Pero, digo yo, Rosa, ¿Qué necesidad tienes tú de salir de tu acogedor centro de trabajo para ir a tomar café?
En Onzonilla´s City la gente aparca en el praó y tan sólo un par de horas más tarde ya están de nuevo subidos en sus coches para ir a tomar café. No es mi caso. Rara vez salgo. Lo más atrevido que yo hago es tomar un café irlandés sin azúcar de la máquina. Supongo que si las máquinas expendedoras sirvieran Mahous fresquitas sería otro cantar. (A ver cuando lo propone el comité). ¿Por qué sale a pasear el resto? Supongo que algunos tratando de escapar; Otros, buscando intimidad…un susurro portador de un cotilleo interesante se convierte en un secreto publicado a los 4 vientos en sólo unos minutos. Evadirse debería ser tan fácil como sacar tu coche del praó, ¿No? Pues no. Sencillo para los demás. Para mí hasta lo más tonto tiene consecuencias. No tengo que coger el coche porque me llevan y me traen de vuelta. Entonces, ¿Cómo lo hago para que en esos 20 minutos me de tiempo a perder las llaves? Pero… ¡¡¡Si ni siquiera llevaba el coche…ni el bolso!!! Pues seguramente por eso, por culpa de los tíos chulitos que no se suben al coche de una tía por miedo a ver si va a meter el coche en una zanja de camino a la cafetería que está a 300 metros.
Y si ya saben que soy un poco “lerda”…que lo respeto (A estas alturas del blog, no se puede tapar el sol con un dedín) ¿Por qué ninguno me dijo: “Anda guapinina, dame las llaves que las vas a perder”?
Lo peor es que no me doy cuenta que las he perdido hasta las 4 de la tarde cuando voy a marchar a la carrera. Media hora más tarde las encuentro, llego tarde a dar clase y cuando salgo una hora después, mientras cae el diluvio universal, me doy cuenta que no subí las ventanillas antes de entrar. Interesante. Nunca había conducido una piragua. Y… ¿Cómo echo la culpa de esto también a los chulitos? No… si al final va a resultar que la culpa la tengo yo.