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¿Cuántas veces has dicho “Ya no puede pasarme nada peor” y te has equivocado? ¿Cuántas veces has dicho: “Algún día me reiré de esto…pasará mucho tiempo pero terminaré viéndole la gracia”?


Si has tenido un mal día, si crees que ya no puede pasarte nada peor o todavía no has olvidado eso de lo que tardarás mucho en reírte, entra en este blog y comprobarás que no eres el único. La idea no es consolarse con las “desgracias” ajenas, sino aprender a reirse de lo que haya podido convertir tu día en un infierno.

martes, 28 de febrero de 2012

Cuando escucho en las noticias que un padre ha dejado a su hijo olvidado  en el coche durante  toda la mañana, nunca pienso: “¡Qué desnaturalizado!” Simplemente cruzo los dedos  y pienso: “Que no me pase a mí, por favor, que no me pase a mí”.
Todos los días al llegar al trabajo repaso mentalmente el trayecto que dista entre el lugar  en el que aparco el coche y la puerta del colegio. “Las dejé, sí, las dos, llevaba a las dos, llevaban las mochilas, el bocadillo, el zumo, iban peinadas, sí…hoy iban peinadas. Uff, menos mal…lo hice bien. Soy la leche.” Pero claro, como en esa asignatura ya progreso adecuadamente, en el colegio deciden marcarme nuevos retos, complicados retos he de añadir. Los miércoles no vale con llevar la mochila de los libros, el bocadillo y el zumo,  también tengo que coger  la de natación y claro, ahí puede  pasar que llegues al trabajo y de repente repares  en el asiento del copiloto donde ves  todos los enseres de Esther Williams. Por un momento piensas en llamar a tu ex marido para decirle que venga a buscarlo (son unos 10 kilómetros de nada) pero en el colegio parecen haberse confabulado contra mí y me llama la profe de la otra mongola que tengo por hija, para decirme que se ha hecho pis encima (mi hija…no la profesora) y entonces se me plantea la disyuntiva: “¿Le digo a mi ex que venga por la mochila y a mi novio que vaya caminando hasta el colegio a cambiar a la otra o lo hago yo todo?” Por alguna extraña razón, ruge en mi interior la llamada de la maternidad y acudo al rescate de mis hijas. Por el camino recibo una llamada. Lo sabía. No se iba a aguantar.
Mi ex marido: “¿Te acordaste de llevar la mochila de natación a la niña?”
Yo: “Por supuesto. ¿Con quien te crees que estás hablando?”
Mi ex marido: “Contigo”.
Cuelgo.
Llamo a mi novio de camino para que corra a casa, busque ropa limpia para Valentina y la tenga lista en su trabajo para cuando yo pase con el coche por allí.
Yo: (llegando a la nave y subiendo a la acera sin parar el motor ni el coche) “¿Está todo?” pregunto  mientras abro la mochila…no me fio ni un pelo.
El: “Hostia las bragas”
Sale corriendo hacia casa en busca de las bragas olvidadas y yo detrás. Le persigo con el coche. Menudo par de gilipollas.
Llego al colegio en un tiempo record.
Yo: “Hola, venía a traer esta mochila a Adriana y a cambiar a Valentina…..”
Conserje: “¿En qué clase está Adriana?”
Yo: “Ummm” (Ni puta idea. Pero...y digo yo, ¿No tendrá una  lista con todos los alumnos para que lo busque ella? Vaya conserje…si se lo tengo que decir yo todo no le veo la gracia.)
Conserje: “¿El nombre de la profesora lo sabes?”. Menos mal que esto no es el Trivial que sino, me quedo sin quesitos.
Yo: “Un momentito que voy a hacer una llamada”
Mi ex: “¿¿¿Qué quieres ahora???”
Yo: “Una duda… ¿Cómo se llama la profesora de Adriana?”
Mi ex: “¿Para qué quieres saber eso ahora?”       
Yo: “Por saber…”
La conserje me mira con cara de ¿pensará decirme el nombre de la profesora algún día?
Mi ex: “Estás en el colegio …jajaja, no me lo puedo creer… te olvidaste de la mochila. ¡Qué fuerte, qué fuerte, qué fuerte!”

viernes, 24 de febrero de 2012

Dedico este premio a los que nunca confiaron en mí porque vuestro escepticismo me motivó más que los ánimos que otros pudieron darme. Se lo dedico a todos los que día a día me enseñaron como no tengo que ser y lo que no tengo que hacer  porque esos han sido realmente  el mejor ejemplo a no seguir, los que  verdaderamente  me  han ayudado  a intentar no ser  así día a día. Siento si a veces no lo consigo.
Se lo dedico a todos aquellos que pensaron que era simple y carente de aspiraciones porque su pensamiento me convirtió en la hormiguita que nunca he dejado de ser y me motivaron a no parar hasta conseguir lo que quería por mis propios medios.  
También tengo un recuerdo especial para todos los que con su actitud me han ayudado a construir  un karma que ya lo quisieran muchos; para todos aquellos que me miraron alguna vez como si no valiera más que lo que les mostraba mi apariencia o mi nómina, aquellos que,  por alguna extraña razón que desconozco,  estaban convencidos de que no podría hacer nada mejor en la vida.  Os equivocasteis…las personas son algo más que lo que se ve a simple vista.


A José Coronado (mi ídolo desde que era adolescente) le costó 25 años conseguir el Goya. Todavía estoy a tiempo…y mira que de dramática tengo poquísimo.



martes, 14 de febrero de 2012

A veces he tenido la tentación de colgar mi nómina en el  puesto de trabajo para que de esa manera,  si  el resto de mis compañeros  ha tenido un mal día,  se eche unas risas y trabaje con otro ánimo. A pesar de la risa que me da cuando recibo el sms del banco que me confirma que ya la tengo ingresada y veo el importe, todo el mundo dice que hay que dar gracias porque por lo menos la tengo. Es más, tan agradecidos tenemos que estar por tener trabajo que a partir de ahora ese va a ser la frase que más escuchemos en las empresas.
JEFE:
“Nos hemos querido reunir contigo para recordarte que deberías darnos las  gracias por tener trabajo y teniendo en cuenta que te estamos haciendo un favor al  mantenerlo, hemos decidido como pobres empresarios que somos, reducirte el sueldo por razones administrativas, económicas, organizativas, o de producción. Espero estés plenamente de acuerdo con nuestra sabia  decisión puesto que seguirás con trabajo, lo cual es un lujo hoy en día. ¿Qué importancia pueden tener unos euros para ti  en una nómina que  ya de por si  es irrisoria? Sin embargo, piensa en la pobre empresa,  piensa en la de tiempo que llevamos remando a brazo partido para abrir filiales aquí y allá y poder crecer,  en todo lo que hemos sufrido esos últimos días pensando que no podríamos mandar a tomar por culo a todo  el personal antiguo  de la empresa porque nos iba a resultar tan caro como hasta ahora. Pero después,  nos calmamos y  empezamos a leer la letra pequeña y oh lalá!!! Descubrimos que sí se puede hacer!!!  Sólo tenemos que darle la vuelta a la tortilla!!! Ya no tendremos que pagarte 45 días por librarnos de ti. Ahora te decimos,  que por miles de motivos diferentes (la variedad es casi interminable),  ya no podremos contar contigo a no ser que aceptes un salario inferior al que tienes  y un horario de mierda. Imaginamos  lógicamente que no nos dirás  que no  y además nos darás las gracias por darte a elegir  entre cogerlo o ir a la puta calle procedentemente. Pero bueno, si no estás de acuerdo y   tampoco quieres  aceptar los 20 días que generosamente te damos, estás en tu derecho de recurrir  a un  juez y tratar de demostrar que tu despido es improcedente. Pero...¿Por qué me miras así? No me digas que no lo sabías…no te creo… ¿Que no te habías enterado que ahora eres tú el que tiene que demostrar que tu despido no es procedente? Ayyy, pobrecito. Entre lo poco que cobrabas, lo que te vamos a quitar, la indemnización que te vamos a pagar si tienes suerte, no te preocupes que seguro que puedes costear un juicio para demostrar que nuestros infinitos criterios para mandarte a freír churros no existen”

lunes, 13 de febrero de 2012

Ayer murió Whitney Houston e  igual que ella,  cada día,  muchas otras personas,  que no son capaces de ver otra salida  a la vida que les ha tocado vivir,  que morirse. La mayoría mueren a  causa de las drogas pero digo yo  que después de  llevar un tiempo tomándolas a lo tonto,   tendrán algún motivo en especial  para llegar un día y decir: “hala, hoy  lo voy a tomarlas  en cantidades industriales”. Yo voto por la debilidad,  pero mi opinión no cuenta, que para eso soy prima lejana del hombre de hojalata del Mago de Oz y mi debilidad,  lo más atrevido que me permite  hacer,  es darle mozzarella   a mis  hijas para desayunar. Lo sé, soy débil pero me lo piden con esas caras de “si no piensas salir de la cama por lo menos deja que comamos lo poco que queda  a nuestra altura”.
Si uno  muere antes de tiempo  se convierte en leyenda pero si sigue  vivo,  igual nunca  llega  a ser nadie en la vida  o si alguna vez tuvo la suerte de disfrutar de ser alguien  ya no vuelve a ser ni la mitad de lo que fue o la gente sólo la recuerda como “la pobrecita desgraciada que jodió su vida y que en sus últimos días sólo daba pena”.
¡Qué raros somos! Ahora compraremos  más discos que nunca,  igual que le pasó a Michael Jackson que el pobre,  en sus últimos días  ya no era ni la sombra  de lo que  había sido cuando tenía su propio parque de atracciones. Hasta una semana antes, todos le recordaban como el hombre que sacó a sus hijos colgando por la ventana. Va el tío, se muere y entonces resulta que sus últimas canciones eran la bomba. Definitivamente somos raritos.
Ahora,  hasta el maltratador del  ex marido de Whitney llora sin consuelo  por su muerte. Tiene que ser horrible pensar que ya no podrá volver a darle de leches.
Cuando tenía 18 años lloré muchísimo por la muerte de Freddy Mercury, incluso  más que la última vez que me clavé una esquina del sofá entre los dedos de los pies.  Hoy por hoy ya no lloro por este tipo de noticias. Me da pena… eso no lo niego,  pero sobre todo al preguntarme  cómo se puede ser tan idiota de tenerlo todo y joderla de esa manera. Dios da pan al que no tiene dientes….
Si fuera hija mía le habría dicho hace mucho tiempo: “Como encima te mueras, te doy de hostias a ver si espabilas de una vez que pareces tonta, coño”.

viernes, 10 de febrero de 2012

Odio a los bancos. Algún día me imagino viviendo esa escena de “Pretty Woman” en la que entra en la tienda de Rodeo Drive y dice: “¿Te acuerdas de mí? Pues la cagaste…y no sabes cuánto”.  Si Dios existe,  algún día tendré mi momento.
No sé qué odio más si su manía de tratarte como un mendigo que no tiene donde caerse muerto  o esa actitud de “tengo la sartén por el mango y sólo la  voy a soltar para metértelo por el culo.” En los bancos,  como en muchas  otras empresas,  a los que más odio son las que se esconden, los que nunca dan la cara pero toman decisiones y les mandan a otros que las ejecuten. Esos que cobran un sueldo igual que el resto pero por momentos se comportan como si fueran a heredar la empresa. ¡Pero… “gilipollas” que te va a dar igual cuanto  nabos o el chetes comas…que el día que te tengan que dar por culo van a usar el mismo lubricante que con el resto!  A ver si te crees que el tuyo va a ser de sabores….ahh  no, que ese ya lo has agotado tú practicando sexo oral a diestro y siniestro.
No sé cuánta gente conocéis de esa que te dice: “Pero… ¡Qué miserias eres!” pero luego no pagan nunca una ronda, te piden dinero, te deben dinero, te cobran comisiones de 0,15 hasta por mirar el cajero cuando pasas por la puerta del banco. Y tú, ahí como una idiota, pagando todo,  todos los meses y sin ver nunca un puto número rojo en la cuenta.  Ahhhh…pero eso no es suficiente. Estás en la lista de riesgo.  Hoy todos estamos en esa lista excepto los empleados del departamento de riesgos. Si lo que todavía no me explico es cómo no te reciben con trajes NBQ cuando te ven entrar por la puerta del banco.
Y todo por pedir que me devuelvan MI dinero. Pero, ay guapa,  resulta que cuando firmé la hipoteca también firmé un anexo que decía que tenía que tener 6000 euros de mis ahorros “congelados” hasta que la cancelara…vamos, que me los devolverán dentro de 28 años!!!!!!!!!! Eso sí, me dan intereses todos los años: 20 euros exactamente,  que multiplicados  por 28 años hace un total de 560€. Una fortuna.   
Lo mejor de toda la historia  es que no me devuelven  mis 6000€  porque todavía y mientras tenga hipoteca y coche  soy personal de riesgo. Pero si quiero pedir otro crédito más,  por 12000€,  ese sí me lo dan,  que para eso ya no soy de riesgo porque han comprobado que los pago todos sin problemas.  
¿Dónde estará  el banco dentro de 28 años? ¿Dónde estaré yo? Igual confían en que para entonces sufra de Alzeihmer y se me olvide que el dinero está ahí y no lo pida. Y, la pregunta clave: ¿Dónde estará  el come pollas del departamento de riesgos? Si una vez más se cumplen mis deseos que seguro que sí, estará en la puta calle desde hace años y guardando los céntimos  con los que sobreviva  a duras penas debajo del colchón porque a fin de cuentas  de los bancos no se puede fiar uno.

jueves, 9 de febrero de 2012

Circula entre algunos miembros de mi familia una teoría,  un tanto peculiar,  sobre el origen de la felicidad. “Si no tienes aspiraciones en la vida y vives rayando eternamente el filo de la mediocridad,  no puedes tener muchas frustraciones. Si te conformas con poco, puedes ser muy feliz porque “poco” es muy fácil de conseguir.”
Yo soy más partidaria de la teoría 90/10. En la vida lo que nos pasa sólo cuenta un 10%. El otro 90% depende de nuestra actitud ante lo que nos sucede. Sin embargo, tiendo a rodearme de gente dramática, no de la que hace una drama de todo en la vida, que también, si no de la que debería cruzarse en el camino de Almodovar para rodar la segunda parte de Mujeres al borde un ataque de nervios. A todas estas,  mis hijas, mi madre, mi hermana las quiero…es un sentimiento que viene de serie pero mi novio dice que si me las presentaran ahora mismo como personas  totalmente ajenas a mí, a los 10 minutos sentiría un impulso irrefrenable de abofetearlas gritando al mismo tiempo: “Cálmate, mujer”.
Mi hija...
En lugar de empezar todas las frases con un: “Vale, ya voy”, mi hija Adriana prefiere usar un: “Jopela”, acompañado de un tono de voz que  me taladra el cerebro. Cuando llora, emite un ruido similar al de la sirena de los bomberos, mezclado con el nino nino de las ambulancias, ruido que va in crescendo mientras las lágrimas le llueven a mares por sus mejillas. ¿Por qué? Pues por cosas como éstas…
Yo: “Adriana, en esta línea te has comido una palabra”
Ella: “Ahhhhhhhh, jópela, nino nino nino…ahora tengo que borrar toda la redacción y volver a escribirla con todo el esfuerzo que me ha costado…ahhhhhhh, nino nino nino.” (las letras empiezan a borrarse con las lágrimas)
Yo: “Hija, por Dios, cállate ya. Borra la palabra de antes y de después. Las escribes más pequeñas y metes la otra en el medio.”
Ella: “Ah”. El nino nino cesa de repente y la sirena se queda sin pilas. Ella, tranquila. Yo, de los nervios pensando ya en el reconocimiento médico de la próxima  semana en el que me volverán a decir que estoy sorda.
Mi hermana, artista y cantante en potencia, con las locuras de los artistas y la histería de los músicos. Vamos…un show. Recuerdo ahora una profesora de música de EGB. Nos tenía toda la hora (dividida la clase en dos grupos) cantando: “Nosotros” y el otro grupo respondía: “Vosotros”. Si alguien tenía los huevos de desentonar, le tiraba el pupitre al suelo. Si aquella señora que no cantaba ni debajo de la ducha era así, imaginaros a mi hermana, la fan número 1 de Maria Callas. Yo,  sorda como una tapia y la tía con un oído tan fino capaz de distinguir entre todos los componentes de una orquesta, quien está tocando una octava más alto. Ese súper personaje ayer me dijo una frase que estoy por patentar para alguna campaña de publicidad.
Ella: “Rosa, estoy hablando con…., que es el…… Me está entrando una ansiedad que me muero. Ay, madre. Uff, uff lo que me está diciendo. Me estoy poniendo mala.” Y ahora viene la súper frase: “Te dejo  y te llamó después. No, mejor, te dejo, termino de hablar, vomito dos veces y te vuelvo a llamar."
Y ya por último tendría que hablar de mi madre pero eso ya requiere muchos capítulos. Mejor aún, os remito al blog “Como no ser una drama mamá”. Risas aseguradas de principio a fin.

martes, 7 de febrero de 2012

                Para los que no sabéis lo que es una pista americana, os explicaré que es una práctica un tanto rústica que inventaron los americanos para el entrenamiento de sus soldados. Consiste en arrastrase por la tierra debajo de una alambrada,  llenándose de barro hasta las cejas al tiempo que parecen estar buscando petróleo a ras del suelo. 
Mi ex marido, como militar convencido que es, de los que ya de pequeño recorría el  pasillo de su casa arriba y abajo cuando se enfadaba, metralleta al hombro, es un aficionado a este tipo de prácticas para súper machotes. En su caso,  a falta de alambradas y de prados, el tío lo practica en su propia casa, esa en la que no encontrarías una mota de polvo ni buscando dentro de los cajones de las persianas.
Yo (entrando en su casa): “Tengo hambre. ¿Tienes algo rico de comer?”
Él: “No, que seguro que lo tiras todo por el suelo, que no sabes comer y he estado fregando toda la mañana.”
Yo (cogiendo una tostada de pan integral)

Él (Tumbado en el sofá con todos los nervios del cuerpo a flor de piel) “Cuidado con lo que haces que he fregado el  suelo esta mañana y no hay ni un pelo.”
Yo  (Muerdo el pan y como me temía,  un trocito sale disparado a metro y medio de donde me encuentro. Lo veo salir volando y desgraciadamente, él…también.)
                Se respira la misma tensión que en  los reportajes de Félix  Rodríguez de la Fuente cuando algún depredador acechaba a su presa. Intento moverme sin que lo note pero se me adelanta. Salta del sofá como esos muñecos que salen de una caja impulsados por un resorte de alambre.
Él: “Lo sabía”
Yo: “¿Él qué? No sé a qué te refieres.”
Él: “¡Que no sabes comer, que necesitas una bandeja de 2 por 2 hasta para comerte una miga de pan!”
Yo: “Pero…si no he hecho nada.”
Él: “Ha salido volando un trozo de pan, que lo he visto.  Tiene que estar en algún sitio. (En cero coma segundos se lanza al suelo, cual zapador paracaidista. Para no mancharse con la miga de pan que yo ya he divisado, se apoya sobre las manos y los dedines de los pies como si estuviera haciendo una flexión y, en esa posición tan cómoda, empieza a moverse agachando la cabeza unos centímetros para mirar debajo  del sofá y del radiador).
Yo: “Mira que eres exagerado (Lo digo mientras comienzo a caminar hacia la miga, me sitúo delante para que no la vea, me agacho sutilmente  y la meto en la boca rápidamente.) “Te digo yo que no hay nada. Lo sabré yo…”
Él (levantándose): “Aparecerá cuando menos me lo espere”.

Lo mejor de todo…después de esta particular sesión de pista americana a la Míster Propper, se sacude la ropa como si llevara toda la tarde en la ebanistería con mi novio.

sábado, 4 de febrero de 2012

Promocionar un libro cuando no te conoce nadie es bastante difícil…por no decir, desesperante a veces.  Aunque yo soy como soy y rara vez me hundo en la miseria,  a veces escucho cada cosa…que a más de uno  le hacía comer el bendito libro.
Ayer en un colegio.
Yo (a la encargada del departamento de literatura de primaria): “Hola, escribí un libro blablabla…, me lo publicaron el año pasado, blablabla…, este año se presentó al departamento para que lo pusieran como lectura para los niños de la ESO blablablabla….al final no lo eligieron porque se decantaron por Lope de Vega (me alegro mucho por él… los dos tenemos mucho en común y  como escritores noveles  que somos ambos, necesitamos el apoyo de los colegios) blablabla… Me habían comentado que a veces vienen escritores y hacen alguna actividad con los niños en el horario escolar  blablabla….”
Ella: “Sí, es cierto. A veces hacemos actividades culturales de ese tipo pero este curso ya está cerrado. No podemos organizar nada más.”
Mi pensamiento: “Joder, pues sí que me ha tomado en serio”
Yo: “Vale, pues entonces nada.”
Ella: “La verdad es que yo es que pensaba que venías a hablar de un libro…”.
Mi pensamiento: “La verdad es que  yo  pensaba  que me habías estado escuchando mientras hablaba.  ¿Y a ti te dejan niños a tu cargo?”
Yo: “Gracias. Adiós.”
Hace unas semanas en un instituto.
Él: “Me han dicho que escribiste un libro.”
Yo: “Sí”
Él: “Antes de nada…nos lo regalarás para la biblioteca, ¿verdad?
Mi pensamiento: “Ya empezamos mal…”
Yo: “jajaja”
Él: “Pues… para las fiestas del instituto organizamos alguna actividad cultural y podíamos meterte ahí para que hicieras algo durante  dos horas más o menos. Los honorarios puessssss…”
Mi pensamiento: “Puessssss si no pensáis comprar ni el libro porque quieres que lo regale…puessss”
Él: “Podíamos darte una nota para que lo puedas poner en tu curriculum”
Mi pensamiento: “Rosa, no te rías. Ahora no, joder. Jajajajajaja. A mis casi 40 años poner que hice un taller infantil de dos horas tiene que ser la hostia para encontrar mi próximo trabajo como animadora infantil. Jajajaja. Ay, madre, que no me aguanto. No sí todavía me convertiré en la nueva Gloria Fuertes. Jajajaja.”
Yo: “…..sí, sí….”
Y  ya sin ir a colegios. El otro día
Mi ex marido: “La niña tiene un cumpleaños. Ya compro yo el regalo”.
Yo: “Le puedes comprar mi libro”
Mi ex marido: “No pienso regalar tu libro (con un tono que parecía le había dicho que le regalara ácido). Le voy  a comprar una Monster High”.
Yo: “Pero si son mucho más caras que el libro”
Mi ex marido: “Rosa, sólo a ti se te ocurriría regalar un libro a un niño. Yo odiaba me regalaran libros. ¿Qué tipo de regalo es ese?”
Yo: “Todavía a día de hoy me pregunto cómo tardamos 7 años en separarnos”
Aunque este tipo de situaciones me exasperan un poco, que no me desesperan, daré las gracias a todos los que lo han comprado y lo han regalado, en especial  a mi hermana que es la primera en promocionar al libro y mí en particular, su novia, una genio del marketing, a mi novio que se pasa el día arreándome para que haga algo de provecho en la vida y también en especial a mi amiga H. que  ha convertido mi libro  en el único regalo existente en el mercado desde que se publicó y va convenciendo a los demás para que sigan su ejemplo. Si me gustaran las chicas, no dudes llegaríamos  a las bodas de plata.

jueves, 2 de febrero de 2012

Mi abuela era de esas mujeres que venía a casa y lo notabas. Abrías la puerta al volver del colegio y allí estaban, delante de ti, unas bayetas que ella misma había cosido aprovechando  cualquier  jersey de mi padre al que le hubieran salido bolas. No te había dado tiempo a subir en ellas y ya la oía gritar: “Usa las bayetas que he estado sacando brillo al suelo toda la mañana”. En realidad no sé para qué gritaba si en un segundo ya habías recorrido 10 metros del tirón  y  te habías plantado en el salón. Si el dueño del Carrefour hubiera probado tan sólo una vez las bayetas de mi abuela, ya no existirían  los empleados esos que van en patines. Irían todos en las bayetas de mi abuela y habrían duplicado su productividad.
Mi abuela era “lo más” y yo creo que como la adoraba, Dios me quiso premiar  años más tarde  dándome la oportunidad de que se reencarnara…con un pequeño fallo en la ejecución. Mi abuela era una mujer que no daba un ruido jamás  y su reencarnación, o sea mi ex marido, un toca pelotas de mucho cuidado.
Después de Navidad llegó un día y me dijo: “Que no te moleste, eh! pero… ¿Te importaría que a partir de ahora le lavara yo la ropa a la niña? Es que tú con dos o tres lavados la estropeas toda. Yo creo que es porque no la pones a remojo (he ahí la primera señal de que mi abuela había retornado. No  oía  esa palabra desde que se la escuché a ella refiriéndose a las lentejas). Y siguió: “Es que he comprado ya 5 productos de limpieza para que le salgan esos lamparones (¡¡¡ole mi abuelita!!!) y no hay manera de sacarlos por mucho que la  restriegue” (¡¡¡Vamos allá…otra vez!!!)
Mi cara tenía que ser todo un poema pero mantuve la compostura y respondí fríamente: “¿Sólo quieres llevarte la de ella?”
Después de mantener esa amena conversación con  la reencarnación de mi abuela Iluminada, llegó el iluminado de mi novio y esta fue la conversación:
Yo: “Amor, chuchi, corazón…”
Él: ¿Qué quieres de mí? Si es sexo ok, si no, estoy agotado. Echa la solicitud mañana.”
Yo: “No, cariño si es una tontería de nada”.
Él: “Uy  madre, yo me siento”
Yo: “A partir de ahora si por casualidad pusieras una lavadora, acuérdate de separar la ropa de Adriana y la metes en una bolsa”
Él: “Como…¿Por qué?”
Yo: “Es que ha dicho su padre que prefiere lavarle él la ropa. Total… ¿Qué más nos da?”
Él: “Me estás vacilando, ¿Verdad? Esto es de esas cosas de cámara oculta…fijo”
Yo: “Pues….no”
Él: (su cara era indescriptible. Ya siento no poder encontrar los adjetivos para que os hagáis  a la idea)
Yo: “Joderrrrr….Pero si tú nunca pones la lavadora, ya me dirás tú a mí en que te viene y en qué te  va la historia”
Él: “No,  si encima le darás la vuelta a la tortilla para meterte conmigo en lugar de decirle a él cuatro cosas. Pues a partir de ahora, ¿Sabes lo que te digo? Pues que  las pienso poner yo todas y pienso juntar la ropa blanca con la de color y con la del trabajo. Hala…todo lleno de serrín a ver qué tiene que decir a eso Mister Propper.”

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