¡Habemus cabras! Mi novio dice que son bellísimas. Claro que de mí también dice lo mismo. Si las cabras son bellas y yo soy bella, entonces yo soy lo más parecido a una…. Uy...este silogismo no me gusta nada. Dentro de nada me veo con un cascabel. Y eso en el mejor de los casos, que las cabras tienen cosas peores.



Teniendo en cuenta la hora a la que llegó a casa, pensaría que las cabras vinieron atravesando el monte pero no me ha dicho nada de que sean de esas que hacen la trashumancia.
Aquí les esperaba toda una comitiva para hacerlas sentir como en casa. Por parte de mi novio…mi novio. Por parte de su amigo, toda la familia. Yo creo que me lo recalcó bien por no repetirme otra vez el “no me apoyas”.


Quizás tiene razón y debería haber estado allí colocando a cada cabra en su sitio o mirando cómo lo hacían. Lo que no puede decir es que no le llamé para interesarme aunque a lo mejor la pregunta que le hice tampoco fue acertada: ¿Piensas quedarte a dormir allí con ellas o vas a venir a casa de una vez?”

Y encima nadie me avisó que el Madrid también jugaba hoy. Estoy que me salgo.