Y llegó el día de Santiago. La fiesta del pueblo. Y como en años anteriores  la gente se atavió con sus  mejores galas. Según el horario previsto,  la procesión tenía que empezar a las 12:30 pero el reloj ya había dado las 13 cuando hizo acto de presencia el guardián  de las llaves. Si nunca has vivido en La Red nunca entenderás el verdadero concepto de las  palabras llave y candado. Todas las casas tiene 2 o 3 pestillos en las puertas más la cancela de fuera con su llave y su cadena con su correspondiente candado. Nunca se sale ni se entra en casa sin haber abierto y cerrado todas ellas. Calculo yo que el llavero del conserje del ministerio de defensa no tenga ni la mitad de peso físico y psicológico que el llavero  de cualquier habitante del pueblo.  Lo irónico es que durante un breve periodo de tiempo se extravió una cámara y todos ponían la mano en el fuego por el resto de los habitantes. Pero es que en el pueblo de mi padre  las frases: “Pongo la mano en el fuego  y juro que nadie ha cogido nada”  y “¿Cerraste la puerta de casa con todos sus candados?” se pronuncian  seguidas y a nadie le chocan.
Fue abrir la iglesia y la gente se abalanzó a los recién fabricados y relucientes bancos  situados en la parte trasera de la iglesia (Made by Mueble Artesano San Nicolás). El resto de la iglesia vacio. Finalmente sale la procesión. El alcalde dijo: “Yo creo que es mejor celebrar la misa primero y después la procesión, como todos los años.  Sí, venga, vamos, primero la procesión y después la misa. Yo creo que es lo mejor”.  Los que ya estaban sentados en los bancos nuevos dijeron: “Cagüen,  vamos a perder el sitio por culpa de sacar a pasear al santo…a buenas horas”. Y otros se hacían de cruces con la frase del alcalde y pensaban: “Yo quiero algo de lo que fuma este hombre.” Procesión, misa, vinos y empanadas de manera colectiva, comidas por casas  y de nuevo volvemos al programa de fiestas. Comienza la  búsqueda del tesoro. En realidad, ya había empezado la madrugada anterior. 2 de la mañana. Toño, Sergio y Loly  cavan un agujero para esconder el cofre de los niños (bueno...Toño y Sergio cavan. Loly sujeta la linterna) . La botella de Ron Brugal 5 años (premio de los adultos) está camuflada entre la maleza en lo alto del monte.  Los mayores salen en su búsqueda siguiendo un rastro de post it rosa escondidos entre las piedras del camino. Los niños salen en búsqueda de pistas bajo el  sol abrasador de las 4 de la tarde. Les acompaña un adulto por si necesitan ayuda. (Una hora antes he leído las pistas para niños a los adultos de mi casa y no llegan a un acuerdo sobre el lugar al que te lleva cada pista. ¡Madre mía! “¿Dónde acabarán estos chavales?” Piensa mi padre)
Una hora más tarde y todos asfixiados se reúnen en torno a la piñata. Nada que ver con el Bob Esponja del año pasado. http://porsihastenidounmaldia.blogspot.com/2010_07_26_archive.html
 Y mientras los niños golpean a la sirenita Ariel sin piedad, los globos de agua empiezan a volar por los aires. De nuevo Villarriba y Villabajo “enfrentados”. En Villarriba mi hermano Javi viene preparado con un armamento que ya lo querrían los chinos. Más de 10 pistolones de agua de todos los tamaños. El más pequeño me recordaba a Curro Jiménez. Mi sobrino Víctor, una pistola tipo “fumigadora” con bombona en la espalda.   Mi novio no tiene pistolas. Pero, ¿Para qué necesitas pistola si puedes lanzar directamente baldes de agua desde la fuente? (éste me recordaba a los salvajes de Braveheart...sólo le faltaban las pinturas de guerra). En Villabajo tienen pistolas que lanzan agua en todas las direcciones y los que no tiene armas, lanzan calderos de agua desde las ventanas de la casa…eso sí, con agua caliente  para evitar cortes de digestión. ¡Qué detalle! La guerra dura  hora y pico. Recuento de víctimas: Las zapatillas de esparto de mi novio (para tirar a la basura), el anillo de mi novio, recuerdo de nuestro viaje a México (pa matarlo), el codo, dedo, y rodilla de mi sobrino Nicolás (el pobre salió disparado por  la fuerza del agua de un balde entero que mi novio le tiró por error en el fragor de la batalla), la casa de Villabajo (la puntería que le faltó a mi novio el día antes para ganar las Olimpiadas la recuperó para meter los globos de agua por las ventanas de casa Villabajo), tobillos, rodillas….
Si os animáis estáis invitados a la guerra de agua en las próximas fiestas. Eso sí, id preparados que el año que viene no quiero ni imaginar la artillería de algunos…
Mi novio irá con harapos y poco más…con esa capacidad de destrucción...