Me gustan las mujeres. No en el sentido genérico, en el que nosotras les gustamos a los hombres (tetas y chichi). A mí me encanta  todo  lo  demás.  Mi novio dice que en realidad,  si no fuera porque me va  “el tema”,  tenía que haber sido lesbiana. Yo no iría tan lejos  pero  sí es cierto que  veo muchos  pros y muy pocos contras en el  género femenino.

Tuve unos  padres machistas. Los dos,  no sabría decir cual más. Y no hay nada peor que una mujer machista,  de las que dividen las tareas y las aspiraciones que puedas tener,  en función del sexo que tengas. Cuando creces sólo pueden pasar dos cosas, que la imites porque te convenció de que la vida era así de frustrante o que optes por ser radicalmente todo lo contrario. Es decir, mi caso. Eso se traduce en: limitaciones cero.  No soy de las que piensa que los hombres y las mujeres somos iguales. Ni mucho menos. Somos muy diferentes.  Tengo claro que no somos inferiores  ni peores…más bien  lo contrario.  No tenemos la misma fuerza física. De acuerdo. Y, ¿Para qué querríamos tenerla? ¿Es útil realmente? Nosotras tenemos la fuerza mental. Esa sí es práctica,  y con ella paliamos la debilidad de otros músculos. No entiendo muy bien para qué iba yo a levantar un elefante si tengo la capacidad de liar a un  hombre para  que lo haga y encima se sienta  bien presumiendo de macho man.

Escucho normalmente frases como: “Es mucho más fácil trabajar con hombres que con mujeres”. Eso es como decir que prefieres a Pep antes que a Mou. Y a mí, sinceramente,  dame a Mou y quítame de mi vista al “noble, bueno, humilde, tranquilo….”. Me gusta la gente a la que veo venir. Algunos/as dicen en tono despectivo  que somos histéricas. ¿Histéricas?  Una mujer puede “dar mucho pol culo”. En cambio un hombre es tranquilo, colega, no da un puto ruido en el trabajo…hasta que lo da. Y cuando lo hace, no sabes ni por donde te viene porque hasta ese momento no te ha ido dejando ninguna pista.

Cuando oigo decir a un hombre: “Las mujeres son   retorcidas, problemáticas, complicadas….” me ofende profundamente  pero cuando se lo escucho a una mujer,  la abofetearía. O cuando alguna dice: “Mis mejores amigos son hombres…es que  las mujeres somos muy malas”. Pero…si somos la hostia. ¿Cómo has podido llegar a esa conclusión? Ocurre lo mismo cuando alguien dice: “Prefiero tener niños a niñas. Las niñas son repipis y los niños son tan buenos y nobles…” Vuelta la burra al trigo con la nobleza. Los niños saltan, corren, son brutos como arados. Mis hijas son divertidas, irónicas, entretenidas y desde pequeñitas ya saben que son lo más. Eso sí…las veo venir de largo y eso me gusta.

Aquí va un pequeño ejemplo de lo que ellos calificarían como retorcida pero nada más lejos de la realidad.

Esta mañana. Medio dormida. Abrazo a mi novio.

Mi mente: “Ummmm. Pero si no lleva ropa…es mi momento. Joderrr… ya empezó la Fórmula Uno. Si  le digo se jodió el tema.”


Mi novio: “Ummmm. Queremos temita, eh?”

Mi mente: “Se lo digo o no se lo digo. ¿Hamilton o un gustico a primera hora? Ay… ¡Qué difícil! Jajajaja. Eso último es broma.”

Yo: “Sí. ¿En qué lo has notado?”

(Aquí vendría el ruido de fuegos artificiales)

Resuelto el tema, más feliz que una perdiz, alargo la mano hacia la mesita, cojo el mando a distancia, y se lo pongo encima.

Yo: “Toma. Todavía te da tiempo a ver las últimas vueltas de la Fórmula Uno”.

Él: “Hija puta, mal parida.”

Nosotras somos así…mola, eh?