CASA RURAL LA ROSALEDA















Personajes de Casa Rural La Rosaleda


PRINCIPALES:


Enrique: Padre de Gabriela, socio de Casa Rural La Rosaleda al 50%. Se encarga de los jardines de la casa, la piscina y de los animales. Viudo de Rosa. Enterró sus cenizas en el jardín para tenerla siempre cerca. Ejerce de madre de la  familia. No se ha vuelto a casar ni lo piensa pero tampoco pierde el tiempo…

Sebastián: Padre de Isadora, socio de Casa Rural La Rosaleda al 50%. Se encarga del spa junto con su hija. Ejerce de padre de la familia.  No abandona nunca su escopeta. Mantiene relaciones esporádicas con muchas mujeres pero no ha vuelto a comprometerse  con ninguna.

Isadora: Hija de Sebastián. 18 años. Se encarga del spa junto con su padre. Hippie, moderna, y liberal. Su padre piensa que vive exclusivamente  para fastidiarle a él. 

Gabriela: Hija adolescente de Enrique. 15 años.  Escribe el blog “porsinotienesmásvacasqueordeñar.blogspot.com”. Nadie se imagina que es la única que lo sabe todo. En realidad nadie conoce sus verdaderas aficiones.



SECUNDARIOS:


Doña Mercedes: Recepcionista de Casa Rural La Rosaleda, madre de Basilio, el cocinero. Vive pendiente de que ninguna golfa engañe a su hijo. Su pasado tendrá algo que ver en todo esto…

Basilio: Cocinero de Casa Rural La Rosaleda. Mantiene una relación en secreto con la farmacéutica del pueblo por miedo a la reacción de su madre.

Sofia: Camarera de Casa Rural La Rosaleda. Mantiene una relación con Oscar. Vive esperando el día de su boda aunque él ni se lo ha pedido. Un acontecimiento en su vida marcará un antes y un después.

Oscar: Se encarga de limpiar y del mantenimiento de Casa Rural La Rosaleda. Mantiene una relación con Sofía pero no la  que él querría.

Almudena: Ayudante de Enrique en el jardín y con los animales. Lesbiana.  Mantiene una relación con Covadonga, la alcaldesa del pueblo.


DE REPARTO:


Mathias: Pintor bohemio que vive a las afueras. Mantiene una relación de amor libre con Isadora. Nada valorado en el pueblo aunque algunos de sus cuadros están expuestos en El Museo de Arte Moderno de Nueva York.

Catalina: Pescadera del pueblo. Enamorada de Sebastián. Le persigue sin descanso aunque nunca ha conseguido llevárselo al huerto.

Covadonga: Alcaldesa del pueblo. Mantiene una relación en secreto a voces con Almudena. Con ideas de izquierdas radicales no es muy apreciada en el pueblo. Todos creen que hubo tongo en las elecciones.

Lola: Camarera  del bar “Los Contrarios”. Casada con Hugo y divorciada de su gemelo Lucas. Acaba de tener una hija Julia. Mujer con mucho carácter que hace todo lo que le viene en gana.

Hugo: Dueño del bar “Los Contrarios”. Casado con Lola. Hermano gemelo de Lucas. Calzonazos enamorado de su mujer que no sabe decir nunca que no a nadie.

Lucas: Dueño del bar “Los Contrarios”. Divorciado de Lola. Hermano gemelo de Hugo. Amargado desde su separación. No le queda más remedio que compartirlo todo con ellos porque no tiene donde ir y el bar fue la única  herencia que les dejó su padre. Totalmente opuesto a su hermano gemelo.

Hernández y Fernández: Fuerzas de los cuerpos de seguridad del pueblo. Tratan de hacer cumplir las normas pero la mayoría de las veces son ellos las que se las saltan.

Rodrigo: Amigo raro de Gabriela con el que comparte todos los cotilleos del pueblo. Comparte con ella también sus gustos y aficiones.

Olivia: Profesora de inglés que acaba de llegar al pueblo. Huye de su marido que la persigue a pesar de tener una orden de alejamiento.

Daniel Antonio: Marido de Olivia. Denunciado por acoso y pesado. No puede evitar perseguir a su mujer e intentarlo una y otra vez.


CAPÍTULO 1




Han pasado 4 años desde aquel maldito día. La muerte al final me ganó la partida y fue más irónica que yo. Me pasé la vida insistiendo a los demás para que disfrutaran de todos y cada uno de sus días como si fuera el último y a mí me tocó dejar de hacerlo antes de tiempo. Demasiado pronto. Me quedaron tantas cosas por hacer... Más irónica que mi lista de tareas pendientes, es el que esté aquí, reencarnada en rosaleda. Yo, que siempre odié la primavera, que soy alérgica al polen y a las flores en general. Y sin embargo estoy contenta. Desde aquí puedo verlo todo. Enrique quiso enterrar mis cenizas en la parte de atrás del jardín de nuestra casa y justo ahí creció una rosaleda preciosa que cubre y sobresale por encima del muro de la casa. Esa soy yo. Lo poco que se escapa a mi ángulo de visión, Enrique me lo cuenta con todo lujo de detalles, como a mí me gustaría, preguntando y respondiendo él mismo a la interminable lista de preguntas que yo le haría. Me gusta casi todo lo que veo. Y es que tengo que reconocer que lo han hecho realmente bien. Todo tal y como lo habría hecho yo misma si hubiera tenido un poco más de tiempo. Enrique y Sebastián, mi exmarido, decidieron convertirse en socios y transformaron nuestra casa en una casa rural. Aunque no tiene que haber sido fácil para ellos compartir el mismo techo, entendieron que era más importante que las niñas no vivieran separadas. Ahí viene Enrique. Cada día está más guapo. No me extraña que las mujeres del pueblo se lo rifen. Esto en realidad lo sé por mi hija Gabriela. Todos los jueves por la tarde se sienta con su portátil debajo de la rosaleda y escribe un blog en el que cuenta los cotilleos de los lugareños. Lo hace en secreto y la verdad es que mucho mejor que algunos no lo sepan porque la llamarían de todo menos bonita. Su entrada semanal se publica todos los viernes en el tablón de anuncios del ayuntamiento como la hoja parroquial en la iglesia. Ese día siempre hay cola desde las 8 de la mañana para enterarse de los últimos chismes. Aunque en el último año se han duplicado las altas, todavía no todos en el pueblo tienen Internet.Os leo la última entrada para poneros al día.


“Porsinotienesmásvacasqueordeñar.blogspot.com”.


“Ayer al amanecer se vio salir de casa de la farmacéutica al cocinero de “La Rosaleda”. Se cree que estuvieron jugando a médicos y enfermeras toda la noche. La pobre ilusa sigue esperando que algún día su novio reúna el valor necesario para contárselo a su madre, doña Mercedes y puedan formalizar así la relación. Cosas más raras se han visto en este pueblo. Como cada vez que honran al pueblo con su presencia, Enrique y Sebastián causaron ayer gran revuelo entre las solteras…y alguna que otra casada. Menos mal que sólo venían al supermercado… Oí decir a doña Catalina, la pescadera, que Sebastián está para hacerle algún favor. ¿Sabe alguien a qué favor se refiere? Don Eufrasio se ha jubilado. Aunque nos hemos quedado sin profesor de inglés, todavía no he visto a ningún niño llorando por las esquinas. No se enfade, Eufrasio, que muy en el fondo le apreciaban. A rey muerto, rey puesto. En este caso, reina. Olivia Sandoval. ¿Cómo suena?, ¿Esconderá algo? Ojala. Con lo que nos gustan los telares a todos. Mathías, el pintor hippie que vive a las afueras del pueblo, ha ido a pedirle abono de las cabras a Enrique. No creo que sea para usarlo como material artístico para sus cuadros. Deduzco que en breves momentos todo el monte va a empezar a oler a “relajación”. Por cierto, ¿No os recuerda a alguien el último desnudo que pintó? Para los menos perspicaces os diré que está expuesto en la entrada de la Casa Cultura. Cada uno que saque sus propias conclusiones. En el ayuntamiento la cosa está que arde. En breve puede que se celebre la primera boda entre dos mujeres. Miedito me da ese día. ¿Os imagináis quien puede ser la novia? Lola, la mujer de Hugo, el socio al 50% del Bar “Los Contrarios”, ha dado a luz a una niña, Julia. 3.300kg. Es igualita a su padre, o a su tío Lucas, que podría haber sido su padre si Lola no se hubiera separado de él hace dos años para casarse con su hermano gemelo. Felicidades a toda la familia. Hoy por la mañana Sebastián ha recibido un ramo de flores. Huele a pescado. No quiero decir quien se lo envía pero parece bastante obvio, ¿no? Hernández y Fernández, o lo que es lo mismo las fuerzas de seguridad del pueblo han sido vistos en actitud más que sospechosa corriendo por el prado de la señora Eulalia. ¿Estarían persiguiendo a algún sospechoso o una vez más Sebastián y Enrique soltaron a los mastines para que dejaran de mirar a Isadora mientras hace topless en el patio? Me temo que hoy habrá otra charla entre padres e hija. Este fin de semana entran nuevos huéspedes en la Rosaleda. El próximo viernes este blog se prevé calentito...”


“Hola amor. Estás preciosa, como siempre.” Dijo Enrique acariciando las rosas. “¿Qué vamos a hacer con Isadora? Se pasea de aquí para allá luciendo las peras sin ningún tipo de pudor ni respeto. Me imagino que lo encuentras graciosísimo pero para tu información el macho man de tu ex ha ido a renovar el permiso de armas y eso que no le caduca hasta dentro de 3 meses. Ahora te tengo que dejar porque esta tarde tenemos huéspedes y no me queda más remedio que ayudar a Oscar a arreglar las habitaciones. Al final siempre soy yo el tonto del pueblo. Todo el mundo se escaquea. Uno con la escopeta, Sofía que no le dirige la palabra a Oscar desde hace dos días, Doña Mercedes que no para de llorar por las esquinas y todavía no sé por qué. Vale, vale…ya dejo de quejarme.”


Sigue con la misma mala leche que cuando vivíamos juntos. Pobre Isadora. Cuando se enteren que ella es la del desnudo de Mathias…Yo mejor me estoy calladita porque un día de estos me podan y a ver qué os cuento después…


CAPITULO 2 Si hay algo tan cierto como que el mundo es redondo,  es que la cabra tira al monte. Y si ya desde pequeño desfilabas por el pasillo de tu casa fusil al hombro, es muy probable que cuando crezcas seas un cafre armado hasta los dientes y capaz de desenfundar  a la mínima ofensa.
En la habitación de Isadora
Sebastián: “Te digo que cuando salió esta mañana olía a marihuana. Tú mira en los cajones de la mesita mientras yo reviso el armario”.
Enrique: “No deberíamos estar aquí. Si entra ahora,  no nos vuelve a hablar ni en cien años que vivamos. ¿No podemos dejarla respirar un poco?”
Sebastián: “Te lo dije. ¡Mira!” (Sebastián abre una cajita de madera en la que hay un cogollo de maría). “Dios mío, lo sabía, lo sabía. Pero, ¿Por qué Dios mío?”  ¿Dónde coño la consigue? Alguien tiene que vendérsela y tiene que ser alguien del pueblo porque  el coche se lo tenemos confiscado.
Enrique se gira como si no fuera con él cruzando los dedos para que no le mire.
Sebastián: “Tú sabes algo que yo desconozco, ¿verdad? Nuestra hija drogadicta y tú tan tranquilo. Me estás  ocultando algo. Suelta lo que tengas que decir y hazlo ya.” (Sebastián apuntando a Enrique con la escopeta.)
Enrique: Mira Sebas,  yo no sé nada pero me imagino que de tener maría tiene que ser Mathias, ¿No te parece? Y deja de hacer el tonto con esa escopeta que un día vamos a tener un disgusto.”
Sebastián: “Vamos.” (Sale de la casa a paso ligero cargando la escopeta en el hombro)
Enrique: “¿Por qué no la dejamos  tranquila y lo hablamos por la noche con ella?”
Sebastián: “Esto lo arreglo yo ahora mismo. Pintoricucho de 3 al cuarto, narcotraficante, pervertidor de menores. Pero, ¿sabes de quien es la culpa de todo esto?”
Enrique: “Pues no tengo ni idea pero seguro que me lo vas a decir.”
Sebastián: “¡De su madre! Toda la vida diciendo: “Algún día a ver con qué moral les decís a vuestras hijas  que fumar es malo, a ver, a ver. Todo el día  con la misma cantinela. Me tenía aburrido. Seguro que ahora tiene los dedos morados de tanto cruzarlos  para que llegara este momento.”
Enrique: “Y tú vas y le das la razón. Parecemos dos idiotas persiguiendo a la niña. La bruja de la  otra seguro que, esté donde esté,  se está descojonando de la risa a nuestra costa.”
Llegan a casa de Mathias y entran sin llamar a la puerta. En realidad Mathias nunca las cierra.  Irrumpen en el salón.
Isadora: “¡Por Dios papá! ¿Qué demonios se supone que estáis haciendo aquí?”
Sebastián: “¡Tápate! Pe…pe pe…peroooo ¿Qué haces desnuda aquí con este hippie? Enrique agárrame que yo a éste me lo cargo.”
Enrique: “Tranquilízate Sebas. Seguro que hay una explicación razonable.”
Sebastián: “Ni Sebas, ni hostias. Lo mato y punto.”
Isadora: “Deja de decir tonterías papá. Nos vamos  de aquí. Joder, Enrique podías haberme avisado…
Sebastián: “¿Cómo que podía haberte avisado? Estarás castigada de por vida. Te juro que no volverás a salir de la casa hasta que cumplas los 40, vete pensando en empezar a vestirte decentemente y lo de fumar se acabó.”
Enrique mira a Isadora con cara de súplica para que no replique. Salen de allí dejando a Mathias con el pincel en la mano.
Mathias: “Y ahora, ¿Cómo acabo yo el cuadro? ¡Qué gremio más incomprendido el de los artistas! Voy a fumarme otro porrito. Estos matones me han estresado.




Recepción de La Rosaleda. 6 mujeres de unos 30 años están esperando que alguien las atienda. Doña Mercedes está hablando por teléfono.
Doña Mercedes: “Ya me contarás que más ha salido publicado hoy. Ahora te tengo que dejar para atender a unas chicas. Sí, sí, luego te cuento…sí son guapas. Adiós, adiós. Bienvenidas a La Rosaleda y a nuestro pueblo Las Redes Del Valle. Teníais reservadas 3 habitaciones. ¿Verdad?
Elena: Sí, tres dobles.
Doña Mercedes: ¿Cómo nos habéis encontrado? ¿Por internete?
Tratando de contener  la risa
Helena: Sí, venimos a celebrar mi despedida de soltera. Queríamos un sitio tranquilo. Además en Internet vimos que tienen ustedes spa. ¿Este fin de semana estará disponible para las 6?
Doña Mercedes: De eso se encargan  mi Sebas y su hija Dorita. Por ahí entran. Sebastián, cariño, ven un momento. Estas chicas tan guapas quieren usar el span.
Sebastián: Mañana y pasado estará libre. Ya contaba con ustedes. Luego les atiendo. Ahora tengo que resolver un problemilla.
Las chicas no dejan de mirarles  mientras se alejan subiendo las escaleras. Isadora pasa delante de ellas tapándose como puede con una sábana.
Helena (susurrando a las amigas): Cacho guarras. Ahora ya sé por qué elegisteis este sitio. Seguro que en Internet salían las fotos de esos dos.
Doña Mercedes: Estas son las llaves de sus habitaciones. ………..Si hay algo que no les gusta sólo me lo tienen que decir y Oscar estará encantado de ayudarles. Se encarga del cuidado de las habitaciones. Bueno…es el de mantenimiento.
 Alicia: “Yo preferiría que me ayudara el otro…el que va disfrazado de gavilán. A ese le ponía yo el sombrerito…”
Doña Mercedes: “¿Qué dices guapa?”
Alicia: “Que se me ha abierto el apetito”.
Doña Mercedes: “Es verdad. Ya es la hora de la comida. El restaurante está abierto. Mi hijo Basilio, el cocinero, ha preparado unas perdices con……….riquísimas.”


Se acerca Oscar  para ayudarles a subir las maletas mientas Sofía vigila escondida detrás de la puerta de la cocina. Lleva días sin dirigirle la palabra pero todavía no le ha dicho el por qué.
En una de las habitaciones.
Alicia:
“A la que consiga llevarse a la cama a uno de esos dos, le salen gratis estos dos días.”
 Helena: “Y yo, ¿Qué?”
Sara: “Para casarte con ese panoli de novio que tienes,  bien puedes participar en la apuesta. Si no se va a enterar. Y no me negarás que te ibas a dar una alegría…por una vez en tu vida no estaría nada mal.”
Valeria: “No le hagas caso. Si tú le has elegido será por algo. Además así nos lo pones más fácil a las demás. Yo me quedo con el masajista de la escopeta.”
Alicia: “Yo me pido al granjero.”
Sara: “Yo os los levantaré a las dos.”
Valeria: “¿No será mucha comida para un paladar tan fino?”
Rebeca: “Yo creo que voy a probar con el que caiga.”
Sara: “Sí, sí, tú inténtalo que seguro que lo consigues. Eres tan guapa…”
Helena: “Ignórala. Es malísima”:












Sofia  registrando la habitación de Oscar.


Sofia: “Seguro que esconde algo más. Está muy raro últimamente...y encima está esa cosa que encontré en su habitación…el muy perro no me ha dicho nada. Por lo menos me podía haber hablado de  su enfermedad.  Podría haber ido con él al médico para pedir un remedio para su desviación.”
Oscar abre la puerta de repente y Sofía pega un salto del susto golpeándose la cabeza con la esquina de la cama.
Oscar: “¿Te asusté? A lo mejor es que no deberías  estar aquí revolviéndolo todo. ¿Se puede saber qué te pasa? Llevas varios días sin dirigirme la palabra y ahora te encuentro aquí buscando vete tú a saber qué. Estas muy rara Sofia.”
Sofia: “Ah…yo estoy rara y ¡Tú! ¿Pervertido?, ¿Cómo se supone que estás?”
Oscar: “No sé a qué te refieres y no me está haciendo ninguna gracia tu tonito así que explícate eso de pervertido.”
Sofía: “El otro día encontré un juguetito, una cochinada de esas sexuales, en tu mochila del gimnasio. Dime la verdad, Oscar, ¿Te gustan los hombres?”
Oscar: “Tú eres idiota, te lo digo yo. ¡Así que lo cogiste tú! ¿Y se puede saber dónde lo pusiste? Llevo dos días buscándolo.”
Sofia: “Lo reconoces. Guarro.  Era tuyo. Esto es muy fuerte pero muy fuerte Oscar. Yo te dejo, de ésta te juro que te dejo…primero te arranco la cabeza de cuajo y después te dejo.”
Oscar: “No es mío. Lo encontré en la habitación de Almudena y pensé que estaría bien que tú y yo probáramos cosas nuevas. Cuando te lo iba a proponer desapareció de mi mochila y ya no tenía sentido contártelo porque sabía que te ibas a poner como una histérica loca.”
Sofia: “Y no te equivocaste. ¿Cómo se te ocurre pensar que yo iba a querer usar eso?”
Oscar: (Suspirando) “Lo imaginaba. Dime dónde lo guardaste para devolvérselo a Almudena antes de que lo note.”
Sofia: “Lo tiré a la basura. No quiero volver a hablar del tema. Ni siquiera sé si quiero creerte. Vete pensando en ir a confesarte con el padre Damián y hacer toda la penitencia que te ponga. Y después vamos al médico. Algún medicamento habrá para quitarte esas ideas de la cabeza.”
Oscar la mira con desesperación y sale de la habitación enfadado.
En el patio. Enrique está regando la rosaleda. Alicia, una de las huéspedes, se acerca  llevando únicamente un bikini minúsculo y caminando de manera insinuante.
Alicia: “¡Qué flores más bonitas! ¿Arreglas tú sólo todo el jardín?”
Enrique sigue regando sin levantar la vista. Alicia se pone delante de él captando su atención.
Alicia: ¡Ay! Me he pinchado con la rosaleda. Menudas espinas...
Enrique: “Forman parte de su belleza.”
Alicia: “¿No te aburres en este pueblo perdido de la mano de Dios?”
Enrique: “La verdad es que no. Tengo todo lo que quiero y todo lo que necesito.”
Alicia: “Mañana por la noche pensamos celebrar una fiesta para Helena  en algún local del pueblo. ¿Hay alguna discoteca?”
Enrique: “Aquí sólo tenemos el bar de Lola. A lo mejor os lo alquila por una noche.”
Alicia: Y a ti, ¿Te gustaría tomar algo conmigo esta noche? Mis amigas son unas aburridas.”
Enrique: “Perdona, ahí viene mi hija Gabriela. Si necesitáis algo, no dudéis en hablar con Doña Mercedes.”
Alicia se queda allí plantada con cara de pocos amigos.
Alicia: “No importa. El que la sigue la consigue. Verdad, ¿rositas? Joder con las putas rosas. Me he vuelto a pinchar. Cualquiera diría que me tienen manía.”…..


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“El fin de semana dio más juego del que ninguno nos esperábamos. Desde que abrió Casa Rural La Rosaleda,  estamos acostumbrados a las emociones fuertes pero esta vez es de agradecer  el esfuerzo que hicieron sus pintorescos  habitantes por superar todas nuestras expectativas.  5 mujeres entre los 30 y los 40 años  y de despedida de soltera son unos  ingredientes propios del mejor rincón del gourmet con los que convertir  un fin de semana en una auténtica delicatessen. Su paso por la casa se puede resumir en la mítica frase: “Vini, vidi, vici.” Llegaron, vieron, apostaron y ganaron…bueno en realidad sólo ganó una… pero por partida doble…El resto ni las migajas. Lo importante es participar y divertirse y de eso hubo para dar y tomar.”




Lunes después del fin de semana.


Enrique ha venido esta mañana. Ha estado regándome durante más de media hora porque le parecía que mis rosas estaban un poco mustias. Creo que se sentía culpable. Sé que no puedo pretender que me guarde luto toda la vida pero todavía me duele cuando llega a mis oídos que ha estado con otra mujer. Gracias a mi hija Gabriela me enteré de lo ocurrido el fin de semana  con todo lujo de detalles. Al final le pareció  que era mejor no publicarlo todo en el blog y decidió autocensurarse. Sin embargo, yo tuve el tiempo suficiente para leerlo todo antes de que lo borrara y desde entonces mis rosas han perdido todo el brillo.


www.porsinotienesmasvacasqueordeñar.blogspot.com”  previa  censura.


“El movimiento comenzó ya desde primera hora del viernes por la noche. Doña Mercedes tomó la decisión de hacer guardia en el pasillo por miedo a que su hijo Basilio fuera seducido por alguna de aquellas lobas como ella las  denominó desde el primer momento. Ataviada con unos  rulos color morado berenjena y su bata de guatiné, se sentó en la mecedora,  herencia de la tía abuela Andelina y con el mata moscas en la mano se preparó para atacar a todo aquel  que tuviera la osada  ocurrencia de hacer una  incursión nocturna en otra habitación. Lamentablemente no tardó ni 10 minutos en caer en los brazos de Morfeo. A las doce ya se oían los primeros ronquidos por toda la casa, y justo en ese mismo momento todas las cenicientas en lugar de perder el zapato corriendo hacia casa, perdieron parte de su indumentaria corriendo hacia otras dependencias…A lo largo de toda la noche se escucharon puertas abriéndose, puertas cerrándose, portazos y también alguna palabrota que otra. Todas lo intentaron  pero sólo una se llevó el gato al agua…bueno… en este caso  los gatos, el callejero de la escopeta y el de angorina. Así que mientras una se pegó el gran  atracón, el resto tuvo que esperar al desayuno para llevarse algo a la boca. Mi madre toda la vida lo dijo: “No hay nada más sencillo que manipular a un hombre y si eres un poco retorcida puedes sacar hasta matrícula de honor en esa asignatura.”  Por las habitaciones de Enrique y de Sebastián se vio desfilar algunos de los  modelos más atrevidos de lencería de  la Perla y se escucharon verdaderas obscenidades que hubieran levantado la  lívido a un muerto. Pero todo eso no fue suficiente para seducirlos. Hasta que llegó  Rebequita, la dulce e inocente  Rebequita armada hasta los dientes con su mejor dinamita  y ahí sí que no pudieron resistirse. Lo que no consigan unas lágrimas y unos pucherines no lo hace el mejor corsé de Victoria Secret.
Sebastián: “¡Por Dios! No sé quien eres pero puedes ir circulando. No estoy para fiestas.  Ya les he explicado a tus compañeras, una por una, que no quiero nada. Os agradezco todo vuestro entusiasmo  pero por favor, id a la habitación de Enrique que el pobre  está más necesitado que yo…eso sí,  de una en una que a este paso va a haber overbooking”.
Rebeca: (Entre sollozos)  “Ya lo sabía, sabía que me rechazarías. Ellas me lo aseguraron. En realidad se rieron de mí y de mi capacidad para gustar a algún hombre. Siempre me pasa lo mismo.” (Saca su pañuelo y se tapa la cara para que Sebastián no sé de cuenta que lágrimas las justas.)
Sebastián: (Ya se ha levantado de la cama) “No digas eso mujer. No deberías dejar que te humillen y para eso deberías empezar por no subestimarte tanto. Si tú no te quieres, ¿Cómo te van a querer los demás?”
Rebeca: “Tienes razón, pero es muy difícil cuando ningún hombre se fija en ti”.
(Se sienta en la cama al lado de Sebastián). A estas alturas de la conversación,  entre Rebeca y Sebastián apenas hay unos centímetros  de distancia. El siente la necesidad de reconfortarla y hacerle sentir que vale mucho y ella, evidentemente lo sabe y se aprovecha de la situación. Dos horas más tarde la misma conversación se repite en la habitación del gato de angorina y de nuevo Rebeca sale victoriosa. Le ha costado un poco más pero sólo porque Enrique ya estaba dormido. ¡Menudo triunfo! Ni Manolote en sus mejores tardes cortó tantas orejas…Los dos hombres se sienten satisfechos con el favor realizado. Se creen mejores personas sin saber que han sido manipulados vilmente por una pobre llorona. Al día siguiente las caras en el desayuno son todo un poema. Sara, Valeria, Alicia y Helena no dicen ni  palabra. Reconocer el fracaso es muy duro.
“¿Dónde está Rebeca?” Pregunta finalmente Helena.
“Dijo que estaba cansada y que bajaría  más tarde”.
 “¿Pues ya me dirás de qué?” Pregunta Sara ofendida.
 El resto del día transcurrió sin más contratiempos,  excepto algún intento más  por seducir a los galanes (todos infructuosos). Hablaron con Lola que les alquiló el bar para celebrar allí la despedida de soltera. Barra libre y todas las mujeres del pueblo invitadas. Colgaron carteles por todas partes  anunciando el evento y se pasaron media tarde acicalándose para la fiesta… Todas, excepto Rebequita poquita cosa, que tuvo un encuentro relámpago en la sala de masajes. Es lo que pasa cuando crees que la toalla que te dan para taparte una vez te tumbas en la camilla, es para tapar la camilla y evitar así que se  ensucie con el aceite. El pajar también fue el otro lugar elegido para un encuentro fortuito mientras Almudena ordeñaba las cabras. Si ya lo decía mi madre: “No hay nada como parecer tonta, especialmente  de las que nunca han roto un plato,   para  pasarte media vida de rodillas.” Y llegó la noche. Y ahí sí que hubo sorpresas. Todos esperábamos un rato agradable  de copas y buena comida pero a eso de la media noche y al ritmo de Sick of Love  de Robert Ramírez, alguien se subió a la barra. Disfrazado del zorro, el anónimo comenzó a bailar mientras iba  desprendiéndose  una a una de todas  sus prendas  hasta quedar tal cual su madre le trajo al mundo. Todas las mujeres, a excepción de una, saltaron y gritaron; No todos los días tenemos un striper en Las Redes del Valle. Aquellos movimientos, aquel lunar en el muslo derecho…Todo le resultaba familiar y cuando finalmente se desprendió del tanga amarillo limón de látex, ya no le quedó la menor duda.
“¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Miguelín, ¿se puede saber qué coño haces ahí subido?!!!!!!!!!!!!!”


Helena saltó al escenario como una pantera dispuesta a poner a salvo su más valiosa pertenencia.  Esa noche muchas mujeres  miraron con desprecio a sus maridos y las amigas de Helena entendieron por fin cual era el encanto oculto de Miguelín. Con Helena subida en el escenario, el ambiente perdió bastante color y empezaron los abucheos, acompañados del lanzamiento de cacahuetes, huesos de aceitunas y todo lo que encontraban a mano. Se respiraba tanta tensión en el ambiente  que Hernández y Fernández se dispusieron a  intervenir. Al subir ellos sucedió algo imprevisible. Empezaron a sonar  los primeros acordes de The stripper de Joe Loss, y los dos se transformaron; Parecían poseídos por el espíritu de Freddy Mercury. Sus ropas volaron, sus caderas se contonearon   como si fueran bailarinas hawaianas, así hasta la última nota con la que despertaron de su locura transitoria y salieron corriendo. Eso sí llenos de billetes colgando de su ropa interior.Si te lo perdiste puedes ver el video colgado en el youtube.


http://www.youtube.com/watch?v=CYnSZ5NlmbA


            Helena y Miguelín se disculparon mutuamente. El estaba cansado de ser   objeto de escarnio de sus amigas y de que ella no le defendiera…pero estaba seguro que eso no iba a volver a pasar…no después de aquella demostración de poderío.
            La casa volvió a la tranquilidad el domingo por la tarde. Ó no…
“¿Y ese ruido?” Preguntó Oscar en voz alta.
 “Parece que sale de la cocina”.
“Mira Oscar, he encontrado un aparato estupendo para batir las claras a punto de nieve.” Doña Mercedes está sentada en una silla de la cocina batiendo una docena de huevos   con el juguetito de Almudena.
 “Doña Mercedes, pero… ¿Usted sabe lo que es eso?” Pregunta Oscar con desesperación mientras recoge todas las sábanas que se le acaban de caer  al suelo de la impresión.
“Primero pensé que era un chisme de esos para dar masajes en la cabeza pero después de mucho mirarlo caí en la cuenta  y dije: “Mi Basilio,  que ha querido dejar aquí una indirecta para que le haga su postre favorito: El flan Merceditas”.

CAPITULO 3

En el bar Los Contrarios



“Por supuesto que el padrino será Lucas.” Grita Lola mientras seca las copas de cerveza y las coloca encima de la barra
“Por supuesto que no. ¿No te das cuenta que es humillante para los dos? Pero bueno,   supongo que eso a ti te da igual.” Hugo está molesto con Lola porque siempre lo decide todo sin preguntarle
“La verdad es que tus estupideces y tus prejuicios me importan muy poco. Es su único tío y será su padrino. Te guste a ti o no.” Lola se acaba de cargar una copa de vino al secarla con tanta fuerza
“Pues si esa es tu última palabra yo no iré. Y esa sí que es mi última palabra.” Hugo se gira y se marcha del bar dando un portazo
“Eso lo veremos.” Lola sonríe pensando ya  cómo convencerle


(Almudena y Covadonga en la nave donde ordeñan las cabras)
“Todavía no entiendo por qué te importa tanto lo que dicen esos carcas del pueblo.” Almudena le reprocha a Covadonga su cobardía por no salir del armario.
 “¿Porque soy la alcaldesa, quizás?”
 “Ya lo sé pero no me parece un motivo lo bastante importante para no vivir tu vida  sin que te importe lo que digan los demás.” Almudena va colocando las cabras en la maquina de ordeño mientras Covadonga intenta mantenerse de pie sobre unos tacones de aguja de 10 centímetros.
“Tú no tienes ni idea de lo que es tener a todos hombres y mujeres  del pueblo haciendo cola en la puerta de tu despacho.” Pega un salto para evitar que una cabra le toque su traje de Hugo Boss al pasar“
¿Por qué dejas que se metan en tu vida privada? Eso es lo que no puedo entender.” Almudena mira a Covadonga de arriba abajo intentando no reírse
“Algún día descubriré quien escribe ese maldito blog en el que se cuentan todas nuestras intimidades.”
“Anda, no seas tonta. Como me pone ese olor a cabra, cariño.” Covadonga intenta acercarse a Almudena tocándole sólo con la punta de las uñas por miedo a que se le estropee la manicura que se acaba de hacer en el salón de belleza de La Pilu.
“Quita, que tengo que terminar de ordeñar. Va a venir Enrique y todavía está la mitad sin hacer.” Covadonga da un paso atrás al ver acercarse a Almudena con los guantes de fregar.
 “¡Qué sexy estás con ese mono y oliendo a abono! ¿No tenéis pajar en esta casa?”
“¡Fuera!“Anda…déjate boba, que no te va a doler.”
“¡Fuera, fuera, fuera! Además tenemos pajar pero no tiene perchas para colgar ese traje que llevas.”


(En la habitación de Isadora)


“Acabo de ver un mono colgando de ese árbol ahí fuera.” Mathias tumbado  en una hamaca con los colores de la bandera del orgullo gay  que atraviesa la habitación de Isadora de lado a lado.
“¿No crees que últimamente estás fumando demasiado, cariño?” Isadora bebe una Mahou sentada con las piernas cruzadas encima de la cama.
 “Que no hombre, que lo he visto. Mira.” Mathias intenta levantarse de la hamaca y cae al suelo dando dos vueltas del colocón que lleva.
 “Déjalo Mathias. Vete pensando en irte. Como llegue mi padre vas a ver monos pero por todas partes.” Isadora se ha levantado de la cama para ayudarle a incorporarse
“Tienes razón. El primer mono  él, que parece un orangután con esa escopeta todo el día. A ver cuando le explicas que ya eres mayor de edad para hacer lo que te parezca.”
“Explícaselo tú si tienes valor.”
“Yo soy más de haz el amor y no la guerra, amorcito.  Y tu padre es más de te disparo y después pregunto.” Mathías sale por la ventana de la habitación de Isadora deslizándose a duras penas por un almendro.


En la recepción de Casa Rural La Rosaleda


“Buenos días, Don Julián. ¿Ha pasado buena noche? Y su mujer. ¿Ha ido a nadar en la piscina como de costumbre?” Doña Mercedes tan amable como siempre con todos los clientes.
“Buenos días, Doña Mercedes. Voy a ver si la encuentro para desayunar juntos.”
 “Su mujer vino a desayunar a primera hora y dejó esta nota para usted”
(Basilio sale de la cocina al oír la voz de  Don Julián.)
Querido Julián,
Pensé que esta semana,  en esta maravilla de casa,  podría aportar a  nuestra relación  un poco  de la pasión que hemos ido perdiendo durante estos últimos meses pero me he dado cuenta que ya no es posible. Si me muriera mañana, mi último día no querría pasarlo contigo. Siento poner fin a nuestros 40 años de relación con esta nota. Te deseo que seas muy feliz y encuentres eso que nosotros ya no tenemos desde hace unos meses...

“¿Qué le ocurre Don Julián? ¿Se encuentra usted bien?”. Doña Mercedes se preocupa por Don Julián al observar que el hombre buscar rápidamente un lugar  donde apoyarse
“Sí, sí,  no se preocupe. Voy a buscar a mi esposa. Creo que me he despistado un poco en este último año  y ahora tengo que hacer algo para solucionarlo.”
“¿Necesita que le ayudemos?”
“No gracias. Tengo que hacerlo yo solo.” Don Julián sale de la casa con paso firme.


Basilio se gira rápidamente para entrar de nuevo en la cocina pero Doña Mercedes les corta el paso


“Basilio. ¿Dónde estuviste anoche? Fui a buscarte a tu habitación para llevarte un chocolate caliente y no estabas allí.” Doña Mercedes tira de la oreja a Basilio mientras le pregunta.
“¡Ay! Mamá. Fui a tomar un café con un amigo al bar de Lola. No tienes que perseguirme todo el tiempo.”
“De nuevo intenta escapar ¡No me dejes aquí con la palabra en el boca! Sabes que no lo soporto. Si me llegó a enterar que andas por ahí engañando a alguna  mujer, te obligaré a cumplir con ella. Ya va siendo hora de que me hagas abuela.”
“Mamá, por Dios, pero si ya tengo edad para ser abuelo.” Basilio se lleva las manos a la cabeza.”
“¿Qué me estás llamando? ¿Anciana? Mira, guapín,  todavía tengo edad para partirte la cara por faltarme el respecto de esa manera.”  Doña Mercedes alcanza a darle una colleja antes de entrar en la cocina.
“¡Ay!, mamá, te juro que no estoy con nadie. No sé cuántas veces te lo tengo que decir.”
“Basilio, tú no tienes paciencia para mi vejez. Pero no te atrevas a enterrarme en un jeroglífico de esos porque te desheredo.”
“Paciencia, paciencia. Paciencia es lo que me sobra. Lo que me falta es la escopeta de Sebastián.”
“Te dejaré sin un céntimo, Basilio. Y entonces podrás usar la escopeta para atracar bancos.” Doña Mercedes vuelve a  la recepción murmurando barbaridades.




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“Como predije hace unas semanas, el  primer anuncio de compromiso entre dos mujeres se ha hecho oficial. Almudena,  ayudante de Enrique de Casa Rural La Rosaleda y Covadonga nuestra alcaldesa se casarán el 31 de octubre en el ayuntamiento, noche de Halloween…Me imagino que lo han pensado muy bien…teniendo en cuenta todas las brujas que hay en el pueblo y que esperarán  ese día para sacar su escoba a pasear. Mathías, nuestro particular e incomprendido  artista,  acaba de vender una escultura al British Museum. Se trata de una mujer,  conocida por todos, sentada sobre el tronco de un almendro. ¿Qué habrá encontrado en Las Redes Del Valle un artista  tan afamado para querer asentarse aquí? En estos días ha pasado por la casa una pareja para celebrar sus 40 años de casados pero ha sucedido algo inexplicable. La mujer le ha abandonado sin más explicaciones  y ahora el hombre está decidido a recuperarla cueste lo que cueste. El próximo día os contaré si lo consigue o no, cómo van los planes de boda entre nuestras dos mujeres, y algo que me ha dejado sin palabras…”
Todavía tengo las espinas de mi rosal como escarpias. No os podéis imaginar lo que han visto estas rosas durante el fin de semana. El amor ha invadido Las Redes del Valle. Cupido ha estado  alojado en Casa Rural la Rosaleda  y yo, fan número uno de las telenovelas, he podido disfrutar de una  que ni Delia Fiallo habría soñado con escribir.
El viernes por la noche ocurrió lo siguiente…
“Buenas noches, Doña Mercedes. He recibido una nota de mi marido esta tarde invitándome a venir.” La mujer de don Julián está apoyada en la recepción de la casa. Lleva un vestido de cocktail  de color  rosa palo y el pelo en un recogido como las actrices de las películas antiguas.
 “Oh, sí, sí, pase, pase. Don Julián es todo un caballero, un auténtico jentelman, como Jon Vaine. No me recuerda para nada a mi Genaro, que en paz descanse. Era un inútil, un gañán. No había por donde cogerlo. En cambio, don Julián ha dejado el patio precioso.”
 “Mamá, ¿No puedes estar calladita?” Grita Basilio desde la cocina. “Y deja de meterte con mi padre. Ni muerto lo dejas tranquilo.”


 “Voy  a hacer como que no te he oído Basilio. Y a usted,  ya  no le digo nada más que voy a estropear la sorpresa. Pero, es que estoy tan emocionada.”
Llegan al patio de la casa. La piscina está llena de pequeñas velas  encendidas. De los árboles cuelgan farolillos de colores  y luces típicas de los árboles de Navidad. Todo parece estar lleno de diminutas estrellas. En una esquina del jardín, justo delante de la rosaleda, han colocado  una mesa con la mejor cubertería y cristalería de la casa.  Empieza a sonar un bolero de los Panchos y Don Julián aparece en el jardín, vestido como Humphrey Bogart en Casablanca.
“No me lo puedo creer. ¿Dónde lo has conseguido?” Pregunta doña Violeta señalando el traje de Don Julián. “Es el mismo traje con el que él me  pediste  que me casara contigo hace 40 años.”
“Mejor no me  preguntes. Habría hecho  cualquier cosa porque volvieras a enamorarte de mí pero no quieras saber cuánto me va a costar conseguirlo. Tú estás espectacular, preciosa como siempre.”
“Yo te quiero Julián,  pero no puedo dejar que los días pasen así sin más. No después de haber vivido todos estos años juntos como los hemos vivido. ¿Qué fue del Carpe Diem?”
“Siéntate. Vamos a cenar. Me he permitido elegir yo el menú  y el vino. Espero haber acertado. Claro que Basilio ha tenido mucho que ver”. Don Julián retira la silla para que ella se siente.  Sigue sonando la música.
“Basilio, sal ahí fuera y cuéntame de qué hablan. Mira a ver si ya le ha perdonado.” Doña Mercedes empuja  a Basilio para que salga al patio con la comida.
 “Déjame mamá. Se me va a quemar la  vichyssoise por tu culpa.”  Basilio corriendo de un lado a otro de la cocina con una sartén en la mano.
“¿Bichos para cenar?  No entiendo por qué  no les has  hecho unos langostinos al ajillo y el cordero de toda la vida….”
“Mamá. ¿Puedes dejarme tranquilo, por favor? Te prometo que luego te cuento todos los detalles. Dile a Sofía que venga ya y vaya sirviéndoles los aperitivos.”
“Puedo ir yo. No hace falta que la molestemos a estas horas.” Doña Mercedes ya ha cogido la bandeja de los aperitivos sin que a Basilio le de tiempo a detenerla.


Hay momentos en los que entiendo por qué quería tanto a Enrique y el viernes  por la noche fue uno de ellos. Colocó la mesa en el sitio perfecto para que no me perdiera   ningún detalle. Don Julián y doña Violeta se dijeron cosas tan bonitas…La noche transcurrió lentamente como en las mejores películas en blanco y negro. Recordaron algunos  de los momentos más románticos de su vida, hicieron manitas y en algún momento de la cena vi como los pies de Doña Violeta jugueteaban con  la entrepierna de Don Julián. Llegando al postre,  Don Julián sacó una cajita azul turquesa del bolsillo con un lazo azul celeste  y se la colocó a su mujer encima del plato.
“¡Es de Tiffany! El anillo de mis sueños.”
“Sí, es el anillo que no pude comprarte hace 40 años y que debería haberte regalado hace mucho tiempo. Espero que quieras volver a casarte conmigo.”
“Sí, sí, sí….”


Lo mejor estaba por llegar.  Para ellos y para mí. Ya estaban a punto de retirarse a la habitación cuando  empezó a sonar algo que me resultó  muy familiar.
“El amor es una gota de agua en un cristal, es un paseo largo sin hablar, es una fruta para dos…” y en el jardín apareció José Luis Perales. Habría dado cualquier cosa por salir corriendo, por abrazarle, por saltar, por aplaudir… a Doña Violeta se le cayeron las bragas al suelo en ese mismo momento (perdonadme la expresión pero no podría describirlo de una manera mejor). Y yo allí, las rosas se me salían de los tallos, las lágrimas cubrían todos los pétalos. Repito lo que os dije anteriormente.  Enrique es lo mejor que me pasó en la vida y después… también. Si llega a traerme a Franco de Vita, resucito allí mismo. Don Julián y doña Violeta bailaron bajo la luz de la luna, como si se hubieran conocido allí mismo, con la misma emoción del primer día y sentí envidia, endivia de verdad.


En la recepción de Casa Rural la Rosaleda.


“Buenos días. ¿Tenía usted una reserva hecha?” Pregunta Doña Mercedes a un hombre de unos 40 años. Es pelirrojo, con perilla y el pelo recogido en una coleta.
 “No, me llamo Marco Rossi. He llegado a este pueblo en busca de una mujer, la mujer de mis sueños. Ella lo es todo para mí.”
“Ay, no me diga. Y, ¿Cómo se llama?” Pregunta doña Mercedes que todavía no se recuperado de todo el romanticismo entre  Don Julián y doña Violeta.”
“Pilar. Se llama Pilar.  Pasamos juntos una semana en Génova. Fue la semana más maravillosa de mi vida. Después desapareció y desde entonces estoy buscándola. Mi mono Amelio me ha ayudado hasta ahora pero lo he perdido. Hace unos días desapareció y creo que fue en este pueblo. ¿No lo han visto ustedes?”
“¿Un mono? Pues la verdad es que en este pueblo vemos de todo pero… ¿monos? Usted  se llama Marco, su novio Amelio…esa historia me suena de algo.”
“A Pilar la conocí en Roma. Estaba bañándose en la Fontana di Trevi  como si fuera Anita Ekberg en La Dolce Vita de Federico Fellini. Desde el momento en el que la vi bañándose en la fuente supe que quería pasar toda la vida con ella. Era espectacular.”
“Pilar, Pilar, no sabría decirle. ¿Tiene usted una foto de ella para que pueda ayudarle?”
Marco Rossi sacó una foto de su cartera. La desdobló y se la mostró a Doña Mercedes que según la vio se quedó boquiabierta.
“¿La conoce usted?” Preguntó Marco Rossi.
Doña Mercedes asintió con la cabeza sin poder articular palabra. “Sí, sí la conozco. Vive en el pueblo.”
“Y ¿cómo puedo llegar hasta ella? Necesito verla, preguntarle por qué se fue, por qué desapareció sin decir nada. Estoy desesperado, signorina.”
“No se preocupe.  Yo puedo hacer que venga”. Doña Mercedes emocionada con el posible encuentro, coge el teléfono y hace una llamada.
“¡Pilu! ¡Te necesito!”
“¿Pilu? ¿Chi é Pilu?” Pregunta Marco sorprendido.
“La Pilu es su Pilar, nuestro Rupert  particular  del pueblo.” Responde Doña Mercedes tapando el auricular del teléfono.
“Dígame, Doña Mercedes, ¿Qué necesita?” Pregunta la Pilu al otro lado del teléfono.
 “Es urgente que vengas esta tarde. Mi hijo Basilio quiere ponerse mechas para parecer más joven pero le da vergüenza ir a tu  salón de belleza.”
“Doña Mercedes, tenemos mucho jaleo toda la tarde. No tengo ningún hueco libre.”
“Y ¿Cuándo cierres el salón? ¿No podrías hacerme ese favor? Es muy importante.”


”Es que cuando salga de trabajar he quedado con Macario.”
“¡Con Macario! ¿Por fin le dijiste que sí?”  Pregunta  Doña Mercedes un poco contrariada. “¿Justo ahora?”
“¿Cómo que justo ahora? ¿Le ocurre algo Doña Mercedes? Está usted muy rara. Si le digo que no a Macario ahora,  con todo lo que ha luchado el hombre por conseguir una cita,  le puede dar algo.”
 “Y  si fuera Macario  el que te dijera que no puede quedar. ¿Vendrías?”
“Sí, si él no pudiera  quedar,  yo iría a ponerle  mechas a su hijo. No entiendo muy bien qué le pasa ni ese empeño en quitarle las  canas a su hijo pero sí, iría.”
 “De acuerdo, entonces a las 8 te espero aquí cuando salgas.” Mercedes cuelga el teléfono como una niña con zapatos nuevos. Doña Mercedes sale corriendo de la recepción dejando allí a Marco que todavía no tiene muy claro si aquella mujer le va a llevar con su Pilar o le va a dejar allí plantado.  Doña Mercedes  se coloca al lado de  Almudena que está  dando de comer a las cabras.
“Almu, Almu, tienes que hacerme un favor.” Le pide Doña Mercedes dando pequeños saltitos y con las manos juntas como si tuviera 3 años.
 “¿Qué le ocurre? ¿Se ha pasado usted con el orujo de hierbas?”
“Necesito que llames ahora mismo a tu novia y le pidas que le ponga a Macario doble turno limpiando el pueblo.”
“¿Qué pasa? ¿Ya estuvo usted comiendo pipas con las amigas en la plaza del ayuntamiento?” Pregunta con sarcasmo Almudena mientras carga un saco de pienso.
“Si lo haces,  te prometo que luego te cuento todos los detalles. Vas a morirte cuando te lo diga.”
“No sé por qué me da a mí que no,  pero bueno espere que ahora llamo. Estoy segura que si no lo hago la tendré aquí pegada todo el día pegando saltitos y terminará por asustarme a las cabras”


Durante unos minutos Almudena habla con Covadonga. “Mira cariño, yo no sé qué manía le ha entrado ahora con que el pobre Macario trabaje hoy por la noche pero tú sabes como es. Si no le digo que lo harás,  es capaz de presentarse ahora mismo en el ayuntamiento.” Segundos más tarde cuelga. “De acuerdo Doña Mercedes. Hoy Macario estará limpiando el pueblo por la noche.”
 “Gracias, gracias, guapa.” Sale corriendo de allí de nuevo en dirección a la recepción. “Todo arreglado. La Pilar de tus sueños estará hoy por la tarde aquí en nuestra casa. ¿Ya sabes que vas a decirle?”
 “Todavía no. Estoy muy nervioso. Han pasado ya meses desde que estuvimos juntos y desapareció misteriosamente. Necesito una habitación y una tienda donde comprar algo de ropa. No puedo ver a Pilar en este estado.”
 “Yo le acompaño. No se preocupe.” Dice Doña Mercedes cogiendo su bolso.
……………
“Enrique, ¿No hay nadie en la recepción? ¿Sabes dónde está mi madre?” Basilio acaba de salir de la cocina con dos cazuelas en la mano.
“No tengo ni idea. La vi salir por la tarde con un hombre pero no la he vuelto a ver desde entonces.”
“¿Un hombre?, ¿Mi madre? A saber qué se le habrá ocurrido ahora”. Basilio levanta las cazuelas al aire. Es inútil entender la actitud de su madre.
“Necesitaba su ayuda para la cena de esta noche pero me las arreglaré solo.”
“Hola señorita. ¿Podemos ayudarle en algo?” Enrique pregunta a una mujer morena que acaba de entrar en La Rosaleda. Es atractiva. Lleva el pelo tapado por una gorra de ganchillo rosa fucsia. Tiene los ojos verde botella y una sonrisa que deslumbra con sólo abrir la boca.
“¿Es usted el encargado de la casa?” Pregunta sorprendida mirando el atuendo de Enrique.
“Sí, ¿Le sorprende?” Enrique pregunta sorprendido. “¿No me ve capacitado para atenderle correctamente?”
“Uy, ¡Qué quisquilloso! Yo sólo hice una pregunta. Me sorprendió que alguien con esa pinta y ese olor a oveja  llevara la recepción de un sitio tan bonito y tan fino como éste.”
“Cabra, señorita, cabra”.
“Y ahora, ¿Por qué me insulta, estúpido?”
“Yo no la he insultado, estirada. Sólo le he dicho que huelo a cabra, no a oveja, ignorante.”
“¿Sabe lo que le digo? Que hasta que no haya una persona capacitada para atender este sitio, buscaré otro  donde alojarme”.
“Usted misma. Y ahora si me permite voy a darme una ducha. No quiero seguir espantando a una clientela tan distinguida.”
Olivia abandona la recepción de La Rosaleda sin mirar atrás, agitando la cabeza y las manos.
“¿Quién era esa?” Sebastián pregunta a Enrique después de haberse cruzado con Olivia en al entrada.
“Una petarda.”
“Sí, sí, será una petarda pero está para hacerle un favor.” Sebastián observando el movimiento de Olivia  alejándose.
Doña Mercedes y Marco Rossi entran en la casa. Vienen cargados con bolsas de ropa.
“Corra a la habitación a arreglarse. Queda poco para que llegue La Pilu, bueno Pilar. Cuando esté listo me avisa para prepararlo todo.”
Marco Rossi llega a la recepción. Doña Mercedes aparece con una toalla y una silla.
“Ya lo tengo todo listo. Verá usted qué sorpresa se va a llevar mi amiga.” Doña Mercedes empuja a Marco hacia el patio. Lo sienta en la silla. Y le coloca la toalla en la cabeza como si llevara un turbante.
“¿Cree que esto es necesario?” Marco parece una mujer en un salón de belleza, sentada de espaldas a la puerta. Incapaz de mantener quietos los pies, sus rodillas suben y bajan mientras se come las uñas.
“Hola, Doña Mercedes. Menudas horas para teñirle las canas a su hijo. Por cierto,  ¿Dónde está?” La Pilu entra con todo el kit de peluquería. Ataviada igual que un arbolito de Navidad al que no le falta un detalle. Peinada de peluquería, camiseta palabra de honor, y una falda de shantung. Todo acompañado por unos peep toes estampados.
“Veo que viene usted lista para salir de fiesta. ¿Ha quedado finalmente con Macario?” Doña Mercedes no aguanta la curiosidad.
“Sí. Esperaré a que termine su turno y después iremos a bailar a las fiestas de Las Muñecas del Valle”.
“Yo creo que va a cambiar usted de opinión.” Doña Mercedes está tan nerviosa que no es capaz de mantener el secreto por más tiempo.
Y Marco Rossi se gira…
 Por culpa de Doña Mercedes me quedé sin saber en qué acabó el encuentro entre Marco Rossi y la Pilu. Si esa mujer hubiera sabido retirarse a tiempo, esta rosaleda hubiera sido testigo del cotilleo más perseguido durante días en el pueblo. Por lo que me ha dicho Enrique hay más paparazzi en las Redes del Valle que en la Moraleja.




(En la habitación de Isadora. Mathías está tumbado encima de la cama. Ella está sentada en el alfeizar de la ventana con la mirada perdida)


“¿Te lo dije o no te lo dije? ¿Había mono o no había mono?” Pregunta Mathias sin moverse de la cama.“¡Qué fuerte! ¿No? La Pilu de picos pardos por Italia. Y yo pensando que no tenía más vida que los rulos y los bigudíes. Siempre te he dicho que es la mujer más despampanante del pueblo.” En la cara de Mathias se aprecia lo mucho que le gustan las curvas de la Pilu.“Pues no sé por qué no la retratas a ella”. Isadora se levanta y le mira con cara de reproche.“No te pongas celosa. No hay mejor modelo que tú. Lo de la Pilu lo digo como artista. Reconoce que no era muy normal que una mujer así no tuviera pareja. La mitad de los hombres de este pueblo estarían encantados de tener un lío con ella.” Mathías sonríe.“¿Vas a seguir con el temita?  Todavía te voy a cruzar la cara y te quito esa sonrisa de cínico.” “Por cierto, ¿Qué ha pasado con el mono? ¿Ha aparecido?” Mathías cambiando de tema. “Nadie ha vuelto a verlo y el hombre ese,  desde que vio a la Pilu tampoco ha tenido tiempo de buscarlo” “¿Dónde está el cafre de tu padre? Te veo muy tranquila hoy.”“Ha ido a pasar un par de días a Madrid. Dijo que iba a hacer un curso sobre una técnica nueva de masajes pero no me dejó que lo acompañara. Para mí que tiene un lío.” “¿Un lío?  Tiene unos cuantos. Y los que no tiene él, los tiene el otro. Yo creo que hablan por las noches y se los reparten.  Lo que más me jode es que  después a ti el muy cabrón no te deja ni salir de casa” “Mathias estás hablando de mi padre. Relaja.  Cuando vuelva ya le preguntaré. Ahora vamos a aprovechar que no está aquí porque como sigas hablando te voy a echar de aquí a patadas y no te va a hacer falta ni el almendro para bajar.” Isadora se tira encima de él en la cama…“ummmm. ¡Qué rico Pilu!” Mathías riéndose de Isadora.Isadora le da un bofetón. Se levanta de la cama y le agarra de las solapas para levantarlo. “A tomar por culo. ¡Pírate de aquí pero ya!”“Vale, vale, ¡Qué poco sentido del humor! Pensaba que querías una relación libre y abierta”“¡Fuera de aquí o busco la escopeta de mi padre!”


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En Las Redes del Valle  nunca se acaban las sorpresas.  Para uno de los pocos habitantes  que pensábamos que no daban juego, nos ha dejado a todos con la boca abierta. En el pueblo no se habla de otra cosa. El Macario anda como alma en pena desde entonces. Se había puesto sus mejores galas para ir al baile con la Pilu. Medio frasco de Varón Dandi. Hasta  se dice por ahí  que su madre había estado toda la tarde planchándole la raya del pantalón de los domingos. Intuyo sus calzoncillos de la suerte llevarían 3 días a remojo en azulete.  Tanta pena da, que se han organizado turnos entre las abuelas para limpiar las calles. Como ellas dicen: el pobre no tiene fuerzas ni para levantar la escoba.  La peluquería lleva dos días cerrada. Eso si ha causado una gran conmoción en Las Redes del Valle.  El comentario general el domingo fue lo mal peinadas que iban las mujeres  en la misa de una y eso sí  que no sé si se lo podrán perdonar. Los rasos y las lycras de los trajes  no lucen igual sin medio kilo de laca Nelly sujetando sus cuatro pelos en la cabeza. En realidad nadie sabe si La Pilu y Marco Rossi se han dado una segunda oportunidad o simplemente están buscando a Amelio entre las sábanas  pero el viernes por la noche se les vio entrar juntos en la casa que la peluquera tiene a las afueras del pueblo. Ya han pasado 48 horas desde entonces pero nadie ha denunciado su desaparición. Ah…claro que la Pilu no tiene familiares. Y ¿Dónde habría puesto  la denuncia si nuestros queridos Hernández y Fernández están apostados en lo alto de un monte con un equipo de vigilancia esperando a que salgan? Bueno…esperando a que salgan o intentando ver algo más que el resto. Esta blogera ha visto  tentada a llamar al Hola.”


“Sí, doña Mercedes. Eso es todo.” “¿Y no ha escrito nada más? ¿Está segura?” Doña Mercedes impaciente por saber inmediatamente el contenido del blog.“Estoy segurísima. ¿Debería haber escrito algo más?” Pregunta la señora Amalia. “No, pensé que la listilla que escribe el chisme ese sabría más detalles.  ¡Qué poca vergüenza! No tiene ningún reparo en criticar a todo el pueblo. Algún día descubriremos quien es y la exiliaremos.”“Usted estaba allí cuando se vieron después de tanto tiempo. ¿Qué pasó realmente?”“Fue increíble. Cuando Marco Rossi se giró, a la Pilu se le cayeron las tijeras, el tinte de las mechas,  se le doblaron los tacones y tuve que sujetarla para que no  aterrizara en el suelo. Estaba blanca como el papel.”“Y él, ¿Qué hizo?”“Según la vio, se quedó paralizado. Ella estaba guapísima y él no pudo articular palabra hasta pasados unos minutos. Tuve que toser varias veces para sacarlos de su ensimismamiento.”“Y después, ¿Qué pasó?”“El le reclamó que hubiera desaparecido, que hubiera pasado los peores meses de su vida angustiado buscándola y no sé cuántas cosas más. Hablaba muy deprisa y la mitad de las cosas las decía en italiano. Una lástima.”“Y ella, ¿Qué dijo? ¿Se besaron? ¿Se reconciliaron?”
” ¿Puede dejar ya de interrumpirme?”“Perdone, perdone…es que es tan romántico…Mi Eustaquio lo más bonito que me dice es que le lleve una cerveza al sofá mientras ve el fútbol.”“Primero le dijo que se quitara el turbante que le hacía parecer  ridículo. Ya sabes…La Pilu antes muerta que sencilla.  Y después  le pidió muy seria que fueran a otro sitio para hablar más tranquilos. Me quedé allí  con dos palmos de narices. Desde entonces estoy en un sin vivir. No como, no duermo, no atiendo ni la recepción. Paso todo el tiempo maquinando una excusa creíble  para ir a su casa pero  hasta ahora no se me ha  ocurrido nada.” “Cualquier pretexto bastaría. Prepare su flan Merceditas y se lo lleva como regalo de bienvenida. Nadie se atrevería a rechazárselo Doña Mercedes.”“Ha tenido usted una idea genial. Ahora tengo que dejarla para pedirle a Enrique unos huevos frescos y un poco de leche de cabra.” Doña Mercedes sale corriendo. “Últimamente me paso la vida corriendo de un lado a otro. ¡Qué vida más emocionante!”
“Estúpida engreída. ¿Quién se habrá creído que es? A lo mejor ahora vamos a tener  que disfrazarnos de botones del Ritz  para recibirla a ella en la casa como se merece…” Enrique se encuentra dando de comer a las cabras cuando entra Doña Mercedes corriendo. “¿Con quien hablas Enrique? Aquí no hay nadie.”“Conmigo mismo. El otro día cuando usted fue con el italiano ese de compras, vino una mujer a la recepción y  criticó mi indumentaria. Menuda estirada.” “¿Está alojada en la casa?”“No, Doña Mercedes, se marchó toda ofendida. ¿Sabe lo que le digo? Que mejor. Ojalá esté ya muy lejos del pueblo o mejor aún, durmiendo debajo de un  puente.”“Yo venía a por unos huevos para hacer un flan. Hay un cotilleo que ahora  me urge más que el de esa chica pero en cuanto conozca todos los detalles del mío vuelvo para que me cuentes los del  tuyo. ¡Qué pena! En este pueblo a veces no pasa nada y ahora llevamos una temporada que no damos abasto.” Doña Mercedes incapaz de disimular la satisfacción.




“No lo vamos a celebrar de verdad. Sólo quiero darle un escarmiento.” Lola caminando de un lado a otro de la barra del bar mientras friega el suelo.
”Pero, ¿Por qué un escarmiento? Por una vez estoy de acuerdo con él. No entiendo esa  fijación  tuya de hacerlo todo juntos como si fuéramos el trío los Panchos.   Es una humillación para él.” Lucas está tomándose un café irlandés mientras intenta hacer razonar a Lola.“No entiendo por qué tiene que ser una humillación para él cuando para ti no lo es.”“Porque yo paso de ti, ¿Quizás?”“Tú eres el tío de la niña y tú serás el padrino… a no ser que tú no quieras y espero que quieras porque si no,  te pongo una orden de alejamiento.” Lola amenaza a Lucas con la fregona en alto.“Yo sí quiero pero lo que  no quiero ahora es  tener más líos con mi hermano. ¿Te parece poco todo lo hemos pasado para que tú sigas ahí metiendo el dedín en la llaga?”“No se hable más. Lo tengo todo planeado. Publicaremos el anuncio del bautizo en el ayuntamiento esta semana para ver si así espabila. Y si no lo hace, pues seguiremos adelante hasta que lo haga. Veremos quien es capaz de llegar más lejos.” De la fuerza con la que escurre la fregona se le cae el cubo al suelo esparciéndose  toda el agua por el suelo. “Mierda”. “Todo esto terminará explotándote en la cara y si no, al tiempo.”
”Es un testarudo pero al final entrará por el aro. Toda la vida ha sido un calzonazos. Nunca se ha atrevido a decir que no  y justo ahora  se me va a poner chulito. Pues como me llamo Lola que esta partida la gano yo” Lola recogiendo el agua del suelo se acerca al carrito de Julia. “Mira Julia, mira al tito Luquitas. No es papá. Es el tito. A ver si te vas a confundir de mayor y tu padre te echa de casa.”“No le digas esas cosas a la niña.”“Hablaré  con el padre Damián para concretar la fecha esta semana. Seguro que así no le queda ninguna duda de que voy a celebrar el bautizo sin él.”“Te lo he dicho mil veces Lola. Las cosas no tienen que ser siempre como a tú dispongas.”“Blablabla, blablabla. Si no tienes nada más interesante que decir, voy  a preparar  las tapas para el bar. Desde que tu hermano no me habla, me toca trabajar el doble. Pero no importa,  ya me lo cobraré.”“Vamos cosita. El tito Lucas te va a llevar al parque. Vamos a dar un paseo hasta casa de la Pilu a ver si nos enteramos de algo.” Lucas sale del bar haciéndole carantoñas a Julia.


“Buenos días a todos. Me llamo Olivia y soy la nueva profesora de inglés.” “Desde luego es bastante más guapa que Don Eufrasio.” Rodrigo le susurra a Gabriela.“He preparado un examen tipo test  para comprobar cual es vuestro nivel.” Olivia baja de la tarima y comienza a repartir el examen a todos. “Pues empezamos bien. Prefería al otro aunque fuera un cardo.” 45 minutos más tarde suena el timbre. Olivia recoge todos los exámenes. Pero antes de dejar el aula atrae la atención de los alumnos.“Antes de marchar  me gustaría deciros que si alguno de vosotros  sabe de algún piso o casa que se encuentre en alquiler en el pueblo me lo diga. Me estoy quedando en un hotel en el pueblo de al lado y me gustaría vivir lo más cerca posible. No soy muy buena conductora.”“El padre de Gabriela tiene una casa rural. ¿Por qué no se aloja ahí hasta que encuentre lo que busca? Está muy cerca del colegio y es preciosa” Sugiere Rodrigo. “¿Te refieres a La Rosaleda?” Pregunta con cara de asco.“Sí, esa. Lo pensaré. Gracias.” “¿Qué habrá querido decir con lo pensaré?” “Y esa cara que ha puesto. No me ha gustado nada.  Seguro que esconde algo. Tiene una pinta de oscura…”“Para ti todo el mundo te parece oscuro. ¿Vamos hasta casa de la Pilu a ver si vemos algo a través de alguna ventana? He traído en la mochila los prismáticos de largo alcance.”“Llevan dos días sin levantar ninguna ventana  pero vale, vamos. Después pasaremos por tu cueva. Tenemos que ver qué tal se encuentra el mono.” “Yo creo que ya está casi recuperado. Esta mañana he cogido un par de plátanos de casa. Ya verás qué contento se pone.” “Mira. La profe nueva  ha puesto un anuncio en el tablón buscando piso. ¿Por qué no le dices a tu madre que le alquile la casa de tus abuelos? Desde que murieron el año pasado esta vacía. Además así la tendríamos vigilada. Desde la bodega de tus padres hay acceso directo al patio de tus abuelos.” “Hoy se lo digo a mi madre. Esa Olivia promete…”


CAPITULO CINCOEs increíble ver cómo una persona de 15 años tiene la capacidad de manipular a todo un pueblo. Mi hija Gabriela  es única. En estos momentos   mantiene a todos revolucionados.  Es indudable que algún día llegará a ser alguien realmente  importante.
“Este mono es una monada. Mírale  cómo come.” Gabriela acariciando a Amelio.
“No le cojas cariño, Gabriela. En algún momento tendremos que soltarle. No podemos  tenerle  toda la vida  encerrado en la cueva” Rodrigo intenta quitarle a Amelio de los brazos.
“Ya pero es tan mono. Además su dueño sigue muy entretenido.” Gabriela mira a su amigo y le dedica una sonrisa picante.
“Eso no lo sabemos. El otro día cuando fuimos hasta allí  no pudimos ver nada”
“¿Volvemos hoy? En algún momento se quedarán sin comida y tendrán que salir”
“Hoy ya sabes lo que nos toca. Es 2º martes del mes.”
“¿Estás seguro que quieres seguir yendo? El día que nos pillen,  se nos va a caer el pelo.” Gabriela vuelve a soltar al mono.
“Sabes que necesito ir. Es muy importante para mí y para ellos también.”
“Para mí también,  pero robarle la moto a mi padre una vez al mes me provoca  ansiedad.”
“No te preocupes. Iremos por el monte. Por ahí no se pone nunca la guardia civil.”
“¿Me dejas llevar al mono? Les va a encantar. Por fa, por fa, por fa.”Gabriela junta las manos en señal de súplica.
“Tira anda. Te aprovechas porque sabes que no te puedo decir que no.”
Rodrigo sale de su cueva secreta ayudando a Gabriela que sujeta al mono entre sus brazos para que no se caiga.


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“Menuda cola había hoy en el salón de belleza de la Pilu. Ni cuando hay empanada de bonito gratis en las fiestas del pueblo,  se forma una fila tan larga. Su “libertina”  dueña (palabras de doña Eveline,  no mías…Dios me libre),  después de una semana sin salir de casa, por fin ha decidido volver a trabajar. Creo que ha sido fruto de todas las plegarias y velas ofrecidas a San Pancracio en la iglesia.   Había más canas en el pueblo que en el  rebaño de ovejas de Don Emiliano. Tengo que resaltar  que me he fijado bien y en la cola no sólo  había señoras necesitadas de un tinte; También observé desde la distancia  otras caras conocidas, entre ellas,  algún calvo ávido de cotilleos. No creo que les diera hoy por ir a pulir la  coronilla. A las 8 de la tarde como de costumbre La Pilu ha colgado el cartel de cerrado y a  esa hora todavía nadie sabía  realmente lo que ha ocurrido entre ellos. Craso error por parte de  la interesada no haberlo aclarado.  Su hermetismo sólo ha contribuido a alimentar todo tipo de teorías. Desde la más absurda según la cual  Marco Rossi sería   impotente, pasando por otra también descabellada que afirma  que a la Pilu le gusten  las mujeres, hasta la  única con final feliz, que nos alegra con el anuncio de  su matrimonio en unos días. Porsinotienesmásvacasqueordeñar puede asegurarles que se han separado definitivamente y también conoce  el verdadero motivo. Marco Rossi sí está enamorado de la Pilu. El problema no es ese. La Pilu también está enamorada de él. Eso tampoco es un handicap para la relación. Pero querer abrir una  puerta  sin haber cerrado otra,  puede provocar una  corriente tan fuerte que haga que lo que más quieres,  salga volando. Marco Rossi ya no está entre nosotros. No quiero decir que se haya muerto. Puntualizo esto porque seguro que Doña Amalia haría correr el  rumor  como la pólvora. Os comunico que el apuesto amante de la esteticista  abandonó el pueblo ayer  a las 4 de la madrugada disfrazado de superman. Me pregunto si la Pilu no tendría un disfraz un poco más discreto que ese.   Menos mal que Hernández y Fernández no estaban de guardia…al menos en el pueblo. De haber estado trabajando,  le  habrían detenido ipso facto. Llevar las bragas por fuera de los pantalones les habría parecido seguramente  un delito de  escándalo público.  Afirmo a ciencia cierta que no estaban de guardia porque sé de buena tinta que estaban vigilando (desde dentro), el único local de striptease que hay en 50 kilómetros a la redonda.”


“¿Qué cree usted que ha querido decir con eso de las puertas y el aire?” Doña Mercedes pregunta intrigada.
“No sé, señora Mercedes, la persona que escribe esto a veces es muy enigmática y usa palabras que no entiendo.” Doña Amalia contrariada.
“La muy cotilla se las da de saberlo todo pero nos deja igual que estábamos. Y ahora a ver quien le pregunta a la Pilu si es verdad que se han separado y por qué.”
“¡Qué pena!, ¿verdad? Tan jóvenes y tan guapos.”
“No te preocupes. Ya  veremos como le hacemos para que vuelvan a estar juntos. ¡Era tan romántico! Nos han dado tanto juego estos días…”


En la parroquia de Las Redes del Valle.


“Padre Damián. Usted no mentiría nunca, ¿Verdad?” Pregunta  Hugo con desesperación.
“No, hijo. Yo sé lo mismo que tú. Tu mujer vino a reservar hora para el bautizo de vuestra hija. Se celebrará  dentro de  dos semanas.”
“¿Sabe si cumplimentó los papeles con los datos de los padrinos?”
“Claro. Yo no estaba cuando los trajo pero me dijo Doña Argensola que vino ayer por la tarde a  dejarlos.”
“Necesito saber qué puso. Déjeme verlo padre.”
“¿Tu mujer y tú no habláis? La comunicación es uno de los pilares de toda relación.”
“Me va a disculpar padre pero déjese de monsergas y dígame a quien escribió mi mujer como padrino.”
“Ya se lo busco hijo. Espere aquí un momento mientras voy a la sacristía.
Aproveche este ratito para rezar un padre nuestro  a San Pancracio. Pídale el sosiego que te falta.” Hugo recorre el altar de un lado a otro.
 “Como haya tenido el valor de escribir el nombre de Lucas me divorcio. ¿Dónde se habrá visto que un padre no sea invitado al bautizo de su hija?”
“¡Aquí está!” El padre Damián sale de la sacristía con un sobre en alto. Hugo de dos zancadas se lo arranca de las manos.
“Perdone padre pero estoy muy nervioso.” Hugo rompe el sobre y saca un papel  con un post-it encima.
 “¿Qué significa esto?”
“Eso no es de la parroquia. ¿Qué pone, hijo?”
Sí has sido invitado al bautizo de tu hija, gañán que eres un gañán.  Eres tú el que no quiere ir porque no te gusta el padrino. Y si estás pensando en divorciarte de mí por elegir a tu hermano para ese papel, piénsatelo dos veces porque soy capaz de sacarte hasta los ojos en el divorcio. Y cuidadín   con lo que le dices al Padre Damián porque me enteraré…”


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“Como ya sabéis, el bautizo no tuvo lugar. Lola había fijado la fecha con el único fin de presionar a Hugo. Su primera  intención no era celebrarlo,  sino conseguir que él cediera y aceptara a Lucas como padrino. Ni adrede le habría salido  peor la jugada.  Me encanta este pueblo. Siempre tendré una  fuente inagotable de inspiración para mi blog. La iglesia abarrotada. Sus habitantes, sin excepción, apretados culo con culo en los bancos recién barnizados. Todo sucedió  como en un partido de tenis. De un lado, en el altar,  Lucas y Lola con una indumentaria un poco de andar por casa. Y… ¿en la puerta? Todos sabéis quien apareció…Los que pensáis que el bautizo se suspendió  debido al golpe recibido  por  don Damián en la cabeza, os alegrará saber que ya se encuentra mejor.  El misal pesaba lo suyo pero con  un bordado de 4 puntos en cruz,  lo tendremos  de nuevo en la sacristía a lo largo de la mañana. Muy a su pesar  tuvo que  permanecer ingresado una noche y todos sabéis  que por una costurita de nada no te dejan ocupando una cama en el hospital. ¿Qué le pasaría realmente a Don Damián? Esta que escribe lo sabe pero por ahora no puede contarlo. Recordaréis  que hace tiempo os dije que algún día soltaría una bomba que dejaría al pueblo petrificado. Ya queda menos…”




De espaldas a la iglesia Lucas y Lola mantienen una acalorada conversación.
Lucas: “Te lo dije. Sabía que esto iba a acabar mal.”
Lola: “Cállate. Todavía puede llegar.”
Lucas: “Sí, claro,  para partirme la cara. Te dije que hablaras con él, que no importaba que yo no fuera el padrino, pero tú no, tú siempre tienes que hacer lo que te da la gana y al final aquí estamos haciendo el ridículo delante de todo el pueblo.
Lola: “Yo pensaba que él cedería antes, que aceptaría mi decisión, y organizaríamos el bautizo juntos. Ni siquiera deberíamos estar aquí. Lo de poner fecha fue una broma para presionarle.”
Lucas: “Pues a ver cómo le explicas ahora a don Damián que hemos venido aquí  a hacerle perder el tiempo.  Después les dices a todos esos que están ahí sentados,  que han venido  aquí para nada.”
Lola se gira. Los bancos están repletos de gente.  Todos están pendientes de su conversación. Si alguno se atreviera a toser ahora, el resto le saltaría a la yugular sin pensarlo.


Lola: ¿Y tú crees que han venido aquí para ver cómo bautizamos a nuestra hija o para disfrutar  del espectáculo? Marujas que son todos unas marujas.
De repente los habitantes de las Redes del Valle se giran de nuevo. Acaba de entrar Hugo. Va vestido como un pincel. El bautizo de su hija no es cualquier cosa. Traje oscuro con un toque metalizado de Antonio Miró, chaleco y corbata  en color verde botella a juego con el vestido de su acompañante.  Lola se queda sin respiración. Si le pinchan en ese momento no sangra. Y en cuestión de segundos pasa de no respirar a hacerlo de manera entrecortada cuando se da cuenta que Hugo no viene solo. A su lado camina Isabel, su novia de toda la vida hasta que la conoció a ella.
Lola: “¿Se puede saber que hace esa aquí?”
Hugo: “¿Quién? ¿Lisie?”
Lola: “¿Todavía la llamas así? ¿Lisie? Y ¿Por qué lleváis esa pinta?”
Hugo: “¿A que pinta te refieres? ¿A la nuestra que venimos a un bautizo o la vuestra zarrapastrosa?” Espera un momento… ¡No pensabas celebrarlo! Eres tan retorcida y maquiavélica que has preparado todo este teatro para jugármela.”
Lola: “Pues sí, ¿Qué pasa? Yo quería que tu hermano fuera el padrino porque es como tiene que ser. Es su tío. Y tú no querías. Pensaba que así te daba tiempo a recapacitar pero eres tan terco que al final llegó el día y no me he atrevido a decírselo a don Damián.”
Hugo: “Pues ya que estamos aquí lo podemos celebrar.”
Lola: “¿Y ella que pinta aquí?”
Hugo: “Lo mismo que ése. Será la madrina”
Lola: “¿Te has vuelto loco? ¿Tu novia de toda la vida?”
Hugo: “Igual que él, tu novio de toda la vida y además ex-marido”.
Lola: “No es lo mismo. El es su tío”
Hugo: “Y ella su tiíta y podría ser su madre si tú no te  hubieras interpuesto en su camino y te me hubieras  metido por los ojos.”
En ese momento Lola se pone fucsia, la vena del cuello parece que le fuera a estallar, mira alrededor buscando algo. Finalmente sube los dos peldaños que la separan del altar, agarra el misal que está encima y con todas sus fuerzas lo arroja a la cabeza de Hugo,  con la mala suerte de que Don Damián se interpone  en el camino  justo cuando salía de la sacristía con gesto de dolor. Cae al suelo en el acto.
Hugo: “Mira lo que has hecho. Estás loca de atar”.
Lola: “Ha sido sin querer. Yo quería darte a ti.”
Argensola: “¡Dios mío! Está sangrando. Que alguien llame a una ambulancia.”
Don Damián: ¡Ay, qué golpe! Pero, ¿Qué ha pasado? ¿Qué hace aquí mi misal? No recuerdo nada.”
Don Damián  es llevado al hospital en una ambulancia del Samur. Le dan 4 puntos en la cabeza pero eso no es  lo que ha ocasionado que permanezca  en el hospital durante toda la noche ingresado. La causa había ocurrido unas horas antes…
Don Damián y doña Argensola en la sacristía


Argensola: “Te he planchado ya la casulla, cariño.”
Don Damián: “No me diga cariño, un día se te va a escapar y verás el lío en el que nos metemos.”
Argensola: “Perdona cariño, quiero decir, Damián. Es que estás tan guapo cuando te pones la casulla roja.”
Don Damián: “Me estás poniendo nervioso y tengo un bautizo en 10 minutos. La iglesia está llena. No entiendo por qué ha venido todo el pueblo.”
Argensola: “¿No te has enterado? Lola va a celebrar el bautizo de Julia sin Hugo.”
Don Damián: “Y me imagino que todo el pueblo ha venido exclusivamente a ver si aparece.”
Argensola: “Me imagino. Ya sabes cómo son. Si algún día se enteran de lo nuestro.”
Don Damián: “Ni lo digas. Voy al baño. Me han entrado ganas de hacer pis con los nervios.”
Don Damián se mete en el baño. Unos segundos más tarde, Argensola entra en el baño de puntillas y le rodea la cintura con los brazos.
Argensola: “Te quiero”.
Don Damián: “Ay, ay, ay. Me muero de dolor.”
Argensola: “¿Qué te ha pasado?”
Don Damián: “Me has pegado un susto de muerte y me he pillado con la cremallera. Me duele. Creo que estoy sangrando.”
Argensola: “Déjame ver, a ver si te has hecho herida”.
Don Damián: “Levántate mujer. Imagina que entra alguien ahora y te ve ahí de rodillas mirándome la entrepierna. ¿Qué crees que pensarían?”
Argensola: “Pero te has hecho sangre. Déjame que te cure.”
Don Damián: “Ahora no, tengo que salir ya. Es la hora del bautizo. Sólo me falta la estola. Pásamela, por favor.”
Todavía dolorido,  Don Damián sale por la puerta de la sacristía. No le hace falta llegar al altar para empezar a leer el misal…


CAPITULO SIETE


“¡No me puedo creer que me hayas humillado de esa manera!” Lola está muy alterada mientras prepara las tapas para los vinos de la tarde.
“¡¡¡¡Yo!!!¡¡¡¿¿Te he humillado yo??!!!! Tú no estás bien de la cabeza. Te recuerdo que gracias a ti, la iglesia se llenó por primera vez desde iba con mis padres de pequeño y todo porque estaban esperando ver cómo agachaba las orejas una vez más. Eso fue lo que realmente te jodió, que por primera vez, yo salí triunfador.” Hugo con cara de satisfacción.
“¿Por qué tuviste que ir con esa fulana a restregármela por la cara?”
“Isi no es ninguna fulana. Es una chica bien maja.”
“Mira Hugo, si vuelves a hablar bien de ella delante de mí no sé lo que soy capaz de hacer. Te juro que el bautizo ya va a ser lo de menos.”
“¡Cuidado! ¡Tienes una avispa en la mano!”
“¡Ahhhhhhhhh! Me caguen  tó lo que se menea. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Ay!!!!!!!!!!!!!! ¡Me ha picado! ¡Me escuece muchísimo!”
“Ven, que te echo una crema que hay en el baño para las picaduras. Pero… ¡Madre de Dios! Lola,  tranquila,  pero por favor no mires para abajo.”
Hugo intenta impedir que Lola baje la cabeza y vea el dedo gordo de su pie a escasos centímetros del resto de su cuerpo. El cuchillo jamonero ha caído de punta, con tan mala suerte que le ha seccionado el dedo.
“¿Qué es lo que no puedo ver?” A Lola le puede la curiosidad y al ver el dedo se desmaya
“¿Para qué le diría nada? Como si no supiera que es una cotilla.”


En el hospital. Lola está tumbada en una camilla con el pie vendado. Hugo está sentado a su lado agarrándole la mano y llorando como un niño.


“No te mueras Lola, por favor, no te mueras. Soy un bobo. Todo esto es por mi culpa. Si te hubiera dicho que sí desde el principio no habría pasado nada.” Hugo poniendo perdida la mano de Lola con las lágrimas y los mocos que se le escapan.
“¿Qué ha pasado? ¿Y mi dedo? ¿Dónde está mi dedo?” Lola acaba de despertar.
“Te lo pudieron coser. Lo metí en la cubitera hasta que llegaron los de la ambulancia. Eran los mismos que llevaron a Don Damián.  No veas el cachondeo que se traían.”
 “¿Qué estabas diciendo cuando desperté?” Pregunta Lola con una sonrisa de triunfo.
“Nada Lola, nada….que estoy muy contento de que estés bien.”
FIN DE LA PRIMERA TEMPORADA.
SEGUNDA TEMPORADA EL 7 DE ENERO…


No todos los días se celebra un evento en Las Redes del Valle pero cada vez que ocurre,  todo el mundo saca sus mejores galas. Unos se engalanan con  la ropa de los domingos y otros incluso con  la del día de Navidad. L            os poco  previsores que no habían reservado hora en el salón de la Pilu tuvieron que ponerse los rulos en casa.  Ella misma  tuvo que  arreglarse su propio cardado camino de la iglesia.


Talán, talán, talán…din, don, dan…talán, talán, talán, talán… din, don, dan…
(Isadora y Mathias tumbados en la cama de ella)
Mathias: “¿Qué la pasa hoy a Don Damián? ¿Se habrá  quedado colgado de las campanas?”
Isadora: “Creo que hoy por fin se celebraba el bautizo de Julia. Bueno…eso habrá que verlo.”
Mathias: “¿Consiguieron ponerse  de acuerdo para el padrino y la madrina?”
Isadora: “No tengo ni idea Mathias pero no te preocupes que dentro de un rato el cotilleo ya estará en boca de todo el pueblo y  nos enteraremos aunque no queramos.”
Mathias: “Te he echado de menos. Dos semanas sin tocar este cuerpecito tan rico.”
Isadora: “Es para lo único que me buscas. Me estoy empezando a hartar  de esta relación.”
Mathias: “Acabo de llegar de Nueva York hace un par de horas y lo primero que he hecho ha sido venir hasta aquí arriesgando mi vida subiendo por el almendro.”
Isadora: “No está mi padre. Se ha ido pronto por la mañana a León así que podías haber entrado por la puerta”
Mathias: “¿Dónde ha ido? ¿A comprar munición para la escopeta?”
Isadora: “No me  cambies de conversación que te conozco.”
Mathias: “Cuando nos conocimos  sabías lo que había y estabas encantada. Presumes de ser una mujer moderna y liberal y ahora resultará que quieres tener una relación seria conmigo. Igual hasta quieres casarte y tener hijos…”
Isadora: “No digas tonterías. No quiero nada de eso pero sí me gustaría que nos viéramos en algún otro sitio que no fuera mi cama o la tuya.”
Mathias: “¿Quieres que le pida permiso a tu padre para cortejarte?”
Isadora: “Déjame en paz. Anda, vete  antes de que vuelva.”
Mathias: “No te pongas así mujer. Te conozco, si algún día consiguieras lo que pides ya  no lo querrías. Tiempo al tiempo…Creo que no eres consciente de las veces que me han ofrecido mudarme a Nueva York. Si viviera allí sería un artista famoso y sin embargo, aquí sigo. ¿Crees que es porque me gusta pasarme la vida huyendo de tu padre?”
Isadora: “¿Lo dices en serio?”
Mathías: “Pues claro, mema. Ven aquí que todavía nos da tiempo a disfrutar otro ratito antes de que vuelva el matón.”


“!$%&$%&!!!·$%& !$%&$%&!!!·$%& !$%&$%&!!!·$%&……”


La gente va llegando a la iglesia. Custodiando la puerta se encuentran Hernández y Fernández vestidos de servicio. Uno a cada lado van  dando la bienvenida a todos los que han venido  a cotillear.”


Catalina: “¿Qué harán esos dos en la puerta?”
Doña Mercedes: “Pasar el rato que es lo único que saben hacer”
Hernández: “Lo siento mucho pero la iglesia está llena.”
Doña Mercedes: “¿Cómo dices?”
Fernández: “La iglesia está completa  y hasta que no salga alguien no puede entrar nadie más.”
Catalina: “Pero, ¿Qué creéis que es esto? ¿Un garito de copas? Ahora va a resultar que las iglesias tienen aforo limitado.”
Hernández: “Estamos velando por la seguridad de los habitantes de este pueblo.”
Don Damián (el párroco): “¿Pueden dejar ustedes de hacer el ganso? En la casa del señor tienen cabida todos sus hijos. No se reserva el derecho de admisión. Me imagino que tantos  feligreses  han venido hoy  para ver el espectáculo…pero no podemos hacer nada por evitarlo.”
Doña Mercedes: “Aparta, ridículo.”
Don Damián entra en la iglesia y comienza a sonar “Música del agua” de G.F. Haendel. Una vez él llega al altar,  entra Hugo empujando la silla de ruedas en la que va sentada Lola cargando a Julia que por ahora está profundamente dormida. En el altar esperan La Pilu y Macario.


Catalina: “Y al final, ¿Por qué son ellos los padrinos?”
Doña Mercedes: “Debes de ser la única que no se ha enterado. Lucas no podía ser el padrino porque Hugo se lo prohibió a Lola, y la exnovia de Hugo tampoco porque ella juró que no bautizaba a la niña si esa pilingui cogía su hija en brazos. Al final se les ocurrió la estupidez de sortear una cesta en el bar. Los hombres apostaban por un lado y las mujeres por otro para que hubiera dos ganadores. Por esas ironías de la vida los vencedores  fueron la Pilu y el Macario.”
Catalina: “Y, ¿Qué tiene que ver la cesta con los padrinos?”
Doña Mercedes: “Pues se descubrió que todo formaba parte de  un plan infantil de Hugo y Lola para elegir a los padrinos que ahora además de compartir la cesta también compartirán la educación de Julia.”
Catalina: “Pobre Macario. No sé si algún día podrá superar la indiferencia de  la Pilu.”
Doña Mercedes: “Nunca se sabe…a veces el que la sigue la consigue.”
Catalina: “Pero,  ¿tú no te fijaste bien en Marco Rossi, verdad? Era como un galán de las telenovelas. Y, ¿Macario? Como sacado de los Serrano.”
Doña Mercedes: “Macario es muy buena persona.”
Catalina: “Sí, sí, buena persona…con eso ya tiene la mitad del camino hecho. Jajaja.”
Suena “Aire” de J.S. Bach.
Don Damián: “Por fin Julia ya ha sido bautizada. Ya pertenece al reino del Señor. Sus padres me han pedido que les comunique que la fiesta continuará en su bar. Están todos invitados a comer.”


En el bar Los Contrarios la gente se agolpa a la entrada. Todo el pueblo ha querido compartir su alegría y comer gratis…claro.
Covadonga intercepta a Almudena cuando ya se iba con Enrique: “¿Qué haces por aquí, guapa?”
Almudena: “Hemos venido a traer unos cabritos para la comida.”
Covadonga: “Ya me parecía a mí que olía a macho por aquí”
Almudena: “¡Qué fina me saliste! Seguro que luego comes la carne igual que los demás.”
Covadonga: “Y a ti también si te dan vuelta y vuelta con una manzana asada en la boca.”
Almudena: “Nos vemos esta noche después de la fiesta. Cuando llegues a casa ya me habré duchado para la señora finolis.”
Covadonga: “Jurl, jurl, jurl. ¡Hoy me toca premio!”
Olivia (la nueva profesora) se acerca a Gabriela que ha acudido a la fiesta para no perder detalle y tener algo interesante que contar en el post de mañana de su blog.
Olivia: “¿Sabes quien es ese?” (Señalando con la cabeza a Enrique)
Gabriela: “¿Por qué quieres saberlo? ¿Te interesa?”
Olivia: “Ni lo más mínimo. Es un soberano  imbecil pero tenía curiosidad por saber quien era.”
Gabriela: “El ímbecil ese es mi padre.  Ya cambiarás de opinión. A todas las mujeres les pasa…en realidad lo raro es que no te haya parecido un encanto desde el primer momento.”
Olivia: “Lo siento. Yo no quería ofenderte.”
Gabriela: “Nada, nada…ya me lo contarás  dentro de unos meses.” (Se aleja)
Olivia: “Tierra trágame”.
Enrique: “Hola de nuevo, simpática. ¿Estás hablando sola?”
Olivia: “¡Ah! Me has asustado payaso.”
Enrique: ¡Joder, qué asco de tía! Que te den mucho por ahí. Yo sólo quería saber si habías encontrado alojamiento pero sinceramente como si duermes debajo del puente.”
Olivia: “Tu hija tiene razón. Seguro que cambio de opinión…pero ya será en otra vida.”


Catalina (la pescadera)  se coloca detrás de Sebastián y le tapa los ojos.


Catalina: “¿Quién soy?”
Sebastián: “Mientras sigas cortando pescado sin ponerte los guantes,  la verdad es que me lo pones muy fácil.”
Catalina: “Es que por la tarde antes del bautizo traje unas cigalas para la cena  y se me quedó un poco el olor en los dedos.”
Sebastián: “¿Has visto a mi hija Isadora? Acabo de llegar de León y me gustaría hablar con ella.”
Catalina: “No estaba ni en la iglesia ni ha aparecido por aquí.”
Sebastián: “Espero que no esté donde creo que está.”
Catalina: “¿Quieres venir a cenar mañana a mi casa?”
Sebastián: “Preferiría no hacerlo. No tendría ningún problema en liarme contigo de vez en cuando si estuviera seguro que no quieres nada más conmigo pero no es el caso Catalina.  Ya me estoy viendo comiendo lenguado fresco el resto de mi vida.”
Catalina: “No es necesario ser tan grosero. Te propongo algo. ¿Por qué no seguimos acostándonos hasta que aparezca mi príncipe azul? Mientras aparece y no, me conformo con el bastardo azul.”
Sebastián: “Gracias por la parte que me toca. Esta noche no puedo porque quiero hablar con mi hija pero mañana a las 11 entraré por tu jardín. Te tiraré piedrecitas a la ventana para que tu madre no se entere.”
Catalina: “Te estaré esperando a no ser que mañana aparezca mi príncipe. Prometo ponerme los guantes de goma.”
Sebastián: “Con que los pongas en la pescadería me conformo.”
Catalina: “Pues claro… ¿Dónde creías que me los iba a poner?”
Sebastián: “Yo qué sé. Como tienes esa obsesión con sorprenderme…”
Catalina: “No sé qué habré visto en ti.”
Sebastián: “Si te lo explico vas a volver a enfadarte así que mejor dejamos la conversación aquí.”


Lola: “¿Crees que habremos escogido bien a los padrinos de la niña?”
Hugo: “Con la de disgustos que nos ha traído, la verdad es que ya poco me importa.”
Lola: “Con lo contento que se puso Macario cuando se lo dijimos…”
Hugo: “Ya, pero le podías haber dicho que la madrina iba a ser la Pilu. A lo mejor no hubiera aceptado.”
Lola: “Pues por eso no se lo dije.”
Hugo: “Si es que parece un alma en pena. Claro que ella desde que se fue Marco Rossi tampoco es que sea la alegría de la huerta.”
 Lola: “¿Quién sabe? A lo mejor ahora se dan otra oportunidad.”
Hugo: “¿Otra? Será la primera. Ya es mala suerte…un año para decidirse y cuando por fin lo hace se le adelanta el italiano.”
Lola: “Mira Julia, ahí viene el tito Lucas.”
Hugo: “Creo que llegó la hora de buscar una copa.”




Macario: “Hola Pilar. Estás muy guapa hoy…bueno siempre pero hoy más”
La Pilu: “Gracias. Tú también te has puesto muy elegante.”
Macario: “Sí, es el traje que me compró mi madre para llevarte a cenar el otro día antes de…”
La Pilu: “Hace un poco de frío a estas horas, ¿Verdad?”
Macario: Si, está refrescando. ¿Te gustaría ir conmigo a cenar este sábado por la noche? Han abierto un nuevo restaurante en Las Muñecas del Valle.”
La Pilu: “Me encantaría.”
Una chica desconocida para todos se acerca a la Pilu y le toca en el hombro.
“Hola, ¿eres La Pilu?”
La Pilu: “Sí, y tú, ¿Quién eres?”
“Me llamo Roberta, Roberta Rossi y me gustaría hablar contigo sobre mi padre.”


………………………………….
EN EL PRÓXIMO CAPÍTULO... ¿Qué tendrá que contarle  Roberta a La Pilu? ¿Encontrará a su mono Amedio? ¿Quiénes serán los próximos huéspedes de la casa Rural la Rosaleda? ¿Serán capaces Olivia y Enrique de mantener una conversación sin insultarse?......`


CAPÍTULO 2º SEGUNDA TEMPORADA




“www.porsinotienesmasvacasqueordeñar.blogspot.com” Tener mucho dinero no siempre implica tener todo lo que a uno le gustaría. De eso hemos dado  fe en Las Redes del Valle  este fin de semana. Muchas veces hay que descender de los tacones de aguja de 12 centímetros para darse cuenta que los que menos tienen son los que menos necesitan.  Nuestro pueblo ha sido el escenario perfecto para mezclar a la jet set  con la España más profunda. El viernes llegaron las rubias pisando fuerte, y  el domingo no habían dejado  ningún prado sin desgraciar. Detrás de las rubias llegaron los paparazzi. Y ahí se armó. ¿Quién les avisó? En el salón de la Pilu otra vez colas interminables. Definitivamente va a ser el negocio estrella de la zona. “Pero…¡¡¡¡Viene la tele y yo con estos pelos!!!” Esa era la frase  más repetida en todo el valle. No me dio tiempo a contar cuantas veces las rubias visitaron la era en todo el fin de semana pero seguro que más de uno estará relajado durante días y ¿ellas? La rubia número tres, después de la experiencia se apuntará a Granjero busca esposa (la muy ilusa cree que los que van a ese programa son igual que nuestro cabrero particular). De la rubia número dos,  poco podemos decir. Si las camillas hablaran ya sería otro cantar. Y la rubia número 1 parecía Heidi. Todavía está cantando el aralerileriló…aralerileriró…En el pueblo todos nos alegramos, no por ella, pero si por nuestro adorado Macario que durante unos días olvidó a la Pilu y hoy las calles brillan más que cuando mi abuela daba cera al suelo del pasillo de mi casa con O´cedar.”




(48 horas antes)
Hernández: “Ya te había dicho yo que en el 11888 no te facilitaban el número de teléfono de ningún famoso.”
Fernández: “Pues vaya caca los Pelochos. Prueba éste XXXXXXXXX.”
Hernández: “Hola, buenos días. ¿Podría hablar con Karmenchu Márchele?”
Karmenchu: “Sí, soy yo. ¿Quién es? ¿Qué quiere? ¿Por qué me molesta?”
Hernández: “Le llamo de las Redes del Valle, un pueblo de la montaña de León. Tengo una información muy interesante sobre  tres mujeres del colorín,”
Karmenchu: “Identifíquese, por favor. ¿De qué famosas está tú hablando?”
Fernández: “Pregúntale cuando dinero nos va a dar por la información”
Hernández: “¿Cuánto dinero estima usted que vale el bombazo que le vamos a soltar?”
Karmenchu: “Pues si no me dice qué famosas son, muy poco. Además tendría que contrastar la información que luego me apedrearán las del gremio. Me tienen unas ganas las intrigantes esas.”
Hernández: “En nuestro pueblo hay una casa rural, La Rosaleda, y este fin de semana están disfrutando de unos días de relax 3 recién divorciadas, de esas para las que el divorcio ha sido un trauma que asciende a 6000€ de pensión compensatoria.”
Karmenchu: “Ya estoy en el coche. Repítame el nombre del pueblo que lo pongo en el GPS. Recojo a mi amigo Jesús Meriños y  nos presentamos allí en unas horas. No dejen que se vayan por favor.”
Hernández: “¿Cuánto nos van a pagar por la información?”
“%$($%&$(& no le oigo ()===&=(%(%$) se va la cobertura…PI…PI…PI…”
Hernández: “Me ha colgado. Ya sabía yo que era una agarrada. Corre Fernández. Vamos a adelantarnos. Hacemos las fotos nosotros y las vendemos por Internet. No sé para qué te hice caso.”
Fernández: “Tengo la digital en la oficina.”
(En la casa Rural La Rosaleda. 3 mujeres rubias se acercan a la recepción)
Doña Mercedes: “¿Puedo ayudarles en algo? Me suena su cara. Yo juraría que las he visto antes en alguna parte”
1ª Rubia (Patry Rotto): “Nos confundirá con otras personas. Queríamos saber cuándo podemos darnos un masaje. Hemos oído que cuentan con las últimas terapias de relajación. Estamos tan estresssadas. ”
Doña Mercedes:”Un momento. Llamo a Sebastián que es el encargado. Tanto él como su hija Isadora pueden darles el masaje que deseen.”
2ª Rubia (Liria Broster):”Yo quiero con él. He leído en el Men´s Health que es de los mejores fisioterapeutas que hay ahora mismo en el país”.
3ª Rubia (Nataly Chemin): “Tú lo que viste fue la portada de la revista y por eso nos has traído aquí. La verdad es que el sitio es divino, tan cool.”
Sebastián: “Hola buenos días. Esperamos que la estancia en nuestra casa sea de su agrado. Aquí tienen un folleto con todas las posibilidades que les ofrece nuestro spa. Estaré disponible todo el fin de semana para ustedes.”
2ª Rubia: “Yo quiero ya mismo. ¿Dónde tienen las instalaciones? Necesito cambiarme y ponerme cómoda.”
3ª Rubia: “Sí, hija, sí. Quítate la pamela. No creo que sea necesario tanto glamour. Ponte mejor una cinta de tenis.”
1ª Rubia: “He oído que su hija también trabaja con usted. ¿Podría darme ella un masaje? Tengo tanta tensión acumulada con esto del divorcio que me duelen músculos que hasta desconocía que tenía. ¡Qué contrariedad!”
Sebastián: “Ahora mismo viene. Ustedes acompáñenme”.
3ª Rubia: “Yo, si no le importa prefiero dar una vuelta por el jardín. He visto algún espécimen más interesante. (Se aleja)
Sebastián: ¿Quiere echar un ojo al folleto para elegir algo o tiene claro lo que le gustaría?
2ª Rubia: Noooo…si lo que quiero lo tengo muy claro pero no sé si lo encontraré en el folleto. Usted no se preocupe. Me pongo en sus manos para que haga lo que quiera.”
Sebastián: “Si me permite voy a experimentar con usted una de las últimas técnicas que he aprendido y todavía no me ha dado tiempo a poner en práctica.”
2ª Rubia: “Lo que tú quieras pero trátame de tú, por favor.”
(En el jardín)
3ª Rubia: “¡Yuju! ¿Eres el jardinero? Antes me pareció verte con los animales.”
Enrique: “Me encargo de las dos cosas junto con Almudena.”
3ª Rubia: “Voy a estar aquí todo el fin de semana. Si necesitas algún tipo de ayuda, sólo tienes que pedírmelo.”
Enrique: “Me vas a disculpar pero no te veo yo con mucho estilo para ordeñar cabras. Disfruta del spa.”
3ª Rubia: “Eso ya lo tengo en mi chalet de la Moraleja. Yo lo que necesito es algo más exótico.”
Enrique: Y, ¿Qué creías? ¿Que venías a Granjero busca esposa?”
3ª Rubia: “No te burles de mis inquietudes.”
Enrique: “Perdona. No era mi intención burlarme. Si quieres te invito a tomar una copa después. Hugo las prepara como nadie.”
3ª Rubia: “Ay, sí, un Manhattan ahora me vendría de perlas.”
(Doña Mercedes llega al jardín.)
Doña Mercedes: “Enrique. Tengo que hablar contigo.”
3ª Rubia: “Si quieren yo me voy. Pero no te olvides de las copas de después. Voy a refrescarme un poco.”
Enrique: “Dígame. ¿Qué ocurre?”
Doña Mercedes: “Se trata de Isadora. No aparece. No he querido decirle nada a su padre porque iba a ser mucho peor pero ya es tarde y esa chica…ya sabe…la otra rubia lleva esperando por ella más de una hora. Está empezando a ponerse nerviosa y ya no sé qué decirle.”
Enrique: “Voy a buscarla. Pero, no le digas nada a Sebastián. Mejor que siga trabajando. Y si puede, quítale la escopeta de su vista.”
(En la recepción)
2ª Rubia: “Oiga, oiga. ¿Cuándo me van a dar el masaje? Estoy súper aburrida.”
Enrique: “Vuelvo en un rato con la masajista. Le compensaremos. Discúlpenos por favor.”
2ª Rubia: “¡Jolina! Y tú, ¿De dónde vienes?”
3ª Rubia: “De arreglarme la noche.”
(Llegando a casa de Mathias)
Enrique: “Esta hija nuestra va a acabar con mis nervios. Seguro que está aquí con el Picasso ese de tres al cuarto. ¡Isadora, Isadora!
Mathías: “¿Qué ocurre? ¿Por qué grita de esa manera? Estaba haciendo meditación en el jardín.”
Enrique: “¿Isadora no está contigo?”
Mathías: “No la he visto desde ayer. ¿No está en la casa con ustedes?”
Enrique: “Pues la verdad es que no. No he querido decirle nada a su padre pero esta mañana ya no la vi en el desayuno y pensé que habría salido.”
Mathías: “Me está usted preocupando. Y encima ya estoy viendo al de la escopeta corriendo por el monte  y estará convencido de que la culpa la tengo yo.”
Enrique: “Gracias por todo. Vuelvo a la casa. Tendré que avisar a su padre. Si supiera algo o viniera a buscarle nos llama inmediatamente.”
(De vuelta en la casa)
Doña Mercedes: “¿La has encontrado?”
Enrique: “No, no estaba donde yo pensaba. Voy a avisar a Sebastián y saldremos a buscarla.”
Gabriela: “Si estáis buscando a Isadora no os preocupéis. Ha salido esta mañana a comprar algo importante para ella.”
Enrique: Y, ¿Por qué no ha dicho nada?
Gabriela: “Porque no la habríais dejado ir. Tú no sé pero Sebastián…ni de coña.”
Enrique: “Y, ¿Cuándo piensa volver?”
Gabriela: “Antes de anochecer. No te preocupes por ahora.  Preocúpate cuando veas lo que ha ido a comprar.”
Enrique: “No sé si quiero saberlo.”
Gabriela: “Las sorpresas son más divertidas. Me voy que he quedado con Rodrigo. Dame un beso y vete calentándole una tila a Sebastián aunque por lo que he oído en el spa ya está bastante relajado, 3 veces relajado para ser más exactos.”
Enrique: “Gabriela, un poco de respeto con el padre de tu hermana.”
Gabriela: “Si a mí me parece estupendo. A ver cuantas veces te relajas hoy tú con otra de las rubiales. Que te tiene unas ganas desde que te vio ordeñado las cabras…”
Enrique: “Sólo he quedado para tomar una copa.”
Gabriela: “Eso mismo te voy a decir yo dentro de un par de años. Voy a tomar unas inocentes copas.”
Enrique: “Vais a acabar con nuestros nervios. Eso es lo que vais a hacer tu hermana y tú”
Gabriela: “Vamos, que vosotros sois los cochinos que os tiráis a todo bicho viviente y nosotras somos las que os damos quebraderos de cabeza. No…si va a ser verdad que cree el ladrón que todos son de su condición. Hasta luego papá. Te quiero muchísimo pero mira a ver donde vas con ella que Doña Mercedes después tiene pesadillas durante semanas  y no me deja dormir.”
FIN DE LA PRIMERA PARTE….
En la siguiente parte contaremos lo que sucede finalmente con las rubias antes de su salida del pueblo y nos enteráramos de qué ha comprado Isadora para desgracias de sus “padres”.
(En el comedor de Casa Rural la Rosaleda)


Sebastián: “Buenos días, doña Mercedes.”

Doña Mercedes: “Buenos días. ¿Te preparo una infusión revitalizante?”

Sebastián: “No entiendo a que viene su comentario. Un café será suficiente.”


Doña Mercedes: “He estado pensando que sería bueno incluir en el folleto del spa el nuevo tipo de masajes que ofrecemos. Necesitaríamos una persona sólo para concretar las citas.”

Sebastián: “Veo que se ha levantado usted hoy muy chistosa. Si quiere recriminarme algo, dígamelo a la cara.”

Doña Mercedes: “Yo no soy tu madre pero tú,  sí tienes hijas viviendo aquí y les estás dando un ejemplo deplorable.”

Sebastián: “Puede que tenga usted razón pero no es asunto suyo. ¿Dónde está Isadora? ¿No ha bajado a desayunar?”

Doña Mercedes: “Eso tampoco es asunto mío.”

Sebastián (conteniendo la respiración): “Entonces iré a buscar a Enrique a ver si él sabe algo de ella.”

Doña Mercedes: “¿Las rubias se marchan hoy finalmente?”

Sebastián:
“Sí. Dejarán la habitación a las 12”

Doña Mercedes: “¿Qué pasó ayer con Hernández y Fernández y los periodistas? Esta mañana no hablaban de otra cosa en el pueblo.”

Sebastián: “Veo que me va a dar usted la mañana. Pero de eso, yo no tuve toda la culpa.
Debería hablar con Enrique para que le cuente el chisme y si no, espere usted  que ya saldrá publicado en el ayuntamiento en ese blog que la tiene fascinada.”

Doña Mercedes: “Le preguntaré a Enrique. No te preocupes…pero tendré que esperar porque ese es otro que también debería aparecer en la publicidad de la casa rural. Entre los dos la tendríamos a reventar todo el año. Luego se quejan de Isadora…pero, ¿Qué esperarán ustedes de la vida?”


Sebastián: “Me voy. Tómese usted el café porque me va a sentar mal.” (Sebastián sale de la cocina echando humo)

Doña Mercedes (asomándose a la puerta para que todavía la oiga): “¡¡¡Milagros a Lourdes!!!”



(La rosaleda)

“Por ahí viene Sebastián. El que hace dos días que no viene a hablar conmigo es Enrique. Me temo que ya sé cual es el motivo. He visto varias cabelleras rubias en la casa. Creo que se ha olvidado de mí…al menos temporalmente. Estos hombres de la casa están desatados. Después esperarán que las niñas sean sumisas y obedientes pero con esa genética…Si no viene él a contármelo personalmente espero que se levante pronto mi Gabriela y se acerque hasta aquí a escribir el resumen del fin de semana.”

(En el bar Los Contrarios no hay ni una mesa libre y son sólo las 10 de la mañana.)

Lola: “¿Tú entiendes algo, Hugo?”

Hugo: “¿Cambiaría Don Damián  la hora de misa? A lo mejor fue a primera hora y la gente ya está aquí tomando el vermouth.

Catalina: “Ponme un café bien cargado, Lola.”

Lola: Aquí en confianza, ¿Sabe usted por qué está todo el pueblo aquí tan pronto?”

Catalina: “Pero, ¿No te has enterado? Ha venido la tele.”

Lola: “¿La tele? ¿Y yo con estos pelos?”

Catalina: “Ayer me imagino que tuvierais menos gente. Estábamos todos poniéndonos  guapos en el salón de la Pilu.”

Lola: Pero, ¿Por qué nadie me dijo nada? ¡¡Hugo, ¿Tú lo sabías?!!”

Catalina: “Parece ser que en la Casa Rural hay tres rubias muy famosas pasando este fin de semana. De esas que se han divorciado este año de sus maridos. Alguien del pueblo ha debido de avisar a los paparazzi y no veas tú la que se ha montado. Hay un montón de gente con cámaras tomando fotos de todo el pueblo y hoy vienen los del programa “Húndeme”. Por eso estamos todos aquí esperando. Como se retrasen un poco no irá ni un alma a misa. Ya verás Don Damián. Es capaz de salir a buscarnos.”

Lola: “Quédate aquí Hugo. Voy a casa a cambiarme de ropa y a arreglarme un poco.”

Hugo: “No te creo.”

Lola: “Que sí, hombre, que en estos programas siempre preguntan a los del bar.”


(En el jardín de la casa frente a la Rosaleda)


Sebastián: “Buenos días, Enrique. ¿Has visto a Isadora?”

Enrique: “Buenos días. Sí, salió pronto por la mañana.”

Sebastián: “¿Cómo que salió? Y, ¿Dónde fue? No tiene coche así que no pudo ir muy lejos andando.”

Enrique: “Creo que ayer deberías haber salido en algún momento del día del spa.”

Sebastián: “¿Vas a empezar tú también como Doña Mercedes? Porque ya sería el colmo.”

Enrique: “Que no, joder. Estoy yo como para hablar. Pero ayer nuestra hija estuvo fuera todo el día. Fui a buscarla a casa del pintor de brocha gorda ese.”

Sebastián: “¿Cómo no me avisaste? Habría ido contigo.”

Enrique: “No hubiera servido de nada porque no estaba allí. A la vuelta, Gabriela me dijo que teníamos que esperar que había salido a comprar un cosa.”

Sebastián: “¿Qué cosa? Y ¿Sin pedirnos permiso?”

Enrique: “Esperé y por fin a las 9 de la noche apareció con la cosa.”

Sebastián: “Acaba ya Enrique que se me está pasando ya toda la relajación que traía de ayer.”

Enrique: “Pues la niña se ha comprado una Suzuki, para ser más exactos una Suzuki Marauder 250. Divina. Bueno…esas fueron sus palabras. Y creo que también dijo: A ver ahora como me atáis a este pueblo todo el día.”

Sebastián: “Pero…pero…pero… ¿Quién le dio el dinero? ¿Cómo ha podido hacernos esto? ¿Por qué no nos dijo nada?”

Enrique: “Ya te he dicho muchas veces que algún día pagaríamos las consecuencias de querer tenerla aquí a la fuerza y de no darle libertad. Eres demasiado retrógrado con ella. Y con Gabriela vas por el mismo camino pero como ella es más tranquila no se nota tanto.”

Sebastián: “Y ¿Dónde se ha ido? Necesito hablar con ella. Tenemos que hablar con ella, Enrique. Hay que hacerle entrar en razón. Una moto es muy peligrosa.”

Enrique: “Dijo que venía a la hora de comer. Pero, tranquilízate o será peor para nosotros.”

Sebastián: “Y si ayer no estuvo en todo el día, ¿Quién le dio el masaje a la otra rubia?”

Enrique: “Creo que se las tuvo que arreglar con Macario. Jajaja. Se los daría en los pies. Y debió de hacerlo muy bien porque la mujer desayunó hoy a las 8 de la mañana y se fue como alma que lleva el diablo. Le veo al pobre hombre todo la tarde trabajando sin parar para adecentar un poco el pueblo. En todo el día de ayer no pegó palo al agua.”

Sebastián: “¿Macario? La gente no deja de sorprenderme. Si una estuvo conmigo todo el día y otra con Macario, la rubia que falta, ¿Qué hizo?”

Enrique dando la espalda a la rosaleda: “Como ella no quería masajes…se entretuvo conmigo todo el día.”

Sebastián: “Ahora entiendo porqué está así hoy Doña Mercedes, que no hay quien la aguante. Tenemos que empezar a moderarnos, Enrique. Esto se nos va a ir de las manos.”

Enrique: “Pero, si yo siempre estoy ahí tranquilo con mis cabras y mis flores.”

Sebastián: “Pues menos mal que estás tranquilo que si no…”

Enrique: “Estas mujeres deben de estar haciendo las maletas. Deberíamos ir a despedirnos de ellas.”

Sebastián: “Creo que no va a hacer falta. Por ahí vienen. Voy a acercarme yo para que te puedas despedir de tu rubia tranquilamente.”


Programa Húndeme de la cadena Televenticinco

Presentador: “Gran exclusiva en nuestro programa. Tenemos las fotos que confirman que Patry Rotto, Liria Broster y Natalia Chemin han superado sus traumáticos divorcios. Este fin de semana decidieron ir a relajarse a un pueblo muy pintoresco de la montaña de León, Las Redes del Valle. Y cuando decimos relajarse, lo decimos en el sentido más amplio de la palabra. Demos paso al video.”

…………………..

Presentador: “Me dicen por el pinganillo  que no podemos ofrecerles este video. Me confirman nuestros cámaras que sufrieron un pequeño ataque por parte de un par de individuos del pueblo que casualmente salían en él y les han destrozado la cámara y todas las cintas que habían grabado. No entiendo como a estas alturas de la vida, todavía queda gente tan sin civilizar en el mundo. Un momento, me dicen mis compañeros que todavía nos pueden ofrecer unas imágenes que grabaron unas horas antes del incidente en el bar del pueblo. Demos paso al video.”

Karmenchu Márchele: “Hola, buenos días, ¿Podría usted confirmarnos quienes son las tres rubias alojadas en la casa rural?

Catalina: “Buenos días, me llamo Catalina y tengo la pescadería del pueblo. Vendo el pescado más fresco que se puedan ustedes imaginar. ¿Qué me preguntaba?”

Karmenchu: Que si conoce usted la identidad de las famosas hospedadas en la casa”

Catalina: “No lo sé con certeza pero como mi Sebastián esté haciendo cochinadas con alguna de ellas me la paga.”

Karmenchu: “Vamos a preguntar a la alcaldesa del pueblo. A ver si sabe algo más. Buenos días, creo que es usted la representante de este lugar tan bonito. ¿Podría confirmarnos la identidad de las famosas que se encuentran en la casa?”

Covadonga: “Tengo una amiga trabajando allí pero detesta todo este mundo del colorín así que  no tenía ni idea de quienes son. Además no han salido prácticamente de la casa en todo el fin de semana…por lo menos al pueblo no han venido. Han estado más desfogándose por el campo pero aquí hay tanto verde que no hemos coincidido con ellas.”

Jesús Merinos: “Déjalo Karmenchu. Aquí nadie suelta prenda. Tendremos que llamar a los que nos avisaron y pagarles para que nos den toda la información.”

Karmenchu: “Será lo mejor. Con esta gente no podríamos hacer ni un montaje, ni posados, ni robados, ni ná. ¡Qué gente más sosa!”

Presentador: “Mañana les ofreceremos  nuevas imágenes. Las 3 rubias ya se encuentran en la capital  y hoy intentaremos hablar con ellas para que  nos cuenten su versión de los hechos. Esperamos hayan disfrutado tanto como se rumorea. A lo mejor tenemos que visitar todos ese pueblo y su famosa casa rural…”

(En el bar Los Contrarios todo el mundo viendo el programa Húndeme)

Lucas: “¿Y eso es todo lo que sacan de nuestro pueblo?”

Lola: “Todo el mundo como locos en la peluquería y vestidos de noche vieja para que no hayan sacado nada.”

Sofía: “La culpa no fue toda de ellos.”

Oscar: “¿Qué quieres decir?”

La farmacéutica: “Creo que si Enrique y Sebastián no les hubieran arreado unas buenas leches a los fotógrafos, habrían sacado más videos pero me da a mí que no les dieron más opciones. Los que cobraron también  de lo lindo fueron Hernández y Fernández.”

Catalina: “Pobrecicos. Sólo a ellos se les ocurre llamar a la tele.”

Macario: “Esos periodistas son unos asquerosos que viven de la vida de los demás. Me parece fenomenal que les rompieran todo.”

La Pilu: “Claro… ¿Tú, qué vas a decir si eras una de las figuras estelares de la grabación?”

Catalina: ¿Eso han sido celos. Lo que todavía nos queda por ver…”


Aparente calma en Las Redes del Valle. Sus habitantes llevan días sin  sobresaltos desde que se fueron las últimas cámaras de televisión. Gran concentración de gente en el salón de belleza de la Pilu y a partir de ahora se prevé ocurrirá lo mismo a la puerta de la farmacia. ¿Por qué?...


Catalina: “¿Qué se supone que estamos haciendo aquí?”

Doña Mercedes: “Tu calla y vigila”

Catalina: “Usted  no está  bien de la cabeza. Si vive con su hijo, ¿Por qué no le pregunta directamente con quien sale? No creo que le haga mucha gracia descubrir que a sus 50 años su madre todavía le espía.”

Doña Mercedes: “No lo persigo. Sólo quiero que asuma sus responsabilidades. Si tiene un lío con la farmacéutica, ¿por qué no me lo cuenta a mí,  que soy su madre?”

Catalina: “Básicamente porque no le dejaría vivir.”

Doña Mercedes: “Ahí llega. Está entrando  por el jardín. Será cabrón. Este me va a oír.”

Catalina: “No pensará salir ahora a montarle un número delante de su novia.”

Doña Mercedes: “No, se me está ocurriendo algo mejor.”

Catalina: “No sé por qué pero intuyo  que no me va a gustar nada su idea.”

Media hora más tarde….

La farmacéutica: “Están llamando a la puerta. Déjame que vaya a abrir.”

Basilio: “Haz como que no has oído nada. Seguro que es alguien pidiendo alguna tonteria.”

La farmacéutica: “¿A estas horas? Quítate,  que tiene que ser algo urgente. Si no salgo rápido,  terminará levantándose  mi madre y no creo que le guste mucho descubrir  que estás aquí.”

Basilio: “Vale, pero date prisa. Te esperaré calentando la cama.”

………………

Catalina: “Buenas noches. Perdona que te moleste a estas horas pero es que tengo una cistitis horrible y no puedo esperar hasta mañana. Dame un sobre de esos mágicos que hay para estas cosas.”

La farmacéutica: “¿A estas horas? Pero…tendría que ir a la farmacia. Y así sin receta no puedo dárselo.”

Doña Mercedes (aparece de repente): “Mujer, no seas así. La pobre no aguanta más. Mañana pide cita  a Don Eladio, le da la receta y te la trae.”

Catalina: “¡Ay!” (Después de recibir un pisotón de Doña Mercedes) “No  aguanto más. Préstame tu baño, un momentín. Por favor, por favor, por favor.”

Doña Mercedes: “Pasa, pasa, como si estuvieras en tu casa.  Como no te va  dejar usarlo.” (Doña Mercedes entra abriendo la puerta de par en par y mirando a ambos lados mientras camina por el pasillo)

La farmacéutica: “Pero, ¿Dónde va? Hay un aseo aquí mismo. No es necesario que suba las escaleras.”

Catalina: “Gracias, gracias. Ahora salgo.”

Doña Mercedes: “¡Qué camisón más bonito! ¿Es seda natural?”

La farmacéutica: “No, es seda salvaje”.

Basilio bajando por las escaleras en calzoncillos

Basilio: “¿Ha pasado algo? ¿Por qué tar…das…tan…to...en…su…bir?”

La farmacéutica: “Pues es que…ha venido Doña Mercedes. Creo que ya se conocen, ¿Verdad?”

Doña Mercedes: “¿A ti no te da vergüenza, mal hijo?”

Basilio: “¿Se puede saber qué estás haciendo aquí?”

Doña Mercedes: “Yo he venido a acompañar a Catalina que se encuentra mal. ¿Y tú? ¿También necesitabas un jarabe urgentemente?”

Con los gritos bajan también por las escaleras los padres de la farmacéutica.

Madre: “¿Ha pasado algo, hija?”

Padre: “¿Qué hace este hombre aquí? Tápese, por Dios. No ve que hay señoritas delante. Voy a llamar a la policía para que le detengan por allanamiento de morada.”

Basilio: “Pero, ¿Qué dice este hombre? Que yo no he allanado nada.”

Catalina saliendo del baño: “¿Nos vamos ya?”

La farmacéutica: “Pero, ¿Usted no estaba enferma?”

Basilio: “¿Le has visto la cara? ¡Qué enferma ni qué nada! Esto ha sido idea de mi madre para poder entrar en tu casa a vigilar. Esa sí que está enferma pero de la cabeza.”

Doña Mercedes: “No hables así de tu madre porque te doy una torta que te pongo la cara del revés.”

Madre: “¿Tienes algo con este hombre?”

La farmacéutica: “Sí, mamá. Es una amigo con el que quedo a veces.”

Padre: “¿En casa? ¿En ropa interior? ¿Lola ha cerrado el bar y no me he enterado?”

Madre: “Mira que tienes mal gusto hija.”

Doña Mercedes: “Oiga, ¿eh? Sin ofender que mi hijo está de muy buen ver.”

Madre: “Si usted lo dice. Ahora por favor, podrían hacer el favor de salir de nuestra casa y dejarnos dormir en paz. Hija, contigo ya hablaremos mañana.”

Basilio: “Sí, mamá, vamos antes de que aquí pase algo más gordo.”

Doña Mercedes: “Pues no me da la gana. Esto lo vamos a aclarar hoy mismo. ¿Sois novios o no?”

Basilio y la farmacéutica se miran sin saber qué decir.

Madre: “¿Está usted ciega? No ve que están en paños menores. ¿Qué cree que estaban haciendo? ¿Jugando a las canicas?”

Doña Mercedes: “Mire consuegra. Ni estoy ciega ni soy una moderna de esas que consiente que su hija sea un putón verbenero.”

Madre: “Uy, ¡Qué mal va a acabar esto! O sale ya de mi casa o la saco por los pelos.”

Doña Mercedes no se lo piensa dos veces y le arrea un bofetón a su hijo.

Doña Mercedes: “O te casas con ella y la vuelves decente  o te echo de casa  y vienes a vivir a este antro de perdición.”

La madre de la farmacéutica ya no aguanta más y se lanza sobre Doña Mercedes agarrándole por el moño. Las dos forcejean hasta llegar a la puerta de la calle donde ya hay congregado medio pueblo. Caen al suelo. Basilio y la farmacéutica,  que siguen sin vestirse,  intentan separarles mientras los espectadores aplauden.

En la cocina de la Casa Rural la Rosaleda.

Oscar: “¿Has oído algo sobre la que se lió anoche en el pueblo?”

Sofía: “Nooo. ¿Qué pasó?”

Oscar: “Parece ser que Doña Mercedes pilló a Basilio en casa de la farmacéutica y se lió a leches con todo el mundo.”

Sofía: “Igual por eso no han dado señales de vida todavía.”

Oscar: “Por cierto, y tú, ¿Cuándo te has hecho eso en la cabeza?”

Sofía: “Ayer en el salón de belleza de la Pilu. En realidad, no me peinó ella. Ahora tiene ayudante. Se llama Roberta Rossi.”

Oscar: “¿La hija de Marco Rossi, el italiano que vino a buscarla?”

Sofía: “La misma que viste y calza. No veas el estilo que tiene. La Pilu ha tenido un ojo.”

Oscar: “¿Comentaron algo sobre la huida de Marco Rossi? ¿Ya se sabe por qué salió por patas del pueblo?”

Sofía: “Pues como comprenderás a mí no me contó nada. A ver si sale publicado un día de estos en el blog ese que cuelgan en el ayuntamiento.”

Oscar: “Estás muy sexy. ¿Nos tomamos un descanso?”

Sofía: “No, tengo que preparar los desayunos. Estás enfermo. Siempre pensando en lo mismo.”

Oscar: “Con el hambre que paso, no sé en qué quieres que piense.”

Sofía: “Pues búscate otra”

Oscar: “No me tientes, no me tientes que…”

Sofía sale de la cocina ignorándolo.

Dos semanas antes…

La Pilu: “Dime de qué querías hablar conmigo.”

Roberta: “De mi padre”

La Pilu: “Es un tema del que preferiría no hablar”

Roberta: “Pues vas a tener que escucharme porque nunca le había visto así. Ni siquiera cuando mi madre le echó de casa y no le dejó verme durante un año.”

La Pilu: “¡Qué maja! ¿No?, ¿Tú madre hizo eso?”

Roberta: “Eso y cosas mucho peores. Mi padre me contó lo que sucedió cuando  te conoció en Italia. Nunca le había visto tan enamorado. En realidad, nunca le había visto enamorado. Mi madre y él sólo siguieron juntos durante muchos años porque mi madre le amenazaba con llevarme a otro país para que no pudiera volver a verme. Mi padre hizo mal en no contarte que había estado casado y que tenía una hija pero es lo único que no hizo bien.”

La Pilu: “¿Había estado? ¿Ya no lo está?”

Roberta: “No. Le costó años pero al final consiguió el divorcio de mi madre después de muchas concesiones. Tuvo que esperar a que yo creciera y cederle todos sus bienes.”

La Pilu: “Pero tu madre me dijo…”

Roberta: “¿Hablaste con mi madre?”

La Pilu: “Sí, un día quedé con tu padre y apareció ella. Me dio mucha pena. Me dijo que estaba muy enamorada de él y que tú lo estabas pasando muy mal porque querías que siguieran juntos. Es más, me dijo que estaba esperando otro bebé. Ese mismo día cogí un avión y me recluí en este pueblo donde mi madre había vivido cuando era joven.”

Roberta: “Ahora lo  entiendo todo. Mi madre además de ser mi madre es una bruja pero de las de escoba y todo. ¿Por qué no le contaste a mi padre cuando estuvo aquí  que habías hablado con ella?”

La Pilu: “No quise escucharle. Pasamos unos días juntos sin salir de casa y después le pedí que se fuera.”

Roberta: “Mi padre es tonto, te lo digo yo. Y encima  perdió a mi mono Amedio. Y ahora, ¿Qué piensas hacer? ¿No vas a ir a buscarle?”

La Pilu: “No puedo cerrar el salón”

Roberta: “Por eso no te preocupes. Yo me encargaré  de todo.”


www. porsinotienesmasvacasqueordeñar.blogspot.com


“¡Menudo lío en el salón de la Pilu! Si sumamos  las clientas habituales que quieren saber todos los detalles de la historia de amor de su dueña y el italiano, a las clientas nuevas que vienen al pueblo atraídas por el cotilleo y las que vienen a probar el estilo de la nueva estilista, el resultado es  una  peluquería a reventar. Da igual la hora a la que vayas, nunca hay ni un hueco libre. En ausencia de la Pilu, la chica nueva, Roberta, está revolucionando las melenas de las habitantes de las Redes del Valle. Es tan buena con las tijeras que  se ha corrido el rumor de que  trabajaba como estilista de actrices famosas en Italia y claro, ahora  todo el mundo tiene miedo a que se marche antes de haber  probado la magia de sus dedos. ¿Habrá encontrado nuestra Pilu a su Marco Rossi? Eso no lo sabremos hasta su vuelta pero lo que si sabemos es que  por nuestro Macario no tenemos que preocuparnos.  Ya ha encontrado otros brazos en los que ahogar sus penas. Otra vez tenemos al  pueblo reluciente. Las calles están limpias esperando ver a Doña Mercedes retozando por los suelos con alguna enemiga a la que agarrar del moño. Se rumorea que dentro de nada estaremos todos de boda. La farmacéutica es otra que no para de despachar aspirinas. De repente,  ¿a todo el pueblo le duele la cabeza? El único que no ha ido es Basilio. Hay quien empieza  a decir que el hombre ha emigrado a Argentina. Con una madre placaje cerca, ¿Quién le culpa?”