Nada que envidiar  a las chicas de Sexo en Nueva York. El escenario diferente. Cambiamos el Pastis en la nóvena Avenida  por el Cenador Rua Nova.  El estilismo nada que ver. No es necesario vestirse como una artista de circo (payaso a veces, trapecista otras), al estilo Carrie Bradshaw para que la gente crea que tienes clase. Me gustaría más que  nos compararan con las Chicas de Oro multiplicadas por dos más una (después de muchas deserciones 9 fuimos fieles al gran día)  y con 30 años menos. Ingeniosas, guapas, con un no sé qué…que qué se yo…
Si repasara sólo el aspecto físico de cada una, me vendría a la mente el tango de Carlos Gardel: “Sentir…que es un soplo la vida, que veinte años no es nada…”. Sin embargo,  si tuviera que resumir lo vivido por todas y cada una en los últimos 20 años pensaría más en “Abrazar la vida” de Luis Fonsi. Divorciadas, separadas, felizmente casadas, eternamente ennoviadas, y solteras sin compromiso. Felices, tranquilas, con trabajo, sin él, con preocupaciones, sin ellas, con locura, relajadas, con aspiraciones, sin ellas, con hijos y sin ellos. Evidentemente la vida no  trató a todas por igual en este tiempo pero ese día todas compartimos la misma alegría. Fuimos indescriptiblemente felices recordando las excursiones del colegio, sus experiencias en el internado (poco en común  con el de la Laguna  Negra salvo por Primitiva Tejedor, una monja más fea que las extrañas  criaturas del bosque. Con ese nombre ¿Qué puedes esperar?), las primeras borracheras de la adolescencia (gominolas mojadas en Vodka. ¿Cuánto confiarían en nosotras aquellas monjas que siempre buscaban hoteles en lo alto de un monte? ).  Los primeros rollos…Recuerdos imborrables.
Después de 4 horas de una divertida comida regada con vino y champán, seguimos nuestra reunión privada en el “Rincón del Valle”, lugar del que, siempre que entro, me tienen que echar. Cuando lo estás pasando bien las copas se acaban sin querer.
¡Ya tenemos próxima cita! Decidimos por unanimidad  que después de 20 años sin vernos, uno sería un tiempo interminable para repetir. Mi hermano en su bar ya tiene lista de espera para ese día. Es lo que sucede cuando se corre el rumor de que se celebran fiestas privadas con chicas. Con chicas guapas, estupendas, y con muchas cosas que contar…
            Piensa en esa canción que cada vez que escuchas te hace sacar tu mejor sonrisa, ésa que consigue que empieces a saltar o a botar en el coche con el primer compás. Esa sensación es la que yo tuve ese día y cada vez que lo recuerdo desde entonces. ¡Y en enero más!