. Su respuesta no se hizo esperar  y una semana más tarde cuando lo encontré por casualidad ME IGNORÓ. No me podía creer que alguien fuera más chulo que yo. Me ofendí tanto que dije: “Con que esas tenemos…” Lo siguiente ya fue un ataque frontal por mi parte. Vamos lo que él quería…desde el primer día…que fuera yo como una corderina. Claro que yo,  más que corderina, soy  como un búfalo y no doy rodeos ni vueltas a las cosas. Después de unos besos de esos en los que no tuve que pensar para donde mover la cabeza ni que hacía el otro con la lengua (seguro que eso os ha pasado alguna vez), le dije directamente: “Voy a ser sincera y después de unos meses de sequía no pensarás quedarte aquí toda la noche dándonos besitos.” Respuesta: “No”. “Eso sí,  sólo 3 cosas antes de ir al tema. ¿Tienes lo que hay que tener o vamos a comprarlos ahora?” Respuesta: “Sí”. “No serás  de esos a  los que hay que decirles  lo que tienen que hacer, ¿verdad?” Respuesta: “No”. Y ya por último: “Esto es lo que es. Mañana no me vengas con que quieres casarte y tener hijos porque por ahí no…”. Respuesta: “Noooooooo”.
5 años más tarde cada uno se puede comer sus palabras pero por lo menos no perdimos el tiempo. A ver si el resto hace lo mismo…