Me engancho a casi todas las series de la tele. No es una “enfermedad”  de ahora. La arrastro  desde  hace 15 años cuando no me  perdía ningún capítulo de Médico de familia. ¡Qué valor! Diré a mi favor que lo hacía con la esperanza de ser la  primera telespectadora   capaz de  elaborar un ranking en el que el número 10 lo ocupara el peor actor/actriz de todos los que participaban y el número uno  otro/a todavía menos creíble. Dificilísimo, por no decir imposible.  Casi tanto como tolerar el último capítulo con la agónica muerte de Marcial a tiempo real. ¡Tuvo oportunidad  de despedirse de todo el elenco de la serie… que casualmente pasaban por el lugar del accidente!  Lo  más “fuerte” que se vio en las 5 temporadas fue  un roce de labios entre Nacho Martín y su cuñada Alicia Soler. Vamos…ni  Lucia Lapiedra habría podido  poner más cachonda a  toda la audiencia.  Después llegaron otras series de ficción  en las que ya dejaban ver  algo más. En Los Serrano  las hijas de  Lucia y los hijos de Diego grababan la mitad de las escenas saliendo del baño con la toalla atada a la cintura. No es de extrañar que aunque todo era muy inocente,  al final terminaran los tres machos alfa  con las tres féminas de la serie.  Real como la vida misma. Lo más criticable fue, sin duda,  el final. Todavía no me he recuperado. Tardé una semana en entender realmente lo que había pasado y aún así, cuando por fin lo asimilé, exclamé un espontáneo: “Anda ya…”.
Hace unos meses  acabó El Internado. El argumento un poco enrevesado,  pero enganchaba. No terminaba un capítulo y ya querías saber lo que iba a pasar en el siguiente.  De todos modos,  exigía mucha concentración,  sobre todo si tenemos en cuenta que la mitad de los capítulos estaban grabados en los baños,  donde ya no llevaban ni la toalla a la cintura. Un orfanato con aspecto de no albergar más de 15 grados. Ellas siempre ataviadas con picardías y ellos, todo el día haciendo flexiones en ropa interior. Si los productores  lo encontraban necesario…no soy yo quien para criticarles ni llevarles la contraria.  Y ahora, un paso más allá. Llega El  barco y hasta en un congelador, los guionistas encuentran coherente dejar a los protagonistas en cueros para entrar en calor. ¿Los actores o los que lo vemos? No lo tengo muy claro. Si sumamos los baños unisex, el que andan todo el día en bañador  y que son los únicos supervivientes de la tierra, ¿Qué no veremos hasta que consigan reproducirse y repoblar el mundo?