6 años más tarde todavía consigo sorprender a mi novio…para mal, pero le sorprendo.  No le dejo indiferente que es lo importante. Me mira con cara de: “Te lo suplico, Rosa, esto no lo cuentes que te conozco y no te pondrás ni colorada.  No es necesario que la gente esté al corriente de  todos tus pensamientos…tus hippies e inmorales  pensamientos. ”  ¡No  va ahora y se me escandaliza porque no me parece tan mala idea dedicarse al  oficio más antiguo del mundo! Bueno...igual tengo que  concretar un poco. Si pienso en ponerme en una calle oscura   a esperar a saber  quién le da por parar  su coche pues  me da una pereza que te mueres…el frío lo llevo fatal.   Seguro que la mitad de las veces me haría la ofendida y diría que estoy allí esperando el autobús aunque fueran las 3 de la mañana. Pero…pongámonos en otra situación que seguro a más de una le resulta familiar.  ¿Cuántas veces no te habrás acostado con alguien que al final  resulta ser un engaña bobos?  ¿Nunca te has despertado y antes de  girarte ya estás pensando: “Por favor, por favor, que todo haya sido  un mal sueño, que no haya nadie al otro lado, que eso que se mueve sea el gato que no tengo?” Ahora imagina que en esa situación tan lamentable,  te despiertas y piensas: “Vaya tongo”,  “Otro polvo para el olvido” o “Si lo llego a saber me quedo en casa viendo la Noria” y…de repente, te das la vuelta y sobre la mesita  ves un billete de 500€. ¿Te ofendería tanto realmente que te hubieran tomado por una mujer de vida alegre?  (De mi rotunda respuesta    la cara de mi novio al  que sólo le ha faltado hacerse de cruces).  “A mí me parecería genial. Le haría la ola al inútil en cuestión. ¿Cuál es el problema en haber sacado partido de algo que no había ni por donde cogerlo? Acaso,  ¿Te sentirías   mejor si al día siguiente te despiertas, haces memoria de la catástrofe nocturna y como consecuencia  te das de cabezazos contra esa mesita  que sólo te parece un  horrible mueble sin un billete morado que lo adorne? 
En el primer caso me llevo una sesión completa de spa, de esas que te borran de la mente cualquier deplorable recuerdo. En el segundo caso me llevo un chichón y  me llevaría  la mesita al punto limpio si no tuviera que cargar con ella hasta el coche.
Al final mi novio ha reconocido que igual tengo razón. Eso merece un premio. Y se lo doy. Estoy orgullosa de mí misma. No sólo  le sorprendo con las cosas que se me ocurren…que son muchas.  También le dejó petrificado con las cosas que me ocurren. ¿Habéis estornudado alguna vez en medio del momento en cuestión? Jajajaja. Será de esos momentos que no importa el tiempo que pase, cada vez que lo recuerde, me moriré de la risa. No creo que a él le pase lo mismo. Pero total…no me  iba a dejar nada en la mesita…ni para un café de máquina…así que ya se le pasará.