Si quieres que  un rumor surja, se extienda como la pólvora, cree  una psicosis que ni Alfred Hitchcock  y de qué hablar durante días,  sólo tienes que lanzarlo en Digiworld, la tierra de las oportunidades de los rumores. Lo mejor de estas bombas de relojería es que tienen garantía de por vida. Cuando crees que ya han  perdido toda su  fuerza y  están  próximas a extinguirse, resurgen  de nuevo, se transforman   y durante días otra vez tenemos de qué hablar y de qué preocuparnos.  
A veces tienen nombre propio. El último se llama ERE, y digo se llama porque todavía sigue entre nosotros.  Con ese nombre tan poco agradecido, pocas cosas buenas puede traer. Llegó por sorpresa en el verano y se instaló en el primer piso. Allí se quedó durante un  tiempo. La gente pensaba:” ¿A ver cómo afrontamos ahora  la compra de los libros y el uniforme del cole?”  En el resto de las plantas respirábamos  tranquilos…como si trabajáramos en otra empresa.  Pero entonces,  todo dio un giro de 180 grados y el rumor comenzó a subir las escaleras hasta la 3ª planta donde  se han asentado  ahora tan a gusto.
En mi empresa hoy despiden a 5 y mañana el resto de los trabajadores ya hemos   confeccionado una lista con los siguientes candidatos a abandonar la academia. Lo malo no es hacerla, lo peor es cuando  a alguien  de buen “samaritano”  le da por llamar a otros empleados  que están  de vacaciones o baja médica para preguntarles  si ya han recibido el buro fax correspondiente. Estoy  convencida de que alguno en mi trabajo le robó la bola  a  Rappel  o  los perejiles a  Paco Porras. Una “porra” es lo único que  nos queda por hacer  para  apostar sobre  quiénes serán  los siguientes en caer…igual no debería estar dando ideas. ..
Hasta hace unos meses vivíamos en el paraíso, en la planta del  progreso. Todos teníamos un futuro prometedor mientras abajo nuestros compañeros jugaban al juego de las sillas para no quedarse sin ella. Ahora de repente todo ha cambiado. La gente nos mira con cara de pena.  “Pobrecitos” piensan “¿Qué será de ellos a partir de enero?” Digo  a partir de enero porque según los rumores como mucho llegaremos al carbón de Reyes.  Ahora somos nosotros los que pertenecemos a otra empresa.
Si cuelgo los descansos para la semana y se me olvida alguno de los casi 200 trabajadores,  viene el  afectado en cuestión  y me pregunta si es que le piensan echar la próxima semana y por eso ya ni me molesto en ponérselos. Un día de estos los ojos se me quedarán virolos.
Esto me trae a la memoria un episodio muy  “gracioso” que ocurrió  cuando trabajaba  en otro edificio en el que pasábamos la tarjeta por un lector. Un día llegó una trabajadora y la suya no pasaba. Otra trabajadora que entraba le dijo: “Eso es que te han echado, jajajaja”. Y resultó que era cierto.  Desde entonces  el protocolo es mucho más elaborado. Ya no te van dejando pistas para que lo vayas pillando. Claro que a alguno le hacen falta algo más que pistas.
Ejemplo: Llamas a un trabajador (13:30). Le dejas un recado importante. Te dice que ok, que no se le olvida. El trabajador llega a las 15:00 y te pregunta: “Oye, tenía una llamada perdida tuya. ¿Qué querías?”
Otro ejemplo: Llamas a un trabajador (13:00) le dices: “Mañana tienes el reconocimiento médico a las 9:00. ¿Podrás ir?” Te responde: “Sin problema”.  (14:00) Su hermana: “Oye Rosa, mi hermano me ha dicho que tiene el reconocimiento médico mañana. ¿Cuándo es el mío?” (15:00) Viene la coordinadora del chico en cuestión: “Rosa, le he recordado lo del reconocimiento médico a…..y me dice qué qué es eso, que primera noticia que tiene porque nadie le ha avisado. Además se acuerda perfectamente que nunca firmó el consentimiento para hacerlo.” ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Se acuerda!!!!!!!!!!!!! ¿¿¿¿¿Perfectamente????

Y luego mi novio me dirá que yo tengo demencia senil….